Arqueo Aegyptos

La Gran Morada

Las Cartas De Amen-Hotep III

Con la llegada del Imperio Nuevo, llega el faraón Thutmosis III. El nuevo rey extiende sus ojos sobre el horizonte del cielo, y crea un imperio como jamás antes se había visto. Era la Dinastía de los faraones guerreros. Las victorias de Thutmosis se sucedían sin cesar, y los avisos sangrientos amenazaban claramente para quien osara cuestionar la autoridad del faraón. Tras el reinado del Gran Thutmosis, Egipto era nuevamente respetado, y lo que es más importante, era libre.

Amen-Hotep III llega al trono en un momento en el que Egipto todavía tenía sus espadas cubiertas de sangre. Pero ahora, el nuevo rey decide que ya está bien de tanta violencia. Ha llegado la hora de la paz. Amen-Hotep fue un rey muy poderoso y rico. Su imperio comenzaba allí donde nace el sol, y terminaba más allá de los límites del cielo. El rey debía perpetuar el imperio que le había sido legado, y quería mantener las riquezas de las Dos Tierras con el objetivo futuro de ampliarlas más si cabía. Y lo consiguió. Creó un comercio rico a través del Mar Rojo, y no existió nada en la tierra que Amen-Hotep desease, y  no pudiese acariciar con la palma de su mano. Sin embargo, el mundo estaba cambiando.

Más allá de las fronteras de Egipto, Babilonia, Asira y Mitanni emergían como grandes potencias. Y Amen-Hotep vio el peligro si decidían aliarse entre ellas. El nuevo faraón tenía que inventárselas para  hacer que la paz prevaleciese, y lo consiguió. Pero para este logro, contó con la ayuda de su gran esposa real, Tiy.

En el año 1887, una campesina buscaba ladrillos de barro viejos, para utilizarlos como fertilizantes. Lo que encontró, fueron un gran número de tablillas de arcilla con unos extraños dibujos. Era como si las patas de unos pájaros se hubiesen posado mientras el barro aún estaba fresco, y luego al alzar el vuelo, sus huellas se hubiesen impreso en las tablillas. La mujer no le dio importancia a lo que acababa de encontrar en las cercanías de Amarna, La Ciudad del Horizonte de Atón, por lo que se deshizo de un gran número de ellas, y el resto las vendió a un vecino por diez piastras egipcias. Afortunadamente, este hombre las vendió por segunda vez, pero ahora lo hizo en un mercado de antigüedades, lo que propició su salvación, y solo dios sabe lo que se ha perdido debido al desconocimiento de aquella mujer campesina que se había topado, sin querer, con el archivo diplomático del rey Amen-Hotep III y de su hijo Amen-Hotep IV. Estamos ante el descubrimiento más importante del ámbito político de Egipto, pues estas cartas han arrojado luz sobre muchos puntos oscuros de como se realizaron las gestiones políticas en el Antiguo Egipto.

Se trataba de una escritura minúscula, pero que contenía tanta información codificada, como la que podía albergar los muros del gran Santuario de Amón en Karnak. Era la clave del éxito de Amen-Hotep, desvelaba de que forma tan inteligente había hecho que los reyes de los países que estaban evolucionando peligrosamente, se echaran a sus pies clamando continuamente. Así, en plena época de una gran analfabetización, Amen-Hotep III es aclamado como el "Rey de reyes" y comienza a cartearse con sus rivales. De todo Egipto, parten mensajeros hacia las cortes extranjeras, que veían en el país de las Dos Tierras como el país más rico y poderoso de todo el mundo. Era como ver correr, casi continuamente, a los competidores que ensayan la carrera más larga del mundo. Así pues, dado que Amen-Hotep tiene mucho oro, decide otorgar regalos de oro a sus futuros aliados, pero se asegura de que siempre queden pidiendo más. De esta forma, Babilonia, Asiria, Mitanni, Alashilla, Arzawa, y el país del Hati se entregan en un frenético envío de correspondencia. Amen-Hotep consigue que los otros soberanos lo traten como "mi hermano". Y se inicia una intensa relación comercial con Babilonia, intercambia regalos con los asirios, y para sellar una alianza, le pide al rey Kadashman Enlin una de sus hijas para desposarla. La propia  Tiy se encarga de los preparativos de la boda. En las negociaciones, el rey de Babilonia pide al faraón una de sus hijas, para también desposarla, y Amen-Hotep se niega severamente diciendo: 

"Nebmaatre, rey de Egipto, desea que su hermano el rey Kadashman Enlin se encuentre bien, que sus tierras, su esposa, sus hijos, sus carros y sus caballos gocen de buena salud. Mi hermano me ha pedido a una de mis hijas como esposa, pero nunca se le ha dado a cualquiera una hija de Egipto como esposa, aunque en mi corazón sigas siendo mi hermano".

Así de fuerte fue la decisión de Amen-Hotep, que se negó rotundamente a enviarle como esposa a ninguna de sus hijas. Pero el rey insistió: 

"Kadashman Enlil, rey de Babilonia, a Amen-Hotep rey de Egipto... ¿cómo es posible que, escribiéndote para pedir la mano de tu hija, oh, mi hermano, tú me hayas escrito utilizando ese lenguaje, diciéndome que no me la darás puesto que desde el nacimiento de Egipto, nunca ha sido dada una hija del rey...? 

Era una queja inútil. Amen-Hotep sabía que por sí sola, Babilonia no representaba peligro alguno, puesto que su poder militar era irrisorio en comparación con el ejército egipcio. El embajador que Kadshman había enviado, partió de Egipto temeroso de las posibles represalias que su rey pudiese tomar en su contra. Y meses más tarde, escribió: 

"El rey Kadashman Enlil de Babilonia, a su hermano Nebmaatre de Egipto... te has negado a enviarme una de tus hijas, pero sin embargo, mi corazón te reconoce como mi hermano. Envíame a una bella mujer como si fuese tu propia hija, pues ¿quién se atreverá a decir cuando la vea, que no es la propia hija del rey de Egipto? Ahora tú, guardando tus principios de no enviar a una de tus hijas, no me has enviado ninguna esposa. ¿Acaso mi hermano no buscaba una relación fraternal y de amistad? Cuando tu me sugeriste en tu carta una unión, para así estar más cerca el uno de el otro, ¿por qué mi hermano no me envía una esposa?¿Es posible para tí no enviarme una esposa y que yo no pueda rechazar el enviártela a ti? Tengo hijas, pero yo no te rechazaré. En cuanto al oro del que te escribí, envíame rápidamente durante este verano... antes de que tu mensajero me alcance, oro en abundancia, tanto como te sea posible. Podría así culminar la tarea que he emprendido. Si tú me envías este verano el oro que te he pedido, te daré a mi hija como esposa. Si tú no me envías el oro...así que yo pueda alcanzar la tarea que he emprendido, porque tú me enviaste el anterior. Incluso, si me enviaras 3000 talentos de oro no los aceptaría, los devolvería y no te daré a mi hija en unión"  

Amen-Hotep se negó nuevamente, el cual envió a su amigo el oro prometido, pero no la "hija de Egipto".  El rey de Babilonia se doblegó finalmente, y aceptó las condiciones que el soberano del mayor imperio del mundo le había fijado. Amen-Hotep era un rey muy inteligente. Sabía lo que su rival pensaba, y siempre se hallaba un escalón más alto que los demás reyes.

El rey de Alashilla, Chipre, tiene unos ligeros problemas internos, y acude al faraón para pedir su ayuda, en plata:

"Hablo al rey de Egipto, mi hermano. Esto es lo que dice el rey de Alashilla, su hermano:

Todo va bien para mi. Mi hogar, mi esposa, mis hijos, mis consejeros, mis caballos, mis carros y mis territorios están bien. Y con mi hermano, estarán bien. Que tu hogar, tu esposa, tus hijos, tus consejeros, tus caballos, tus carros y tus territorios estén bien.

Mi hermano, el mensajero que he enviado con tu mensajero a Egipto lleva 500 talentos de cobre( 1) que yo te envío como presente(2). Que no le parezca a mi hermano un mal trato por la cantidad tan pequeña de cobre que  le envío, pero la mano de Nergal (3), mi dios, ha aniquilado a los hombres de mi tierra, y no hay en las minas de cobre ni uno solo de ellos. Por lo tanto, tú que eres mi hermano, debes enviarme plata (4) en gran cantidad. Dame la mejor plata de tus arcas y yo te enviaré todo lo que me pidas. Además, hermano mío, del aceite dulce que me envías, deberás enviarme dos envases, y también a un mago que lea los presagios en las águilas (5). Además, mi hermano, las gentes de mi tierra hablan sobre las maderas nobles que te envío. Ahora pues, debes pagarme. Además, un hombre de Alashilla murió en Egipto, y sus pertenencias están ahora en tus dominios. Sin embargo, su hijo y esposa se hallan en Alashilla, deberás entregárselas a mi mensajero"

El reino de Mitanni se hallaba convulsionado por aquel entonces. Las guerras internas se arrastraban desde hacía tiempo, y en ocasiones, las luchas por el trono eran sangrientas. En aquellos días, reinaba en Mitanni Dusratta, el cual también mantuvo correspondencia con Amen-Hotep, para pedirle favores e intercambiar presentes:

"Nebmaatre, rey de Egipto, mi hermano. Así habla Dusratta, el rey del país de Mitanni, tu hermano. Todo está bien para mi, así como deseo que todo esté bien para tí, con Kelu-heba (6), mi hermana, que todo esté bien con vosotros; con tu hogar, con tus esposas, con tus hijos, con tus cortesanos, tus guerreros, tus caballos, tus carros y que todo en tu tierra se encuentre bien.

Cuando yo me senté en el trono de mi padre (7) todavía era joven ... y él mató a su señor. Por lo tanto, él no me ha tratado bien a mí, ni a quien era mi amigo. Yo, sin embargo, debido a esas desgracias que eran perpetradas en mi país, no hice retraso alguno, pero los asesinos de Artasshumara, mi hermano, junto con los que lo rodeaban, perecieron en mis manos. Tú ya eras amigo de mi padre, y por esta razón te envío esta carta, para que  mi hermano pueda oír este hecho y se regocije. Mi padre te amaba, y debido a ese amor, te concedió la mano de mi hermana. ¿Y quien otro, sino tú, estuvo al lado de mi padre? El año próximo, mi hermano... de la tierra del Hatti. Mientras que mi enemigo vino a mi tierra, Teshub el dios de la tormenta, lo trajo hasta mi, y yo lo destruí. Y ni uno de ellos volvió a su tierra. Como regalo envío a mi hermano cinco carros y cinco caballos equipados; como regalo a mi hermana, collares de oro, pendientes de oro, un ídolo de oro y una jarra de aceite dulce. Mi funcionario, junto con Tunip-ibri viaja a Egipto. Tal vez mi hermano los envíe de regreso rápidamente, para que así me traigan el saludo y la alegría de mi hermano. Tal vez halla encontrado la amistad con mi hermano, que enviará a sus mensajeros de modo que puedan traer el saludo de mi hermano, y yo pueda recibirlo".

Con el tiempo, las relaciones entre Mitanni y Egipto evolucionaron, llegando a ser fraternales. Sin embargo, Dusratta siempre pedía mucho más de lo que Amen-Hotep podía darle, a pesar de que el rey de Mitanni había entregado al faraón una de sus hijas como esposa. En una ocasión, parece ser que la diosa Isthar viajó a Egipto para visitar a Tahu-hepa, y con motivo de ese viaje, envió una carta al soberano de las Dos Tierras:

"A Nebmaatre, rey de Egipto, mi hermano que me ama:

Así habla Dusratta, rey de Mitanni, que le ama, el padre de su esposa. Para mi todo está bien. Tal vez todo esté bien para tí, tu casa, Tadu-hepa mi hija, tu esposa a la que amas. Que todo esté bien para tus esposas, tus hijos, tus consejeros, tus carros, tus caballos y tus soldados, y que todo en tu país y todo lo que te pertenece esté bien, muy bien.

Así habla Shauskha (8), Señora de todas las Tierras: Deseo ir a Egipto, una tierra de amor, y después regresar.

Ahora envío esta carta a mi hermano, y entonces ella estará en la forma..., en los tiempos de mi padre ella estaba en el país, y apenas como en otras ocasiones, ella permanecía allí y fue honrada. Tal vez mi hermano la honra diez veces más que en otro tiempo. Mi hermano honra  y deja su licencia, que a ella le satisface, así que puede regresar. Shauska, Señora de los cielos, nos protege a mi y  a mi hermano, cien mil años, y pueda nuestra reina concedernos una gran alegría y podamos tratarnos como amigos. ¿Es porque Shauska es solo mi amante? ¿Ella es, tal vez, la amante de mi hermano?"

Los hititas se han alzado en armas. Subbiluiluma, el rey hitita, es un hombre ambicioso y amante de la guerra. A toda costa quiere cortar los lazos de conexión entre Egipto y Asia. Su primer paso es atacar Mitanni. Pero Amen-Hotep se lanza como un halcón y los hititas son repelidos. Subbiluiluma comprende entonces que es muy inferior a su homónimo Amen-Hotep, e intenta formar una coalición con algunos pequeños protectorados egipcios, y así poder invadir las tierras de Kadashman Enlil. Sin embargo, Amen-Hotep mantiene su postura, confía en los hombres que rigen los protectorados.  Pero era una confianza disimulada, puesto que los puestos de vigilancia se extendían a lo largo de todas las rutas comerciales, las bocas del Nilo estaban vigiladas por el ejército, y las fortalezas que cerraban las fronteras con Asia estaban en continua alerta. Finalmente, la paz llega al Hati, momentáneamente.

Los protectorados egipcios gozan de buena salud bajo el reinado de Amen-Hotep. Las zonas más conflictivas se mantienen en paz. Incluso Gaza, la ciudad canaena cercana a Asqelón, se confraternizaba con el señor de las Dos Tierras. Las relaciones eran fluidas, y Amen-Hotep aprovechó este hecho para disfrutar de uno de sus privilegios, las mujeres, y escribió una carta al príncipe de Gaza, junto con una serie de obsequios, para que éste le proporcionase hermosas mujeres:

"A Milkilu, príncipe de Gaza: Así habla el rey. Te envío esta tableta para decirte que te he enviado una comisión  con mercancía para que me envíes hermosas concubinas, es decir, tejedores, plata, oro, turquesas, todas las clases de piedras preciosas, sillas de ébano dignas de 160 deben (9). En total son cuarenta concubinas, lo que vale cada concubina son cuarenta piezas de plata (10). Por lo tanto, envíame las concubinas hermosas. Y el rey, tu señor, te dirá: Esto es bueno, para tí se ha decretado la vida.

Has de saber que el rey, tu señor, está bien como lo está el dios Sol. Mis tropas, mis carros y mis caballos están bien. El dios Amón(11) ha colocado al Alto País, al Bajo País, al sol que se alza y al sol que se oculta bajo los pies del rey".

Amen-Hotep III ha conseguido mantener su imperio, y ha hecho una coalición con los reyes vecinos. Tras su muerte, no solo llora el pueblo egipcio, sino todo el Antiguo Mundo de Oriente. Las cartas de consuelo llegan hasta Tiy, la cual asiste, orgullosa, a un homenaje sin precedentes ante la muerte de un faraón. Y, entre otras cosas, le dicen:

"Cuando me enteré de la muerte de Amen-Hotep, mi hermano, la tristeza me invadió. Lloré sentado y mi cuerpo permaneció junto al suyo. No comí ni bebí. Me lamenté diciendo, si fuera yo el que yaciese muerto, ó diez mil en mi tierra, si a cambio mi hermano Nebmaatre al que amo, y él me ama, estuviese vivo como lo están el cielo y la tierra..."

Durante los primeros años del reinado de Amen-Hotep IV, el uso de la diplomacia no varía demasiado. Amen-Hotep IV había crecido en un ambiente de paz, donde la palabra sustituía a las armas, pero no era fácil prevalecer ese estatus. Sobre el doceavo año de su reinado, el imperio que Thutmosis III había forjado, y que Amen-Hotep III había enriquecido como nunca había sido, ni lo sería jamás, se disgregaba ante los ojos del que ante el mundo era Ajenatón. Las cartas de este período narran ceremonias grandiosas entre los distintos embajadores, pero el poder de Ajenatón no existe. El faraón sigue hablando de "mis posesiones", y sin embargo, las alianzas se suceden a sus espaldas, para tratar de debilitar al imperio egipcio. Ajenatón no hace caso de las cartas que le envía el príncipe de Biblos, el cual paga con la vida su lealtad con el Señor de las Dos Tierras. Ribaddi, el rey de Biblos, había pedido ayuda para repeler los ataques hititas, pero no pudo huir de la muerte. Los puertos fenicios ya no tratan con los comerciantes egipcios, Mitanni es borrado del mapa por culpa de una alianza entre los asirios y los hititas. Palestina es invadida, y Jerusalem y  Meggidó son ocupadas por los beduinos. Asia ya no pertenece a Egipto, y con la muerte de Amen-Hotep IV, los sueños y la inteligencia de Amen-Hotep III quedarán para siempre escritas en letras de oro en la genealogía del Antiguo Egipto.

 

 Notas:

1-Un talento pesaba cerca de 25 kilogramos. Si los 500 hacen referencia a los lingotes utilizados durante la última edad  de bronce, el transporte habría ascendido a cerca de 12.5 toneladas de cobre.-Volver

2-Estos reyes que se llamaban "Hermanos" solían intercambiar regalos entre ellos. A menudo, solían ir acompañadas por peticiones ó quejas. -Volver

3-Nergal era el dios sol de Mesopotamia. Era el dios del Más Allá, y a él se le atribuían las consecuencias de las pestes y la guerra. Así mismo, también era la divinidad de la salud y la fertilidad en las mujeres. -Volver

4-Las minas de plata de Egipto no podían abastecer demasiados pedidos, sin embargo, solían enviarse piezas adjuntas en los cargamentos de oro. -Volver

5-Los magos del Antiguo Egipto eran muy respetados y conocidos en todo el Levante. Según se decía en estas tierras, a este mundo habían venido diez medidas de magia. Nueve de ellas se habían quedado en Egipto, y el resto de la Tierra tan solo poseía una medida de magia. -Volver

6-El rey Shutarna de Mitanni, reino huriano que es hoy Siria del Norte, casó a su hija Kelu-heba con Amen-Hotep III. Luego, Dusratta, entregó a su hija Tadu-heba al monarca egipcio. Tras la muerte de Amen-Hotep, Tadu-heba se desposó con Ajenatón. -Volver

7-Tras la muerte de Shutarna II, su hijo mayor Artassumara era el elegido al trono de Mitanni, pero fue asesinado y Dusratta se convirtió en rey. -Volver

8-Shauskha era la diosa Isthar. -Volver

9- El deben fue una pieza de cobre que pesa 90 gr., pero que no es dinero, el trueque sigue siendo la norma. Si un objeto vale tantos deben, se cambia por otro cuyo valor en deben sea equivalente. -Volver

10-Cuarenta kilos de plata, es decir cuatro deben. -Volver

11-Parece ser que en los momentos en los que se redacta esta carta, Amen-Hotep todavía no se había pronunciado en demasía contra los sacerdotes de Amón. Más tarde, repartiría los poderes entre Tebas, Heliópolis y Menfis. -Volver

 

© 2005, Amenofhis III (Luis Gonzalez Gonzalez) amenofhis_29@hotmail.com