Arqueo Aegyptos Grandes Nombres Del Antiguo Egipto William Matthew Flinders Petrie El Padre De La Arqueología |
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Texto por Amenofhis III |
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William Matthew Flinders Petrie nace en Charlton, una pequeña localidad inglesa, el 3 de junio de 1853. Sus padres, William Petrie y Anne Flinders, pertenecían a la clase acomodada del lugar. El abuelo de William ya había sido un aventurero de gran fama tras haber realizado una exploración en la desconocida Australia durante el siglo XVIII. Desde su más tierna infancia, William adquiere el cariño por la historia, gracias a la labor de su madre en enseñarle idiomas, y a la extensísima biblioteca que su padre poseía. El hecho de que el pequeño William tuviese una salud precaria provocó que su educación se tuviese que impartir en su casa, a base de profesores privados. Sin embargo, esto no no supuso problema alguno, y con quince años, pone los pies en las salas del Museo Británico de Londres. El amor que surgió entre William Flinders Petrie y toda la herencia faraónica que albergaba el museo fue instantáneo. Sus visitas eran continuas, lo que lo llevó a ser un detallista y tener un gran conocimiento. Sin embargo, Petrie, animado por su padre, decidió cursar unos estudios de metrología. Así llega 1880, y Flinders Petrie llega a Egipto. Bajo su brazo, un equipo científico de última generación. Su misión, llevar a cabo para la Fundación para la Exploración de Egipto una labor de mediciones en la meseta de Gizeh. Con veintisiete años, Petrie se instala en unos antiguos sepulcros, para evitar perder el tiempo en el traslado desde El Cairo hasta Gizeh. Tras derribar los tabiques de los tres sepulcros, consigue una confortable morada que será su centro de trabajo. El trabajo que se prometía corto, se prolongó durante treinta meses. Petrie había realizado el primer estudio metrológico en la meseta de Gizeh. Planos de las pirámides, de sus cámaras interiores, santuarios adyacentes y demás complejos son tratados, por fin, con el respeto y la seriedad que merecen. Saqqara y Abú Roash fueron sus destinos antes de regresar a Inglaterra en 1883 para publicar su obra Pirámides y Templos de Gizeh. Gracias al trabajo realizado en Gizeh, Petrie pudo desmentir una de las teorías del Astrónomo Real de Escocia, Piazzi Smyth, el cual había escrito en un libro cuyo título ya era sugerente: Nuestra Herencia En La Gran Pirámide. En su obra, Smyth realizaba un estudio metrológico de la Gran Pirámide que desembocaba en una increíble conclusión: El mundo anglosajón era el último bastión del pueblo de Israel. El hecho de que la Gran Pirámide fuese una obra de Dios, y que los ingleses tuviesen su origen en el Valle del Nilo, habían atormentado a Petrie desde la tarde que había encontrado el insigne libro en la biblioteca de su padre. El joven William de aquella tarde, conmocionado, se había prometido no descansar hasta conocer la verdad, al precio que fuese. Y lo había logrado. Nada de lo que Smyth decía en su libro era cierto. El trabajo de Petrie en Egipto se prolongó durante sesenta años. En todo este terrible y extenso período de tiempo, William excavó las Dos Tierras, casi desde Alejandría hasta la primera catarata, y gran parte de Palestina. Logró un número de excavaciones y publicaciones que todavía hoy no ha sido superado. Su trabajo se puede resumir en una de sus célebres frases: Yo no me intereso más que en la publicación de mis libros, y en que todos durante decenas de años ó tal vez siglos, sirvan de fuente y referencia indiscutible. Pues todos y cada uno de sus libros, notas, artículos y sus 38 excavaciones en lugares distintos de Egipto, son la fuente de la sabiduría para la generación de egiptólogos no solo del siglo XXI, sino que será como el ciclo del gran dios Ra, eterno e inalterable. Sir William Matthew Flinders Petrie fallece el 28 de junio de 1942, a la edad de 89 años. Tras él, un sin fin de objetos de arte egipcio en las salas de los mejores museos del mundo, y un gran número de obras póstumas publicadas por su esposa Hilda. Todavía hoy, arqueólogos de renombre que dedican su vida a Gizeh, como Mark Lehner, se recuestan sobre una sombra que planea en toda la meseta, la sombra de William Flinders Petrie. |
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© 2005, Amenhotep III (Luis Gonzalez Gonzalez) Amenofhis_29@hotmail.com |