La ciudad

Colegiata de Sta. Maria La Mayor

Dos puentes

San Prudencio

El Barroco de Ladrillo

Recintos amurallados y Alcázar

Talavera mudéjar

Basílica para una Reina

 

 

 

 

 

 

 

Talavera de La reina, en boca de Miguel de Cervantes, la mejor tierra de Castilla. Ciudad abierta, acogedora y hospitalaria. Cruce de caminos y frontera de culturas que os recibe en el incomparable marco de la Villa, primer recinto murado de la Talabayra musulmana.

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       Colegiata de Sta. María La Mayor

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La antigua parroquia de Santa María fue nombrada Colegial en 1211 por el Arzobispo Jiménez de Rada, de esta manera agradecía el rey y el arzobispo el ejército que Talavera proporcionó para que participara en la batalla de las Navas de Tolosa. Aunque su retablo es neoclásico, formado en gran parte por el cuadro de Maella, y el barroco se asoma en su torre, se la encasilla como de estilo gótico mudéjar. Especial atención merece es rosetón, hecho de ladrillo y recubierto de estuco. Su planta es rectangular, formada por tres naves longitudinales y sin crucero. La carencia de coro alarga su belleza y nos descubre los secretos de las bóvedas. Las naves se fraccionan en seis tramos, separados por pilares con ocho columnas adosadas. Siendo arzobispo de Toledo Cisneros fue necesario, para impedir que las bóvedas se derrumbasen, colocar unos arcos rebajados para unir los pilares de la nave central. En la Colegial merece nuestra atención la capilla de Santa Ana o de los Reyes; en ella se conserva un resto de gótico toledano: la capilla de Santa María del Pópulo, pequeña y sin embargo grande por su belleza y por el juego de nervios y como trompas en sus esquinas, que podemos contemplar en su bóveda. La sacristía se terminó de construir en 1715, costeando sus obras el Deán Baltasar Hidalgo. En ella nos encontramos con una hornacina dorada y con espejos que acogen a una imagen de la Virgen con el Niño, obra de finales del siglo XV, imagen de gran belleza y que presidió los rezos en el antiguo altar mayor de la Colegiata. Su claustro, sin los caireles del mudéjar, fue construido hacia 1469. Por los años 1704 y 1705 se añadieron los dos cuerpos superiores de la torre, siendo señor de Talavera el Cardenal de Portocarrero. La Colegiata es arca para las sorpresas: Ruiz de Luna manifestó su devoción en cerámica en la capilla del Cristo del Mar; una piedra con las huellas marcadas, nos habla del prodigio que hizo San Vicente ante las autoridades romanas; en la capilla del Santísimo se conserva un retablo con el cuadro de San Ildefonso y Santa Leocadia, obra de Blas de Prado, discípulo del Greco.

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        Dos puentes para un Río El Tajo.

cimitarra de agua que se curva en la muralla, obligó a Talavera a hacerse un puente para que la agricultura y la ganadería llegara, desde sus vegas y su comarca a la ciudad. Tuvo que haber y hubo un puente construido por los romanos, que quebró su cauce para el paso cuando los árabes huyeron de Talavera. Parece como si el destino de este puente fuera la eterna ruina, en todos los grabados antiguos hay vigas que sujetan y tramos que rellenan. El Puente Viejo es obra de Fr. Pedro de los Molinos, fraile de la orden de los Jerónimos y monje del convento de Santa Catalina de Talavera. El Arzobispo don Pedro González de Mendoza, en 1483, mandó que se construyera con la imagen que podemos ver en los arcos que están más próximos a la ciudad, al seguir el estilo romano, hizo que la gente le bautizara como Puente Romano. Agua abajo, otro puente, hoy ya centenario, El Puente de Hierro (llamado actualmente Reina Sofía), se hace arcada de hierro para que, como peineta, adornar los atardeceres rojos de Talavera y dejar que la bruma fría del amanecer abra paso a ilusiones y esperanzas. En 1876 Talavera vio la necesidad y comenzó a buscar apoyos y empujes para que el nuevo puente se hiciera realidad, cosa que lo logró el 25 de Octubre de 1908, día de la inauguración. El Puente de Hierro es obra del ingeniero Emilio Martínez y Sánchez Gijón y como afirma el colectivo Arrabal, "desgraciadamente, este tipo de construcciones, pese a que alcanza el mismo rango que tiene la Arquitectura, debido a su carácter utilitario y funcional, no recibe todavía el reconocimiento cultural que sin duda se merece". Es un testimonio del progreso de su tiempo, permitiendo la comunicación de Talavera con la Jara-Extremadura y Valdepusa-Montes de Toledo. Ha sido remodelado en el año 1994.

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            San Prudencio

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Las inquietudes reformadoras del Arzobispo don Pedro Tenorio le hicieron, hacia el año 1372, fundar este convento para que los canónigos de la Colegiata residieran en él; al no aceptar los canónigos el arzobispo lo donó en 1398 a los frailes jerónimos de la Sisla. Su primitivo nombre fue convento de Santa Catalina, por la gran devoción que el arzobispo Tenorio tenía a esta santa. La gente le bautizó con el nombre de San Jerónimo por estar regido por frailes de esta orden y hoy le conocemos por San Prudencio. También recibió el nombre de Jesuitas nuevos por residir los jesuitas en él a finales del siglo XIX, esto explica los temas de los cuadros que se conservan.


La iglesia es una soberbia fábrica renacentista a orillas del Tajo con algún toque herreriano, su planta es rectangular. El Altar Mayor posee un retablo barroco y frontones segmentados con figura y pináculos de una gran belleza. Posee Coro, al que se accede a través de una escalinata de granito.
El claustro de San Prudencio inicialmente era de dos plantas. Tras un incendio sólo se conserva una planta. Su construcción data de finales del siglo XIV y siglo XVI en el que se entremezclan los elementos mudéjares y renacentistas.
Las donaciones y las muchas vocaciones enriquecieron a este convento por lo que se convirtió en necesidad el agrandarlo. Del convento primitivo tan sólo se conserva la puerta conocida como El Serafín, puerta gótica de gran sencillez. En 1455 ampliaron la capilla pero su aspecto actual lo adquirió en 1536, aunque al colocar la cúpula fallaron sus paredes, teniendo que intervenir Juan de Herrera mandando colocar unos contrafuertes en uno de los lados del ábside, perdiendo la armonía y belleza programada por el arquitecto. Conviene destacar la sacristía, antigua capilla del Santísimo, por su belleza y la escalera volada que conducía al coro por su grandiosidad.
Los religiosos de este convento sobresalieron por su labor sacerdotal pero también por su preocupación por la historia de Talavera, por sus trabajos como copistas de libros de coro y por tener bien surtida de medicinas su botica. En 1821 fue cerrado y aunque abierto dos años después, en 1831 se clausuró definitivamente como convento de frailes jerónimos, pasando a manos particulares.
Actualmente es la sede de la Escuela Taller "Casco Histórico", la cual está llevando a cabo la rehabilitación del Lagar del San Prudencio de estilo barroco, donde se ubicará el Museo Etnológico.

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          El Barroco de Ladrillo


Fray Lorenzo de San Nicolás marca un modo de hacer en la arquitectura de Talavera, el ladrillo toma un protagonismo en las fachadas de algunas iglesias.
En San Agustín el Viejo Fray Lorenzo puso en práctica las teorías que había escrito en su libro de Arquitectura. La iglesia del convento se construyó a partir de 1620. Su planta es de salón con capillas laterales, comunicadas entre sí y con la
central. El presbiterio está cubierto por una bóveda encamonada carente de pechinas, realizada en ladrillo y madera, adornada por diversas yeserías y molduras. Posee aún los escudos pertenecientes al Marqués de Montesclaros que compró la Capilla Mayor como enterramiento familiar. Todas las bóvedas se cubren de dibujos geométricos realizados en yeso. En el lateral izquierdo, las dos primeras capillas poseen planta cuadrada, prescinden del uso de pechinas, mientras la tercera se alza sobre un octógono, al igual que la sacristía. La fachada se realiza íntegramente en ladrillo, siendo el elemento más característico. Los muros se realizan en ladrillo, tapial y mampostería, combinados en lo que ha dado en llamar "obra toledano".

El Monasterio de las Madres Bernardas está dentro del estilo barroco y en su construcción colaboró Fray Lorenzo de San Nicolás. No tiene su fachada la grandeza de San Agustín pero su portada es una de las más bellas de Talavera. La piedra, el ladrillo y la cerámica se tejen para romper líneas y resaltar volúmenes. Este monasterio fue fundado en 1610 por doña Teresa Saavedra en cumplimiento de una promesa que hizo con su esposo don Rodrigo de Albornoz. El matrimonio tuvo tres hijos pero Álvaro murió joven, María pereció ahogada cuando se bañaba, por la noche, en el río Tajo y Catalina era religiosa del convento de San Benito. En su iglesia está enterrado el Cardenal D. Gil de Albornoz, que murió en Roma en 1649 y que era primo de Catalina y sobrino de doña Teresa.
La Iglesia de las Bernardas, de una gran sencillez de líneas y reducidas dimensiones, posee una planta de salón coronada por una bóveda semiesférica que se alza a la cabecera del templo. Desde el interior del convento podemos acceder al coro cerrado. Su fachada es de un solo cuerpo rectangular. Está rematada por un frontón triangular de triple moldura. El eje central está ocupado por una portada con tablamento y hornacina realizado en ladrillo aplantillado. En cuanto a los materiales, el ladrillo es el predominante, alternando con mampostería, tapial y sillares de granito.


El tercer protagonista de este estilo barroco es El Carmen, antiguo convento de los Carmelitas Descalzos, situado en la calle del Carmen, en el barrio de San Andrés. Su arquitecto quiso hacer en calco la fachada de San Agustín el Viejo. Se comenzó a edificar este convento el 14 de Agosto de 1704, terminándose las obras en 1719. Las obras fueron dirigidas por Fray Lorenzo de San Nicolás. Su planta se integra en un rectángulo ideal, sin elementos sobresalientes. En el interior destaca el zócalo de azulejos talaveranos del siglo XVIII que tuvo una amplia difusión. En el Escorial y en la iglesia de San Andrés podemos contemplar idénticos zócalos. La sencillez interior sólo se rompe con las molduras que arrancan de las bóvedas. La nave central se amplía con pilares rematados en arcos fajones, todo ello en yeso. La bóveda semiesférica se eleva sobre pechinas falsas que sirven de marco a los cuatro evangelistas pintados en óleos, hoy desaparecidos. Los materiales se repiten alternando ladrillo con piedra de sillería en los zócalos, o con tapial y mampostería revocado. Tuvo nuevo color y nuevos latidos cuando don Juan Niveiro Paje, en 1849, le tomó como sede de su fábrica de cerámica: El Carmen - Niveiro.


Junto al alfar de El Carmen está la Iglesia de San Andrés, fue construida en el siglo XV, aunque el edificio actual es del siglo XVI que mandó construir el hidalgo don Gaspar de Carvajal. Este barrio, en tiempos de Sancho el Bravo era uno de los más poblados. En el siglo XV desciende su población y Cisneros anexiona su parroquia a la Colegial; sin embargo, 1520 crece el número de habitantes y vuelve a ser parroquia independiente. La iglesia es una fábrica de aparejos toledanos que refleja fielmente su interior. La planta rectangular posee una sola nave. La cabecera está separada con un arco de medio punto, aparejado en ladrillo. El Altar Mayor posee una hornacina abocinada que soporta el retablo del siglo XVII de "San Andrés" por autor desconocido. Desde aquí, podemos observar el maravilloso artesonado octogonal, fiel exponente del arte mudéjar tardío. El coro se sostiene por dos fustes romanos que descansan sobre capiteles dóricos, su balaustre de madera totalmente tallado se asemeja al encaje de bolillos. El zócalo de cerámica probablemente del siglo XVII, parece que perteneció a la desaparecida Iglesia de San Clemente.
En la calle del Charcón está el Convento de las Madres Carmelitas Descalzas, la sobriedad es la línea de su fachada. Las Carmelitas llegaron a Talavera en 1595 y unas casas de Sancho Carranza Girón las sirvieron de alojamiento provisional. Fue la madre Catalina de San Francisco la que fundó este convento, en un principio quería construir un convento en Madrid, al no ser eso posible, se acordó de Talavera, ciudad que conocía al descansar en ella cuando iba camino de Guadalupe. La ciudad le donó la antigua parroquia de San Martín que estaba abandonada, ocupando el convento actual en 1597.

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      Recintos amurallados y Alcázar

 


La ciudad de Talavera estuvo rodeada por tres recintos amurallados, cuyo origen debe buscarse en las necesidades defensivas de la población, ante las invasiones que se iniciaron con los musulmanes.
El primer recinto tiene forma semicircular, es el más antiguo pero el mejor conservado, sin duda debido a la calidad de la construcción. Fue mandado construir, lo mismo que el Alcázar, por Adberrahaman III en el año 937. La muralla partía del alcázar, continuando por diversas calles (Ronda del Cañillo, Calle Lechuga, Calle del Charcón, Corredera del Cristo, Plaza del Reloj, Calle Carnicerías), llegaba al río Tajo, para volver al alcázar. La muralla romana había sido construida en época califal. Aprovecharon algunos lienzos de la muralla romana y, como nota particular, a sus almenas y cubos se unieron 16 torres albarranas, torres salientes que hacían casi imposible la toma de la ciudad por la fuerza. Las torres albarranas imitan las fortalezas almohade; hoy se conservan doce. En un principio se abrían al exterior a través de varias puertas: Mérida o San Clemente en la parte occidental, la del Río en la meridional, San Pedro en el norte que comunicaba con la Plaza del Reloj.

Por encima de esa muralla que hunde sus cimientos en las aguas del Tajo, entre el puente romano y el metálico, discurre la Ronda del Cañillo. Dichas murallas, desgraciadamente, sepultadas bajo millares de toneladas de escombros, desaparecieron para ganar terreno al río y ensanchar dicha vía.
En el siglo XVII existían además, la de Pescaderías, y la Puerta Nueva abierta al final de la Corredera. El centro de este recinto se hallaba en la Plaza del Pan. La gran concentración de edificios religiosos y palacios de hidalgos, hacen de ella la zona residencial por excelencia.

Arco de Zamora. El antiguo arco de Zamora que había a la salida de la calle Mesones. Puede verse en la foto la Iglesia de Santiago y la antigua torre del Reloj.
El segundo recinto se construyo en el siglo XII, construido para dar protección a los castellanos y francos que vinieron con Alfonso VI, en el que se hallan los Arrabales Mayores o Nuevos. Comenzaba en la Ronda del Cañillo y terminaba en la Puerta de Mérida, en la calle de San Clemente. En la actualidad se encuentran en estado ruinoso, debido a la ínfima calidad de los materiales empleados. Sólo los tramos realizados en piedra, como puertas y algunas torres, se conservan en buen estado. Partía de la alcazaba, eran de ladrillo y tapial, tenía forma de semicírculo. Poco a poco se desplazaba hacia oriente hasta unirse con el primer recinto a la altura de la Puerta de Mérida. Los arrabales tenían varias puertas; la del Sol situada al este, la de Toledo, la de Zamora al norte, la Puerta de Sevilla, mandada abrir por el Cardenal Quiroga en 1579 para aligerar el paso de las muchas gentes que venían a las ferias de Talavera, y la de la Villa en la C/ Cerería; el Polvorín en la esquina de la calle Cabeza del moro, un torreón perteneciente a la Puerta de Zamora ,algunos restos en la plaza de San Miguel.

Puerta de Sevilla. Situada en la Calle Carnicerías
El centro de este núcleo era la actual Plaza del Reloj, llamado antes de la Villa. Era el centro comercial de la ciudad. Las puertas de Toledo y Zamora, acogían las actividades de la cerámica y la ganadería que eran la base de la economía de la ciudad. Por su situación era un enclave principal de la Mesta.
Los cargos públicos y los profesionales se fueron asentando poco a poco alrededor de estas calles, dándoles la categoría de centro de la ciudad, manteniéndose hasta nuestros días.

Arco San Pedro
El Alcázar fue palacio para María de Portugal, en sus habitaciones vivió la reina las grandes ausencias del rey Alfonso XI, este rey al casarse con María de Portugal en 1328 le hizo como regalo la ciudad de Talavera, llamándose desde entonces Talavera de la Reina. El Alcázar fue prisión y después lugar de ejecución para doña Leonor de Guzmán, favorita del rey Alfonso XI; Leonor de Guzmán fue ejecutada por Alfonso Fernández de Olmedo, siguiendo las órdenes de María de Portugal. Desde el 25 de Junio de 1369, fecha en que Enrique II cambió Talavera al arzobispo Gómez Manrique a cambio de la villa de Alcázar, Talavera perteneció a los Arzobispos de Toledo; desde esa fecha el Alcázar pasó a ser Palacio Arzobispal pero en la época del Cardenal Cisneros se le cita por sus estado ruinoso.

La antigua Puerta de Mérida, una de las mas hermosas de la ciudad, estaba en la entrada de la calle de Mérida. Fue derribada en el año 1880, empleando los materiales de su derribo en la construcción del actual cementerio.

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       Talavera Mudéjar


La Iglesia de Santiago se la denominaba como Santiago el Nuevo por estar en los arrabales nuevos, arrabales que surgen para que habiten los castellanos viejos y francos que acompañaron a Alfonso VI en 1083 en la conquista de Talavera y que se quedaron a vivir en la ciudad a condición de que "moren fuera de la villa"; esta es la condición que pusieron los mozárabes que de los arrabales viejos pasan a morar en lo que se conocía como villa, dentro del primer recinto. Santa María y San Pedro eran las parroquias más importantes, la tercera en importancia era la de Santiago. La construcción de esta iglesia se hace a principios del siglo XIV sirviéndose de la planta y lienzos de una antigua sinagoga. Iglesia mudéjar, con tres naves, unidas las laterales con la central mediante cuatro amplios arcos tumidos de piedra que brotan de unos pilares rectangulares biselados en sus esquinas y con capitel de imposta. En la Travesía de Santiago, se conserva un rosetón de ladrillo en el que la sencillez de la línea se impregna de belleza.


La Iglesia de El Salvador es una de las parroquias más antiguas de Talavera, en la Concordia de 1204 aparece su nombre entre las parroquias de Talavera. Sancho IV ordenó que se administrase justicia en su atrio a los castellanos y cristianos viejos. De la iglesia primitiva se conserva el ábside de tipo mudéjar, en el que los ladrillos se hacen arcos entrelazados en el tercer cuerpo y en el segundo se ondulan en estrechos arcos lobulados. Su artesonado se construyó hacia 1570 gracias al dinero que mandó, desde América, el sacerdote Miguel Ruiz de Herrera. Tuvo importancia la devoción a Nuestra Señora de las Nieves, reflejo de esto es la capilla que mandó edificar el regidor Juan de Arévalo en 1487.
El ábside de Santiago el Viejo es de estilo mudéjar y fue fundado en 1226. En él nos encontramos con una serie de arcos lobulados en la parte superior y con la sobriedad recta del arco de medio punto en la parte inferior. Santiaguito, como también se le conoce, fue hospital de la Orden militar de Santiago, al desaparecer como monasterio de la orden hospitalaria, la iglesia se convirtió en parroquia de San Martín en 1581, en tiempos del Cardenal Quiroga. En 1631 quedó abandonado cuando el Cardenal Alberto, infante de España, trasladó la parroquia de San Martín a la de San Clemente.

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          Basílica para una Reina


Este templo, en el que se daba culto a la diosa Ceres, fue cristianizado en el año 602 para dar cobijo a la imagen de la Virgen que regaló a la ciudad de Talavera Liuva II (rey visigodo de la corte de Toledo, sobrino de San Hermenegildo e hijo de Recadero, a quien sucedió en el trono en el 601) y que tomó el nombre de Virgen del Prado.
En ella se conjugan el renacimiento y el barroco. La Ermita de 1570 - a la que Felipe II denominó "Reina de las Ermitas" y el Cardenal Quiroga "Mater eremitarum" - se agrandó con crucero y cúpula barroca en 1649, dirigiendo esta ampliación el arquitecto Fray Lorenzo de San Nicolás, padre del barroco de ladrillo.
La que fue Ermita extramuros, hoy dentro de la ciudad, es para el talaverano habitual la vista del elevado cimborrio gris, rematado por la linterna, coronando el crucero del gran templo de ladrillo y piedra erigido al culto de su Patrona, la Virgen del Prado. Todavía hoy puede divisarse entrando en la ciudad por la carretera de Madrid la cúpula grisácea entre los desproporcionados edificios de apartamentos.
Si la devoción a María hubiera de medirse por la magnitud de sus templos, no cabe duda de que la devoción de Talavera por su Virgen es grande.
Y así lo debe de haber considerado Juan Pablo II cuando en 1989 firmó una bula pontificia en virtud de la cual la Ermita de Nuestra Señora del Prado era elevada a "la dignidad y al estado de Basílica Menor", con sus consecuentes derechos y privilegios.
Esto es la consecuencia de una importante tradición religiosa talaverana que ha ido acrecentándose con los años y que tiene pruebas documentales desde el siglo XIII. Ya en 1399 don Pedro Tenorio, arzobispo de Toledo, firma una donación inter-vivos, de una casa de aceñas al monasterio de Santa Catalina con la condición de que fuera entregada cada año la cantidad de 10 cahices de trigo a la ermita de Santa María del Prado.
El padre Juan de Mariana da cuenta de la importancia de la ermita debido a los muchísimos "milagros que se atribuyen a la antigua imagen de la Virgen, por cuya causa se propagó la veneración de aquel sitio". Aunque la imagen del humilladero, en cuadro de cerámica sobre la puerta oriental, fue objeto del fanatismo de milagreros debido a la propagación de fantásticas leyendas sobre apariciones, el culto ha discurrido siempre por los cauces de una marianismo sosegado y ortodoxo.
A mediados del XIX se constituyó la Hermandad de Nuestra Señora del Prado, estableciéndose el 8 de Setiembre como fiesta oficial de la Patrona de la villa. Y en 1956 Pío XII firmó una bula papal concediendo que fuera coronada canónicamente la imagen de la Virgen.

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