Hwww.oocities.org/es/mywebsite2006_7/web/la_vida_sucesos.htmlwww.oocities.org/es/mywebsite2006_7/web/la_vida_sucesos.htmlelayedx=rJnOKtext/html`JKwb.HSun, 15 Jul 2007 22:26:18 GMTiMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, * La vida es acontecimientos de sucesos

 


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La vida es una incesante repetición de acontecimientos, de sucesos.

El destino de los seres humanos se debe, precisamente, a los Yoes. Supongamos que en la pasada existencia, a la edad de treinta años, tuvimos una aventura amorosa. Para cada escena, para cada drama, para cada tragedia, para cada comedia, existen actores. Si nosotros disolviéramos esos Yoes, esos actores, la repetición de comedias, dramas y tragedias se haría completamente imposible

Desgraciadamente, nosotros jamás nos preocupamos por disolver tales Yoes. Venimos aquí, a este mundo, muchas veces, a repetir lo mismo y siempre en forma cada vez más decadente.

Desde el amanecer de la vida, nosotros no hemos evolucionado. Si estudiamos el Génesis, en principio encontramos belleza (el paraíso terrenal, etc.) y luego vemos cómo la humanidad ha venido involucionando, degenerando más y más y más. Si disolviéramos esos actores que cargamos dentro: al Yo de la ira, al de la codicia, al de la lujuria, al de la envidia, al del orgullo, al de la pereza, al de la gula, etc., la repetición de tales comedias, dramas y tragedias, se haría imposible. Entonces nuestra vida se convertiría en una obra maestra.

Desgraciadamente, vivimos como máquinas, somos víctimas de las circunstancias, no hemos aprendido a determinar circunstancias. Antes bien, somos víctimas de ellas, somos como leños arrojados en el furioso mar de la existencia, vamos de aquí para allá, sin saber de dónde venimos ni para dónde vamos. Ésa es la cruda realidad de la vida: trabajamos, luchamos, buscamos el dinero para comer, para vivir, para sostener a la familia, etc., y al fin morimos infelizmente, sin saber realmente para qué hemos vivido y por qué hemos vivido.

Ha llegado el momento en que nosotros nos volvamos más serios, porque hasta ahora no hemos aprendido a ser serios. Somos el producto del ambiente, repetimos lo que otros dicen, hacemos lo que otros hacen; somos verdaderas máquinas sin ton ni son, leños arrojados entre el furioso mar de la existencia.