ðHwww.oocities.org/es/na_madeira/definitiva.htmwww.oocities.org/es/na_madeira/definitiva.htmdelayedxërÔJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ £n¼éOKtext/htmlpKw¼éÿÿÿÿb‰.HWed, 21 Nov 2001 19:47:49 GMTëMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *èrÔJ¼é madeira
 
 
 
en definitiva
¿Qué queda de aquellas vacaciones en Madeira?
Lo hemos comentado muchas veces lo importante no es sólo el lugar (que en este caso decir que Madeira no merece la pena sería injusto) sino las experiencias que vives, la gente que conoces.......
Maite
Paloma
Pili
Silvia
  ..alguien quiere añadir algo..

 

 

 

 

 

Carmenchu

Me llamó la atención:

Que, desde el primer momento, nos hicieran sentir tan a-gustito.

Que, en un espacio tan pequeño, hubiera tanta cosa bonita.

Que guarden las apariencias aunque todo el mundo sepa.......

Que intenten apartar de tu lado a las personas que no son de su agrado.

Que nunca veas un policía y cuando hagas una sola la infracción aparezcan, que jamás veas una grúa y en el último rincón del planeta te pongan una multa........

Que todos se pusieran como locos (y yo con ellos) cada vez que sonaban los James, - penita me dio no estar ya en la fecha que daban el concierto - y Manu - aquí fueron ellos los que no pudieron disfrutar el que nos pegamos a la vuelta -

Que bebas gratis un día a la semana.

Que compres una tarjeta de teléfono portuguesa y no puedas mandar ni recibir mensajes y la culpa se la larguen a Movistar.

Que tu no entiendas ni torta y ellos te comprendan perfectamente.

Que te saquen hasta el acento que tienes.

.......................................


Pero si tuviera que resumir las vacaciones lo haría diciendo: “todo es posible”, y aquí cada uno sabe
lo que le toca......

 

 

 

 

 

Irene

la gran puntualidad y respeto de las citas de la población madereinse,
sobre todo a la hora de llamar para confirmarlas o cancelarlas...,


la espetada madereinse y los millones de ojos que se fijan en uno cuando camina por la calle y de cualquier esquina sale un conocido que va a criticar en el acto la pobre mancha de aceita que cayó en tu jersey a la salida de comerse una un bocata de frango...


lo sanote y alegres que se ponen cuando oyen el bailino de Madeira......


los venezolanos camuflados de madereinses que hay por todos lados,

las playas que de playas no tienen nada...

La belleza increíble de los plataneros....!!, tómese como se quiera este comentario...

La sencillez y amabilidad de la gente, tanto que los hombres se cuelgan (literalmente) de las ventanas de los coches para decirte palabras...(bonitas?) si las entiendes, ya que hablan con la boca cerrada...

lo fácil que es encontrar un trabajo pa poner copas sin saber como se dice copa en portugués y pa vender vacaciones a ingleses sin hablar una palabra de inglés, pero eso, a quien le importa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luis

Madeira su ubicación en un mapa es como una leyenda urbana, es como lo de Ricky Martín que sale del armario en Sorpresa Sorpresa; todo el mundo ha oído hablar de ella pero nadie sabe realmente donde está.
¿Cómo llegué a Madeira?, la respuesta es simple. Un día fuí con mi hermana al Ikea y me comento que se iba de vacaciones a una isla y que si quería ir con ella, dije si y comenzó este viaje.

Llegué una noche lluviosa aterrizando en una pista no mas larga que la calle donde vivo y después de viajar ½ hora en autobús por una carretera minina llegamos al apartamento de mi hermana e Iren.

Lo primero que llama la atención es que apenas hay gente en la calle de noche, cambiando radicalmente por la mañana pasando la isla a ser un hormiguero de gente vestida como si fuesen de marcha.

La isla es como España condensada en unos pocos Kms., pasando del nivel del mar por unos valles repletos de vegetación, (muy parecido a las tierras asturianas) a una altitud de 2000m dejando las nubes bajo tus pies dando la sensación que es un mar completamente en calma.

Para los amantes de la juerga decirles que un pelotazo madeirense equivale a dos de los de aquí, eso si no deben tener la costumbre de poner hielos.

Si buscáis una isla de playas paradisíacas vais listos, la mejor definición de Madera es que es como un pueblo con lo que ello conlleva pero donde todo ocurre mas despacio, como si el tiempo se detuviese.
No hay ningún problema con el idioma ya que casi todo el mundo habla el español, al resto es casi imposible entenderlos.
Me llamó mucho la atención que los días de la semana les llaman Feiras exceptuando el sábado empezando la 1ª Feira el domingo debido a no se que fiesta que organizaban cuando Paco era cabo primero.

La gastronomía del lugar es exquisita (no se debe decir esto allí ya que significa 'raro' ), de la cual di buena cuenta junto con mis "chicas" de las que tengo que decir que son fantásticas dando paso a una amistad que fue mas allá de nuestro viaje veraniego.

En definitiva, fueron dos semanas que se me pasaron volando y aquellos momentos vividos siempre se me quedarán en la retina sobre todo la gente que allí conocí de las cuales hablamos en este tributo que hacemos a ese pequeño paraíso que conocimos.
Ah volvimos a Portugal, esta vez a la península pero esa es otra historia...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Maite


Partimos con la idea de tener una casita en la cima de una colina, aprender un poco de portugués, conocer gente y fueron muchas cosas las que me sorprendieron...

La amabilidad de la gente y su confianza: en nuestro camino se cruzaron personas que nos daban trabajo en el momento, nos dejaban la llave del apartamento sin tener ningún dato nuestro........

El gran sentido del humor del pueblo de Madeira, con ese toque de maldad tan parecido al nuestro!

La aparición de curiosos personajes con escayolas en los pies, y no precisamente por su pata chunga....

El "etiquetaje" hasta para comprar el pan, salir a la calle sin arreglar podía convertirse en deporte de riesgo!

La informalidad de la gente en las citas, eso va por ti Dioni pero a pesar de todo te queremos.

Los buenos momentos vividos en "El Escocés", la paciencia de los clientes ante mi insistencia con poner a Sabina, las risas que nos echábamos con ellos y de ellos, las clases de portugués a horas intempestivas…..la resistencia de nuestro estómago después de varias fritangas engullidas vimos flotar en el aceite "la saga de cucarachas"...los paseos en el carro del jefe hasta nuestra casa a 200 por hora...

La imposibilidad de aprender portugués ya que todo el mundo tiene un pariente en Venezuela.....

Lo solitarias que estaban las calles los domingos. Errábamos por la ciudad incluso pensando que se había extinguido la humanidad.......... y nadie nos había avisado.

El encontrar conejillos de indias, para mis experimentos en la cocina....

....................en definitiva, un mar de contrastes es cómo yo definiría la isla, tanto en el aspecto geográfico, como en el humano..pero recomiendo ir y vivir por uno mismo la singularidad de esta querida Madeira!!

 

 

 

 

 

 

 

 

Paloma

La impresión que me dejó Madeira es que allí todo se encuentra al límite.

En el aeropuerto, la pista es tan corta que el aterrizaje es iso-facto, y el despegue de infarto.Los autobuses circulan por carreteras de montaña donde apenas caben coche y medio, y en las curvas avisan con un toque de claxon a cualquiera que pueda acercarse en sentido contrario, pero ¡¿ y si es otro autobús, carajo ?!.
La geografía les obliga a construir casas en sitios imposibles, casi suspendidas en las montañas (se ríen los maderienses de las casas colgadas de Cuenca),pero siempre hay un autobús que llega a ellas, no sé cómo.
Para estresar a cualquiera. Y eso que un folleto turístico define la isla como "el lugar perfecto para relajarse y descansar".

Pero el verdadero oasis está a menos de dos horas, en la isla de Porto Santo, su antagónica: nueve kilómetros de playa dorada. Aunque enseguida se echa de menos la peligrosidad de Madeira. Y sus contrastes: si te pierdes por la isla, un día crees estar en Galicia y al siguiente viajas a una isla desértica, y en el mercado igual encuentras higos que papayas.

Los habitantes son como la isla: los conoces, te conocen, te caen bien, crees que les caes bien, y entonces se esfuman; cuando reaparecen se ofrecen amablemente para llevarte por toda la isla.
Puedes esforzarte en decir algo en portugués, pero ellos te van a contestar en español, bueno, en venezolano. Los taxistas solo saben decir "mil escudos, mil escudos". Lo mejor es tomarse una poncha o ponche, y cuando te llegue a la cabeza empezaras a entenderlos mejor.

En fín, que me acuerdo de las playas negras, del vértigo en el autobús, del taxista a toda pastilla por Funchál, del acento venezolano, de desayunar pan con manteiga salada, de los rapaces tirándose al agua desde las rocas, del Nikita ( mucho mejor que la poncha), del rally por las calles de la capital, de la confianza de la gente, del mar y después nada más, de los niños de Câmara de Lobos, de las flores tropicales, de aquella mujer de sonrisa incompleta, de las lagartijas mansas como gallinas, de la casa del yin y del yan, del negro de Copacabana, de las plataneras, de las cabras, de los túneles, de los pilotos suicidas, ........y como no entiendo nada, tengo que volver.

 

 

 

 

 

 

 

 

Quieres decir algo.

Escríbenos a, Carmen, Irene, Luis, Maite, Pili... y nos cuentas...