EL HADA DE MI CUENTO
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El hada de mi cuento se me acercó a mi, Me dijo que tu eras princesita de un hermoso país. Que estabas llena de amor y sentimientos que compartir, Me tocó con su varita, y yo aparecí allí, en aquel gran palacio donde solías vivir. Vi que estabas sentada en tu gran cama real, Y tus ojos brillaban de amor y felicidad, Ese amor que llevabas dentro, tu me lo quisiste entregar, Me ofreciste tu carińo, y también tu amistad. El hada volvió a mi encuentro, y con su varita me quiso tocar, Para que saliera del cuento, y volviera a la realidad. Le dije que se marchara, que yo allí me quería quedar, Que la historia de ese cuento, me llenaba de verdad.
Soneto
AQUEL ESTANQUE DORADO
Aquel estanque dorado, Testigo de nuestro corazón, Fue reflejo de nuestros cuerpos, Y consejero de nuestro amor.
Y aquel simpático jilguero, Que con su hermoso trinar En los momentos de ternura, El no hacia más que cantar.
Aquel sol era el causante, Que nuestro estanque fuera dorado, Se ponía tras las montańas, Cuando juntábamos nuestros labios.
Aquellos espléndidos árboles Que nos cobijaban con su sombra, Era nuestra provisional morada, Y la hierba nuestra alfombra.
Pero aquel estanque dorado Seguía siendo nuestro testigo de amor, Siempre fiel a nuestros encuentros, Y complice de nuestro corazón.
Soneto
