La República en la Red

edición:15/10/99

Pacto con la muerte


Andy García en apuros




Horas desesperadas vive el personaje de Andy garcía en el filme Pacto con la muerte, de Barbet Schroeder.Acompañan en esta carrera por la vida, contra la muerte, Michael Keaton, Marcia Gay harden y Brian Cox.

Ese detective que compone Andy García parece abrumado por un realidad que le abofetea persistentamente el rostro: sumujer acaba de morir en un accidente automovilístico y su hijo de nueve años, aquejado de leucemia, está prácticamente en posición terminal si en pocas horas no se consigue a un individuo compatible para efectuar un transplante de médula. El detective literalmente desespera.

Pero siempre hay una esperanza, una posibilidad, para que ese aún vivaz pequeño esquive a la muerte. García descubre en la red de computadoras a un individuo compatible, aunque hay un pequeño gran problema: el potencial, factible donante es un asesino serial (Michael keaton) condenado a perpetua que está lejos de haberse rehabilitado.

Barbet Schroeder, recordado por haber trazado una suerte de perfil biográfico del escritor Charles Bukoeski en Barflu (con Michey Rurke y Faye Dunaway), trabajo el desarrollo del relato en el duelo que establecerán especialmente detective y asesino serial en los interiores de un inmenso hospital de la ciudad de San Francisco.

Un duelo entre ese inteligente, aundaz y dispuesto a todo por huir (Keaton como mcCabe y un detectiva atrpado en su propia madeja (García como Frank Connor) y en donde la peripecia del villano, a partir de la dignísima performance de Keaton, se vuelve realmente el elemento más atractivo de todo el metraje.

El elemento dramático sucede de menor a mayor, cuando en el propio quirófano el donante hace gala de toda su astucia para zafar y así inicar una suerte de caos en las idstintas locaciones del hospital, incluyendo muertes, incendios y balaceras varias con las fuerzas policiales ye se detective que busca preservar paradójicamente la vida del asesino para asegurarle la prolongación precisamente de la vida a su hijo.

Todo se vuelve previsible y, en ese estado de las cosa,s sesgando por un momento el efecto melodramático del filme (el muchachito minado por la leucamia), se tiende a estar del lado del villano por su capacidad de salir airoso de persecuciones que se vuelven sofocantes y en consecuencia violentas.

Desde luego que el asunto se resuelve en forma bienhechora y satisfactoria. El chico vivirá, el villano tendrá su cuota de redención y todos felices, hooluoodenses felices luego de muchas tensiones, sustos diversos en el que Michael Keaton, indudablemente se roba todos los créditos.