DE BROADWAY A MADRID


De Broadway a Madrid con Natalia Millán y Manuel Bandera - Madrid, 13 octubre 2003 (EFE).

"Cabaret", el musical que desde su estreno en Londres en 1993 triunfa en Broadway desde 1998, llega a Madrid, al Teatro Alcalá, reconvertido en un cabaret del Berlín de entreguerras, el "Kit Kat Klub", con Natalia Millán y Manuel Bandera en los papeles protagonistas.

El miércoles ese antro decadente y lujurioso que es el "Kit Kat Klub" abrirá sus puertas para que el público pueda comprobar que allí "la vida es hermosa, las chicas son hermosas y hasta la orquesta es hermosa", como advierte, irónico y malintencionado, el maestro de ceremonias del local, Emcee, papel que en la versión española de este musical multipremiado interpreta el actor y bailarín Asier Etxeandia.

"Cabaret" llega en el mismo montaje que el director británico Sam Mendes y el coreógrafo Rob Marshall estrenaron en Londres en 1993 y que desde 1998 -ahora en lo que fuera la famosa discoteca Studio 54- puede verse en Nueva York. Por el reparto han pasado estrellas como Alan Cumming, Natasha Richardson, Rof Rifkin, Brooke Shields o Jon Secada.

El musical de Mendes y Marshall tiene sus antecedentes en montajes teatrales y películas de los años cincuenta y, sobre todo, en el musical que, con partitura de John Kander y libro de Joe Masteroff, se estrenó en 1966, con Joel Grey como maestro de ceremonias.

Seis años más tarde, Bob Fosse dirigió la que desde entonces es una de las películas más taquilleras y premiadas de Hollywood -ganó ocho Oscar en 1972- con Joel Grey de nuevo en el papel de Emcee y con Liza Minnelli y Michael York en los papeles que interpretan Natalia Millán y Manuel Bandera.

"El trabajo de Liza Minnelli -reconoce Natalia Millán en declaraciones a EFE- es un estigma que está ahí, hagas lo que hagas. Pero me daba más miedo antes que ahora, cuando conozco mejor el personaje".

Una mujer, Sally Bowles, la estrella del "Kit Kat Club", "triunfadora" en la película y ahora "una gran perdedora. Quiere poder con todo y no puede con nada. Es más vulnerable y descarnada, tiene muchos menos recursos, se ve más su trampa. Quiere esconder muchas cosas y huir del dolor a toda costa. Pero no lo consigue".

Y es que a diferencia de la película, este "Cabaret" teatral es "menos frívolo". "Aquí hay un enorme pulso dramático, hay una historia teatral muy desnuda", añade la actriz, que ha abandonado, en pleno éxito, su papel de maestra de baile en la serie de televisión "Un paso adelante", para hacer realidad este "sueño profesional. La película -agrega- es maravillosa, una de mis preferidas, y fue para mi como el germen para querer dedicarme a esto".

"No sé si habrá un antes y un después en mi carrera tras interpretar a Sally Bowles. Lo que tenga que ser será, pero si va a ser uno de los momentos más plenos de mi vida profesional. Es un trabajo del que estoy enamorada y cuando uno está enamorado es muy difícil ser infiel", comenta la actriz.

A Manuel Bandera, que últimamente ha protagonizado otros musicales -"La Bella y la Bestia" y "El Zorro"- si hay algo que le gusta de este "Cabaret" es la posibilidad de mostrarse tal y como es: un actor con más de catorce años de carrera a sus espaldas. "Es un trabajo muy difícil, porque el peso está en el texto. En otros musicales me ha faltado algo, la interpretación pura, porque si soy algo es actor. Ni bailarín ni cantante, actor".

Natalia Millán, que lloró cuando la productora del espectáculo, CIE Stage Holding, la llamó para decirle que el papel era suyo, después de una dura selección y de lograr el "okey" de los directores llegados de los Estados Unidos para supervisar el trabajo, BT McNicholl y Moira Chapman, cree que "Cabaret" va a sorprender al público amante de los musicales y a los que no frecuentan este tipo de espectáculos, "porque es ante todo una obra de teatro".

"El montaje -continúa- tiene mucho que ver con el teatro alternativo, independiente, con el teatro provocador. No hay ni lámparas que se descuelgan del techo ni pirotecnia, sino mucho peso puesto en la interpretación".

"El musical es más rico y valiente que la película. Plantea temas que la película no abordó, o lo hizo de manera muy sutil, como la homosexualidad reprimida de Cliff. Habla con crudeza de la situación social y política de la Alemania de entreguerras, que dio paso al nazismo. Se ve más la sordidez, lo cutre, la procacidad del cabaret,... Es más honesto y comprometido".

Las letras de las canciones de John Kander y Fred Ebb, archiconocidas, como el tema central, "Cabaret", o la célebre "Money, money", están traducidas al castellano. "Es chocante escucharlas en nuestro idioma", reconoce Bandera, "se pierde un poco en el camino", dice Natalia Millán, pero los dos están encantados con el resultado global del espectáculo, que exige al público que "se implique mucho".

Y es que el público, nada más llegar al teatro, se introduce en un auténtico cabaret berlinés de raídos terciopelos y desgastadas alfombras. Un antro con veladores y sillas negras, lámparas de color rojo y dorados poco relucientes. "Nada es gratuito. Todo persigue remover a la gente en sus asientos", advierte Bandera.


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