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Seminario Avanzado de Epistemología
Tema: La Complejidad
Participantes: Evelyn Castro
Nereida Rivero
Mariela Barrios
Yannery Alvarez
En la actualidad nos encontramos ante una realidad que viene experimentando profundos cambios en lo económico, político y social, los cuales se manifiestan en diferentes ámbitos de la vida cotidiana, en las posibilidades de acceso y uso de información, en las normas y valores de la sociedad entre otros.
Ante dicha transformación los seres humanos debemos evolucionar y solo el pensamiento complejo nos permitirá civilizar nuestro conocimiento, hacia un pensamiento multifacético como una alternativa para la percepción de esta nueva realidad. La globalización y la complejización suponen oportunidades para desarrollar una óptica sistémica que permita una mayor comprensión de un mundo diferente.
Para Morin la complejidad es un tejido (complexus: lo que esta tejido en conjunto) de constituyentes heterogéneos insuperablemente asociados: presenta la paradoja de lo uno y lo múltiple. La complejidad es efectivamente, el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares que constituyen nuestro mundo fenoménico. Lo complejo nos aparece cuando uno y múltiple, todos y partes, objeto y entorno, objeto y sujeto, orden/ desorden y organización son inseparables e interdependientes. En torno a esta definición se destaca que no hay una complejidad sino un tejido de múltiples complejidades. Señala a su vez que para comprender el problema de la complejidad, hay que saber, que hay paradigma de simplicidad. Este pone orden en el universo y persigue el desorden. El orden se reduce a una ley, a un principio.
Para superar la concepción simplista en cualquier campo del conocimiento es conveniente diferenciar el pensamiento simplificador del pensamiento complejo. A estos fines se pueden indicar, en atención a los señalamientos de Edgar Morin, lo que pudiera distinguirse como los cuatro principios del pensamiento simplista. En torno a ello, sin que indique necesariamente un orden, se hace referencia a la disyunción; como el principio que tiende a aislar y a descontextualizar los objetos, carentes de conexiones y relaciones. Con el reduccionismo se pretende explicar la realidad por sólo uno de sus elementos estableciendo leyes generales e ignorando la complejidad de la realidad. De manera similar, mediante la abstracción se estudia el objeto desconociendo el contexto de donde surgen para luego describir una realidad como una serie lineal de causas efectos mediante el principio de la causalidad. Con esta concepción de la realidad el mundo fenoménico sufre una mutilación que desintegra y disuelve su riqueza. Con la pretensión de lograr el orden, la simplicidad reduce la explicación de los fenómenos o hechos a una ley o a un principio, separa lo que esta conectado y unifica lo que es diverso. El pensamiento complejo por su parte considera toda realidad como un sistema en virtud de su interacción con su entorno y de esa forma debe ser estudiado. Ante los límites, insuficiencias y las carencias del pensamiento simplificante se hace necesario un pensamiento capaz de estudiar y visualizar la realidad de forma sistémica.
No obstante, no se trata de creer que la complejidad conduce a la eliminación de la simplicidad, la ambición del pensamiento complejo es dar cuenta de las articulaciones de dominios disciplinarios separados por la acción disgregadora del pensamiento simplificador, el resultado evidenciará un conocimiento multidimensional, capaz de unir conceptos que se rechazan entre si, de separar y enlazar al mismo tiempo, se trata de comprender un pensamiento que separa y que reduce junto con un pensamiento que distingue y enlaza.
La complejidad se sitúa en un punto de partida para una acción mas rica y menos mutilante y mientras menos mutilante sea un pensamiento, menos mutilara a los humanos, por ello debe considerarse la complejidad como un desafío al pensamiento y no una receta para el pensamiento, no es la exhaustividad sino el reconocimiento de las incertidumbres y las contradicciones.
Principios del pensamiento complejo
Según Edgar Morin “el pensamiento complejo es ante todo un pensamiento que relaciona. Esto quiere decir que en oposición al modo de pensar tradicional, que divide el campo de los conocimientos en disciplinas atrincheradas y clasificadas, el pensamiento complejo es un modo de religación. Está pues contra el aislamiento de los objetos de conocimiento; reponiéndoles en su contexto, y de ser posible en la globalidad a la que pertenecen”. En razón de ello, se plantean siete principios que rigen el pensamiento complejo: un principio de relación en virtud del cual se reconoce la necesidad de distinguir y analizar, pero, además, se nos incita a comunicar en lugar de aislar y poner en disyunción. El paradigma de complejidad pretende establecer la comunicación entre el objeto y su entorno. Según el principio de emergencia en las realidades organizadas emergen cualidades y propiedades nuevas (a las que podemos llamar «emergencias») que no son reducibles a los elementos (partes) que las componen, y que retroactúan sobre esas realidades. Es, precisamente, el afloramiento de emergencias lo que imposibilita reducir el todo a sus partes componentes.
La existencia de una relación dialógica (principio dialógico) entre dos nociones o realidades significa que esta relación es, a la vez, «complementaria, concurrente y antagonista» y, consiguientemente ambivalente e incierta. Este «a la vez» no significa un «siempre y bajo todo o cualquier punto de vista», sino que conlleva e implica el cambio de punto de vista.
El principio de auto-eco-explicación consiste en percibir todo fenómeno autónomo (autoorganizador, autoproductor, autodeterminado) en relación con «su» entorno o ecosistema --teniendo siempre en cuenta que la consideración de algo como entorno o ecosistema depende del punto de vista o focalización adoptada por el observador/conceptuador--. El paradigma de la complejidad distingue entre el objeto o el ser y su entorno, pero no los separa disyuntivamente.
El principio de organización supone que el pensamiento complejo no debe considerar al objeto como objeto simple descomponible en unidades elementales, sino como «sistema/organización». La organización une de forma interrelacional elementos o eventos o individuos diversos que a partir de ahí se convierten en los componentes de un todo. Asegura solidaridad y solidez relativa a estas uniones, asegura, pues, al sistema una cierta posibilidad de duración a pesar de las perturbaciones aleatorias. La organización, pues: transforma, produce, reúne, mantiene (Morin 1977: 126).
Los principios de retroacción y de recursión suponen una complejización de la idea de causalidad. La causalidad no sólo es lineal y externa. Existen también una causalidad circular retroactiva y una causalidad recursiva. Mientras que en la causalidad lineal «tal cosa produce tales efectos», en la causalidad circular retroactiva, el efecto retroactúa estimulando o disminuyendo la causa que lo está produciendo; en la causalidad recursiva, «los efectos y productos son necesarios para el proceso que los genera. El producto es productor de aquello que lo produce» (Morin 1990: 123).
El principio hologramático se presenta, como su nombre indica, bajo tres modalidades, bajo tres maneras de estar el todo en las partes. El todo en tanto que todo puede gobernar las actividades locales («parciales») que lo gobiernan (modalidad holonómica; así, el cerebro en tanto que todo gobierna los núcleos de neuronas que lo gobiernan); puede, aproximadamente, estar inscrito o engranado en la parte inscrita en el todo (modalidad hologramática; así, en cada célula está la totalidad de la información genética del organismo); o bien puede estar contenido en una representación parcial de un fenómeno o de una situación (modalidad holoscópica; así ocurre, por ejemplo, en los procesos de rememoración y de percepción). En las organizaciones hologramáticas las partes suelen disponer de amplias capacidades organizacionales (pueden estar dotadas de autonomía relativa, pueden establecer comunicaciones e intercambios entre sí y, eventualmente, pueden ser capaces de regenerar el todo, son «micro-todo-virtuales»).
Los referentes teóricos expuestos en este ensayo nos permite a los investigadores, reflexionar sobre el enfoque que debemos aplicar en la búsqueda y análisis del conocimiento, un conocimiento dirigido a la complejidad y al paradigma del pensamiento complejo, en virtud de que permitira que los estudios realizados sean analizados de forma objetiva, sin reduccionismo y disyunción, es decir, desde un punto de vista sistémico, integralista, no mutilante, que permita una visión mas allá de lo perceptible; concebir que en toda realidad compleja se producen emergencias, desordenes e incertidumbres y ante estas situaciones es donde el investigador debe ser proclive a los principios de complejidad.