 De muy lejos vengo junto a tí, mi amada, para ponderarte;
hace mucho tiempo que vives en mi alma, mi esperanza y fe.
Sediento de amor llego aquí postrado, casi agonizante,
te imploro de hinojos, con tus lindas manos, cálmame la sed.
Si fuera mi vida perfumada flor.
Yo la arrancaría al brindarte mi amor.
Dicen los galanes cuando te recuerdan, en son de alabanza,
mujer tan alegre, cual música hermosa, no tiene rival.
Yo en cambio murmuro al caer la tarde, por tí, mi esperanza,
podré yo algún día este amor sublime llegar a olvidar.
Azucena blanca, perfumada flor.
vení, mi azucena, bríndame tu amor.
Clavel florecido, imita tu boca, cuando tú sonríes;
eres más hermosa que flores del alba, ángel de mi amor.
Yo he de vestirme con jazmines blancos, porque tú me quieras,
y en mi sueño alado, sentir tus caricias, azucena en flor.
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