Hace largas décadas que el movimiento comunista
español se encuentra sumido en una profunda crisis por las
insuficiencias –cuando no traiciones– de algunas de las
organizaciones que se reclaman comunistas. Esta crisis ha dado lugar a
una atenuación progresiva de la lucha de clases que ha comportado la
disgregación del movimiento obrero, popular y republicano.
Afortunadamente, estamos asistiendo estos últimos años a una cierta
reactivación de la conciencia de clase de algunos sectores obreros y
populares del Estado español, lo que nos permite a los comunistas
percibir el futuro con mucho más optimismo. Efectivamente, las fuerzas
más consecuentes de la izquierda se están agrupando, sobretodo, en el
movimiento popular y republicano, que aunque mantiene ciertas
contradicciones internas debido a la naturaleza de algunas
organizaciones que le dan cuerpo, está movilizando de manera unitaria y
cada vez más amplia a los sectores populares, obreros e intelectuales
más avanzados.
El CEOC es simultáneamente una consecuencia y un motor
de esta unidad, unidad que nos vienen exigiendo los sectores proletarios
más avanzados. Pero esta unidad, para ser verdadera y sólida, sólo
puede realizarse en base a la recuperación del marxismo-leninismo, a
partir de la crítica y la autocrítica constructiva de nuestro pasado.
Esto quiere decir que debemos centrar nuestra atención en el análisis
de las deficiencias del movimiento comunista español y la lucha a fondo
contra las diversas corrientes que traicionaron a las masas y
destruyeron el gran Partido Comunista de España: el revisionismo
disfrazado de antiestalinismo, el eurocomunismo del traidor Carrillo, el
trotsquismo, el reformismo, el nacionalismo y la socialdemocracia
neoliberal.
El CEOC nace de los núcleos y comunistas dispersos que
desde hace mucho tiempo empezaron esta lucha por la reconstrucción del
Partido Comunista. Hay que remarcar que el CEOC se nutre en gran medida
de la aportación del Partido Comunista de España (marxista-leninista),
quien, durante treinta años de duras luchas, fue el núcleo más
consecuente por la recuperación del movimiento comunista español, en
la lucha contra el revisionismo y el oportunismo, encarnado en el PCE
del traidor Carrillo. Hoy, gracias a la experiencia del PCE (m-l),
sumada a las de otras experiencias diferentes que se han ido
incorporando al CEOC, éste ha dado un salto cualitativo reforzando su
unidad interna. Por este motivo, a partir de ahora, su órgano habitual
LA CHISPA, así como los restantes medios de prensa que tenían las
diferentes organizaciones del CEOC, que han cumplido una función
importantísima en la etapa anterior, dejarán paso al nuevo órgano
unitario de expresión OCTUBRE, de periodicidad mensual.
OCTUBRE es la herramienta que va a ayudar al nacimiento
del Partido único en todo el Estado. Un Partido que base sus señas de
identidad en el centralismo democrático y el internacionalismo
proletario, lo que traducido a nuestra realidad significa la unidad del
Partido y de la clase obrera en nuestro Estado multinacional frente a la
disgregación que impulsan las corrientes nacionalistas de diferente
signo. Estas son desde siempre cuestiones irrenunciables para el CEOC,
son sus señas de identidad, así como la conquista del derecho de
autodeterminación de las naciones históricas del Estado en el marco de
la lucha republicana. Pero hay otras cuestiones también muy importantes:
el CEOC continúa considerando una tarea estratégica importantísima el
debate y el trabajo unitario, sobre la base del respeto mutuo, con otras
organizaciones, partidos y militantes comunistas que se reclaman del
marxismo-leninismo.
Como herramienta del futuro Partido, OCTUBRE se pone al
servicio de los intereses de la lucha de clases del proletariado.
OCTUBRE quiere contribuir a impulsar la conciencia revolucionaria del
proletariado, a ser el portavoz de las necesidades y reivindicaciones de
las masas, así como el reflejo internacionalista de las luchas
revolucionarias y antiimperialistas de otros partidos y pueblos hermanos.
Y, finalmente, qué duda cabe, OCTUBRE va a trabajar en la difusión del
marxismo-leninismo como ideología científica de la clase obrera,
premisa imprescindible para el éxito de las luchas revolucionarias.