25 de Abril
Marcos, hebreo de origen, nació probablemente fuera de Palestina, y era de familia rica. San Pedro, que lo llama "hijo mío", lo tuvo ciertamente consigo en sus viajes misioneros en Oriente y en Roma, en donde escribión el Evangelio, que lleva su nombre. La antiguedad cristiana, llamó a Marcos "interprete de Pedro": "Marcos, un intérprete de Pedro, escribió exactamente todo lo que recordaba. Pero escribión, sin seguir un orden, lo que dijo e hizo el Señor. Es decir, Marcos no oyó al Señor, ni lo acompañó; pero después oyó a Pedro, que exponía sus enseñanzas según las necesidades..."(Papías, año 130 d.C. aprox.)
A más de la familiaridad con San Pedro, el evangelista Marcos gozó de una larga comunidad de vida con el apóstol Pablo, a quien encontró por primera vez el año 44, cuando Pablo y Bernabé llevaron a Jerusalén la generosa oferta de la comunidad de Antiquía. Al regreso, Bernabé llevó consigo a su joven sobrino Marcos. Después de la evangelización de Chipre, cuando Pablo proyecto un viaje más difícil y arriesgado al corazón de Asia Menor, entre las desconfiadas y belicosas gentes semibárbaras del Tauro, Marcos "se separo de Pablo y Bernabé y regreso a Jerusalén" como nos cuentan los Hechos de los Apóstoles. Más tarde Marcos se encuentra de nuevo al lado de San Pablo, cuando estaba prisionero en Roma.
En el año 66 San Pablo da la última información sobre Marcos, cuando escribía desde la Cárcel romana a Timoteo: "Trae contigo a Marcos. Puedo Necesitar sus servicios". Los datos cronólogicos de la vida de San Marcos no son muy seguros. Probablemente murió en el año 14°, del imperio de Nerón (68 d.C.), de muerte natural, según algunos historiadores, otros situan su muerte en Alejandría, Egipto, como mártir. Los Hechos de San Marcos, un escrito de mitad del siglo IV, refiere que San Marcos el 24 de abril fue arrastrado por los paganos por las calles de Alejandría, atado con cuerdas al cuello. Después lo llevaron a la cárcel y al día siguiente le volvieron a aplicar el mismo martirio hasta cuando falleció. Luego hecharon su cuerpo a las llamas, pero los fieles lograron sacarlo y evitar su destrucción. El robo de su cuerpo por dos mercaderes venecianos en el año 828 pertenece a la leyenda, pero a esta leyenda se debe la construcción (976 - 1071) de la basílica de Venecia dedicada a San Marcos.
(Referencia Bibliografíca:
SGARBOSSA, Marío; GIOVANNINI, Luis. Un Santo para cada día. Bogota,
Ediciones Paulinas, 1987. pp. 512)