Subdirector
del diario El Mundo y responsable de la sección de Opinión
Pedro G. Cuartango: «Hay empresas que explotan y proletarizan el
trabajo de los periodistas»
Por María Teresa Guerra / Periodista Digital
"La realidad se ha transmutado en espectáculo
en las sociedades desarrolladas, de suerte que la dimensión imaginaria
y visual --la representación pura-- ha desplazado a los significados
de las cosas". Con esta destreza y lucidez comenzaba hace algunas
semanas una columna Pedro G. Cuartango, el periodista encargado de la
sección de Opinión y subdirector de El Mundo.
Cuartango (Burgos, 1955) coordina el trabajo de
su sección, escribe los Editoriales del periódico, supervisa
las primeras páginas y la labor de los columnistas. Cada día
dice leer la prensa regional, nacional y extranjera. Los digitales no
se escapan de sus pupilas que bailan de forma horizontal, de aquí
para allá, devorando las escrituras periodísticas, encerrado
en la redacción, todos los días, consumiendo horas y horas.
Pocos son los profesionales que no muestran temores
o reticencias a la hora de conceder una entrevista. A veces, es sólo
cierta aversión al protagonismo. Cuartango no preguntó nada,
ni cuándo saldría publicada, ni si se le trataría
bien, ni le envió saludos a nadie. Sólo dijo al otro lado
del teléfono “venga, vamos, hablemos...”
¿Tú opinión sobre la imagen
de las columnas de opinión en la prensa española?
Es una calidad buena, que hay en general bastante
pluralidad y diversidad. La prensa española en todo el siglo pasado,
desde la fundación de ABC, ha tenido buenos columnistas, grandes
escritores como Ortega y Gasset y no cito a nadie más para no herir,
para no ofender a nadie por exclusión. Esta tónica sigue
existiendo. El nivel es bastante alto aunque a veces está muy politizado.
¿La elección de los columnistas
se hace mucho en relación a las tendencias de los periódicos,
a los grupos de poder?
Es evidente. Cada periódico naturalmente
selecciona a sus columnistas y a sus escritores por afinidad, pero existe
una gran pluralidad. En nuestro periódico escribe gente situada
en la derecha convencional, gente muy conservadora y también gente
que está muy a la izquierda.
¿Pero no nos damos vuelta siempre en los
mismos columnistas cerrando el acceso a gente nueva? ¿No falla
la pluralidad en ese sentido?
Estoy de acuerdo. Reconozco que es difícil
acceder a una columna, porque es algo muy limitado y los periódicos
tienen tendencia a contratar a gente esta más o menos consagrada
profesionalmente.
¿Ves necesaria una renovación?
Si, creo que debería haber una renovación
en el columnismo, pero eso tiene que hacerse gradualmente, compatibilizando
la gente reconocida con los nuevos escritores o los nuevos periodistas.
Pero, ¿hay gente nueva que pueda compartir
columna con gente consagrada como tú dices?
El talento no tiene edad. Ahora hay tan buenos
periodistas como hace 20 años o 100 años, no es una cuestión
de edad.
¿Entonces por qué siempre son los
mismos?
Porque hay una inercia. Los periódicos
cuando contratan a grandes firmas tratan de mantenerlas, siempre es una
apuesta arriesgada. Es difícil prescindir de gente como Francisco
Umbral para meter gente nueva. Pues hay efectivamente un cierto conservadurismo.
¿Qué criterios aplica El Mundo para
autorizar o no una columna?
Pues la calidad literaria...
Me refiero a los contenidos...
Hay
una absoluta libertad. Nuestro periódico deja una libertad total.
Ni el director, ni yo, ni nadie les ha dicho jamás de lo que tienen
que escribir.
Nunca
se ha decidido no publicar una columna?
Bueno,
como en todos los medios...
Pero
hace poco se censuró una columna, de Jesús Cacho si no recuerdo
mal.
(risa
contenida) De eso prefiero no comentar nada, lógicamente.... El
director es el que tiene la potestad de decidir si se publica o no una
columna. Pero eso es rarísimo, aquí prácticamente
se publica todo.
¿Cómo
ves las condiciones laborales de los periodistas?
Hay
una gran parte de la gente que sale de las facultades que luego no puede
trabajar o lo hace en condiciones precarias y cada vez existe una tendencia,
cada vez mayor, a la proletarización del trabajo. Los grandes periódicos
pagan mejor, pero hay muchas pequeñas empresas que explotan a la
gente y eso es un fenómeno inquietante.
Pero
en los periódicos grandes está el peso, la limitación
de los grandes grupos, ¿tú no lo sientes en El Mundo?
No,
yo no lo siento porque no pienso jamás en ello. Yo hago mi trabajo,
intento hacerlo lo mejor posible y no me lo planteo. Además nuestros
accionistas son italianos, es un grupo muy profesionalizado y no intervienen
aquí en la gestión informativa.
¿Qué
le inyectarías al periodismo español?
El
periodismo español adolece mucho del periodismo declarativo y falta
mucho análisis en el sentido anglosajón del termino.
¿A
qué se debe eso?
A
la falta de medios con los que se hacen los periódicos. Esa es
la causa de las posibles diferencias, no es que aquí seamos más
tontos o trabajemos menos. Simplemente hay que reconocer que aquí
carecemos de los medios y las estructuras que existen en otros países.
¿Notas
cambios en la televisión pública en relación a la
gestión de Urdaci?
Pues
no noto demasiados cambios, esa es la verdad. Yo creo que hay buena voluntad
en la directora Carmen Caffarel, pero no noto cambios. La información
de televisión española deja bastante que desear y que sería
necesario aplicar cuanto antes la reforma que Zapatero ha prometido.
¿A
qué periodista admiras?
Admiro
al periodista marroquí Alí Lmrabret. No voy a citar a nadie
en España para que nadie se moleste. Pero Alí Lmrabret es
un ejemplo de una persona que se ha jugado la vida por denunciar la corrupción
y los abusos de poder.
Periodistadigital.com,
23 de junio de 2004
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