Tribuna
de Opinión
Nuevo siglo, nuevo periodismo
Por
Francisco Rubiales
Herido
por fenómenos como la pérdida de audiencia, el hundimiento
de la credibilidad, el alejamiento de los ciudadanos, el mercantilismo
y el abandono de los valores democráticos como guía de comportamiento,
el periodismo tradicional se muestra en el nuevo siglo envejecido, desvencijado
y torpe, reclamando urgentemente una renovación tan profunda como
traumática.
Existe
una lluvia de novedades que anticipan nuevos tiempos y nuevos estilos
para el periodismo. La principal novedad es Internet, un espacio de comunicación
donde cada día nacen miles de periódicos electrónicos,
donde se forjan nuevas alianzas entre la información y los ciudadanos
y donde se entrenan cientos de miles de periodistas y reporteros voluntarios,
capaces de producir blogs (bitácoras) de gran valor, de alimentar
chats extraordinariamente ocurrentes, de crear atractivas páginas
personales y hasta de poner en pie sofisticados servicios de información
especializados.
Pero
existen otras iniciativas cargadas de simbolismo, como la experiencia
de periódico electrónico coreano Ohmy News, todo un éxito
de audiencia basado en el principio de “Cada ciudadano es un reportero”.
El periódico, un curioso híbrido entre weblog y diario electrónico,
cuenta hoy con 33.000 reporteros voluntarios, todos ellos lectores que
hacen de periodistas y que, en conjunto, proporcionan al medio una información
variopinta, fresca, viva, especializada y de incalculable valor.
“Hemos
creado un periodismo de ida y vuelta en el que los lectores no son considerados
sujetos pasivos. Si lo quieren, cuando quieren, ellos también pueden
ser reporteros, todos los ciudadanos pueden serlo”, dice Oh Yeon
Ho, fundador y director de este revolucionario medio online que ha transformado
la cara del periodismo coreano. "Funcionan como periodistas profesionales,
debemos tratarlos como tales”, afirmó. Aclara que los reporteros
reciben un honorario mínimo por sus notas que, de estar entre las
más leídas, puede ser de hasta 17 dólares. ¿Por
qué tanta gente hace un trabajo entusiasta por tan poco dinero?
“Escriben artículos para cambiar el mundo, no para ganar
plata. Ellos producen y leen. Es una forma de cambiar las cosas y en eso
reside nuestro poder”, explica Ho.
Un
nuevo periodismo se está forjando en el universo de la comunicación
y los periodistas profesionales corren el riesgo de quedar desplazados
o, al menos, disminuidos por las corrientes renovadoras. Ese nuevo periodismo
es más libre, escapa al control de las empresas mediáticas
y conecta con valores en alza que sí están cerca del ciudadano
y de la sociedad civil, como son el altruismo, la defensa de los intereses
comunes y la lucha por colaborar con lo público y controlar, desde
la sociedad, el poder del Estado. Los nuevos periodistas son más
anónimos, menos estreellas, menos mercenarios y más cercanos
a aquel primitivo periodismo del siglo XVIII que portaba una imparable
fuerza ética, ciudadana y democrática.
Pero
hay más signos contundentes de los cambios, como los vientos de
rebelión ética que soplan en unas redacciones en las que
los periodistas han perdido el poder frente a las empresas y en las que
los grandes valores a respetar no son ya la verdad, el servicio a los
ciudadanos y el respeto a las fuentes, sino otros muy distintos, como
son el juego del poder, la defensa de los intereses de los anunciantes
y el culto a la mentira, siempre que ésta venda ejemplares o gane
audiencia. Otro cambio en marcha es la creciente desconfianza entre el
poder político y el poder de las empresas mediáticas, dos
socios que hasta hace poco trabajaban juntos en defensa de unos intereses
que parecían comunes. Pero resulta que el poder mediático,
en manos de empresas sin freno y sin otros límites que el lucro
y el poder, se ha hecho demasiado grande, capaz incluso de poner y quitar
gobiernos.
El
mundo cambia y el periodismo también. El riesgo es que sean los
periodistas los últimos en enterarse.
Periodista Digital, 23 de junio de 2004
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