Prólogo a un libro de Charles
Bukowski regalado a Juan Carlos Omar y Ana Díaz.
Del ejercicio para describir la
múltiple realidad, el de los desposeídos no es el que tiene
menos fuerza o intención. Bukowski derrota a los
"ganadores" con guantes de boxeo elementales: la
tristemente lúcida, por obligada, visión infantil del mundo; el
gesto, siempre individual, de salvación frente a una sociedad
que enloquece y naufraga; el aprendizaje veloz de unas leyes de
juego impuestas de forma brutal por una autoritaria figura
paterna y de manera sutil pero escandalosamente injusta por el
entorno exterior al hogar (esas calles en que Chinaski se
convierte, mientras encaja golpes, en un "duro"); el
desenmascaramiento del discurso moralista como una gran mentira a
la que pertenecemos todos. La soledad del antihéroe al que no
dejan tiempo para comprender por qué debe luchar cotidianamente
para conseguir una botella y la intuición devastadora de ser un
idiota útil al gran juego social, se revelan en esta novela como
paralelas vertientes de un mismo final: la brusca aceptación de
un canal expresivo conformado por la literatura más directa y
efectista. Practicado por tantos con anterioridad, es en C.
Bukowski y sin duda en H. Miller donde la crudeza del verbo
adquiere
visos de resonancia pagana y vitalidad magistral. Cuando no nos
queda frente a los acontecimientos que oprimen y debilitan de
manera sistemática nuestra libertad de ser, otra cosa que el
hastío; agotadas ya las estrechas vias de escape permitidas; sin
profesar esperanza en el conocimiento del pasado ni en el ideal
del futuro; con un Dios que parece pudrirse entre nubes etílicas
("Solo un borracho puede arrogarse la responsabilidad del
mundo" cito a Ducasse) y presionados a tomar partido entre
un conjunto de ideologías a cual más insostenible; es entonces
cuando asoma como último recurso sanitario, de forma integral,
la transgresión por las palabras, física y psicológicamente
convertidas en grito de alivio:
ME CAGO
EN TODOS ESOS HIJOS DE PUTA!!
El Char Privado 20 de marzo de 1987.