A Julio y Jorge
Hoy me perdí para siempre. Caminaba por París con la sensación
de no pertenecer ya a Phil. Mi breve encuentro con Clifford me
ayudó a decidir. Conocía solo una aristocracia. No era como en
las demás casas. Un alano moteado estaba tendido frente al fuego
encendido de la chimenea, las patas reposaban en la alfombra y
eran la parte del animal que más cerca se encontraba del hombre,
escribo todo esto sin saber que no soy ese hombre ni ese perro.
Los que leen se enteran de muchas cosas. Palabras hierros de
collares cerámicos. El otro dictaba: Escribirán para ti las
preciadas veces que son veintisiete. Te verás reflejado en
décadas y uno irá primero. Todo esto lo encontraré citado en
Simak al leer alguna noche de invierno el libro que me regaló
Bioy frente a la chimenea de la estancia. En la edición de 1988,
el perro reposa en la misma silla que el hombre. La cubierta de
papel hace gráfico esto de manera admirable. La tapa dura me
revela una primera página desechable, en la segunda una
dedicatoria que alude a un vago Julio. Quizás el dueño anterior
del libro era amigo de ambos pues el regalado ejemplar decía:
"Para Peter Quinto Horacio Flaco, el que hace nueve años
mencionó a Julio como nexo orional en un -oximoron vuelto
axolotl. Que estas vanas cintas que pueblan hoy tus días pasen
al olvido como tus tardes pasaron. No te regalo una ciudad
invisible. Eres tú el regalado por el cumpleaños del
reloj." Nunca entendí esa dedicatoria, pero había algo
vagamente Artaud en la orilla izquierda del Turia.
Hoy me perdí para siempre. Caminaba por Berlín con la
sensación de no pertenecer ya a Lem. Mi breve encuentro con Odd
me dió la duda que me faltaba. Conocía solo una acracia. No era
como en las demás ficciones. Un mutante moteado estaba tendido
frente al equipo de música con los auriculares puestos, por la
digitalización se lo presumía vivo, sus piernas eran la parte
que más cerca se encontraba del otro mutante levitando en la
misma sala. Los que escuchan se enteran de muchas cosas. Palabras
cerámicas. El prólogo decía: Te visitarán y leerás para
miles de millones las preciadas veces que son cuatro ceros. Te
verás reflejado en uno y sabrás que vas primero. Todo esto lo
encontrarás citado en Orión al leer ¿PIENSAN LOS ORDENADORES
EN AVISPAS ELECTRICAS? frente a la biblioteca de la División
Digital Dafnis Denver. En la edición de 1898 los mutantes
reposan. La Tapa revela un dibujo de monedas desechables, en la
primera página el título del volumen y su autor Diego de
Orbaneja-New York Society: Quizá en la dedicatoria se aludía
amistosamente a Los Shintos pues el ejemplar decía: "Para
Jorge Luis Porte, que hace treinta años mencionó la breve llave
que imprevista nos devuelve los colores de un mapa, la fecha que
nos abre una casa. Que estas palabras que lees hoy pasen a la
memoria como tu imagen pasó. No te regalo la cifra. La cifra
es." No le pregunté al flaco si seguía escribiendo, había
algo vagamente Oscar en la céntrica isla valenciana.
Hoy me perdí para siempre. Caminaba por Valencia con la
sensación de no pertenecer ya a Will. Mi breve encuentro con
Olaf me dió un conocimiento que no tenía. Conocía solo una
ataraxia. No era como en las otras películas. Un clon moteado
estaba tendido sobre su propia substancia, sus pensamientos eran
lo más cercano a la lucidez humana que el clon sentía. Los que
sueñan se olvidan de muchas cosas. Palabras cerámicas como
cuentas. El clon pensaba: "visitaré el mundo y conoceré su
número. Me veré único." Todo esto lo encontraré citado
en Dune al leer Software frente a la chimenea de la sala. En la
edición de 1988 los robots pretenden ser clones reposando. La
primera y la segunda página no son iguales. Rudy dedica a Phil
su novela y Phil premia a Rudy con la dedicatoria: "Para el
lector de las pantallas últimas que premió mis días con el
recuerdo de su nombre Pere Ezequiel Punk Fran Portes, quien hace
tres años mencionó a Ford Coppola en Koyaanisqatsi. Que esta
cinta que puebla hoy tu noche pase al olvido como tú pasas. Eres
una nave clónica regalando tiempo." No regresé nunca a la
orilla izquierda del Sena.
Hoy me perdí para siempre. Caminaba por Madrid con la sensación
de no pertenecerme. Mi breve encuentro con Alex me dió la
palabra que me faltaba. Conocía solo una casa. Que parecía como
las demás. Un clon suspendido era lo más cercano a la lucidez,
para los que soñaron. Palabras elementales del mundo de los
números. Seré yo. Estas páginas citan las mismas intenciones
que otras. Editadas en 1899 las enciclopedias eran vastas y
necesitaron reposar. La primera y la segunda página no son
iguales. Pedro dedica a Diego su libro y Diego otorga a Pedro la
dedicatoria: "...para mi hermanito, lector de líquidas
pantallas, que me otorgaron el recuerdo de su nombre Ezequiel
Punk, quien el 23 de abril fue a ver un atardecer en el mar. Que
esta dedicatoria pública pase a tus noches, como tú pasas al
olvido. Eres un puente a tiempo...". No regresé nunca de la
visita a los cristales tras los que me hospedaba la escritora.
Hoy me perdí para síempre. Caminaba por Bahía Blanca con la
sensación de no pertenecer a la muchedumbre. Mi encuentro con
Graciela dejó la palabra futura. Conozco pocas cosas. Puedo
revisar líneas erróneas. Ectoplasma suspendido entre la luz y
el sueño. Elementales del mundo inmaterial. Soy. Esto lo citaré
más adelante. Editado en 1990 el compendio pretendía reposar.
Páginas desiguales. Pedro recuerda a Diego en su libro y Diego
comprende que esos minutos al otro lado, no volverán a repetirse
jamás desde su ingreso en la eternidad, confirmando la
sentencia: "A Raúl elegido por el brillo de la mirada
definitiva, que me devolvió a Martín, quien un día de abril
estuvo en el mar viendo atardecer. Que tus dedicaciones pasen a
tus días, como tú eres olvido. Alaska desde el puente regala
tiempo." Había algo vagamente ficticio en la ciudad, se
sentía la sensación de no pertenecerle.
Hoy perdí para siempre mis sentimientos nacionalistas. Caminaba
por EUROPAMERICA con la sensación de no pertenecer ya a
AMERICAEUROPA. Mi breve encuentro en los gabinetes dè diseño
capilar me dió la seguridad que me faltaba. Conocía solo un
lugar que no era como los demás. Un clon iluminado y otro
terminal posterior a oscuras era lo que se encontraba más cerca
del ser. Escribo todo esto sin saber que no soy ese clon terminal
levitando sobre su propia substancia. Los elementales soñaron
ser como cerámicas o cuentas. Que prologaran el nümero del
reflejo. Todas las citas angulares se repiten con similares
características. En la edición de 1997 publicada en Berna los
vastos signos no reposan. El culto a las imágenes desechables
revela páginas olvidadas. Quizá ambos comprenden que el ingreso
en la eternidad confirma la dedicatoria: "A Guillermo,
lector de liquidas pantallas en las que brillaba imprevisto su
sello familiar PEP. Compartido desde un atardecer en el
Mediterráneo con su amigo del siglo. Que en esta hora la nave
clónica una todos los puentes. No te regalo la cifra. La cifra
es." Hay algo vago y ficticio en la ciudad, me pertenece.
Hoy me perdí para siempre. Caminaba por la periferia de
Barcelona y después de recorrer varias zonas sin Stalker estaba
en Nueva York. Mi breve encuentro con un auténtico neoyorquino
me otorgó the best Word I need y el recuerdo de su pelo.
Conocía solo una aristocracia fascinada por los cuentos de Poe y
languideciendo en los cantos de Ducasse. No era como en las
cabañas cálidas del invierno, se parecía más a una sala
acondicionada en pleno verano. Un gamuzino moteado se tiende al
relax sobre la música directa desde un satélite. Los que viajan
en naves cósmicas suelen enterarse después del regreso, que la
dirección es única. La primera exploración visitará un
habitat del siglo veintiuno. Todo esto se explica con una mirada
por la biblioteca de aquella magnífica estancia dibujada en un
lago. En la edición de 9918 los vastos signos suizos reposan a
la espera de la forma que adquirirá el lector. La tapa de los
libros reserva páginas idénticas o memorables según L'ere du
vide. Dedicatorias: "A ti que vives cerca del mar. Que los
atardeceres te den el número de tus recuerdos". No regresé
a la Ciudad Condal.
Hoy me perdí para siempre.
Caminaba por Cabildo con la sensación de pertenecer a Cioran.
Encontrarme con La Maga me dió el mundo del otro lado. Conocía
la única acrobacia. No era como en las demás localidades. Dos
collies estaban echados a mis pies y en transubstanciación
lloraban por mí. Soñaba que me leían y olvidaban mis palabras
encadenadas como cuentas cerámicas de un collar inalcanzable.
Los otros eran mi mundo elemental, conocí a muchos y a sus 2500
reflejos. Esta cita de Burroughs la encontré en Auster (La
ciudad de cristal) y en un estante de la biblioteca de Ana. En
1998 fue editado el texto definitivo que por fin iba a reposar en
un Web. La primera página titulada INDEX iba dedicada a Rogelio,
las demás a Tyrrell, autor de las réplicas. "Para Pedro
Horacio Porte Muñoz-Cruzado, lector de cientos de libros, quien
después de 24 años aún recuerda. Que estas pantallas que hoy
pasan por tu vida no ocupen lugar en tu memoria sino en tu
corazón. Te regalo a Hérmès y della Mirandola. Para que
permanezcan inalterables en la ensoñación". Siempre
regreso a la calle Zapiola, a Le Cluny, a Europa.
PROPOSICION FILOSOFICA
INCONCLUSA:
LA PERDIDA.
LA NO PERTENENCIA.
LA SEGURIDAD.
EL LUGAR.
LOS ERRORES.
EL CATODO.
LOS ELEMENTOS.
LOS REFLEJOS.
EL ANGULO.
LOS VASTOS SIGNOS.
EL CULTO AL VOLUMEN.
LA ETERNIDAD.
EL SIGLO.
LOS DOS PUENTES.
LA CIUDAD.