Camino por la comarca y mi juventud lacerante, acerada, me aleja de terrenos conocidos. A lo lejos un paisaje con desiertos y dunas, voy hacia él. Conozco una primera gruta bajando por bosques acechantes, hubiera tenido que gritar mis ganas en un conjuro repetido, macabro y grotesco. Sobre el altar, un libro cerrado. Al norte, las jaulas reales que hablaban de un oscurantismo sucio, de leyendas banales. En mi memoria: Jamaica. A mi alrededor tinieblas quietas, en el templo, al que sólo llegué después, ya habían comenzado a reponer los escenarios. Caminaba por la selva con una lentitud extraña, teniendo en cuenta que los guerreros me encontrarían si no salía pronto de allí. Escapaba todo el tiempo, aunque sabía que no iba a servir de nada. En una trampa al pie de un árbol, un jaguar me sobresaltó y me ví jaguar, me ví trampa, creo que allí monté en un caballo alado para rescatar a la bella dama de blanco, alas de tiempo, llegué a los castillos en invierno, la peste había pasado, en la torre alta estaba Sherekan, de mi armadura sólo quedaba el yelmo, pero mi espada y mi sangre me dijeron; sube! y entonces aparecí en la torre. Lo que sigue es como un aura de luz y de crisálida y de frío, misterio hueco de sal, inútil esperanza. Mi espíritu se transformó en mi testigo, mudo y viejo. Ubicuidad divina. Recuerdo que grité, ví mi garganta gastada, mis manos, mi duro corazón y al final, entre nubes, ví el dulce camino que me conducía hacia un paisaje con desiertos y dunas muy lejos de mi comarca, También vi jaguares, jaulas reales y selva. Abrí el libro con precaución, allí estaba escrito:


TODO ES IGUAL A MI

VUELVE COMO EN UN SUEÑO

EN UN LLORAR OLVIDO LEJANÍA

SU JARDÍN LOS DEVUELVE IMPUNE

OSCILAR SIEMPRE TIEMPOS RECUERDOS DEVORANDO

Todo es igual a mí

todo vuelve en su oscilar

vuelve como en un sueño

es como un jardín siempre

en un llorar olvido lejanía

igual en llorar los tiempos

su jardín los devuelve impune

a un olvido devuelve recuerdos

oscilar siempre, tiempos, recuerdos, devorando

mi sueño lejanía impune devorando

Paisaje
Acceder a un paisaje en el que los sueños sean lunas quietas y recuerdos y piel de estrellas que se vuelve. Un llamado a algo que empieza en esa noche en que el cielo nos devolvió como en una pintura a otra forma de ver la realidad. Un sitio donde uno pueda dejarse caer en trozos pequeños. Un llamado a algo. Una imagen de botes quietos en invierno.

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