El Pueblo Canario:
Un Pueblo con Personalidad
A quienes se cuestionan en esta era, marcada por una globalización salvaje de los mercados y del pensamiento único, la importancia que tiene mantener y potenciar la identidad canaria, habría que preguntarles porqué reivindican entonces para sí lo que les niegan a ellos. Si parece de recibo a sus ojos salvar la ñ como signo distintivo del español frente a la hegemonía anglosajona en el mundo de la informática; los toros y el cine español frente a la invasión audiovisual de las productoras norteamericanas; el biligüismo a ultranza antes que perder su protagonismo histórico por decreto donde hoy se habla galego, català o euskara.; la representación deportiva internacional a exclusividad en un marco político que dicen ya no admite fronteras. ¿Es que hay alguien que les pueda llamar localistas por eso?. Para eso el discurso de la identidad nacional o cultural si es de recibo, si está vigente, si es digno de una defensa en toda regla. Para eso, mirar hacia adentro no es ombliguismo, enanismo mental.
Cuando de lo que se trata sin embargo es de recuperar, potenciar y desarrollar en toda su plenitud la de un pueblo como el canario, su discurso cambia, se malea, propaga distorsiones, encubre razones y argumentos válidos con ridiculizaciones caprichosas y faltas de tolerancia que rozan el insulto a la inteligencia de las personas que en ese Archipiélago habitan.
A su pregunta de ¿ para que sirve en estos momentos la identidad de Canarias?, le respondemos que como en todo caso de identidad, para tener una referencia de vida, para explicar muchas pautas de sus comportamientos y actitudes colectivas y sobre todo sirve para poner en común un proyecto como pueblo y como país.
Que todos los seres humanos que vivimos en este planeta seamos biológicamente idénticos merece un reconocimiento y gratitud a la madre naturaleza. Que algunos se empeñen en hacernos culturalmente idénticos es un atentado contra la multiculturalidad que tanto dicen después defender para quedar bien ante la galería. Un maleado discurso de universalismo que desprecia la aportación que los canarios quieren y desean aportar como testigo de su existencia, no es tal universalismo, es colonialismo en todo regla en tanto nos condena a ser como esponjas, cosmopolitas, sin derecho a aportar a la riqueza cultural del conjunto de la humanidad.
Algunos no quieren investigar ni que investiguen sus raíces, sus orígenes, la conexión cultural y antropológica con sus antepasados. No quieren que sepan quienes son y de donde vienen, no quieren indagar mucho en el pasado para que no comprendans que muchas de esas secuencias se siguen dando en el presente. Con esas premisas es lógico que la necesidad de una Academia Canaria de la Lengua sea comparada y ridiculizada conscientemente por ellos como un exabrupto a las jergas callejeras, o que los contenidos canarios en la escuela lo tilden de folklorismo desnaturalizado, cuando no admitido para hacer un refrito que nos desconecte raíces pasadas y ansias de futuro. Con esas premisas es lógico que dejen pudrir los restos arqueológicos descubiertos y por descubrir, que se copie, que se mute, que se distorsione, que se ralee, todo lo que pueda hacer vislumbrar referentes claros.
No conocer, es no querer, y no querer lleva a no identificarse, a no sentirse parte, perteneciente a algo que compartimos con otros que sienten igual. Ese es el objetivo estratégico marcado y operativizado, bien gracias a la ignorantación y la dejación de los propios, bien a la desconsideración secular de los fuereños.
La reflexión que sigue a estas líneas introductorias no pretende sentar cátedra alguna sobre lo que para mi son pruebas de una PERSONALIDAD BÁSICA NACIONAL CANARIA, pero sí llevar a la consideración de quienes las lean que existen señas de identidad canaria, entre ellas las psicológicas, que les hace pueblo diferenciado en el mundo ya que de ellas se derivan muchas de sus manifestaciones culturales, sus comportamientos políticos, sus condiciones económicas y sociales, y su posición en y con el mundo.