Desde el día 18 de enero soy rehén de un estado reaccionario. Es la cuarta
vez que paso por los calabozos de la siniestra Audiencia Nacional previo a
mi ingreso en prisión. La peculiaridad de esta ocasión es, que han sido
periodistas que claman por la libertad de expresión los principales
impulsores de mi encarcelamiento.
La extrema derecha económica, política, policial y periodística no ha cesado
durante todo el año en su intento de conseguir mi reclusión. Para ello han
recurrido a todo tipo de prácticas, tan abyectas como patéticas y siempre
con la mentira de fondo, y si el aparato policial echaba mano de
manifestaciones religioso-escabrosas, los media recurrían a sus más
cualificados escribidores-basura, ambos colectivos con el indisimulado
propósito final de dar con mis huesos en la cárcel.
Es así como pudo escuchársele al Director General de la Policía aquello de :
"Pepe Rei, de lo malo que es, tiene que tener el diablo en el cuerpo". Su
superior, el ministro Mayor Oreja, intentó aún ir más allá: "es la persona
de peor catadura moral que conozco".
Los periodistas de las cloacas hicieron su trabajo a conciencia: y si desde
"El Mundo" o "ABC" Cristina Schlichting y Alfonso Ussia me catalogaban de
"niño bien, multimillonario", Jon Cruz ("Diario 16" y "La Voz de Galicia") y
Luis del Olmo ("Protagonistas") me descalificaban como "borracho". Del Olmo
añadiría a tan tenebroso currículum el de "agresor de mi ex-compañera". "El
Mundo" no se cansaría de chapotear en este lodazal y, de manera periódica,
recordaría a sus lectores los pasados problemas con las drogas de algunos de
mis familiares.
Lanzada la ofensiva, hasta cuatro Ministros le pidieron al Fiscal General
del Estado que actuara contra mí. La solicitud fue secundada de inmediato
por Magistrados conservadores, comentaristas y contertulios de las cavernas,
así como por los miembros más reaccionarios de la oposición.
Mi citación judicial y mi ingreso en prisión eran sólo cuestión de
oportunismo judicial, político y periodístico. Fue Luis Del Olmo quien tronó
y lo exigió perentoriamente: "¿Es que nadie va a sacar a ese sujeto fuera de
circulación?". Su amigo Baltasar Garzón recogió al vuelo el guante y, en uno
de los espectáculos más patéticos y deplorables de la Magistratura española,
se lanzó al sprint y, por hora y media, se adelantó a otro juez, Juan Del
Olmo, que me había citado para la mañana siguiente. Pero Garzón y su colega
Del Olmo habían conseguido su objetivo: el que yo saliera esposado de la
redacción de "Ardi Beltza" ante una nube de fotógrafos y de cámaras de
televisión.
Camino de Madrid, con las manos engrilletadas y con la cabeza
permanentemente entre las piernas por exigencia policial, no araba de pensar
cuál sería la sorpresa-trampa que me tendrían preparada el tándem
Oreja-Garzón.
Pero la sorpresa fue. que no había sorpresa. Esta vez ni tan siquiera se
habían preocupado de montar el paripé de ocasiones precedentes: tenían la
suficiente cobertura mediática y política para poder prescindir
tranquilamente de cualquier justificación aparentemente formal.
Garzón no se cortó nada a la hora de reflejarlo así en un auto lleno de
vaguedades y lugares comunes: ". 'Ardi Beltza' fue hallada en poder de
varios comandos de ETA, en la revista trabajan ex-miembros del Equipo de
investigación de 'Egin' que, -a tenor de las afirmaciones de Garzón y sus
guionistas de la U.C.I. (Unidad Central de Inteligencia)-, sirven a los
fines de ETA-KAS-EKIN."
Todo esto sería un mal chiste, si no fuera porque concluido el paripé
judicial mi persona está presa de nuevo en la cárcel de Alcalá-Meco.
Desconocía la vis cómica de Garzón. La descubrí leyendo su auto: entre los
"periodistas apuntados" desde "Ardi Beltza" figuran nada menos que Ana Rosa
Quintana, Mª Teresa Campos, Francisco Umbral, Alvaro Baeza y Cayetano
González. Que yo sepa, de Ana Rosa Quintana escribimos sobre el famoso
plagio que hizo en su libro, tema recurrente durante semanas en multitud de
medios; Cayetano es el conocido jefe de prensa e intoxicación de Mayor Oreja
y, en cuanto a Baeza, aparece en el vídeo "Periodistas, el negocio de
mentir" como el mejor representante del esperpento informativo sobre Euskal
Herria, etc. Está claro que, una vez leído el auto, Garzón ha hecho méritos
más que sobrados para pasar a ser el Baeza de la Judicatura.
Pero todavía más impactante y alucinante que el auto de Garzón me parecería
el del juez Juan Del Omo Gálvez, titular del Central de Instrucción nº 6. El
Del Olmo juez, es una persona educada y que en su favor tiene el haber
aguantado durante dos largos meses, el continuo chaparrón político-mediático
que urgía mi linchamiento.
Antes de dictar su resolución, Del Olmo y la representante del Ministerio
Fiscal me sometieron a un exhaustivo interrogatorio absolutamente parcial y
desde la perspectiva de una sola de las partes. Sus preguntas eran las
mismas que se me podrían plantear desde las posiciones del pensamiento único
del Partido Popular o desde la filosofía del Foro de Ermua. De entrada, era
yo el que tenía que responder a una larga y alucinante serie de
imputaciones, y no, como sería equitativo, los periodistas que durante
largos meses habían estado masacrándome a mí, a mis compañeros, y a mis
familiares de manera tan inmisericorde como falaz. Ellos eran los buenos y
yo, como dijera Cotino, la viva personificación del diablo.
Al juez y a la fiscal les leí párrafos enteros de mi libro "Colegas",
publicado en 1.998 en donde, echando mano de la hemeroteca, exponía a la
opinión pública obras y milagros de la clase periodística. No fui yo el que
habló del "Sindicato del Crimen" para referirme a otros profesionales de la
información, ni el que hizo públicos interminables listados de periodistas a
los que se acusaba de chantajear y calumniar. El mérito le corresponde al
mismísimo Juan Luis Cebrián, uno de los prebostes del imperio mediático
construido en torno a "El País".
Del Olmo me observaba inexpresivo, detrás de sus gafas. ¿Cómo era posible
establecer una relación causa-efecto entre el vídeo "Periodistas, el negocio
de mentir" y los intentos de atentado contra alguno de los protagonistas?.
Al juez y a la fiscal les hice reparar en que tres de los cuatro
entrevistados en la cinta (Calleja, Gurruchaga y Del Olmo) reconocen ellos
mismos estar amenazados por ETA desde hace largo tiempo, pero ni por esas.
¿Y por qué se insiste en que "Ardi Beltza" le es encontrada a comandos de
ETA?. En los documentos aportados por la propia U.C.I. tras la detención del
"comando Barcelona" se menciona una serie de publicaciones que les fueron
aprehendidas a los militantes de ETA. Pero esas, se ocultan y se silencian
por los medios de comunicación.
El auto por el que Juan Del Olmo decreta también mi ingreso en prisión no es
ya solo que me cause una gran indignación por la carencia de una mínima base
jurídica; el gran problema no es que me produzca un enorme indefensión, sino
que lo peor es que le concede patente de corso a todos aquellos periodistas
que quieran vituperar y criminalizar a los discrepantes. Ellos podrán seguir
siendo la punta de lanza contra los que nos oponemos al pensamiento único y
nos rebelamos contra este sistema injusto. En contrapartida, a nosotros se
nos quiere imponer el silencio, el acatamiento y la sumisión ante sus
atropellos. Sólo nos queda rebelarnos.
De ahí mi llamamiento a luchar por la libertad de expresión a todas aquellas
personas que no acepten este pensamiento totalitario y, especialmente, a los
medios contrainformativos que se oponen al sistema establecido. No podemos
permitir que los fascistas se apoderen de la palabra y prostituyan el
concepto de la libertad.
Nos va en ello la dignidad. Tenemos que armarnos de nuevo con la utopía y
caminar decididos hacia un futuro en el que las palabras no sean objeto de
comercio y sirvan para que las personas convivan y se conozcan en un mundo
más justo y solidario.