ODA - al minero burlona
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Cuando quiero, minero, te transito,
uva te pisoteo;
todo el mundo te huella sin que un grito,
profundo esclavo y reo
de la roca, te arranque un mal deseo.
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¿No es llegado, subhombre, todavía
el trance de la hora
en que tu carne injerta en etiopía,
como moral aurora,
renazca redimida y redentora?
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¡Bajo todas las plantas! genuflexo
y ni odio manifiestas:
¿dónde? tu macho está, ¿dónde? tu sexo...
Sal de las piedras éstas;
¡álzate en vilo, erígete en protestas!
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O toma, acepta el verdor del prado
tan sólo las raíces,
patrón de muerto, indicio de enterrado,
aprendiz de aprendices,
y cállate, por ti, si nada dices.
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Ahí te envío, por boca de un correo
de cubos terrenales,
la luz que ha de impedirte ser guineo
entre los minerales
y el amor troglodita de las cales.
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Sigue segando, homero del trabajo
y mártir de la mina,
más que los buzos y la hormiga bajo;
más que la misma ruina
humana, maloliente y serpentina.
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Tu subterráneo amor pide tu hembra,
sola en el mondo lecho,
ayer, fértil y más, campo de siembra,
hoy, surco insatisfecho,
espera deseosa de barbecho.
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Solicita recónditos terrenos
como la lagartija,
hasta que incapaciten los barrenos
el abrazo, y la lija
del beso lejos de la sangre hija.
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¡Qué destino! de topo barrenero,
de gusano, ¡qué suerte!
Cava tu tumba más, sepulturero,
productiva, hasta hacerte
mineral laborable de tu muerte.
humana, maloliente y serpentina.
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Tu subterráneo amor pide tu hembra,
sola en el mondo lecho,
ayer, fértil y más, campo de siembra,
hoy, surco insatisfecho,
espera deseosa de barbecho.
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Solicita recónditos
(
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