MASAMASA
            Al fin de la batalla, 
            y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre 
            y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!» 
            Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 
            Se le acercaron dos y repitiéronle: 
            «¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» 
            Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 
            Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, 
            clamando «¡Tanto amor y no poder  nada contra la muerte!» 
            Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 
            Le rodearon millones de individuos, 
            con un ruego común: «¡Quédate hermano!» 
            Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 
            Entonces todos los hombres de la tierra 
            le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; 
            incorporóse lentamente, 
            abrazó al primer hombre; echóse a andar...


 

    Source: geocities.com/es/poetasporlapaz/vall

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