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Libertad
económica e inversiones
El grado de libertad económica de un país es, junto con
su nivel de seguridad jurídica y el respeto del derecho de propiedad,
un factor decisivo a la hora de tomar decisiones vinculadas con inversiones.
No entender que estas cuestiones son evaluadas por un potencial inversor
aun antes que el volumen del mercado interno y los costos laborales puede
conducir al fracaso de cualquier política tendiente a atraer fundamentalmente
capitales del exterior.
Según
el Informe Anual 2004 sobre Libertad Económica Mundial (LEM) publicado
conjuntamente por el Fraser Institute y el Cato Institute, durante las
dos últimas décadas se ha verificado un desplazamiento de
la intervención gubernamental hacia el liberalismo económico.
El índice mide el grado en que los países protegen la propiedad
privada, permiten el libre intercambio de bienes, controlan el tamaño
del gobierno, mantienen bajos los impuestos y, en general, dejan que el
mercado funcione. En conjunto, el índice muestra que la libertad
económica está avanzando. En 2002, la calificación
promedio para los 104 países evaluados era de 6,5 puntos (sobre
10) mientras que en 1980 era de 5,1.
En
efecto, durante los últimos veinte años muchos países
han seguido una política monetaria más estable, han recortado
la tasa marginal de impuestos, han reducido los aranceles, liberalizado
o eliminado los controles cambiarios, y han expandido el comercio. Algunos
datos suministrados por el informe resultan muy ilustrativos: en 2002,
sólo 15 de los 104 países tenían una inflación
de dos dígitos, comparado con los 76 que había en 1980;
los controles cambiarios fueron liberalizados sustancialmente, y en 2002,
había sólo 4 países con una prima del 25 por ciento
o más en el mercado negro cambiario, comparado con 36 países
con una prima de ese nivel en 1980; los aranceles fueron reducidos y en
2002 el arancel promedio era del 10,4 por ciento, en tanto en 1980 era
del 26,1 por ciento. En cuanto al comercio internacional, el tamaño
del comercio exterior se expandió, entre 1980 y 2002; las importaciones
más las exportaciones como porcentaje del PBI se incrementaron,
en promedio, el 25,2 por ciento.
Muchos
son los países que han visto mejoras notorias en su calificación
de libertad económica. Tal es el caso de China, que creció
de 3,8 puntos en 1980 a 4,3 en 1990 y a 5,8 en 2000; la India, que luego
de sufrir un período de estancamiento entre 4,1 y 4,9 en el período
comprendido entre 1980 y 1990, logró que su calificación
creciera a 5,5 en 1995, a 6,2 en 2000 y a 6,3 en 2002; Irlanda creció
de 6,2 en 1985 a 7 en 1990 y a 8,2 en 1995, aunque durante los últimos
años su calificación ha caído ligeramente hasta 7,8
en 2002.
En
cambio, según el ranking que elabora el Cato Institute, la Argentina
cayó al puesto 86° desde el lugar 53° que ostentaba en
la última medición. Con 5,8 puntos, comparte el sitio con
Costa de Marfil, Indonesia y Senegal. El mejor registro alcanzado por
nuestro país fue en 2000, con el puesto 28°, y el peor fue
en 1985, cuando bajó hasta el puesto 99°. El último
informe está elaborado sobre la base de datos correspondiente a
2002, año en que la economía cayó el 10,9 por ciento
y se sintieron de lleno los efectos del colapso de la convertibilidad.
Según informó uno de los autores del estudio, la Argentina
mostró una debilidad en términos del respeto a los derechos
de propiedad, circunstancia que provocó su fuerte caída
en el ranking.
Sobre
la base de los resultados del Informe Anual 2004 cabe concluir que los
países con más libertad económica durante 1980-2000
atrajeron más inversiones, crecieron más rápido y
alcanzaron niveles de ingresos más altos. En cambio, aquellos que
obtuvieron una calificación en el LEM superior a 7 puntos durante
las dos últimas décadas crecieron a una tasa anual del 2,8
por ciento, comparado con un 1,4 por ciento para los países con
una calificación entre cinco y siete y el 0,1 por ciento para aquellos
otros con calificaciones inferiores a cinco.
Un
análisis más detallado indica que guarismos similares existen
incluso después de tomar en cuenta factores como diferencias entre
países respecto del nivel de ingreso inicial, educación
y ubicación geográfica. Además, la relación
entre libertad económica y crecimiento es más fuerte todavía
en los países menos desarrollados que en aquellos de altos ingresos.
Si
quiere nuevamente atraer inversiones y crear un futuro más promisorio,
la Argentina deberá recuperar la seguridad jurídica perdida
y el irrestricto respeto a la ley.
Editorial Diario La Nacion, 4 de agosto de 2004 |