Debaten
de qué hay que hablar a los chicos en las escuelas Controversia
por la educación sexual
Hay dos proyectos en la Legislatura: uno quiere que la materia sea obligatoria;
el otro, que los padres definan los contenidos
Unos
dicen que hace años que se habla de este tema en los colegios y
otros, que la información que se brinda no es suficiente
Por ahora, no hay consenso
La
pregunta es tan amplia que las respuestas son engañosas. ¿Cree
que se debe enseñar educación sexual en los colegios? Sí.
La respuesta es prácticamente unánime. Hasta ahí
parecería que no hay problema. Pero cuando se empieza a indagar
sobre los contenidos -de qué hay que hablarles puntualmente a los
chicos- surgen posiciones encontradas. Y ahí se ve que lo que en
principio parecía un acuerdo es, en realidad, una verdadera controversia,
con diferencias tan hondas que parecen difíciles de conciliar.
A
grandes rasgos, y con muchísimas posturas intermedias, la discusión
se divide entre los que prefieren centrarse en la enseñanza de
los métodos anticonceptivos o la prevención de enfermedades
de transmisión sexual -entre otros aspectos- y los que prefieren
hablarles a los chicos de los valores o del amor, más allá
de la genitalidad.
Este
debate, por el que hace rato ya la sociedad está dividida, queda
hoy claramente definido en la Legislatura porteña, en donde dos
proyectos tratan de sumar votos para lograr así convertirse en
ley.
Uno
pretende que la educación sexual sea una materia obligatoria en
todas las escuelas de la ciudad de Buenos Aires, públicas o privadas.
Esta es la propuesta de los diputados Diego Kravetz, Ana María
Suppa (Frente para la Victoria) y la macrista Florencia Polimeni.
El
otro, de los diputados Jorge Enríquez y Juan Carlos Lynch (Juntos
por Buenos Aires), quiere talleres para padres, de manera que estén
asesorados para que sean ellos quienes hablen con sus hijos y lleguen
a un acuerdo con el colegio.
El
tema forma parte de la política sanitaria y preocupa al Ministerio
de Salud, ya que en los últimos 20 años aumentó un
14 por ciento la cantidad de chicas adolescentes que quedan embarazadas.
Ellos también quieren que se incorpore la salud reproductiva a
la enseñanza (ver aparte).
Diferencias
Ahora, si se les pregunta a la Secretaría de Educación porteña
y a la Vicaría de Educación de la Arquidiócesis de
Buenos Aires qué les parecen los proyectos, la respuesta de ellos
es que desde hace rato se habla de educación sexual en las escuelas.
¿Por qué, entonces, están proponiendo dictar lo que
ya dicta? Justamente, porque cada uno tiene una concepción distinta
de lo que es la educación sexual. Y, para muchos, lo que hoy se
ve en los colegios no es suficiente.
A
esto hay que sumarle otro componente: desde hace casi dos años
está en vigencia la ley nacional de salud sexual y procreación
responsable -la 25.763, que entró en vigor el 30 de octubre de
2002-, que también habla de la capacitación en los colegios.
Y otra vez la pregunta, ¿para qué una ley que establezca
lo que ya establece otra? La respuesta es, otra vez, similar. Porque hoy
no se cumple tal cual fue pensada.
José
María Corral, vocero de la Vicaría de Educación de
la Arquidiócesis de la ciudad de Buenos Aires, resume una de las
posiciones y apunta a que el Estado no debe ser quien les diga a los colegios
de qué hay que hablarles a los chicos, sino que cada escuela debe
ser la que decida qué se les va a decir en función de sus
creencias.
"Nos
parece muy bien que haya educación sexual -dijo-. De hecho, hace
años que hablamos de eso, hasta en las clases de catequesis. Pero
hay distintas concepciones sobre ese tema. Eso es sano y hay que respetarlo.
Si para algunos es más importante hablar de preservativos, está
bien. Yo creo que hay otras cosas. Si una adolescente viene a verme porque
está embarazada, a mí me parece grave que esté sola
y me preguntó dónde está el novio, que no asumió
o no entendió que el hijo es de los dos. Creo que es importante
hablarles del amor, de las responsabilidades y de muchas cosas que van
más allá de los preservativos."
Este
razonamiento es equiparable al que utilizó Enríquez para
elaborar su proyecto: "Los padres tienen derecho a educar a sus chicos
de acuerdo con sus preferencias religiosas. Tienen que consensuar con
los colegios lo que quieren para sus hijos".
Diego
Kravetz, uno de los autores de la iniciativa para que la educación
sexual sea una materia obligatoria, es uno de los que impulsa la postura
contraria. "Lo que hoy dan en los colegios es Educación para
la Salud, más centrado en la biología -aseguró-.
Hay que hablar de temas concretos, como la prevención de enfermedades
de transmisión sexual, de todos los métodos anticonceptivos,
de la práctica sexual, de los riesgos que se corren. No queremos
que haya un cortocircuito con la Iglesia, pero sí que los chicos
tengan información para cuidarse."
Talleres
especiales
Más cerca de Kravetz, Mabel Bianco, presidenta de la Fundación
de Estudios para la Mujer (FEIM), dice que, salvo excepciones, prácticamente
no se habla de esto en los colegios. Ellos, junto con otras nueve organizaciones
no gubernamentales, tienen un convenio con el Consejo de Niñas,
Niños y Adolescentes del gobierno porteño para brindar talleres
en los colegios.
Lilian
Fisher es quien está a cargo de este proyecto y asegura que ya
los dictaron en 51 escuelas y cada día tienen más demanda.
Concretamente,
dijo Bianco, los talleres tienen cinco módulos en los que se habla
de género, sexualidad, derechos reproductivos y sexuales, métodos
anticonceptivos, prevención de HIV y otras enfermedades, y servicios
a dónde recurrir.
La
Secretaría de Educación porteña está de acuerdo
en que se promulgue una ley de educación sexual, pero cree que
no deben ser los legisladores los que fijen los contenidos, sino que eso
debe quedar en manos de Poder Ejecutivo. Haydeé Caffarena, directora
general de Escuelas, dijo que el tema se aborda hoy dentro del marco de
materias como Educación para la Salud, Biología o Educación
Ciudadana: "Se tienen en cuenta los valores y la información
legítima. Pero hablamos de educación sexual en un sentido
amplio, no sólo de reproducción".
Del
tema hay que hablar, dicen todos. No parece que vaya a haber problema
en este punto. Pero sí habrá que acercar posiciones para
resolver la discusión acerca de los contenidos que deberá
tener una materia sobre educación sexual.
Por Marta García Terán, La Nacion,
19 de septiembre de 2004
Encuesta
El 98 por ciento de los porteños y habitantes del Gran Buenos Aires
está de acuerdo con la incorporación de educación
sexual en la secundaria y el 92%, en la primaria, según una encuesta
sobre 300 casos realizada por el Centro de Estudios de Estado y Sociedad.
¿Cuál de los siguientes aspectos le parece que debería
ser más importante para el Programa de Salud Sexual y Procreación
Responsable?, se les preguntó. El 43% dijo que debe ser la prevención
del sida; el 24%, garantizar la información y provisión
de anticonceptivos y el 12%, facilitar la participación de las
mujeres en las decisiones de su vida sexual.
Opinión Es uno de los derechos del niño
Por Alicia Figueroa
En estos días, ha estallado el debate sobre la educación
sexual en los colegios, si debe impartirse, cuándo y por quiénes.
Pero
mientras se debaten su pertinencia, sus términos y contenidos,
se ha omitido mencionar siquiera el núcleo del dilema: la educación
sexual es un derecho de los niños, las niñas y los adolescentes,
consagrado en la reforma constitucional de 1994, al adherir nuestro país
a la convención internacional sobre los derechos del niño.
Este
derecho, como todos los demás, delimita en su contraparte la obligación
de provisión del mismo, que ha sido denegado ya por bastante tiempo.
Mientras
se dirimen sutilezas, los jóvenes desconocen su propio cuerpo,
y como es de esperar, tampoco saben cómo cuidarlo.
Nada
nuevo bajo el sol
Hoy es frecuente escuchar entre los adolescentes los mismos mitos de la
época de nuestras abuelas.
Por
otra parte, los mensajes masivos dirigidos a los jóvenes transmiten
una alta carga de erotismo. Publicidades con modelos que parecen niñas
en actitudes de mujer fatal; cirugías estéticas para lolitas;
adolescentes que tienen sexo en las novelas de la tarde, que coronan con
eventuales embarazos y que terminan triunfantes, casadas y prósperas
o que mágicamente se pierden en abortos espontáneos.
Y
mientras el mundo del consumo empuja a los adolescentes a una erotización
precoz, los padres y la escuela callan, por temor a que hablar con los
chicos sobre sexo los estimule a tener relaciones sexuales más
tempranamente.
Esto,
sin comprender que este silencio en el que se los sumerge a los adolescentes
los deja absolutamente solos, abandonados a su buen juicio, frente a interlocutores
poco recomendables. La educación sexual en los colegios y en los
hogares ayudará a los adolescentes a cuidar su cuerpo, a ser personas
plenas, libres y respetuosas de su propia sexualidad y de la ajena.
La autora es ginecóloga del Centro Latinoamericano Salud y Mujer
(Celsam).
Opinión
Educar para el amor
Por Guillermo Marcó
Las últimas cifras sobre embarazo adolescente parecen haber generado
una serie de proyectos sobre educación sexual. Algunos proponen,
como inmediata solución al problema, la obligatoriedad de esta materia
desde la primaria o EGB, o incluso desde preescolar.
También
se pretende que la obligatoriedad abarque instituciones públicas
y privadas. En este último caso, se estaría entorpeciendo
la tarea que muchos colegios privados ya vienen realizando con respecto
a la educación sexual de sus alumnos.
La
Iglesia está absolutamente convencida del valor de la educación
sexual. De hecho, la imparte en sus colegios, comprendiendo que dicha
educación es esencial en el desarrollo madurativo de sus alumnos.
La
educación sexual no debe reducirse sólo al aspecto genital,
sino que necesita extenderse al aspecto más abarcativo de la sexualidad,
el de los valores y la educación para el amor. Si el Estado se
toma la atribución de impartir contenidos obligatorios para educar
sobre sexualidad, se estaría avasallando la tarea de muchos colegios
religiosos que orientan esta materia según sus valores e ideales.
Estamos
de acuerdo en la necesidad de la educación sexual como instrumento
de formación; debería enriquecerse el contenido básico,
evitando posturas que reduzcan al hombre a su dimensión biológica,
y dar libertad para que cada colegio establezca su modo de enseñar
educación sexual con los valores que eligieron los padres cuando
eligieron un colegio según su propia cosmovisión.
El
autor es director de la oficina de prensa del Arzobispado de Buenos Aires.
La Nacion, 19 de septiembre de 2004
Controversia por la educación sexual en las
escuelas Nueve millones en anticonceptivos
El Ministerio de Salud duplicará en 2005 la cantidad de dispositivos
que se entregarán en los hospitales
Ginés González García impulsa la educación sexual
en las escuelas
Según las cifras de la repartición que conduce, el embarazo
adolescente creció un 14,2% entre 1980 y 2000
La realidad dice que, más allá de la aprobación de
los padres, los adolescentes argentinos comienzan su actividad sexual a
los 15 años en promedio, según cifras del Ministerio de Salud
de la Nación. Y que cada vez más menores quedan embarazadas.
Entre
1980 y 2000, la maternidad adolescente aumentó un 14,2%. "De
los 694.000 nacimientos anuales registrados en 2002 y 2003, el 15% (102.000)
fue protagonizado por chicas menores de 20 años. De estas madres,
3270 eran menores de 15 años. La situación afecta especialmente
a las niñas y adolescentes desprotegidas y de menor nivel de instrucción.
La relación es de cuatro a uno entre quienes no terminaron la primaria
y entre quienes tienen estudios más avanzados", explicó
Ginés González García, ministro de Salud de la Nación.
El
funcionario entiende que tal estado de cosas no guarda relación
con una mayor castidad en los niveles sociales medios, sino con un mayor
acceso a los métodos anticonceptivos. "Pero el abordaje desde
la salud, mediante la consulta ginecológica y el reparto de métodos
anticonceptivos gratuitos en los hospitales gracias al Programa Nacional
de Salud Sexual y Procreación Responsable encarado por el ministerio,
necesita otra pata, que es la educación sexual en las escuelas.
Y yo creo que, en función de las estadísticas, debe ser
obligatoria y comenzar en el nivel primario", opinó.
Por
eso, el ministro impulsa dentro de su Plan Federal de Salud la incorporación,
por medio de los ministerios de Educación de cada distrito, la
educación sexual dentro de la currícula tanto primaria como
secundaria.
El
ministro ya decidió duplicar en 2005 la provisión de métodos
anticonceptivos a los hospitales públicos de todo el país.
Así, con una inversión de nueve millones de pesos, distribuirá
5 millones de anticonceptivos hormonales orales; 850.000 anticonceptivos
hormonales inyectables, 460.000 dispositivos intrauterinos (DIU), 8 millones
de preservativos, más de 600.000 anticonceptivos hormonales orales
compatibles con la lactancia materna y 2500 kits de instrumental para
colocación de DIU.
Durante
este año se entregaron 6 millones de anticonceptivos hormonales
orales, 600.000 anticonceptivos hormonales inyectables, 250.000 DIU y
4 millones de preservativos. Además, ante la demanda de las provincias,
se enviaron 400.000 anticonceptivos hormonales orales compatibles con
la lactancia materna y 3000 kits de instrumental para colocación
de DIU.
Educación
pluralista
"No hay que plantearlo como una competencia (entre padres y maestros).
Las enseñanzas impartidas en la escuela van a complementarse con
los valores transmitidos por la familia. La educación deberá
ser pluralista y dar lugar a todas las miradas. Lo cierto es que el pedido
de métodos anticonceptivos es el primer motivo de consulta en los
servicios de ginecología infantojuvenil de los hospitales porteños.
Y comprobamos que, muchas veces, la información que los adolescentes
poseen no les resulta suficiente para instrumentar su cuidado", explicó
Eugenia Trumper, médica ginecóloga, docente de la UBA y
coordinadora general del Programa de Salud Sexual y Procreación
Responsable del gobierno porteño.
Según
Trumper, la experiencia en otros países -donde la educación
sexual se incluye en la currícula escolar incluso desde el jardín
de infantes- demostró que la enseñanza va de la mano con
el descenso del embarazo adolescente. "Los países escandinavos
son los más adelantados y el embarazo adolescente casi no existe.
Holanda, por ejemplo, tiene un 1%", detalló la especialista,
quien, además, cree que los chicos no empezarán a tener
relaciones sexuales antes por recibir conocimientos en la escuela. "Cuanta
más información poseen, más tardía resulta
la iniciación sexual", dijo.
Por Angeles Castro, La Nacion, 19 de septiembre de 2004
Opiniones
Angela Lema
"Es importante que los chicos tengan respuestas claras y no se queden
con las dudas", madre de dos chicos.
María
F. Beder
"Las charlas se dan en familia. En casa preguntan y se habla con
normalidad", madre de tres chicos.
Fernanda Ojeda
"Me parece bien porque los chicos están interesados. Se animan
a preguntar todo", madre de una niña.
Marcela
Onarato
"Los chicos hablan entre ellos. Me parece bueno que en la escuela
se enseñe", madre de cuatro niños.
Carmen
Ramos
"Es importante que se entrene a los docentes. Los chicos necesitan
respuestas claras", madre de dos niños.
Graciela
Quercetti
"A veces es más fácil que pregunten en el colegio,
cuando están entre compañeros", madre de dos chicos.
Silvia
Fraimovit
"Los chicos ven cosas en la tele y en Internet, pienso que es positivo
que en la escuela se les hable." |