Solución
de la violencia escolar
LA
mediación, esa estrategia que en los fueros civiles desalienta
muchos juicios, es la misma que está utilizándose ahora
para evitar que los escolares de todo el país resuelvan a golpes
sus problemas en las aulas.
Unos
cinco mil estudiantes se desempeñan como "alumnos mediadores"
a partir de una iniciativa que lleva adelante un grupo de mediadores judiciales,
abogados del Ministerio de Justicia de la Nación, que intervienen
en cuestiones comunales y que, desde hace casi cinco años, viajan
a las escuelas argentinas para capacitar a docentes y alumnos. La aspiración
de estos coordinadores es, como la describió el secretario de Justicia
de la Nación, Martín Montero, que los chicos argentinos
que hoy están en la escuela sean hombres y mujeres formados en
una cultura de paz y que la violencia sea descartada por ellos como la
única forma de resolver sus diferencias.
De
la experiencia de trabajar con estos niños surgen como motivo de
los conflictos más habituales la falta de comunicación entre
ellos y con sus padres, las sospechas de robo, los "chismes"
y la discriminación -sobre todo, por cuestiones sociales y raciales
contra niños provenientes de países limítrofes-;
es decir que los chicos no son ajenos al violento sistema social en el
que están inmersos.
Por
pedido de una de las partes, recomendación de los docentes o "de
oficio", los alumnos mediadores, que son formados en la escuela y
elegidos por votación directa de sus compañeros, tercian
en la disputa. En la mayoría de los casos todo se resuelve favorablemente,
después de haber pasado por una primera etapa de insultos y enojo,
para alcanzar finalmente la posibilidad del diálogo. Los jóvenes
mediadores coinciden en todos los casos en que una escucha activa -que
pondere la expresión del otro y no agrave ni subestime el problema-
y el parafraseo -repetir textualmente lo que se dice- son las dos estrategias
más utilizadas para resolver la confrontación que, muchas
veces, empieza de la manera más tonta del mundo.
Por
su parte, los coordinadores señalan un elemento muy preocupante,
que estaría por detrás de la manifestación de violencia
en niños y adolescentes: la falta de coherencia entre lo que sus
padres y la sociedad les piden y el ejemplo que les ofrecen. Se les pide
que no mientan, pero sus padres y otros adultos mienten delante de ellos
con total naturalidad; se les pide que no agredan, pero los adultos agreden.
También es cierto que la confusión entre las palabras y
los hechos está en la base de una sociedad argentina que se ha
ido transformando profundamente por la pérdida de valores y de
las certezas que en otras épocas orientaban la vida de la mayoría
de los argentinos.
Muchas
veces, desde este espacio, hemos reiterado que la escuela debe, ante todo,
formar personas y transmitir pautas de convivencia. El ejemplo que están
dando estos alumnos mediadores, alentados por sus docentes y los mediadores
"mayores" de la justicia argentina, es altamente estimulante,
porque hay además otro aspecto de la experiencia que debe destacarse:
una articulación exitosa entre distintos grupos de la sociedad.
Estos
abogados que decidieron ofrecer sus conocimientos y su capacitación
para encontrar soluciones de un terrible problema de la comunidad escolar
están ejerciendo espléndidamente su deber de ciudadanos,
contribuyendo a revertir el proceso de deterioro nacional sobre la base
de la tolerancia, el respeto por el otro y la solidaridad.
La Nacion, 24 de agosto de 2004
GRESCA
ENTRE PROFESORA Y ALUMNA
COMODORO RIVADAVIA.- En el marco de un gran escándalo que incluyó
golpes con una varilla de hierro, arañazos y amenazas de muerte,
una joven de 20 años, alumna del turno noche de una escuela de
la ciudad, fue expulsada del establecimiento educativo, a raíz
de peleas que mantenía con una profesora, con quien se disputaba
el amor de un ex estudiante de ese colegio.
Lo cierto es que el llamativo episodio ocurrió en la Escuela de
Magisterio 711 de Comodoro Rivadavia a la que asistía la alumna
Daniela Cárdenas, de 20 años, quien el viernes último
fue expulsada del colegio por su directora, Cristina Nievas de Gómez.
Fuentes policiales y allegados a la estudiante comentaron que la alumna
disputaba con la profesora de Contabilidad, Andrea Mansilla, el amor de
un joven, ex estudiante de esa escuela. Las mismas fuentes no dudaron
en señalar que ambas mujeres “desde hace meses vienen protagonizando
continuas peleas por el amor del joven, de quien no trascendió
su identidad, pero que enamoró por igual a alumna y profesora”.
La rivalidad y el amor que profesan ambas mujeres por el muchacho trascendió
los fronteras del colegio y, en esa puja por ganarse su corazón,
lograron involucrar a sus familiares, quienes lejos de aportar una cuota
de racionalidad y apaciguar la delicada situación, la agravaron.
El viernes último, los padres de la profesora de Contabilidad atacaron
“con una varilla de hierro” a la alumna Daniela Cárdenas,
y “antes, la madre de la estudiante “le arañó
el rostro y amenazó de muerte” a la madre de la docente.
Según trascendió, la mujer reaccionó de esa manera
indignada porque su hija había sido expulsada del colegio por la
directora Cristina Nievas de Gómez, quien además llamó
a la policía y pidió “protección policial”
y el desalojo de “algunos periodistas que permanecían en
los pasillos de la escuela” cubriendo los hechos.
El doble romance y la consecuente rivalidad entre las damas se remonta
a más de un año atrás cuando Andrea, la profesora,
y Daniela, una de sus alumnas, discutieron en los pasillos de la institución
haciendo público el conflicto amoroso. Posteriormente la estudiante
denunció a la maestra por insultos.
Según el padre de la docente ésta “fue patoteada recientemente
por la alumna y un grupo de amigos y el pasado viernes cuando el hombre
y su mujer la fueron a buscar, fue insultada y escupida por la misma chica
y algunos compañeros”. Víctor Mansilla se enfureció
por la agresión de los jóvenes contra su hija y se bajó
del automóvil para pedirle explicaciones a Daniela pero ésta
en medio de la discusión se enfrentó directamente a la madre
de su rival y terminaron “tirándose del pelo con virulencia”.
Mientras Víctor defendía a su esposa, un compañero
de Daniela de apellido Pinilla brindó apoyo a la estudiante. La
intensidad de los forcejeos transformaron el enfrentamiento en escándalo.
Cuando se presentó la policía, Víctor Mansilla acusó
a la alumna por lo ocurrido y las autoridades del establecimiento optaron
por expulsar a la joven.
Cronica, 1 de septiembre de 2004
SAN
LUIS: DRAMATICO EPISODIO EN UN JARDIN DE INFANTES
Azotó a su hija en clase para "ponerle límites"
La
maestra citó al padre para analizar el comportamiento de su hija
de 5 años. Ante padres y alumnos, sacó el cinturón
y le pegó duramente. El colegio lo denunció de inmediato.
Una
nena de cinco años fue azotada por su padre con un cinturón
en plena sala del jardín de infantes de la Escuela Mitre, dependiente
de la provincia, "para ponerle límites", y delante de
sus compañeros y su maestra.
"En
casa, ponemos los límites así", dijo el padre golpeador,
según testigos.
El
hombre fue inmediatamente denunciado por la docente de la pequeña
a la Justicia del Menor y la Familia, mientras algunos padres presentes
lo quisieron —literalmente— linchar.
El
hecho ocurrió el martes pasado alrededor de las 9 en la sala del
Jardín de la Escuela Mitre, una tradicional institución
del centro de la ciudad de San Luis.
El
grado cuenta con unos 30 alumnos, y la maestra Viviana Grangetto había
citado al padre (cuyos datos identificatorios Clarín los mantiene
en reserva para proteger a la niña) para analizar la conducta de
la alumna en los cursos.
Delante
de todos los chicos, y mientras se desarrollaba la clase, el padre entrevistó
a la maestra, quien le explicó que su pequeña hija tenía
algunos problemas de comportamiento en la sala. Inmediatamente el hombre
contestó: "Así se ponen los límites", se
sacó el cinturón y azotó a la nena ante la mirada
atónita de los alumnos, la maestra y otros padres.
La
maestra Grangetto declaró a los periodistas que ella intentó
detener al padre entre los llantos de la nena, mientras el resto de los
alumnos buscaba la contención de sus propios tutores.
"En
un primer momento creí que también me iba a pegar a mí",
dijo la maestra, que, de inmediato, pidió a las autoridades de
la escuela la autorización para denunciar el hecho a la Justicia
del Menor y la Familia.
El
tramite se cumplió a los pocos minutos, la maestra fue a los Tribunales
locales, a dos cuadras de la escuela, hizo revisar a la nena con un médico
y un psicólogo de Justicia y se radicó la denuncia en contra
del padre.
En
la Justicia se inició un expediente para investigar la conducta
del agresor tanto en el seno familiar como en su vida pública y
será citado en las próximas horas para dar explicaciones.
El
padre de la nena, según opinión de profesionales en psicología,
ya no mide que sacó la violencia a la calle y eso es digno de ser
analizado.
Al
Centro Interdisciplinario de Servicios, dependiente de la Universidad
local la Justicia está derivando cada vez más víctimas
de estos problemas.
Para
los especialistas, hay que destacar el rol fiscalizador de la escuela
que —como institución íntimamente en contacto con
la familia de los alumnos— puede detectar estos casos y fiscalizarlos.
"Habrá
sin embargo que esperar el pronunciamiento de la Justicia en estos casos",
aclaró la licenciada Vuanelo, ya que se violan los derechos fundamentales
del niño, un comportamiento que es penalizado severamente.
Clarin, 16 de septiembre de 2004
Un caso raro
La licenciada en Psicología Roxana Vuanelo, de la cátedra
de Psicología Jurídica de la Universidad Nacional de San
Luis, se mostró muy sorprendida por el hecho cuando fue consultada
por Clarín.
Vuanelo dijo que este tipo de casos son muy comunes "en el seno del
hogar". E indicó que las características del caso son
la impunidad y el poder "del padre que considera a sus hijos un objeto
al que puede moldear por la fuerza".
"Lo curioso es que lo haga públicamente", indicó
la profesional, que atiende a su vez casos de violencia familiar.
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