DECLARACIONES
DEL TITULAR DE LA CONVENCION NACIONAL DE LA UCR
Stubrin: “El radicalismo tiene que entrar en una etapa de fortalecimiento”
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El flamante presidente de la Convención Nacional de la UCR, Adolfo
Stubrin, afirmó hoy que el radicalismo tiene que "entrar en
una etapa de fortalecimiento". No obstante, admitió que el
partido está "débil" para formar alianzas, y que
su estructura "es indispensable" para dirigentes como Elisa
Carrió y Ricardo López Murphy.
"Yo
soy muy escéptico sobre las alianzas fuera del partido. Creo que
es muy complicado hacerlas con un radicalismo débil, sólo
un radicalismo fuerte puede hacer alianzas exitosas", afirmó
el dirigente, y agregó: "Si no, uno se pone en situación
de remate y en esas condiciones nadie paga nada por el radicalismo y las
alianzas terminan por fracasar".
Para
el dirigente, la UCR debe "entrar en una etapa de fortalecimiento,
de aumento de la autoestima y reconocer que los otros, al carecer de un
partido nacional, son burbujas y es poco lo que tienen".
"Si
aceptan eso, podrá haber alianzas bajo nuestros principios y nuestra
representación político-social, que es inmensamente superior
a la de los otros consortes", opinó en diálogo con
radio América.
Consultado
sobre la posibilidad de conformar alianzas con López Murphy y Carrió,
Stubrin subrayó que "el radicalismo les es indispensable en
sus estrategias políticas, es terminal para ellos".
Sin
embargo, entendió que no habrá acuerdos porque si esos dirigentes
los aceptan "se desfiguran, pierden su propia identidad y la justificación
de por qué generaron una variante política independiente".
Clarin, 27 de septiembre de 2004
DIALOGO
CON EL FLAMANTE TITULAR DE LA CONVENCION NACIONAL RADICAL
Stubrin: "Ya era hora de que hubiera un cambio de guardia en la UCR"
Con
bajo perfil, encarna la renovación posalfonsinista en el partido
centenario. Pero recela de las alianzas, por derecha e izquierda. "No
estamos de remate", dice.
El
primer gesto de Adolfo Stubrin al ser ungido presidente de la Convención
radical, ayer a la madrugada, consistió en responder con la misma
moneda los insultos de un grupo juvenil que se oponía a su candidatura
y no lo dejó hablar. Esa intempestiva reacción contrastó
con la apatía que suele exhibir en público. Minutos más
tarde, Stubrin recuperó su serena pose de intelectual y en charla
con Clarín confesó su propósito de dotar a la UCR
de "un perfil modernizador".
—¿Qué
significado le adjudica a su triunfo?
—Es
la consolidación de un proceso por el que una coalición
plural, integrada por diferentes generaciones y regiones con experiencias
de gobierno y gestión, busca protagonismo. Una propuesta que lleva
hacia la modernización organizativa y la depuración ética
de la UCR.
—Desde
su pasado alfonsinista, ¿cree que realmente termina la hegemonía
del sector que rodea al ex presidente dentro del partido?
—Claramente
han ocurrido desplazamientos y cambios de guardia. Ya era hora de que
los hubiera.
—En
el grupo que lo postuló hay quienes impulsan las más diversas
alianzas: desde López Murphy y Carrió hasta Macri. ¿Cuál
es su receta?
—La
función de la Convención será metabolizar las diferencias
internas de un espectro tan heterogéneo. El problema de las alianzas
se da en distritos de pobre desempeño electoral. Soy escéptico
en cuanto a que sean viables, por cuestiones de equilibrios y de ideología.
No somos un partido en remate. Pero desde mi cargo voy a garantizar el
respeto a lo que definan las autoridades de cada distrito.
—Su
mandato va más allá de las presidenciales del 2007. ¿Cómo
imagina la estrategia para esa elección?
—Igual
que en los municipios y provincias donde somos vigorosos: recuperando
el vigor a nivel nacional. Las alianzas serán un segundo paso.
Nos quieren rapiñar militantes desde los otros partidos de la oposición
y desde el Gobierno. No los podremos detener mientras no nos mostremos
como alternativa.
—¿Necesitan
diferenciarse más del Gobierno para disputar espacios en la oposición?
—Con
Kirchner tengo coincidencias personales en cuanto al proceso de negociación
externa, fuertes críticas por la acumulación de poder y
planteos alternativos sobre el desarrollo social e industrial, que es
endeble y balbuceante. Sobre la base de políticas de cambio alto
y dinámica exportadora, la UCR está en condiciones de trazar
una agenda superadora a la de las otras fuerzas. Es nuestra ventana de
oportunidades.
—¿Con
qué línea ideológica lo identifica?
—El
partido mantiene una clara línea progresista desde la declaración
de Avellaneda de 1947, seguida en gestiones de Illia, Alfonsín
y la férrea oposición a Menem. Es cierto que tuvo una mala
aplicación con De la Rúa y fue una experiencia frustrante.
Pero lo que predominó fue la coherencia.
—Son
los mismos enunciados de la lista alfonsinista ¿Qué los
diferenció?
—El
estilo.
—¿Cuáles
serán sus primeros pasos en la Convención?
—Empezaré
con dos proyectos. Un código de buenas prácticas, porque
si alguien cometía una falta ética o fraude electoral no
recibe sanción. Y la instalación de una agenda de relación
entre política y capitalismo, para que deje de causar pudor en
el radicalismo el diálogo con los sectores privados de la producción.
Clarin, 26 de septiembre de 2004
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APELLIDO.
ADOLFO STUBRIN, TITULAR DE LA CONVENCION RADICAL. COMO SU HERMANO
MARCELO, PROVIENE DEL ALFONSINISMO. (Foto: Axel Alexander)
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EL
TRIUNFO DE UN FRENTE DE CAUDILLOS DE LA UCR SOBRE EL ALFONSINISMO
Pragmatismo, en busca de una chance electoral
Una
brisa renovadora suaviza la escaldada piel del radicalismo desde la madrugada
de ayer, con el encumbramiento de Adolfo Stubrin en el órgano que
deberá explorar las líneas políticas que le permitan
al centenario partido ilusionarse con una recuperación.
La
posibilidad de que la brisa pase a la categoría de ventarrón
depende menos de la tarea que cumpla el flamante presidente de la Convención
Nacional que de la articulación que finalmente adopte el conglomerado
de caudillos provinciales que apoyó su candidatura.
Es
la misión que tomará en sus manos Angel Rozas, jefe del
ejecutivo partidario. El ex gobernador chaqueño impulsó
al dirigente santafesino, escudado en un realineamiento de fuerzas que
le hizo morder el polvo al séquito que rodea a Raúl Alfonsín
y que hegemonizó a la UCR en las últimas dos décadas.
Un
dato: el férreo ideologismo socialdemócrata de la lista
alfonsinista que impulsó a Luis Cáceres —se dio por
derrotado con una desventaja de 166 a 138 votos— fue la contracara
del tren multicolor de Stubrin.
A
los vagones ganadores subieron tanto referentes del ala conservadora como
de la progresista, hermanados en un concepto: el pragmatismo. Es el que
esgrimen los gobernadores e intendentes para ganar elecciones pese a la
debacle del partido.
La
UCR maneja 6 provincias y unos 500 municipios, además de contar
con 46 diputados y 19 senadores nacionales, más que cualquier otro
espacio opositor.
La
incógnita es si sabrá ponerlos en la cancha de la oposición
para contrapesar la carencia de un líder que pueda competir con
el carisma de los emigrados Elisa Carrió y Ricardo López
Murphy.
Para
Rozas, la convención no definió líneas ideológicas,
sino la necesidad de poner en primera fila a los que denomina "líderes
de gestión" en reemplazo de figuras famosas, pero desgastadas.
En cambio, el operador del cacerismo, Leopoldo Moreau, afirmó que
el resultado beneficio a los que quieren ser "furgón de cola
del liberalismo antiperonista", en alusión a Lopez Murphy.
Sobre
el final de la sesión, la hostilidad de los jóvenes caceristas
contra Stubrin, a quien acusaron de representar a "la derecha",
provocó una réplica del candidato y la escena desembocó
en un tumulto, detenido a tiempo.
La
pelota quedó en poder de los cruzados antialfonsinistas que acompañaron
a Stubrin. Será él, junto a Rozas, el jujeño Gerardo
Morales, el porteño Jesús Rodríguez, el mendocino
Roberto Iglesias y los intendentes bonaerenses rebeldes, entre otros,
los que tendrán que darle contenido a las promesas de renovación.
Clarin, 26 de septiembre de 2004
La
multiplicación de partidos no sirvió para renovar la política
Por Rosendo Fraga
Para LA NACION
Las
normas que en 2002 facilitaron la creación de fuerzas políticas
no han servido, en realidad, para consolidar un sistema de partidos.
Es
así como las próximas elecciones muestran un cuadro de atomización
en la oposición que no tiene antecedentes en la historia argentina.
Primero
fueron conservadores y radicales, y después el radicalismo con
el peronismo. Pero la reciente crisis de la UCR -en la elección
presidencial de 2003 no llegó al 3% de los votos- ha dado por tierra
con el tradicional bipartidismo argentino.
Elisa
Carrió, de ARI, puede realizar una buena elección en la
Capital y ganar en este distrito; Ricardo López Murphy, de Recrear,
tiene posibilidades de hacer muy buena elección en la provincia
de Buenos Aires y convertirse en segunda fuerza, con lo que el ex ministro
de la Alianza podría ser elegido senador nacional y ubicar entre
8 y 10 diputados nacionales.
La
UCR seguramente ganará en varias de las provincias que gobierna;
el socialismo será la segunda fuerza en la ciudad de Rosario y
el Movimiento Popular Neuquino ganará nuevamente en la provincia
que viene gobernando desde hace cuatro décadas.
No
obstante, todas estas fuerzas están divididas y enfrentadas entre
sí y ninguna de ellas en la situación actual superará
el 10 o 12% de los votos en el ámbito nacional.
En
este cuadro, la unidad del justicialismo es la clave para que tanto el
presidente Kirchner como los gobernadores ganen las elecciones del año
próximo. Sólo si finalmente se divide el peronismo y se
plantea una pugna electoral entre el partido y el movimiento "transversal",
el oficialismo nacional y provincial podría ver comprometida la
elección.
*
* *
A
partir de que los sondeos han mostrado una disminución en la imagen
positiva de Kirchner y de que su apoyo no resulta suficiente para imponer
candidatos propios en el peronismo, la transversalidad ha quedado relegada
como proyecto electoral.
Es
que la unidad del justicialismo es la clave del éxito electoral
del oficialismo para el año próximo y esto establece un
interés común entre el Presidente y los gobernadores.
Aun
con una economía que se estanque en el segundo semestre del año
próximo, con lo cual aspectos como el desempleo y la pobreza empeorarán,
y sin resolver problemas como la inseguridad pública y el conflicto
piquetero, el oficialismo ganará las elecciones del año
próximo, siempre que el peronismo concurra unido y que la oposición
siga dividida como hasta ahora, lo que resulta probable.
*
* *
Es
así como la atomización y el fraccionamiento de la oposición,
en gran medida generado por la desarticulación de la UCR, muestran
que la multiplicación de fuerzas políticas no ha servido
para una renovación de la política, sino que, paradójicamente,
ha contribuido a la consolidación del PJ como partido dominante.
La
falta de una oposición con capacidad de disputar con éxito
las elecciones legislativas el año próximo hace que la clave
del resultado para Kirchner esté centrado más en la unidad
electoral del oficialismo que en la calidad de la gestión de gobierno.
El
autor es director del Centro de Estudios Nueva Mayoría
La Nacion, 26 de septiembre de 2004
"Demuestra
que hay rotación democrática"
Adolfo Stubrin interpretó así su triunfo
Adolfo Stubrin, de 51 años, es un hombre de bajo perfil, serio,
y hasta tímido al principio. Abogado y docente universitario, fue
secretario de Educación de la Nación durante el gobierno
de Raúl Alfonsín (a cuyo postulante enfrentó anteayer)
y es miembro de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitaria (Coneau), por designación del Senado, desde 1996.
Ex
diputado nacional por Santa Fe y esposo de la actual diputada Lilia Puig,
con quien tiene cuatro hijos, habló con LA NACION desde Santa Fe,
cansado, pero contento.
–¿Cómo
analiza su triunfo?
–Este
cambio de guardia es un interesante mensaje para los radicales que llegaron
a pensar que el partido estaba guardado bajo cuatro llaves, propiedad
de un círculo reducido de dirigentes de Buenos Aires. Esto demuestra
que hay rotación democrática.
–¿Cuáles
son sus planes para la convención?
–Trabajar
con todos los convencionales para la modernización de la organización
del partido; dar garantías de democracia interna a las distintas
vertientes en un marco pluralista; actualizar la normativa en el ejercicio
de la ética y, por último, la actualización programática:
adaptar el mensaje del radicalismo a la actualidad.
–¿Cómo
define al bloque tan heterogéneo que lo apoyó?
-Es
un abanico de sectores y fuerzas de distintas regiones y posturas, que
coincidieron en tenerme confianza. Yo no represento a una agrupación
interna. Es una coalición de fuerzas pluralistas que demuestra
que los resultados cantados se pueden revertir.
–¿Se
siente de derecha, como lo acusaron a usted y a sus seguidores durante
la convención?
–Es
algo bastante ofensivo que forma parte de la campaña electoral.
Han alterado mi imagen por razones electorales, y hay que aclararlo. Mi
trayectoria no responde a ese estereotipo.
–Por
momentos pareció que iban a terminar a golpes de puño...
Había
una técnica de clausura de debate mediante agravios. Muestra un
escaso talante democrático.
La Nacion, 26 de septiembre de 2004
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Stubrin,
eufórico, una vez que se confirmó su triunfó |
El
análisis
La derrota de Alfonsín abre una nueva etapa
Una vuelta de página en el libro de la longeva historia radical.
Una nueva etapa. Algo que se rompió y algo que nace. Ese es el
mensaje que envió hacia afuera, pero, sobre todo, hacia adentro
del radicalismo, el triunfo de Adolfo Stubrin sobre Luis Cáceres,
alias "Changui", para presidir la Convención Nacional
de la UCR.
Después
de más de dos décadas de control partidario, el candidato
elegido por el ex presidente Raúl Alfonsín, y beneficiado
por las bondades de su protección, perdió.
Ya
había sucedido en un sinnúmero de elecciones para cargos
electivos. Pero esta vez fue puertas adentro del partido y en su principal
bastión.
La
convención se celebró en el Comité Capital de la
UCR, territorio con profusión de corrientes que responden al ex
presidente. Y la provincia de Buenos Aires, otro de sus bastiones, aportó
nada menos que 73 de los cerca de 300 delegados que en la madrugada de
ayer terminaron por darle la victoria a Stubrin.
Algo
falló. Algún engranaje del "aparato" dijo basta
y se detuvo. ¿Comienza el postalfonsinismo?
Enfrente
no hay ciertamente un aparato más poderoso. No se trató
de una corriente partidaria fuerte, con varias décadas de vida.
Fue, más bien, una coalición improvisada, heterogénea
y que no reconoce ningún líder.
Allí
se encolumnaron el presidente del partido, Angel Rozas, junto con la mayoría
de los gobernadores radicales, los jefes partidarios de las provincias
chicas, un grupo de intendentes bonaerenses que se oponen a la conducción
provincial, algunos dirigentes porteños del ala "progresista"
del partido y hasta varios delarruistas.
Algunos
de esos nuevos "socios" hasta hace poco respondían a
Raúl Alfonsín, con Rozas a la cabeza. Esta vez los aglutinó,
dicen, la necesidad de cambiar las bases de un partido que tocó
fondo en la última elección.
Se
identifican con un rol de oposición firme ante el oficialismo,
critican los acuerdos bajo la mesa del radicalismo con el PJ y quieren
renovar la dirigencia que hace dos décadas maneja la batuta de
la desafinada orquesta radical. Abiertos a las alianzas electorales, insisten,
sin embargo, en que sólo será posible con un partido fuerte.
"Queremos
cambiar las cosas en el partido", dicen. Y ganaron una primera batalla.
Por Laura Capriata, La Nacion, 26 de septiembre
de 2004
CAMBIOS
EN LA UCR: SE IMPUSO ANOCHE AL REFERENTE ALFONSINISTA, LUIS "CHANGUI"
CACERES
Stubrin derrotó al alfonsinismo y preside la Convención
radical
Apoyado
por el chaqueño Rozas, el ex diputado santafesino es el nuevo jefe
del congreso partidario.
Una postal de la renovación posalfonsinista quedó plasmada
anoche en la Convención Nacional del radicalismo, cuando el ex
diputado santafesino Adolfo Stubrin quedó consagrado presidente
de la Convención de la UCR. Los casi 30 votos de diferencia sobre
el alfonsinista Luis Cáceres en una votación previa —que
definía si el voto sería nominal o secreto—llevaron
a Cáceres a aceptar con un discurso la derrota.
La
candidatura de Stubrin para el manejo del organismo doctrinario y de control
de los estamentos ejecutivos del partido fue motorizada por Angel Rozas,
titular del Comité Nacional. El chaqueño convirtió
la disputa en un abierto desafío a la tutela que ejerce sobre la
línea partidaria el núcleo duro alfonsinista, que impulsó
a Cáceres.
Rozas
reunió un más que heterogéneo conglomerado para su
objetivo. Asumió el riesgo de reconfigurar la alianza que lo llevó
a la cúspide de la UCR en el peor momento histórico del
partido, un año atrás.
Se
colocó en la vereda de enfrente de su aliado de entonces, Raúl
Alfonsín, para abrazarse a caciques de provincias chicas y a quien
fue su rival, el mendocino Roberto Iglesias. Aun a riesgo de ser acusado
de inclinar el partido hacia la derecha, en contraposición a la
línea férreamente centroizquierdista que sostienen los seguidores
del ex presidente.
Con
Stubrin, un intelectual de bajo perfil, se alinearon los intendentes bonaerenses
rebeldes que proponen explorar alianzas a derecha e izquierda: les da
igual López Murphy, Macri o Carrió.
Otros
referentes de peso que se anotaron en la "línea renovadora"
fueron los porteños Jesús Rodríguez —su principal
operador—, Enrique Nosiglia, Rafael Pascual y Rodolfo Terragno,
junto al senador jujeño Gerardo Morales y al gobernador correntino
Ricardo Colombi. De las seis provincias de signo radical, cuatro apoyaron
a Stubrin y dos se abstuvieron. Para este grupo, la línea de Cáceres
significaba ejercer una oposición tibia al kirchnerismo.
Hasta
último momento, los caceristas sembraron sospechas sobre la forma
en que sus rivales obtuvieron quórum propio para sesionar. Los
de Stubrin juntaron 183, sobre un total de 347 convencionales. Les sobraron
9.
Para
Cáceres, se trató de "una maniobra poco transparente
del Comité Nacional". Dijo que incluyeron suplentes que no
correspondía sumar. Pero la sangre no llegó al río:
los caceristas aceptaron bajar al primer piso a sesionar. Antes, con suma
prolijidad contaron sus propias costillas: llegaban apenas a 138.
Allí
eran amplia mayoría los bonaerenses, capitaneados por Leopoldo
Moreau, el storanista César Martucci y Ricardo Alfonsín.
El hijo del ex presidente fue saludado con afecto desde todas las líneas:
fue su regreso a la actividad política tras el duelo por la muerte
de su hija, Amparo.
También
dio el presente Carlos Becerra, jefe de la poderosa UCR cordobesa y compañero
de "Changui" en los tiempos de la Junta Coordinadora. De hecho,
la camada de jóvenes alfonsinistas que alumbró en los años
80 fue forjada en esa escuela de cuadros que armó Cáceres,
basada en ideales progresistas.
El
fervor cacerista tuvo la virtud de unir a dos acérrimos rivales
porteños, el actor Nito Artaza y la ex funcionaria ibarrista Gabriela
González Gass.
Raúl
Alfonsín no participó. Pero se supo que presionó
por teléfono en favor de Cáceres. Así volcó
los votos del cacique rionegrino Pablo Verani. Clarin,
25 de septiembre de 2004
"Socialdemócrata
y progresista"
De mucha menos fama que Marcelo —su hermano mayor— Adolfo
Stubrin es considerado uno de los intelectuales más brillantes
surgido de las filas radicales.
Esos pergaminos le valieron haber ocupado la Secretaría de Educación
en el gobierno de Raúl Alfonsín. Más acá en
el tiempo, fue de número dos a la Comisión Nacional de Evaluación
Universitaria en representación de los senadores radicales y acaba
de renunciar.
Diputado
nacional por Santa Fe en 1983, con flamantes 30 años, ahora que
peina 51 la que ocupa una banca por esa provincia es su esposa, Liliana
Puig. Curiosamente, también su rival Luis Cáceres es cónyuge
de una diputada santafesina, Alicia Tate.
Desde sus comienzos en la Junta Coordinadora, que dio impulso juvenil
al alfonsinazo, enarbola una ideología que define como "socialdemócrata
y progresista". En esta ocasión se dejó rodear por
referentes más conservadores. Lo justificó diciendo que
"la prioridad es renovar las metodologías".
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NUMEROS.
ADOLFO STUBRIN, AYER, EN EL COMITE CAPITAL, JUNTO CON EL SENADOR
GERARDO MORALES (DERECHA). (Foto: Axel Alexander) |
CAMBIOS
EN LA UCR: EL COLOR DE LA CONVENCION RADICAL
Volvieron boinas y cantitos del pasado
La liturgia sigue intacta en la UCR, pese a tantas emigraciones y tropiezos
electorales. Así quedó comprobado anoche, con el calor que
la barra juvenil identificada con el alfonsinismo le dio a la extenuante
sesión de la Convención Nacional.
Entre
banderas rojiblancas, que reaparecieron en escena como en momentos de
mayor gloria para el centenario partido, los de la JR entablaron un duelo
dialéctico con los convencionales de la mayoría —que
apoyaron a Adolfo Stubrin— a los que le endilgaron en diversas rimas
representar a "la derecha radical".
Autotitulados
como "la izquierda" partidaria, reeditaron —tal vez sin
saberlo— una disyuntiva ideológica que tiene décadas
de vigencia en el partido de Alem.
Cuanto
peor le iba en el debate a su candidato, Luis Cáceres, los bullangueros
ubicados en la tribuna superior interrumpían a los oradores con
mayor énfasis.
Bebés
en los tiempos en que Changui asomaba como la mayor promesa de la izquierda
radical, los jóvenes de hoy sacaron a relucir el grito de batalla
que fue hit hace veinte años: "Alerta, alerta que camina,
el changuicacerismo por América Latina".
El
más enojado con esas interrupciones fue el presidente provisorio
de la asamblea, Benito Ferreira. El tucumano de 83 años fue elegido
en el cargo, como es tradición, por ser el más veterano
de la nómina. Antes de asumir pretendió darles un sermón
a los bisoños cantantes: "Tenemos que unirnos, jóvenes
y viejos, para levantar la bandera radical".
Banderas,
vinchas y prendedores con la divisa partidaria, más las clásicas
boinas blancas, eran exhibidas en los stands de la entrada. El vendedor
de souvenires partidarios confesó que hacía tiempo no vendía
tantos.
Adolfo
Stubrin preside la Convención del radicalismo
Fue elegido anoche luego de que su adversario, Luis Cáceres, admitió
la derrota
El flamante presidente, que contó con el apoyo de Rozas y de los
gobernadores, había ganado una primera votación
El derrotado representaba a las viejas figuras partidarias
El
radicalismo eligió anoche a Adolfo Stubrin presidente de la Convención
Nacional partidaria luego de que su adversario Luis "Changui"
Cáceres admitió la derrota.
Stubrin
contó con el apoyo del actual jefe partidario, Angel Rozas, del
ex gobernador de Mendoza Roberto Iglesias, de varios mandatario provinciales
y de un sector de intendentes rebeldes bonaerenses.
La
derrota de Cáceres significó el principio de lo que muchos
comenzaron a llamar el radicalismo "posalfonsinista" y la búsqueda
de un recambio de las figuras rechazadas por la ciudadanía. Cáceres
contaba con el apoyo total de Raúl Alfonsín.
Stubrin
presidirá la Convención Nacional de la UCR, que es el órgano
partidario que toma las máximas decisiones políticas y fija
las posiciones ideológicas.
La
victoria de Stubrin comenzó a tomar cuerpo cuando sus aliados impusieron
el voto nominal en detrimento del voto secreto propuesto por los hombres
de Cáceres. Esta decisión se impuso por 166 contra 138 votos
y fue la determinante para que Cáceres evitará otra votación.
Las
seis postulaciones originales, como adelantó LA NACION, quedaron
resumidas en la pelea de dos ex diputados por Santa Fe: Stubrin y Cáceres.
Del lado de Cáceres se encolumnó todo el alfonsinismo y
los caciques de la UCR bonaerense. Con Stubrin, un frente heterogéneo
formado por varios dirigentes de provincias gobernadas por el radicalismo,
un sector del radicalismo porteño y el grupo de intendentes rebeldes
bautizado como Grupo de Olavarría.
El
debate
Tras un demoradísimo inicio de las deliberaciones (estaba previsto
para las 10 y tan sólo fue posible a las 20), los delegados de
Stubrin comenzaron el plenario, seguros de que reunían quórum
propio.
Contabilizaron
180 convencionales. En el cuarto piso, Cáceres llamaba a una conferencia
de prensa para denunciar irregularidades en la acreditación de
suplentes y reclamaba el voto secreto "para que puedan sufragar sin
condicionamientos".
Mientras,
en el primer piso del comité, los estribillos en favor de Alfonsín
y de Cáceres y las acusaciones contra la "derecha radical",
dirigidas a Iglesias y al Grupo de Olavarría, volvían imposible
escucharse, y convertían a la reunión en una puja ideológica.
El otro sector siguió con su postura y logró que Cáceres
acordara que resolviera la Comisión de Poderes, como establece
la carta orgánica, que integraron seis representantes de cada candidato.
Finalizado
con diferencias el recuento, se votaron dos posturas: el voto nominal
(a mano alzada), como quería Stubrin, o secreto como proponía
Cáceres, quien al ser derrotado anunció que su sector se
quedaría para dar quórum, aunque acusó a Rozas de
poner al comité nacional al servicio de la campaña de su
advesario.
"Una
muestra de auténtica rosca radical". Así definían
los propios miembros del partido las febriles negociaciones en los "cuarteles"
de cada bando desde el jueves bien temprano hasta ayer, minutos antes
del comienzo de la convención.
Cáceres
reunió a sus delegados en el Hotel Bauen, donde todos pasaron la
noche anterior custodiados por él mismo. Fue tal el celo por cuidar
a la tropa porque un solo convencional podría definir la disputa
interna.
A
la mañana siguiente ya se acercaron al Bauen los delegados de la
provincia de Buenos Aires y de Capital. Cáceres estuvo con bonaerenses
como Leopoldo Moreau, Federico Storani y Ricardo Alfonsín.
También
pasaron por ahí dirigentes del alfonsinismo porteño como
Gabriela González Gass, Florentina Gómez Miranda y Oscar
Torres Avalos, además del líder de la UCR cordobesa Carlos
Becerra.
Stubrin
y su gente prefirieron el Comité Catedral al Norte, cerca del Congreso,
enrolado en el Ateneo del Centenario, fundado por el radical porteño
Jesús Rodríguez, uno de los que comandó las reuniones,
junto con el propio Stubrin (su hermano Marcelo, también lo apoyaba)
y al senador radical jujeño Gerardo Morales, principal operador
de Rozas.
Debatieron
toda la tarde con una veintena de representantes legados por el postulante
rionegrino Oscar Machado, que apoyó a Stubrin. También estaban
los mendocinos enviados por Roberto Iglesias y los rebeldes bonaerenses.
Por Laura Capriata, La Nacion, 25 de septiembre
de 2004
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Cáceres
habla ante los convencionales de la UCR; poco después perdió
la primera votación
Foto: Alejandro Pagni |
Superpoderes
El jefe de bloque de diputados del radicalismo, Horacio Pernasetti (Catamarca),
reclamó ayer modificaciones al proyecto de ley de presupuesto 2005,
particularmente en el artículo que concede "superpoderes"
al jefe de Gabinete para reasignar partidas presupuestarias. "Si
hay cambios en el articulado, por supuesto que vamos a apoyar el presupuesto.
La UCR nunca va a dejar a un gobierno sin presupuesto, porque recordamos
la trágica experiencia del ex presidente (Arturo) Illia cuando
no tuvo presupuesto", enfatizó Pernasetti.
Adolfo
Stubrin, a un paso de conducir la Convención Nacional del radicalismo
El
ex diputado Adolfo Stubrin quedó cerca de presidir la Convención
Nacional del radicalismo –el órgano doctrinario del partido-,
al conseguir esta noche que 183 dirigentes que le responden logren formar
quórum –9 más de lo necesario para comenzar a sesionar-.
Sin embargo, el otro de los candidatos, Luis "Changui" Cáceres,
denunció que algunos de los convencionales son "truchos".
La
Convención sesiona en medio de un marcado clima de confrontación
ideológica entre la socialdemocracia, representada por el alfonsinismo
que apoya a Changui Cáceres y una línea más conservadora
encarnada por Adolfo Stubrin que tiene el respaldo del titular del Comité
Nacional, Angel Rozas.
Ambos
candidatos a presidir el cuerpo tienen en común una larga militancia
en el radicalismo y su origen santafesino.
Poco
antes de iniciarse el debate, Cáceres exigió al Comité
Nacional que la votación fuera secreta mediante el uso de una urna
porque "existe la presunción de que las autoridades del partido
están operando a favor de uno de los candidatos, Adolfo Stubrin".
Y agregó que "nosotros creemos que mediante ese método,
se transparentaría la elección porque cada uno votaría
a conciencia".
No
obstante, las autoridades partidarias rechazaron la exigencia de Cáceres
lo que derivaría en la votación nominal del candidato a
la presidencia de la Convención. De hecho, se presume que en una
votación nominal se elimina la posibilidad de que participen delegados
"truchos".
El
recinto donde sesionan los convencionales, en la sede de la UCR Capital,
está colmado por algunas barras como por ejemplo jóvenes
radicales denominados "Los irrompibles".
Al
ingresar a la sede del Comité Capital, el diputado Leopoldo Moreau,
que milita en las filas del changuicacerismo fue tajante: "Aquí
se definen dos modelos de partido, uno nacional con base socialdemócrata
y otro que puede ser el furgón de cola de la centroderecha, es
decir de Ricardo López Murphy, que pretende crear un frente antiperonista".
Por
su parte el convencional Juan Pablo Baylac retrucó las expresiones
de Moreau al señalar que "no se puede hablar de derecha o
izquierda en esta Convención, que el partido esté dirimiendo
esa cuestión ideológica. Aquí hay que entender que
Adolfo Stubrin representa la expresión de un partido moderno que
busca sacarlo de la crisis en la que se encuentra".
Con
respecto a la posibilidad de que un sector del radicalismo de la provincia
de Buenos Aires se encolumne detrás de López Murphy en las
elecciones del año que viene, Baylac indicó que "hay
un voto casi conservador en la provincia que pertenece al estanciero y
al chacarero y López Murphy arrastra a esos sectores".
En
tanto, Changui Cáceres indicó que "aquí va a
triunfar la militancia" mientras que su rival, Stubrin, sostuvo que
"nosotros queremos crear un partido moderno y una oposición
fuerte".
Clarin, 25 de septiembre de 2004
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