Se
anunció ayer en la India Un argentino recibirá el Nobel
alternativo
Es el biólogo Raúl Montenegro, por su tarea en favor del
medio ambiente y las comunidades postergadas
El
premio es el Right Livelihood Award
Está dotado con 268.000 dólares, que deberá compartir
con Bianca Jagger y la organización rusa Memorial
El
9 de diciembre próximo, el biólogo argentino Raúl
Montenegro recibirá ante el Parlamento sueco el Right Livelihood
Award -más conocido como "el Nobel alternativo"-, una
distinción creada en 1980 y dotada con dos millones de coronas
suecas (268.000 dólares) que en esta oportunidad compartirá
con Bianca Jagger -ex esposa del cantante de los Rolling Stones- y la
organización rusa Memorial, defensores de los derechos humanos.
Montenegro,
que ya había sido nominado en otras oportunidades, es docente
de las universidades de Córdoba, Buenos Aires y Mar del Plata,
y presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam).
"Se
rinde honor a Montenegro por su sobresaliente trabajo con las comunidades
locales y pueblos indígenas, en defensa del ambiente y la conservación
de los recursos naturales tanto dentro como fuera de América
latina", indica el veredicto del jurado.
"Ayer
derramé unos lagrimones porque a la mañana creí
que no merecía el premio -contó ayer el investigador desde
su casa, en Córdoba-. Pero estoy contento, porque de alguna manera
esto permite difundir nuestras causas, como la situación del
pueblo Mbya Guaraní, en Misiones, que habita en tierras cuyos
árboles están siendo talados sin control."
El
premio, anunciado durante una conferencia de prensa realizada en la
ciudad india de Hyderabad, fue instituido por Jakob von Uexkull, un
escritor, conferencista, filatelista profesional y ex miembro del Parlamento
europeo, de nacionalidad sueca y alemana, que vendió una colección
de raras piezas filatélicas para crear su fundación y
reunir un fondo inicial de un millón de dólares.
Uexkull
consideró que, a pesar de que el Premio Nobel es el máximo
honor que se puede ofrecer a un individuo, abarca un rango relativamente
estrecho, que sólo reconoce el trabajo en los países industrializados,
que no constituye una respuesta adecuada para los desafíos que
enfrenta la humanidad. El quería destacar los esfuerzos de aquellos
que enfrentan estos peligros más directamente y encuentran respuestas
prácticas a "la contaminación, el peligro de la guerra
nuclear, el abuso de los derechos humanos, la miseria y la pobreza espiritual
de los ricos".
"Empecé
a trabajar en la universidad como asistente de investigación
cuando estaba en el secundario -recordó Montenegro-. En 1971,
la UBA me dio un premio a la investigación y en lugar de irme
a los EE.UU. o Europa elegí viajar al nordeste de Brasil, la
zona más pobre de América. Ese viaje fue una bisagra en
mi vida. Fui como ecólogo teórico y volví como
ecólogo activista."
Para
el investigador, uno de los aspectos más relevantes de su tarea
es la posibilidad de utilizar las herramientas de la ciencia en y con
la comunidad.
"Una
de las cosas más lindas que me han pasado es trabajar con el
barrio de Ituzaingó. Allí desarrollé el concepto
de cóctel de contaminantes y lo presenté en la Escuela
de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres", recordó.
Y enseguida explicó: "Esto se refiere a que en la mayoría
de los lugares las personas están expuestas a muchos contaminantes
al mismo tiempo. Uno siempre lleva elementos técnicos hacia la
comunidad, pero en este caso se generó un elemento técnico
desde la comunidad hacia la ciencia. A veces no es suficiente con la
capacidad propia del científico, sino que se necesitan muchos
ojos. Yo casi tuve que rearmarme para trabajar con la comunidad".
Funam,
la organización liderada por Montenegro, se creó hace
23 años, cuando estaba por finalizar el gobierno militar. "Las
ONG eran una especie de ventanita nueva que se abría -dijo-.
La fundación nos ofreció la posibilidad de hacer algo
fuera de la universidad y del Estado, y con mucha libertad. Si algo
aprecio de esta distinción es que se trata de un premio a la
libertad."
La
organización se mantiene con los fondos de los socios, principalmente
de una decena ("es pequeña, bien tercermundista", acota
Montenegro), y basa su acción en el acompañamiento a grupos
ciudadanos postergados. "Hacemos un intercambio -explicó-;
ellos nos enseñan lo que ellos saben y nosotros les mostramos
lo que sabemos nosotros. El resultado es increíble, porque cuando
la gente empieza a manejar información que en general sólo
circula en grupos académicos, se generan grandes avances. Después,
las comunidades se manejan a sí mismas, no necesitan una ONG
tutora."
Montenegro
tiene en su haber numerosos emprendimientos -entre ellos, 36 documentales
para la televisión sobre los principales problemas ecológicos-
y recibió diferentes galardones, como el Premio Global 500, otorgado
por las Naciones Unidas, el FundTV y el Santa Clara.
En
la actualidad, el biólogo, de 54 años, trabaja intensamente
para que les sean devueltas entre 7000 y 9000 hectáreas a los
Mbya Guaraníes. "El gobierno suspendió la tala de
árboles después de la presión que hicimos -afirmó-,
pero no puede ser que 60 chicos, 40 mujeres y 200 hombres estén
en la plaza de Posadas y el gobernador de Misiones no los reciba. Hemos
avanzado mucho en el derecho de los blancos, pero faltan años
luz para que los indígenas alcancen lo mismo."
Ante
la pregunta de cuáles son los principales problemas ecológicos
que enfrenta el país, respondió: "Primero, los malos
funcionarios públicos; segundo, la corrupción, y tercero,
el egoismo en empresas y ciudadanos. Todos los otros surgen a partir
de allí".
La Nacion, 21 de septiembre de 2004