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ANÁLISIS
INSTITUCIONAL
Cuando la violencia se mete en el aula
¿Qué
conflictos atraviesan actualmente los colegios secundarios públicos?
Con el aporte de docentes del nivel medio, un grupo de trabajadores sociales
de la UNC responde a este tema a través de un diagnóstico
realizado en cinco establecimientos educativos de la ciudad de Córdoba.
Las múltiples situaciones violentas registradas servirán
para elaborar estrategias de cambio.
Profesores
que se persignan antes de entrar al aula, alumnos que se sienten maltratados
por una realidad social de pobreza generalizada, padres que demandan una
"buena educación" y a la vez exigen que el colegio imponga
orden y autoridad entre sus hijos, además de edificios en muy mal
estado y aislamiento social. La violencia parece atravesar cada rincón
de la escuela de diferentes maneras. Mientras tanto, se le pide a estas
instituciones que atiendan situaciones que no le son propias, como alimentar
a los chicos, distribuir zapatillas o ayudar a instrumentar un plan social.
Éstos son algunos de los problemas detectados por un equipo de
docentes de la Escuela de Trabajo Social (ETS) por medio de un análisis
institucional llevado a cabo desde el año pasado en cinco establecimientos
de nivel medio ubicados en los barrios San Vicente, Marques de Sobremonte,
Alto Alberdi, San Martín y Villa Revol de esta ciudad.
El proyecto, realizado junto con maestros y directivos de esos colegios
secundarios, incluyó talleres docentes y entrevistas con padres
y alumnos, y se desarrolló en el marco de un programa de mejora
de la calidad de la enseñanza financiado por la cartera educativa
nacional (ver El proyecto). El trabajo, de fuerte contenido participativo,
indagó cómo viven y perciben la violencia los distintos
miembros escolares con el objetivo de volcar los resultados en propuestas
que permitan enfrentar el problema.
Según el diagnóstico elaborado por un grupo de 25 profesionales,
los conflictos que aquejan la escuela, como el exceso de demandas sociales,
las relaciones asimétricas de poder y la figura de un docente-trabajador
que debe "repartirse" entre varios colegios, terminan por obstaculizar
y muchas veces impedir el principal objetivo de la institución:
transferir conocimiento.
Distintas
miradas
De acuerdo a Gabriela Rotondi, secretaria de Extensión de la ETS
y responsable del análisis realizado en uno de los colegios, "la
violencia circula en la trama social y se manifiesta también en
la escuela en diferentes direcciones según cada actor". En
efecto, las situaciones que se vivencian como violentas varían
entre estudiantes, directivos y docentes.
Aunque con matices distintos, para buena parte de los profesores la violencia
se ejerce desde los alumnos hacia ellos y está vinculada también
a factores estructurales.
La mayoría de los alumnos, en cambio, asocia la agresión
a su entorno social de pobreza y exclusión, y no se ven a sí
mismos como protagonistas de acciones coercitivas sino, en muchos casos,
como receptores. "En las entrevistas aparece la alusión sistemática
a serios problemas familiares, con infancias muy duras y complejas, y
a la condición económica?, señala la trabajadora
social. A la sensación de maltrato por la realidad que les toca
vivir se suman las relaciones de poder asimétricas entre autoridades
y estudiantes marcadas, desde el enfoque de los adolescentes, por la contradicción
de un discurso docente que enseña qué se debe hacer, pero
que fuera del aula muchas veces realiza "exactamente lo contrario".
Sin embargo, no hay sólo embates contra la institución por
parte de los chicos. Por el contrario, la generalidad rescata al ámbito
escolar como espacio de movilidad social y, a contrapelo de lo que opinan
los docentes, los jóvenes coinciden en que, si tuvieran la posibilidad
de elegir ir o no al colegio, optarían por asistir. "Aseguran
que quieren ir a la escuela para ser alguien mañana y no terminar
recogiendo cartones", apunta Rotondi, quien agrega que aún
perdura "el antiguo ideario nacional de educación como tránsito
hacia mejores condiciones de vida". Justamente, según las
conclusiones del trabajo, las demandas de los padres están centradas
en la necesidad de una enseñanza de calidad para, básicamente,
afrontar las expectativas de ingreso a la universidad y preparación
para el mundo laboral.
Lugar
de políticas públicas
Uno de los principales problemas hallado por el equipo universitario es
el exceso de demandas sociales que se le imponen a la escuela y que son
ajenas a su función educativa. "Se le manda que resuelva más
de lo que puede hacer, como proveer de comida y vestimenta, dar una mano
con el tema del agua y hasta con la vereda del edifico", grafica
la docente de la UNC. La lista de reclamos invade estos establecimientos
escolares que, por otra parte, tampoco cuentan con los recursos necesarios
para atender esos requerimientos. En este punto, Rotondi explica que en
las indagaciones surgió muy patente la idea de escuela como un
ámbito donde "se mete mucho la política pública
y social, como ayudar con los planes Jefas y Jefes en la zona de influencia,
y gestionar abonos y recursos para las familias carenciadas".
Más allá de la buena voluntad de muchos docentes y de la
preocupación de otros por afrontar estos pedidos, lo cierto es
que, de acuerdo al diagnóstico, la institución atraviesa
un proceso de fragmentación y corrimiento de su misión central
que impide su especialización y fortalecimiento.
Pareciera que, abrumada por exigencias y reclamos de todo tipo que sobrepasan
su capacidad de respuesta, la escuela pública llega a ser cualquier
cosa menos un espacio de formación y aprendizaje.
Quiénes
participaron
El proyecto "Universidad y escuela pública. Abordar la violencia
para promover la inclusión social" es una iniciativa de la
ETS ante la convocatoria a un concurso organizado por el Ministerio de
Educación de la Nación para promover proyectos de apoyo
a instituciones de la Educación General Básica 3 (CBU) y
Polimodal. El insumo inicial del análisis fue la tarea previa realizada
en 2004 en torno a esta problemática por la cátedra de Trabajo
Social V en 30 instituciones escolares. Ese material luego fue elaborado
junto a las escuelas Santiago Ayala, Deodoro Roca, Hipólito Irigoyen,
Hipólito Vieytes y Rodolfo Walsh, y se incorporaron posteriormente
las cátedras de Comunicación Social y Orientación
del Aprendizaje, y el seminario de Educación. Recientemente, los
resultados de la evaluación llevada a cabo por cada escuela y los
obtenidos por la unidad académica de la UNC fueron expuestos al
público.
El
diagnóstico, por escuela
Aunque cada institución presenta realidades diferentes, comparten
problemáticas comunes:
· Problemas edilicios, alumnos con situación social comprometida.
· Alto índice de repitencia y deserción.
· Empobrecimiento del docente y trabajo fraccionado.
· Indisciplina entre los estudiantes y conflictos de convivencia
escolar.
· Aislamiento institucional y exclusión social.
· Exceso de demandas sociales y cuestionamiento al rol pedagógico.
· En algunos casos, peligros diversos (amenazas, violencia, destrucción
de elementos de la escuela).
Córdoba,
2 de junio de 2006
Nota
publicada en el periódico Hoy la Universidad (www.hoylauniversidad.unc.edu.ar),
de la Universidad Nacional de Córdoba.
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