Violencia
escolar: un hecho sin precedente en el país. Masacre en una escuela
En
Carmen de Patagones, un alumno de 15 años mató a tres compañeros
e hirió a otros cinco
Les disparó en su aula con una pistola calibre 9 milímetros
de su padre, que es suboficial de la Prefectura Naval
Dolor y consternación en la ciudad
El asesino es inimputable por su edad
Declaró que había tenido algunos problemas en su hogar
CARMEN
DE PATAGONES.- "Hoy va a ser un lindo día", dicen que
dijo Junior, de 15 años, antes de extraer la pistola Browning calibre
9 milímetros de su padre y disparar, sin pausa, sobre sus compañeros
de 1er año B de la Escuela Media N° 2 Islas Malvinas, de esta
ciudad en el extremo sur bonaerense, a 1100 kilómetros de la Capital
Federal. Junior, apodo por el que todos lo conocían, mató
a tres alumnos y otros cinco están internados con heridas de diversa
gravedad. Todos tienen la misma edad que el homicida.
Anoche,
las jóvenes víctimas eran veladas en el estadio Trípodi,
del Club Atenas, en medio del profundo dolor de todos los habitantes de
esta ciudad. Se hicieron presentes el gobernador Felipe Solá y
autoridades educativas nacionales y provinciales.
Horas
después de la masacre, el adolescente -inimputable por su edad-
había sido trasladado a Bahía Blanca, donde declaró
ante la Justicia. Estaba lúcido, consciente de sus actos y confesó
allí que en el último tiempo había tenido problemas
con su padre, un suboficial de la Prefectura Naval.
La
tragedia se desató luego de las 7.30 de ayer. Tras izar la bandera
en el patio de la escuela, los chicos se dirigieron a sus cursos. Lo que
parecía un martes más se convirtió, en pocos minutos,
en un verdadero caos. Junior entró a clase, se paró junto
a su pupitre, el primero al lado de la puerta, y no paró de disparar:
agotó los trece tiros del cargador de la pistola reglamentaria
de su padre. Tres chicos murieron : Sandra Núñez, Evangelina
Miranda y Federico Ponce. Otros cinco sufrieron heridas de distinta gravedad.
El
resto de los 29 alumnos del curso -de entre 15 y 16 años- entró
en pánico. Unos se tiraron al piso y otros, como pudieron, intentaron
huir. Unos corrieron hacia la biblioteca, otros hacia la salida.
Junior
sacó el cargador vacío, que quedó tirado en el aula,
e intentó colocar un segundo cargador y salió al pasillo.
Dante Pena, uno de los mejores amigos de Junior, se le abalanzó
gritando: "¡Qué hiciste!". Y junto con otros compañeros
logró arrebatarle el arma.
En
estado de shock, el chico comenzó a caminar hacia la salida y allí
fue interceptado por la policía que había llegado al lugar
alertada por las autoridades de la escuela, a la que concurren unos 400
estudiantes. No se resistió y lo detuvieron. Entre sus pertenencias
tenía un tercer cargador y una cuchilla de campamento.
El
titular de la comisaría local, Eduardo Roberto Diego, informó
que cuando encontraron a Junior "estaba en estado de shock e intentaba
salir de la escuela".
"En
ningún momento habló ni dio explicaciones del acto que había
cometido", aseguró el oficial.
Según
sus compañeros, Junior después de izar la bandera, dejó
entrar en el aula a todos sus compañeros. Allí, se paro
junto a la puerta y disparó. Todos los tiros que no impactaron
en los compañeros, lo hicieron en las paredes. Las marcas estaban
a media altura, lo que indica que no fueron tiros al aire, para asustar,
sino que tenían la intención de dar en el blanco.
El
chico, que quedó a disposición de la jueza de menores de
Bahía Blanca, Silvia Ramallo, fue trasladado ayer a la comisaría
1ra. de Bahía Blanca para preservar su integridad. Allí
fue atendido por un psicólogo y una asistente social provistos
por el gobierno provincial.
Junior
es hijo de un suboficial de Prefectura que se desempeña en el Museo
de la fuerza. Ayer uso el arma de su padre. El prefecto general Oscar
Arce, que ayer llegó a Patagones para interiorizarse de lo ocurrido,
dijo a LA NACIÓN que "el chico extrajo el arma de un ropero
en el que su padre la había guardado anoche (por anteanoche) luego
de realizar un servicio adicional.
Versiones
surgidas del grupo de chicos del curso sostienen que el atacante "parece
que discutió ayer" con sus compañeros, quienes, ante
los disparos "a la pared, se escondieron debajo de los bancos",
y por eso les "disparó a quemarropa".
El
chico, que estaba en el aula contigua al ocurrir la masacre, dijo: "Escuchamos
un montón de gritos, salimos del aula y vimos a tres chicas tiradas"
y heridas a quienes los preceptores asistieron inmediatamente. Dos de
los heridos, Rodrigo Torres y Pablo Saldías se encontraban anoche
en grave estado en el Hospital de Viedma Artémides Zatti, donde
también estaba internada Natalia Salomón.
En
tanto, en el Hospital Ecay, de esta ciudad, permanecían "estables"
Cintia Casasola y Nicolás Leonardi, según el último
parte médico brindado al caer la noche.
El
prefecto Néstor López, titular de la Subprefectura de Carmen
de Patagones, informó que se inició un sumario interno para
determinar la responsabilidad que le puede caber al padre en el luctuoso
episodio.
López
no descartó que puedan aplicarse sanciones contra el suboficial.
Anoche,
la jueza Ramallo dispuso la realización de peritajes psicológicos
y psiquiátricos a toda la familia además de un estudio socioambiental
del adolescente y su entorno.
Ramallo
adelantó su intención de interrogar a Junior. Ayer lo hizo
con sus padres. En tanto que no precisó cuándo tomará
declaración a los compañeros. "Voy a esperar unos días
para tomar declaración a los chicos, quiero que recuperen serenidad
porque lo ocurrido es muy fuerte", señaló la magistrada
luego de visitar a los heridos en el hospital local.
El
director general de Cultura y Educación bonaerense, Mario Oporto,
llegó aquí al mediodía y mantuvo reuniones con familiares
de las víctimas y con los docentes de la escuela. Según
Oporto, hoy llegará a Patagones un grupo de profesionales de la
Secretaría de Derechos Humanos provincial para trabajar en la contención
de la comunidad educativa de la escuela.
Anoche,
en el velatorio colectivo hubo escenas de dolor e indignación con
los periodistas. Los vecinos, familiares y amigos mantuvieron algunos
altercados para lograr que no instalaran las cámaras dentro del
estadio de basquet, repleto de gente.
El
presidente Néstor Kirchner calificó el episodio como "doloroso"
y dispuso dos días de duelo nacional. Además, en todas las
escuelas del país se realizará entre hoy y mañana
una jornada de reflexión en la que se leerá una carta enviada
por el Ministerio de Educación a todos los establecimientos educativos
del país.
En
tanto, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Sola, estuvo
ayer en el velatorio. Al retirarse dijo que "esto es como un rayo
que hubiera caído. Acá no hay ganadores ni perdedores: todos
han perdido".
Por Pablo Morosi, La Nacion, 29 de septiembre de 2004
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Compañeras
de los chicos muertos lloran desconsoladamente antes de ingresar
en el club Atenas, donde se hizo el velatorio conjunto Foto: DyN
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Dramáticos
testimonios de un día impensable
Desconsuelo total entre los vecinos
CARMEN
DE PATAGONES (De un enviado especial).- "Me tiré en el piso
y cerré los ojos porque Junior me estaba apuntando. Cuando me levanté
ya no estaba más y todo era un desastre", contó a LA
NACION Martín, uno de los alumnos del 1° B de la Escuela Media
N° 2 Islas Malvinas, que ayer vivieron la experiencia más terrible
de sus vidas.
Al
igual que ellos, los habitantes de esta pequeña ciudad del sur
bonaerense, en el límite con la provincia de Río Negro,
no salían ayer de su estupor por la masacre ocurrida en la escuela.
La
conmoción envolvió al pueblo entero, que ayer concurrió
masivamente al velatorio común organizado en el estadio Trípodi,
del Club Atenas, a cuatro cuadras de la escuela, para despedir los restos
de los tres chicos asesinados.
Las
escenas de dolor y desconsuelo cubrieron las calles de este pueblo de
28.000 habitantes, fundado el 22 de abril de 1779, en lo que hoy es Viedma
(Río Negro), por Don Francisco de Viedma. "Es inexplicable,
no lo entiendo", repetía el intendente local, Ricardo Curetti
(PJ), cada vez que era abordado por un periodista.
Como
él estaban todos. "Nunca vi algo igual", dijo, aún
perplejo, el comisario Eduardo Diego, titular de la comisaría local.
En
la escuela también todo era pesadumbre. "Estamos alterados,
como comprenderán por la situación; los docentes no están
bien con todo lo ocurrido", alcanzó a decir Gisella González,
delegada del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación
de la provincia de Buenos Aires (Suteba) local.
Confusión
"Aún no podemos creer lo que pasó", ensayó
Jorge Franchini, secretario de la escuela. "Estábamos en la
secretaría y escuchamos los tiros. Primero no sabíamos qué
pasaba, después vinieron algunos chicos corriendo y lo primero
que hicimos fue avisar a la policía", contó a LA NACION.
Durante
la mañana, los chicos del colegio y de otros establecimientos se
agolparon en las puertas de los hospitales de Patagones y de Viedma para
saber cuál era el estado de los heridos.
"Pienso
que no le dieron una mano, que él necesitaba ayuda y no la pedía.
Era un pibe muy cerrado y nunca contaba lo que le pasaba", dijo Ceferino,
mientras esperaba en la antesala de la guardia.
A
partir del anochecer, los jóvenes de la ciudad se congregaron en
el velatorio común, lejos de su habitual rutina en los ciberjuegos,
donde ayer las sillas vacías confirmaban que era un día
de luto general.
Entre
sollozos, Tomás Ponce, padre de Federico, uno de los chicos muertos,
pidió "mano dura y que no salga [de la cárcel] este
asesino". En sus manos llevaba el cinturón de su hijo y a
cada rato lo besaba.
Críticas
a la escuela
"Nosotros queremos saber qué estaban haciendo los docentes
mientras a mi sobrina la cocían a tiros", gritó Héctor
Miranda, el tío de Evangelina, también muerta.
Los
familiares sugerían ayer que los profesores y las autoridades del
establecimiento no habían actuado con la premura a que obligaba
el caso. "No los auxiliaron como correspondía", sugirió
Miranda.
Ayer,
el director general de Escuelas bonaerense, Mario Oporto, defendió
la actitud de los docentes y justificó que los alumnos estuvieran
solos en el aula: "Son esos minutos del ingreso, en que los chicos
se acomodan en el aula y los docentes se preparan para dar clases; pasa
en todas las escuelas", dijo.
Y
agregó: "Esto fue un desastre y, frente a una situación
así, no hay un manual de acción".
El
secretario legislativo del Concejo Deliberante local, Jorge Armas, aseguró
que nunca antes había sucedido algo parecido en esta ciudad, a
la que definió como tranquila.
"Siempre
ha sido una zona pacífica. Como mucho, hubo alguna pelea entre
chicos, pero esto es espantoso", señaló.
En
sintonía con los dichos del funcionario, las agencias de turismo
promocionan a Carmen de Patagones como una ciudad ciertamente bucólica,
"enmarcada en un contexto absolutamente natural".
Según
varias páginas de Internet, "la comarca que forman Patagones
y Viedma ofrece amplias posibilidades de vivir las más variadas
experiencias a los amantes de la naturaleza virgen, la flora, la fauna
y la historia".
En
esta ciudad que centró y centra su producción principalmente
en el esquema de explotación agrícola-ganadera extensiva,
la crisis económica se tornó agobiante a comienzos de 2000,
cuando la superproducción de cebolla argentina coincidió
con la crisis financiera brasileña y la demanda cayó en
forma abrupta.
Es
que la región más afectada fue, precisamente, la conformada
por los partidos de Villarino y Carmen de Patagones, donde se concentra
el 50 por ciento de la producción nacional de cebollas.
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Los
chicos de la escuela de Carmen de Patagones expresan todo su dolor
en el velatorio de uno de sus compañeros asesinados |
Un
triste récord
Esta situación acentuó la diferencia entre esta ciudad bonaerense
y la pujante Viedma, que alguna vez pudo haber sido la capital de la República,
y alejó a muchos de sus pobladores hacia sitios vecinos. De lo
que no conocían nada los vecinos era de violencia escolar. Nadie,
jamás, habría imaginado que aquí se marcaría
un triste récord: la masacre en la escuela Islas Malvinas resultó
ser la primera en su tipo en la historia de la Argentina.
"Es
increíble, mis chicos vienen a este colegio y nunca se me ocurrió
que podía pasar algo parecido. La escuela es de lo mejor y los
profesores son muy buenos", dijo María, madre de dos alumnos
del establecimiento que ayer se convirtió en noticia en medios
del país y del exterior (ver aparte).
Y
si hasta ayer muchos aquí se enorgullecían de que quien
pisara el casco céntrico de Carmen de Patagones tendría
la sensación de retroceder en el tiempo, gracias a sus construcciones
de adobe y tejas españolas, desde hoy deberán aceptar que
la sensación sea más bien de horror y desconsuelo.
La Nacion, 29 de septiembre de 2004
"Volver
a las aulas"
El vocero de la Columbine High School, Rick Cosmun, recomendó a
la comunidad educativa de la escuela de Carmen de Patagones, en la que
ocurrió la tragedia, que retornen las clases "cuanto antes",
según las declaraciones que realizó a la radio cordobesa
LV3. Según Cosmun, la enseñanza más importante que
dejó la masacre perpetrada por dos adolescentes el 20 de abril
de 1999, que dejó 12 muertos en ese instituto de Littleton, en
el estado de Colorado, es que "hay que volver a la escuela cuanto
antes, aunque sea doloroso y todo el mundo esté dolorido y extrañado".
Detenido, aislado y angustiado
BAHIA BLANCA.- El joven estudiante que mató a tres de sus compañeros
e hirió gravemente a otros cinco en la Escuela de Educación
Media número 2 de Carmen de Patagones estaba plenamente consciente
de los hechos, lúcido y sin vestigios de haber estado bajo los
efectos de algún alucinógeno o alcohol, aunque presentaría
severos trastornos de la personalidad, según revelaron a LA NACION
fuentes judiciales.
La
jueza de menores del tribunal número 1 de esta ciudad, doctora
Alicia Georgina Ramallo, dispuso que Junior permaneciera detenido en la
comisaría primera, en un calabozo y aislado del resto de la población
carcelaria.
En
su declaración ante la jueza el menor habría referido como
uno de sus problemas alguna dificultad de relación con su padre
y habría manifestado estar plenamente consciente de sus actos,
según pudo saber LA NACION.
Fuentes
policiales que lo vieron dijeron que se lo notaba muy angustiado por lo
ocurrido.
En
un breve diálogo con la prensa la jueza adelantó la "inimputabilidad
del procesado por ser menor de edad" y en tal sentido el ministro
de Justicia de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Di Rocco, dijo que
será la jueza quien determinará el lugar donde permanecerá
alojado definitivamente el menor y el tiempo que permanecerá allí.
La
jueza interrogó en Patagones a los padres del menor para lo que
estuvo en la casa y tomó algunos datos de importancia que se incluirán
a la causa.
El
comisario Adrián Otero, responsable de la comisaría primera
donde está alojado el chico, dijo que se lo puso en un calabozo
aislado y se le entregó ropa de cama.
"Desconocemos
cuánto tiempo permanecerá detenido aquí. Fue interrogado
por la jueza interviniente y los peritos psiquiatras y el médico
forense", agregó el comisario.
La
causa está caratulada como "triple homicidio y lesiones graves"
y se sustancia a través de la secretaría número uno
del tribunal, a cargo de la doctora Marina Simone.
El
comisario Luis Alberto Castro, jefe de la departamental sur de policía,
con asiento en esta ciudad, aportó otro dato de importancia. "El
joven después de vaciar el cargador se retiró caminando,
y fue detenido por personal policial -que ya había llegado a la
escuela- en la puerta del aula."
Confirmó
el policía que "disparó los trece tiros que tenía
en el cargador de la pistola 9 milímetros" y que entre las
ropas tenía otro cargador y un cuchillo, que no utilizó.
El
intendente de Patagones, Ricardo Curetti, se enteró del caso en
Bahía Blanca, adonde había viajado en la madrugada del martes,
y decidió emprender el regreso. "Es un hecho desgraciado.
No hay explicaciones para esto. Tratamos de sostener esta etapa que se
viene de conversar con los familiares. Incluso un amigo personal es el
padre de una de las víctimas fatales", dijo.
Por Oscar Rubén Baltián, La Nacion, 29 de septiembre de
2004
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El
desconsuelo pobló las horas del velatorio común, en
el club Atenas |
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