Dolor
y silencio durante la marcha en memoria de las víctimas
Cientos
de estudiantes, familiares y vecinos de esta ciudad bonaerense recordaron
esta noche a los tres jóvenes asesinados. Hoy por la tarde llegaron
los especialistas que ayudarán a los alumnos y docentes a regresar
a clases.
Con
profundo dolor, cientos de personas marcharon esta noche por las calles
de Carmen de Patagones para manifestar su dolor por el asesinato de tres
alumnos dentro de un aula en una escuela de esta ciudad bonaerense, a
manos de otro estudiante de 15 años.
Los
manifestantes, en su mayoría estudiantes de colegios secundarios,
partieron desde la ciudad rionegrina de Viedma bajo la consigna "Caminamos
porque nos hunde el dolor, queremos estar juntos y acompañar a
todos los directamente afectados por estos hechos de muerte" ocurridos
ayer.
Los
manifestantes partieron desde la sede la Universidad del Comahue, en Viedma,
y al cruzar el puente sobre el Río Negro –ya en territorio
bonaerense- arrojaron piedras "en señal de bronca por los
múltiples gritos de dolor no escuchados", explicó una
de ellas.
Cerca
de las 20.15 se congregaron en la parroquia de Carmen de Patagones, en
donde se sumaron otros cientos de personas, quienes, con velas en sus
manos, hicieron un minuto de silencio espontáneo.
El
obispo de Viedma, Esteban Laxague, quien encabezó la marcha, afirmó
al llegar a la Iglesia que "éste no es momento de palabras,
de grandes discursos, no nos pregunten nada, hay mucho dolor".
"A
ustedes, los jóvenes, les agradecemos por el ejemplo que nos están
dando a los mayores", dijo el obispo, tras lo cual hubo un silencio
y se rezó un Padrenuestro. Luego los manifestantes marcharon hacia
el muelle, en donde, por grupos, arrojaron flores al río, en homenaje
a los tres muertos de la tragedia: Federico Ponce, Sandra Nuñez
y Evangelina Miranda.
El
padre de Ponce marchó junto a los estudiantes y en todo el trayecto
estuvo muy contenido por los jóvenes, mientras que la abuela de
Miranda no salió de su automóvil.
Durante
la movilización, las autoridades confirmaron que mañana
no habrá clases en ninguna escuela pública de Carmen de
Patagones.
La
vuelta al aula
Los especialistas ya comenzaron a pensar en el difícil momento
que deberán pasar los chicos cuando vuelvan a pisar el aula de
la escuela donde se desató la tragedia. Por eso, para que sea lo
menos traumático posible, docentes, psicólogos y expertos
en educación analizan el tema, que preocupa a toda la comunidad.
En
este sentido, un equipo de psicólogos, trabajadores sociales y
psicopedagogos llegó esta tarde a Patagones enviados por la dirección
de Educación provincial. Tienen el objetivo de atender y llevar
asistencia en esa comunidad tras la tragedia.
El
grupo -a cargo de la directora de Psicología y Asistencia Social
Escolar, Rita Cornejo- coordinará a los 11 equipos de orientación
escolar, de 25 profesionales de psicología, trabajo social y psicopedagogía
que la cartera educativa provincial tiene en el distrito.
También
ya se encuentra en Patagones el grupo de especialistas en atención
a las víctimas de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense.
El
padre del joven que desató la tragedia pidió perdón
En
tanto, el padre de Rafael, alias “Junior”, el chico que atacó
a tiros a sus compañeros pidió perdón a los familiares
de las víctimas. Lo hizo mientras lloraba desconsoladamente.
El
intendente de la ciudad, Ricardo Curetti, fue el encargado de hablar telefónicamente
con él esta mañana. Según contó, el suboficial
de la Prefectura “solamente pedía perdón" y "lloraba
continuamente".
El
hombre "estaba quebrado, lloraba continuamente, no puede entablar
diálogo, solamente pedía perdón por lo que pasó
y entonces le pedí hablar luego con él", relató
el funcionario a la agencia Télam.
Curetti
señaló que hoy "es un día difícil"
y consideró que "ahora viene la otra etapa, la de ver cómo
podemos hacer para que los chicos vuelvan al colegio, que esto es lo más
difícil".
Esta
tarde, el adolescente de 15 años que provocó la matanza
se presentó ante la jueza de menores de Bahía Blanca Alicia
Ramallo para completar las pericias físicas y psicológicas.
Luego, fue trasladado a la delegación que la Prefectura Naval tiene
en Ingeniero White.
El
comisario Adrián Otero, quien trabaja en la seccional donde ayer
estuvo detenido, contó que el chico “comió poco”
y "durmió tranquilo toda la noche”. Y dijo que esta
tarde, cuando lo trasladaban hacia el juzgado, se lo veía "taciturno
y apesadumbrado".
Además,
el comisario dio un dato llamativo: desde ayer a la tarde, cuando el chico
fue llevado a la comisaría, ninguno de sus familiares fue a visitarlo.
Tampoco lo llamaron por teléfono.
El
entierro de las víctimas
A todo esto, Carmen de Patagones vivía hoy uno de sus días
más tristes. Durante toda la mañana veló a los tres
jóvenes asesinados a balazos ayer por su compañero de grado,
en una de las aulas de la escuela Islas Malvinas. Después se desarrolló
la lenta y silenciosa marcha hacia el cementerio local.
Cientos
de vecinos, familiares y estudiantes participaron del acongojado cortejo
fúnebre de Sandra Núñez, Evangelina Miranda y Federico
Ponce, de 15 y 16 años. Los tres fueron las víctimas inesperadas
de un hecho conmocionante y aún sin explicación.
El
cortejo marchó a lo largo de las diez cuadras que separan al club
Atenas, donde se realizó el velatorio, del cementerio. Los alumnos
de la escuela "Islas Malvinas" escoltaron llorando los féretros
con los cuerpos de sus compañeros asesinados.
Con
respecto a los heridos, uno de los chicos internados en Carmen de Patagones
fue dado de alta esta tarde, mientras que los otros tres adolescentes
baleados se encuentran graves.
Ayer,
en un caso inédito en la historia argentina, un adolescente de
15 años, hijo de un suboficial de la Prefectura Naval, mató
a balazos a tres compañeros e hirió a otros cinco en el
aula del colegio al que concurre en Carmen de Patagones, en el límite
sur de la provincia de Buenos Aires.
Los
investigadores creen que no hubo más muertos porque al chico se
le trabó la pistola calibre 9 milímetros que le había
robado a su padre. El joven, vació un cargador con trece tiros
en su aula. Y llevaba además entre sus ropas un tercer cargador
-con tres balas servidas- y un cuchillo del "tipo de supervivencia".
Clarin, 29 de septiembre de 2004
|