TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: UN CHICO DE SECUNDARIA QUE TIENE 15 AÑOS
USO LA PISTOLA DE SU PADRE, SUBOFICIAL DE PREFECTURA
Horror en la escuela
Atacó a tiros a sus compañeros en el aula: mató a
3 e hirió a 5
Tres
están graves. La tragedia ocurrió a las 7 y media de la
mañana, en la escuela Islas Malvinas. El atacante, llamado Rafael,
fue el último en entrar al aula de 1º B. Sacó la pistola
y empezó a disparar.
Sus
compañeros del 1º B del Polimodal lo vieron llegar temprano,
tranquilo y callado como siempre, a la Escuela 202 "Islas Malvinas",
en pleno centro de Carmen de Patagones. Sólo lo oyeron saludar.
Minutos después, a las 7.30 y sin abrir la boca, el adolescente
de 15 años empezaba a vaciar una 9 milímetros en el aula
llena. Primero fue el terror, y enseguida el horror: tres chicos murieron
en el acto, y otros cinco sufrieron heridas, tres de ellos de gravedad.
Poco
después, el espanto y el dolor fueron contagiando a los casi 30.000
habitantes de esta ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires. La
noticia de la primera, incomprensible matanza en una escuela del país
despertó ayer a los argentinos. El Gobierno nacional decretó
dos días de duelo, y el Ministerio de Educación convocó
a "una jornada de repudio, dolor y reflexión". El gobernador
Felipe Solá —quien anoche estuvo con familiares de las víctimas—
propuso a los vecinos colocar crespones en la Bandera provincial.
"Es
un chico tímido, muy introvertido. Debe haberse vuelto loco",
atinó apenas a decir una tía de Rafael S., hermana de su
padre, un suboficial de la Prefectura Naval. El hombre estaba durmiendo
—trabaja por la tarde— y la madre se había ido a la
casa donde trabaja como empleada doméstica, cuando el muchacho
salió rumbo a la escuela. El suboficial nunca supo que en el camperón
verde que venía usando en los últimos días, su hijo
se llevaba su arma reglamentaria, tres cargadores y un cuchillo de caza.
La
subsecretaria de Educación bonaerense, Delia Méndez, aseguró
que "no había antecedentes de inconducta" en el chico.
Hace dos meses, una encuesta de la Dirección General de Escuelas
había alertado, en el 20% de los colegios bonaerenses, acerca del
componente violento en las formas de relacionarse de los alumnos con la
escuela y entre ellos mismos; pero en Patagones no se registró
ese problema.
Hasta
anoche, en la conmocionada ciudad sólo corrían especulaciones.
Según una versión, la semana pasada se habría proyectado
en la escuela Bowling for Columbine. Una discusión con Federico
Ponce —uno de los tres muertos—, el lunes, porque solía
cargarlo en las clases de Educación Física, se convirtió
en un intento por razonar lo inexplicable.
Se
lo había visto seguir con respeto la ceremonia de izamiento de
la Bandera y dirigirse al aula. Todos los chicos esperaban sentados al
profesor de Derechos Humanos, Carlos Ruiz, cuando entró Rafael.
Sin decir palabra sacó la pistola. "¿Qué hacés,
loco?", se aterró un compañero. Rafael lo apartó.
Se paró "de fren te al pizarrón, primero, y luego se
dio vuelta con el arma en la mano para empezar a disparar, en un ámbito
en el que había 29 compañeritos", relató la
jueza de Menores de Bahía Blanca Alicia Ramallo, a cargo del caso.
"Iba
por el pasillo hacia el aula —contó el docente a Clarín—
cuando sentí lo que creí era un petardo." Al oír
más estampidos y darse cuenta de que eran disparos, Ruiz salió
corriendo de la escuela y fue en su auto hasta la comisaría 4ª,
que está a siete cuadras, porque el teléfono de la escuela
no funciona. Llegó de contramano y tocando bocina, cuando ya aullaban
los patrulleros, alertados por un llamado anónimo.
Los
primeros tiros impactaron contra las paredes. En medio del griterío,
los chicos se zambulleron bajo los bancos. Rafael empezó a gatillar
contra los cuerpos. Se desplomaron cuatro chicas y tres muchachos. Desesperados,
otros alcanzaron a salir al pasillo, seguidos por Rafael. Allí
cayó el último, Nicolás Leonardi, sangrando en un
hombro.
Había
vaciado el primer cargador, con 13 balas. Sin pronunciar palabra, como
en estado de shock, puso el segundo cargador en la pistola. Un chico consiguió
dominarlo, lo calmó y le sacó el arma —contó
la jueza—, que llevó a la Secretaría. Se quedó
quieto y solo en un patio interno hasta las 7.43, cuando llegó
la Policía.
No
se resistió. Todavía llevaba encima un cargador completo
y un cuchillo de caza. El comisario Eduardo Diego precisó a Clarín
que se recogieron 13 vainas servidas —correspondientes al primer
cargador—, y que el que estaba en la pistola tenía 9 balas.
Aún no se determinó si el muchacho hizo 17 disparos o si
colocó ese cargador con cuatro balas menos.
Federico
Ponce, Sandra Núñez y Evangelina Miranda, de 15 y 16 años,
murieron en el acto. Los heridos fueron trasladados al Hospital Pedro
Ecay. Los tres más graves fueron derivados al Hospital Artémides
Zatti, de Viedma, donde, después de haber sido operados, se hallan
en terapia intensiva, con asistencia respiratoria y pronóstico
reservado.
El
más comprometido es Rodrigo Torres (15), con tres balazos en tórax
y abdomen. También es serio el estado de Natalia Salomón
(15), con impactos en el abdomen, y Pablo Saldías (15), con un
balazo en la misma zona. En el hospital de Carmen de Patagones se recuperan
Cyntia Casasola y Nicolás Leonardi, quienes sufrieron heridas leves.
Por
orden de la doctora Ramallo, Rafael fue trasladado a Bahía Blanca.
En el camino, el patrullero se cruzó con la jueza. Según
voceros policiales, en un breve diálogo el chico se habría
confesado arrepentido y dicho que no sabía por qué había
actuado así.
Ramallo
ordenó alojarlo en la comisaría 1ª, en celda individual
y con custodia personal permanente. Fue examinado por médicos legistas.
La jueza explicó que, después de que sea sometido a pericias
psicológicas, decidirá si lo interna en un instituto de
menores o si lo deriva a una clínica psiquiátrica o a una
comunidad terapéutica. Subrayó que, por ser menor de 16
años, es inimputable. "Se le dará contención
en el lugar más adecuado, que lo dirán los profesionales",
anunció.
Mientras
la jueza se reunía en la escuela con los docentes, la Policía
retiraba el pupitre de Rafael. Allí había tres frases en
lápiz: "La mentira es la base de la felicidad de los hombres";
"Si alguien le encontró sentido a la vida, por favor, escríbalo
acá"; y "Lo más sensato que podemos hacer los
seres humanos es suicidarnos".
El
gobernador Solá envió a un grupo de psicólogos del
Centro de Protección de los Derechos de las Víctimas para
asistir a las familias de los chicos atacados. Rodeadas por centenares
de vecinos abrumados por el desconsuelo, anoche velaban a las víctimas
en el Club Atenas. Congelado junto a los ataúdes, al profesor Ruiz
se le nublaban los ojos: "Me quedé con mis chicos muertos
en el aula, hasta que se los llevaron."
COLABORARON: Guillermo Villarreal (Carmen de Patagones)
Gabriel Bermúdez (Bahía Blanca)
Rodolfo Lara y Mariana García
Clarin, 29 de septiembre de 2004
|
SUGESTIVO.
EN EL FRENTE DE LA ESCUELA ISLAS MALVINAS, ESCENARIO DE LA MATANZA,
HAY MURALES INQUIETANTESHOMBRES ARMADOS Y CON MASCARAS, Y FIGURAS |
Decretan
duelo
El Gobierno decretó dos días de duelo y dispuso que hoy
se realicen actos en los colegios para repudiar la masacre.
En
carne propia
Horacio Convertini
hconvertini@clarin.com
Lo tranquilizador es buscar una respuesta desde el desequilibrio individual.
Un rapto de locura, un fuera de compás en el universo íntimo
del asesino. Pensar de esta manera la tragedia de Carmen de Patagones
puede aquietar conciencias pero equivocar el diagnóstico. Si bien
es lógico suponer que Rafael disparó contra sus compañeros
empujado por sus propios fantasmas, también lo es que encontró
un ambiente propicio para apretar el gatillo. No hablamos de una cuestión
de pago chico sino de toda una sociedad, la argentina, que ha cambiado
dramáticamente en las últimas décadas. Que pasó
de leer en los diarios o ver por televisión los episodios de violencia
escolar de Estados Unidos o Europa a vivirlos en carne propia. Un país
que se atiborró de rejas, de armas de fuego, de marginados, de
marginales. Un país que, de algún modo, ha naturalizado
distintas formas de violencia. No hay una respuesta fácil o rápida.
Y mucho menos, que tranquilice.
TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: OPINION
Culpabilizar a la escuela no evita futuras tragedias
Silvina
Gvirtz. DOCTORA EN EDUCACION
No
fueron pocas las voces que se levantaron para culpabilizar a la escuela
y/o al sistema educativo por este lamentable suceso.
Se
responsabilizó a la escuela porque no tiene detectores de armas;
se dijo que la institución debería haber tenido mayor capacidad
de previsión; hay quienes esbozaron que esto se habría evitado
de haber existido un régimen disciplinario más estricto.
Si
bien esta institución escolar concreta tiene que hacerse cargo
del hecho tanto como los otros actores involucrados, y tiene que tomar
medidas concretas, pensar el problema sólo desde el funcionamiento
escolar es reduccionista y no evitará otros hechos de violencia
similares.
Más
que frente a un hecho de corte netamente pedagógi co, estamos frente
a un hecho patológico, que de no producirse en la escuela hubiera
ocurrido en cualquier otro lugar (discotecas, canchas de fútbol,
en la calle o en alguna casa).
Para
entender lo que nos pasa como sociedad necesitamos enmarcar esta tragedia
en una perspectiva social más amplia y profunda: la de la violencia
en nuestro país.
Nuestra
sociedad está siendo atravesada, cada día con más
rigor, por distintos tipos de violencia: la física, ejercida por
quienes cotidianamente nos asaltan, roban y secuestran, pero también
por quienes deberían cuidarnos de ella. Se ejerce también
una violencia cotidiana y silenciosa, menos visible, sobre niños
que no tienen para comer, abuelos que no tienen dónde vivir, padres
sin trabajo, personas que son discriminadas. Se ejerce violencia también
cuando se utilizan los fondos públicos discrecionalmente o cuando
las prácticas de quienes nos gobiernan no son transparentes.
En
este contexto, responsabilizar principalmente a la escuela parece poco
prudente y, fundamentalmente, no ayuda a resolver el problema de fondo
ni a evitar futuras tragedias.
TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: OTROS CASOS DE VIOLENCIA
Escuelas invadidas por la preocupación
La
violencia es un fenómeno que crece en las escuelas: golpes, agresiones
entre alumnos y ataques contra docentes. En los últimos años
se registraron casos graves de uso de armas que, en manos de menores,
causaron muertos y heridos.
El
jueves pasado, en el barrio porteño de Palermo. Ayer se supo que
ese día al mediodía un nene de 8 años fue atacado
con un cuchillo y herido en la oreja izquierda por una compañera
de 9 años. Dicen que lo agredió porque le habría
sacado una fruta. Fue en la Escuela Nº 17 de Palermo. El juez de
Menores entregó a la nena a sus padres, y ordenó que reciba
asistencia psicológica. Los papás del chico denunciaron
el caso en la comisaría 23ª.
Rafael
Calzada, agosto de 2000. Se conoció como el caso de "Pantriste".
Así le decían, y eso lo amargaba. "Me voy a hacer respetar",
gritó Javier Romero, de 19 años, el 4 de agosto de 2000
al mediodía en la vereda de la Escuela Media Nº 9 de Rafael
Calzada. Sacó una pistola calibre 22 de la mochila (su madre la
guardaba en la casa) y comenzó a disparar contra sus compañeros
de curso. Mauricio Salvador (16) murió casi en el acto con un tiro
en la cabeza y Gabriel Ferrari (18) terminó con heridas graves.
Un Tribunal de Lomas de Zamora lo declaró inimputable y fue internado
en un neuropsiquiátrico.
Olavarría,
diciembre de 2000. Un estudiantea de EGB, de 15 años, mató
a su profesora de Física de una puñalada porque lo desaprobó
en un examen. Ocurrió en el aula de 9º grado del colegio privado
San Antonio. El chico se acercó a la docente Maritza Prezzoli (48)
para recriminarle la nota: le clavó un cuchillo que le hirió
el estómago, páncreas e hígado. Ella murió
después de dos operaciones.
Chubut,
1996. Ese año, varios alumnos de distintas escuelas de esa provincia
fueron encontrados con armas de fuego en las aulas. En ese momento, el
ministro de Educación provincial, Norberto Massoni, anunció
que colocarían detectores de metales en las puertas de los colegios.
La medida generó el rechazo de la comunidad educativa y finalmente
nunca los instalaron.
TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: LO DIJO RAFAEL, A LA MAÑANA, ANTES DE MATAR
A SUS COMPAÑEROS
"Hoy va a ser un gran día"
En Patagones lo describen como un chico tímido y buen estudiante.
Aseguran que en la escuela tenía muchas dificultades para integrarse
al grupo.
Cuando
disparó, no dijo una palabra. Ya detenido, a bordo de un auto policial,
recorrió casi 300 kilómetros con la boca cerrada (aunque,
según una versión, se mostró arrepentido). En la
comisaría 1ª de Bahía Blanca se tuvieron que esforzar
para escuchar su voz cuando respondió las burocráticas preguntas:
nombre, apellido...
Es
curioso, pero en el mundo adulto parecería existir un consenso:
un chico callado, introvertido, tímido —adjetivos que describen
a Rafael S., de 15 años— no tiene mayores problemas. La tragedia
que se desparramó a todo rincón del país donde existe
una escuela obligará a revisar esa creencia. Un pibe "tranqui"
puede incubar en los pliegues de su mente el peor de los infiernos. Aunque
no lo demuestre.
Ayer
se buscaba en su ropa, en sus modales, en sus relaciones, una señal
que pudiera haber servido para presagiar la masacre. Pero nada. Su buzo
gris oscuro, los jeans gastados con los que durmió ayer en un calabozo
son idénticos a los de miles de adolescentes. A veces se vestía
de negro y escuchaba a Marilyn Manson, un músico provocador, de
estética shockeante para la media. Alguien, exagerando, quiso ver
en estos detalles un signo funesto.
¿Problemático?
"Al contrario", contestó por teléfono a Clarín
Zulma Durán, inspectora de la Rama de Psicología y Asistencia
Social Escolar del distrito Bahía Blanca-Patagones. "Es muy
retraído, introvertido. Su familia siempre lo apoyó. Ante
cualquier llamada, ellos acudían. Nadie habría supuesto
jamás ningún incidente de violencia."
Si
las calificaciones de un estudiante fueran suficientes para comprender
la complejidad humana, no habría nada llamativo para decir sobre
Rafael. Es buen alumno. En Derechos Humanos lo habían calificado
con un 8, un 9 y un 8.
¿Y
en el deporte? Con condiciones y sueños de arquero, jugaba en el
club Atenas. Los chicos contaron que a Rafael lo llamaban "Junior"
por el fanatismo de su padre por Boca. "El papá tiene cosas
de Boca pegadas en la puerta de su casa", dijo uno.
¿Podría
haber sucedido algo en la clase de gimnasia? "El primer asesinado
a mansalva (Federico Ponce) era un chico que lo cargaba cotidianamente
en gimnasia", afirma sin muchas dudas Víctor Ramos, ex presidente
del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y
el Racismo. "Lo sabemos —dijo a Clarín Ramos, presidente
de la ONG "SOS Discriminación Internacional"— porque
un delegado de nuestra organización es padre de un alumno de ese
colegio." Uno de los profesores de Educación Física
de la escuela quiso aclarar: "No tenía ninguna característica
particular que lo hiciera susceptible de cargadas."
Los
funcionarios confirmaron sus "muchas dificultades para integrarse
al grupo". Ni este problema ni aquellas supuestas burlas alcanzan
para explicar la tragedia. Acaso haya una certeza: el arma homicida nunca
tuvo que llegar a sus manos. La obligación de su padre, de Prefectura,
era mantenerla alejada de otros. Sin esa 9 milímetros no podría
haber planificado su ataque. "Hoy va a ser un gran día",
dicen que Rafael le dijo al encargado de encender los calefactores de
la escuela. Vaya si lo fue. Las escuelas ya no serán lo mismo.
A
los 15, es inimputable
El adolescente que ayer disparó contra sus compañeros de
clase tiene 15 años y, según la legislación, es inimputable.
Esto quiere decir que no puede ser penado por los tres homicidios que
cometió a la vista de varios testigos. Su destino quedó
ahora atado a la "discrecionalidad" de un juez de Menores en
un sistema cuestionado, regido por una ley de la dictadura y al que se
pretende cambiar a través de diversos proyectos de ley que hay
en el Congreso. La jueza Alicia Ramallo decidirá hoy por una de
estas tres opciones:
Ordenar un tratamiento psicológico en el que el menor puede estar
en libertad o privado de ella.
Entregarlo
a su familia.
Internarlo en un instituto de menores.
Si tuviera 16 años, tendría un juicio "de responsabilidad"
a los 18. Pero al tener 15 no habrá juicio ni causa penal porque
no se lo puede acusar. Así, el juez ejercerá la tutela hasta
los 21 o cuando considere que cesaron las razones de su internación,
por una ley civil y no penal.
Los proyectos más modernos existentes en el Congreso proponen una
ley penal juvenil a partir de los 14 años.
Lucio Fernández Moores
TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: CARMEN DE PATAGONES
La típica paz de pueblo, quebrada
Esta
es una ciudad tranquila, nunca pasa nada." Como la mayoría
de los habitantes de Carmen de Patagones, Carlos Larrañaga, abogado
y ex concejal de la UCR, aún no puede creer lo que pasó.
A 960 kilómetros de Buenos Aires, en el distrito más austral
y extenso de la Provincia (justo frente a Viedma) la siesta es un rito.
Los comercios cierran al mediodía y alzan sus persianas a las 16.
Los chicos, cuentan los vecinos, van solos a la escuela y pocas veces
se altera el ritmo campechano.
Con
una tasa de desempleo del 8,1% y una subocupación del 13,1% (datos
del INDEC de mayo), cerca de 1.700 personas cobran Planes Jefes y Jefas
en Carmen de Patagones. La pobreza alcanza el 38%, una de las cifras más
elevadas de la Provincia. De las 69 mil personas que viven en Viedma-Carmen
de Patagones, apenas 28 mil están ocupadas.
En
Patagones hay 35 escuelas primarias, 7 secundarias y 4 jardines de infantes.
Tiene un solo cine-teatro. El casco histórico, de más de
200 años, es un ícono. Abarca 18 manzanas en una zona de
callecitas que suben y bajan en fuertes pendientes naturales. La arquitectura
colonial se refleja en casonas antiguas, la plaza y la iglesia. A esto
se suman la pesca, las amplias playas y la gastronomía. Atractivos
que, junto con Viedma, convocan a miles de turistas. Ambas conforman la
Comarca Viedma-Patagones, donde comienza la Patagonia.
En
Carmen de Patagones no hay shoppings. La costanera del río Negro,
los balnearios (Los Pocitos y Bahía Blas), los tres clubes y los
dos supermercados son el punto de encuentro de la gente. A los nacidos
en esta ciudad de casi 30.000 habitantes se los conoce como maragatos,
por las familias españolas de Maragatería (provincia de
León) que llegaron a este puerto fluvial.
La
fecha más importante de Patagones es el 7 de marzo. En 1827, después
de una semana de combate, el pueblo venció la invasión del
imperio brasileño. Esta victoria se celebra durante 10 días
en Plaza Villarino con desfiles, jineteada, paseo de artesanos y todos
los condimentos de una fiesta campera que reúne a más de
100 mil personas.
El
proyecto de trasladar la Capital Federal a Viedma-Patagones ya es parte
de la historia. En 1987 lo impulsó Raúl Alfonsín,
pero la iniciativa luego se diluyó. Desde entonces, Patagones no
volvió a trascender. Hasta ayer.
TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: OPINION DE PSIQUIATRAS
"No puede hablarse de un hecho inesperado"
Los especialistas creen que debieron haber indicios previos al ataque
no detectados.
Iza
la Bandera. Entra silencioso al aula. Y dispara. Entre las pertenencias
aparecen, además de las municiones y un cuchillo, una frase garabateada
en su pupitre: "Lo más sensato que podemos hacer los seres
humanos es suicidarnos." La pregunta que queda flotando en el aire
es cómo un adolescente de quince años pega el salto sobre
el enojo, las frases dramáticas y las peleas "normales"
para tomar un arma y disparar.
Horas
antes de que se le haga una pericia psiquiátrica para determinar
qué llevó a Rafael a actuar así, distintos medios
mencionaron, sin aclarar, la expresión "brote psicótico".
"La psiquiatría tradicional describe los así llamados
'brotes psicóticos' como reacciones 'inesperadas' donde una persona
—en vez de angustiarse, deprimirse o tomar otra de las conductas
'comunes' o 'neuróticas'— realiza una actuación extrema
sin pensar en lo que hace. No logra expresar lo que le pasa, decir 'me
muero de bronca'. Lo actúa directamente —explica la psiquiatra
Liliana Herrendorf—. Sin embargo, no hay situaciones inesperadas.
Más bien hubo indicios que el medio no fue capaz de advertir."
El
psiquiatra Enrique de Rosa, docente en la Facultad de Medicina de la UBA,
coincide en que se trata de situaciones "donde alguien quiebra las
barreras que separan la fantasía de la acción. Es la misma
diferencia entre fantasear sexualmente con alguien y cometer una violación.
Que se haya peleado el día anterior con un compañerito no
es lo que explica este salto de la fantasía a la acción",
advierte.
Sin
embargo, De Rosa afirma que la tragedia de Carmen de Patagones no puede
ser entendida únicamente como un caso individual. "La mayoría
de los jóvenes hoy están sometidos a mensajes que banalizan
las expresiones de violencia haciéndolas parecer 'normales'. Y
ejercen cotidianamente la violencia contra sí mismos cuando se
drogan o con un índice creciente de suicidios. ¿Por qué,
entonces, sólo nos parece noticia cuando esa violencia la ejercen
hacia afuera? En vez de sorprendernos, tenemos que empezar a darles mensajes
más claros contra el uso de armas y contra la violencia."
Para
Alejandro Kaufman, profesor en Ciencias Sociales y asesor del Centro de
Pedagogías de Anticipación, "en vez de hablar sobre
cómo proteger a sus hijos de un ataque, la tarea es evitar que
el propio hijo se convierta en un agresor. Escuela y sociedad deben averiguar
qué historia hubo detrás de todo esto, donde el chico es
la última variable".
Cómo
actuar en crisis colectivas
"En una comunidad en crisis lo primero es acompañar y contener.
Usamos una técnica llamada 'defusing' (literalmente es sacarle
la espoleta a una granada), que es dejar que la gente ventile emociones,
sin explicar ni interpretar. Ni siquiera preguntar. Sólo dejar
que den riendan suelta a su estado, con mucha compañía,
abrazos y contención", explica la licenciada Diana Thomas,
especialista en crisis y entrenadora de socorristas para la Cruz Roja.
A partir de las 72 horas, se usa otra técnica llamada "debriefing":
armar un relato de lo sucedido entre quienes vivieron la tragedia. "Recordando
que a las mujeres hablar les baja el estrés, mientras que a algunos
varones hablar puede resultarles aún más estresante."
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