TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: MEJORAN LOS TRES ALUMNOS QUE SIGUEN INTERNADOS
EN VIEDMA
Un millar de chicos "abrazó" el hospital donde están
los heridos
Las
jornadas de reflexión convocadas ayer en las escuelas tuvieron
poco eco. Este lunes se reanudarán las clases en el colegio donde
se produjo la matanza. Prevén una normalización gradual.
Daba la sensación de que entraban a enfrentarse
cara a cara con un infierno. Con la vista clavada en el piso, los labios
sellados en silencio y los pies bien apurados, algunos pocos alumnos de
Carmen de Patagones volvieron ayer a sus escuelas. Estuvieron adentro
menos de dos horas, durante las que dejaron las materias y sólo
discutieron sobre la masacre. A la salida, todo fue más espontáneo:
se encontraron con los chicos que no fueron a clases y juntos —un
millar— caminaron a abrazar el hospital de Viedma donde siguen internados
tres de los pibes heridos a balazos.
Así fue como los propios adolescentes de
Patagones y de la vecina Viedma decidieron su reencuentro, tomados de
la mano alrededor de sus heridos y pidiendo por la paz. Las jornadas de
reflexión diseñadas por las autoridades funcionaron sólo
a medias, aunque se trató de un primer paso. Lo más duro
se verá el lunes, cuando se sumen al regreso a clases los alumnos
de la Escuela Media Nº 2 Islas Malvinas, donde se produjo la masacre.
Se prevé un plan gradual de reencuentro con los docentes, sin asistencia
obligatoria para los estudiantes.
En la Escuela Media Nº 3, que funciona justo
a la vuelta del gimnasio donde fueron velados los tres chicos asesinados,
la tensión se notó desde lejos. A los que llegaron a las
7.30, el horario habitual, los mandaron de vuelta a casa para darles tiempo
a los maestros de hablar entre ellos. Los citaron de nuevo a las 11, pero
terminó yendo menos del 40%, según la directora de Educación
Polimodal de la provincia, Miriam Marioni.
La Escuela Nº 14 tuvo un panorama algo más
concurrido —hay chicos de hasta 14 años— y con más
delantales. Las maestras se preocuparon por alejar a los gritos a la prensa,
pero aun así algunos nenes contaron que les habían pedido
en clase que hiciera tres preguntas sobre lo que pasó. "¿Los
papás no lo querían a Junior?", fue una de las que
más se repitió. Junior es Rafael S., el chico de 15 años
que el martes a la mañana disparó 13 balazos contra sus
compañeros del primero B del Polimodal, mató a tres e hirió
a otros cinco. El autor de una masacre que motivó la suspensión
de las clases hasta ayer y que hizo venir a Patagones a toda la plana
mayor del ámbito educativo.
"Con los chicos que fueron a las escuelas,
la experiencia funcionó bien", evaluó el ministro de
Educación bonaerense, Mario Oporto. "Yo creo que en la semana
va a normalizarse el distrito, aunque el lunes va a ser un día
difícil en la Escuela Islas Malvinas. Esto va a llevar tiempo.
Igual, hay que tener firmeza. Los chicos piden que se los escuche pero
también piden guías", agregó a Clarín.
Poco antes de las 12, cuando aún no cerraban
las escuelas, los chicos de Patagones se juntaron en la Plaza Villarino.
Desde allí cruzaron caminando el río Negro por el Puente
Viejo hasta Viedma. A la 13 llegaron aplaudiendo al Hospital Zatti, donde
aún están internados Pablo Saldías —en estado
reservado por los tres tiros que recibió, aunque ayer le sacaron
el respirador artificial—, Rodrigo Torres —lúcido y
de buen ánimo, según los partes—, y Natalia Salomón,
quien ya está recuperándose en Pediatría. Cuentan
que Pablo preguntó si alguien sabía lo que le había
pasado.
Las palmas de los chicos de Patagones despertaron
a las decenas de chicos de Viedma que esperaban desde el mediodía.
En minutos se organizaron y, tomados de las manos, rodearon la manzana
completa del hospital en un abrazo emocionante. "Por la vida",
intercalaban gritos entre padrenuestros y palmas. Lo curioso fue que,
al contrario de lo que suele ocurrir cuando hay un crimen, nadie pedía
justicia.
La vereda delantera del hospital pronto se inundó
con una multitud de pibes con uniformes de colegios privados, guardapolvos
y una mayoría con ropa de calle. "Yo voy a venir a cada marcha
que haya, para que esto no vuelva a pasar", le dijo allí a
Clarín Valeria Miranda, tía de la asesinada Evangelina Miranda
(15). "Las dos hermanitas de mi sobrina no quisieron ir a la escuela
pero están por acá", agregó.
Unos 30 alumnos de la Escuela Islas Malvinas se
mezclaron entre la multitud. Incluso estuvo Dante P., el mejor amigo de
Junior, quien a pesar de las acusaciones de complicidad de algunos compañeros
se animó a visitar a los heridos. Su padrastro y su mamá
—que tal como anticipó Clarín el jueves, pidieron
garantías para que regrese a clases— no lo abandonaron un
segundo.
Pasadas las 19 se hizo una nueva marcha hasta
el hospital, aunque la concurrencia fue menor. Poco antes, en el restorán
donde hasta la tragedia trabajaba de cocinera la mamá de Junior,
colgaban un aviso: "Necesito cocinera con experiencia. Y referencias".
Clarin, 2 de octubre de 2004
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POR
LA PAZ. EL ABRAZO AL HOSPITAL ZATTI, DE VIEDMA, DONDE ESTAN INTERNADOS
TRES DE LOS SOBREVIVIENTES. (Foto: Martin Acosta/ Enviado Especial)
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Duelo
y enigma
Victoria Tatti
vtatti@clarin.com
Para la comunidad de Carmen de Patagones cambió todo, y para siempre.
Los padres, los chicos, la escuela, los docentes... nada volverá
a ser igual. Porque nadie salió sin heridas. Algunos quedarán
desgarrados para siempre, demasiado temprano, de sus más tiernos
amores. Los contratos sociales que fundaban sus relaciones fueron profundamente
cuestionados con los trece disparos contra tres adolescentes que no debían
morir. Imagino, con profundo respeto por los que padecen, que hoy están
frente a la enorme tarea de volver a encontrar un sentido. El duelo y
el enigma sobre cómo seguir, cómo construir el futuro, desafían
a las víctimas de toda tragedia.
TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: CON TONADA
Egoísmos, odio, temores y muerte
Si los adultos resuelven sus problemas a tiros. Si vivimos en una cultura
dinamizada a dolor. Si tenemos en el pasado reciente una lógica
de terror en la que una muerte se vengaba con otra muerte. Si la tan cacareada
globalización acabó con las fronteras para las mercancías
pero levantó muros entre las personas. Si se institucionalizó
la mentira y se precia más el cinismo que la sinceridad. Si cada
vez más el mundo infantil se mezcla con el adulto, y los niños
son objeto de explotación, abandono o violación.
Si las madres queremos vernos con la estética
de nuestras hijas. Si los padres van detrás de muchachas que bien
podrían ser sus hijas. Si se habla del sexo como burla, nunca como
amor. Si aún nos preguntamos si los adolescentes deben recibir
educación sexual en las escuelas cuando la pornografía virtual
funciona como iniciación. Si se imitan las modas planetarias, aunque
nunca los debates que advierten sobre el desamparo de los más jóvenes,
cuyas muertes aumentan las estadísticas policiales. Si la policía
lejos de protegerlos desconfía de los rostros jóvenes. Si
no se les garantiza la educación ni el trabajo pero en la publicidad
se los endiosa por bellos.
Si la calle es un espacio de desconfianza, nunca
de ciudadanía. Si ante cada secuestro lo único que se escucha
son los reclamos por el aumento de la represión y se ve a la aniquilación
del otro como una solución. Si los que más se llenan la
boca con la palabra Patria son los que quieren matar a sus compatriotas.
Si las diferencias asustan. Si los que creíamos pueblos apacibles
anidan los problemas de las grandes ciudades. Si a las "bebotas"
se las exhibe como bellos cuerpos de deseos antes de que ellas mismas
descubran su propio deseo. Si en las ciudades cada vez más se vive
como en tribus. Si confundimos egoísmo con libertad. Si, como escribió
Rudyard Kipling, frente a la mentira no se puede esgrimir la verdad. Si
cuando se es odiado no se puede ostentar la bondad. Si se hace de la violencia
una estética. Si es trivial la vida como la muerte. Si no se desarman
los espíritus, a las armas no las carga el diablo sino el odio
que encubre el miedo.
TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: NO QUIEREN VOLVER A LA MISMA AULA
Los "sobrevivientes" y un tenso reencuentro
Los
20 chicos que se salvaron de los disparos se reunieron con psicólogos.
Parecía la escena de un crimen: cuatro
esquinas cerradas al paso por cintas rojas y blancas, patrulleros y motos
policiales para evitar intrusos en el área, ambulancias, bomberos
y mucho nervio. Tanto operativo se hizo para rodear el Centro de Jubilados
de Patagones, donde los 20 chicos que se salvaron de recibir los disparos
de Junior se reunieron con cinco psicólogos especializados.
Durante dos horas, mientras en la puerta esperaban
padres y chicos de otros cursos de la misma Escuela Media 2, los compañeros
de Junior y de sus víctimas estuvieron hablando entre ellos y con
los psicólogos. Entre todos resolvieron volver a clases el lunes
a las 9 en punto, pero en otra aula.
"Algunos plantearon cambiarse de escuela
y entre todos los convencieron de que tenían que estar juntos",
contó a Clarín el ministro de Educación bonaerense,
Mario Oporto.
Los traumas que sufren estos chicos son densos.
Algunos volvieron a dormir en la misma cama que sus padres, a pesar de
que tienen 15 o 16 años. Otros están aterrados hasta de
salir a la calle. Y en el medio aparece Dante, el mejor amigo de Junior,
el chico al que más de uno acusa de haber instigado los disparos.
De campera marrón de corderoy, pantalones bien amplios y pelo negro
ajustado, este chico llegó al Centro acompañado por su padrastro
y su mamá. Varios lo abrazaron, otros lo miraron con recelo.
Las autoridades educativas temen que Dante no
pueda reintegrarse. Sus padres ya venían pidiendo apoyo psicopedagógico
desde antes, porque lo veían mal.
Ayer se conoció una carta que la mamá
de Dante, Silvia, envió a una radio apenas dos horas después
de la tragedia. "Debemos esperar los informes judiciales. Lo que
mi hijo me contó es que habían llegado al aula después
de saludar a la bandera, esperaban al profesor y de pronto Juniors (textual)
se paró adelante y empezó a disparar sin decir nada y sin
apuntar a nadie en particular. Mi hijo, como los otros chicos, se cubrió
debajo del banco (hay testimonios que dicen lo contrario). Cuando se le
acabaron las balas, el agresor salió al pasillo y mi hijo le pegó
en la mano para desarmarlo y lo bajó al piso, pateando el arma",
agregó. "Cabe aclarar que Juniors es un chico muy callado,
que no lo molestaban ni lo cargaban, que no consumía drogas ni
alcohol", señaló. Unas horas después de enviada
esta carta, la Policía se llevaba a Dante a Bahía Blanca
para ponerlo a disposición de la Justicia y hacerle test psicológicos.
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DANTE,
CON SU MAMA Y SU PADRASTRO. AYER, LLEGANDO A LA REUNION.(Foto:
Martin Acosta/ Enviado Especial)
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TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: SIGUE ALOJADO EN UN EDIFICIO DE PREFECTURA
Rafael, vigilado las 24 horas
Guillermo
Villareal. BAHIA BLANCA.. ENVIADO ESPECIAL
gvillareal@clarin.com
El reencuentro con sus padres no provocó
alteraciones en la conducta de Rafael S., que desde el miércoles
se encuentra alojado en una celda de la Prefectura Naval de esta ciudad.
"Pareciera estar más contenido. Lo entrevistaron dos psicólogas
pero no sabemos si su actitud cambió", dijo una fuente de
esa fuerza.
Un día después de que la jueza de
menores Alicia Ramallo revelara en una conferencia de prensa que el joven
que desató la masacre de Carmen de Patagones sufre "severos
trastornos psíquicos", los peritajes psicológicos fueron
más intensos.
Desde las 8 de ayer y hasta poco después
de las 14, Junior fue visitado por un psiquiatra y también estuvo
con dos psicólogas que abandonaron el edificio sin hacer declaraciones.
El silencio pareciera responder a que la jueza
exigió que toda la información relacionada con el caso sea
canalizada a través de su juzgado.
Los padres de Rafael S. y su hermano de 11 años
continúan alojados en una sede de la Prefectura por sugerencia
del prefecto principal, Jorge Rodríguez. Esta decisión se
habría tomado por razones de seguridad.
"Junior habla poco, almuerza y cena, pero
la mayor parte del tiempo descansa", contó a Clarín
un hombre de la Prefectura. Los guardias no le quitan la vista de encima
ni cuando duerme: la orden es no dejarlo ni un instante solo.
TRAGEDIA
EN CARMEN DE PATAGONES: BUENOS AIRES, CATAMARCA Y BARILOCHE
Casos que inquietan
Ayer se supo que el jueves, en la Escuela "Mariano Moreno" del
partido bonaerense de San Martín, un chico de 14 años atacó
con una navaja a un compañero de 15 años y le provocó
una herida leve en la cabeza.
Otro episodio de violencia ocurrió entre
dos chicas, a la salida de una escuela de Santa Rosa, a 7 kilómetros
de la ciudad de Catamarca. A diez cuadras del colegio, una chica de 16
años atacó a la otra con una hoja de afeitar, y le causó
cortes superficiales en el rostro, los brazos y la espalda.
En un secundario de Bariloche, una estudiante
de 15 llevó un arma calibre 22 descargada para mostrársela
a una compañera.
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