La
masacre en Carmen de Patagones Cómo es por dentro la ciudad que
se volvió un infierno
El desempleo llega al 40% y el intendente calcula que hay un arma en cada
hogar
CARMEN
DE PATAGONES.- ¿Qué tiene en común Carmen de Patagones
con Littleton, la ciudad en la que ocurrió la masacre de Columbine,
o con Erfurt, Alemania, donde un chico asesinó a 16 compañeros?
La
matanza parecía impensable en una ciudad de 27.000 habitantes,
a la vera de un río cristalino que es ideal para ver el atardecer
tomando mates. Sería más sencillo imaginarla en un colegio
del conurbano, por ejemplo. Los maragatos dicen que para entender lo que
pasó hay que sacarse de la cabeza la postal de hace diez años.
"Patagones
era un pueblo y ya no lo es, y ahora estamos viviendo las consecuencias",
dijo el intendente Ricardo Curetti (PJ) a LA NACION."Hay pocas cosas
que diferencien a nuestros chicos de los de Buenos Aires. En los últimos
diez años, aquí los chicos se criaron solos, porque la falta
de trabajo y la devaluación hizo que los padres estuvieran más
tiempo afuera y que la mayoría de las madres tuviera que salir
a trabajar". En esta ciudad, donde el desempleo alcanza el 40% y
una tercera parte de la población (8000 personas) tiene entre 13
y 18 años, otra preocupación desvela al intendente: la cantidad
de armas. Estima que hay una por hogar. Aquí se vive de la avena,
la cebolla y la cría de ganado. La desocupación es del 40%.
Hay 1600 personas que dependen de la administración pública
y 1700 hogares viven de subsidios sociales. Una familia de clase media
logra un ingreso de 700 pesos. Si trabajan el papá y la mamá.
La
policía no tiene un registro oficial de cuántas armas hay.
El intendente se atreve a asegurar que hay una en cada casa: "Todo
lo que pasó nos lleva a replantearnos muchas cosas. En la mayoría
de los hogares hay armas, por la caza y el campo. Están cerca y
al alcance de los chicos en muchos hogares".
Pablo
E. tiene 11 años y es vecino de Junior. LA NACION lo conoció
cuando jugaba con su hermanito y empuñaba un arma de juguete: "En
casa hay un revólver y una 42. Mi papá siempre les pone
seguro. Yo ya la sé manejar, porque vamos a cazar liebres".
Relatos
similares se repitieron con al menos 10 chicos. Las madres, como Natalia
Torres, explicaron que las armas están, pero para defender a sus
hijos "por si alguien les quisiera hacer algo, no para armarlos".
Cuesta creer que alguien diga eso en un pueblo de apariencia calma como
Patagones. "Ese
pueblo en el que se deja abierta la puerta y el auto con la llave puesta
no existe más", dice con desazón el comisario local,
Eduardo Diego. Y el intendente confirma que la inseguridad viene creciendo
de un modo preocupante. Pero a pocos les gusta reconocerlo.
Asistencia
para todos
"Después
de lo que ocurrió, se va a necesitar un plan de salud mental para
todo el pueblo. Todos quisieran borrar de la memoria lo que pasó,
pero no va a ser tan fácil. Porque lo que pasó puso sobre
el tapete otras cosas", consideró Lilian Armentano, responsable
de la asistencia psicológica a las víctimas de la Secretaría
de Educación bonaerense.
La
vida de los adolescentes de Patagones ya casi no se diferencia de la de
los chicos de su edad del Gran Buenos Aires, lo dice el intendente y se
comprueba fácilmente.
La
actividad preferida, por la tarde, es juntarse en el cibercafé.
En sólo un año y medio abrieron 10 locales de Internet en
el centro de la ciudad. Hace poco se reguló por decreto el horario.
Los adolescentes antes se quedaban allí hasta el amanecer. "Como
los padres no están, muchos usan los cibercafés como guarderías
de adolescentes", apuntó el director de Juventud de la Municipalidad,
Lucio Galatro.
Muchos
divorcios
"Hay una desintegración de la familia. Los índices
hablan de que en los años 90 el divorcio separó a muchos
chicos de alguno de sus padres y los obligó a vivir con otros adultos",
dijo el funcionario.
El
cibercafé de Bynon 430 es donde se encuentran los más chicos.
Con luz apagada o difusa, cuando LA NACION lo visitó al menos diez
chicos jugaban absortos a Counter Strike: un juego en red que da un arma
virtual al jugador, el que tiene que matar a todo aquel que se le aparezca
en la pantalla, y así ganar puntos.
Los
chicos del María Auxiliadora no entienden por qué pasó
"eso" en la escuela Malvinas. Tampoco, por qué hace 50
días el compañero de ellos, Martín Campoy, de 14
años, se suicidó con un tiro de la carabina del padre.
"Lo
tenía todo"
"Tenía
todo: facha, minitas, amigos, la relación con los padres era la
mejor. No puedo entender", dice Juan.
Juan
B., Nacho M., Guillermo R., Pablo B. y Ezequiel F. tienen entre 14 y 15
años, y son alumnos del colegio María Auxiliadora de esta
ciudad. Cuando se les pregunta qué hacen de sus vidas, Nacho responde
por cada uno.
"Basquetbol,
nada, huevo, cíber y fútbol. Nos juntamos siempre en la
esquina, nos quedamos al pedo entre las cuatro y las seis de la tarde,
y después nos vamos al cíber o a tomar mate. Los sábados,
a las 2.30 vamos a Coyote, en Viedma. Terminamos a las 7, a veces, arruinados",
relata Nacho.
En
Patagones no hay boliches. Había dos, pero cerraron cuando el entonces
gobernador Carlos Ruckauf decidió que la movida nocturna se cortara
a las 4.
Los
que no van a Coyote van a Kocoa, en Viedma, la bailanta más popular,
pasadas las dos.
"Escucha
mi corazón, ueooo", trinaba en los parlantes, el viernes último.
En una tarima, chicas de 14 y 15, vestidas con polleras o top brillantes,
improvisaban coreografías.
El
ti-ti-ti, ti-ti-ti de un sintetizador invitaba a soltarse. Pero había
tristeza por lo que había pasado en el colegio. "¡A
ver las palmas de la gente de Patagones, arriba, arriba, sí, sí!",
gritaba el locutor.
Silvana,
una chica que vive en Patagones, pero que va a bailar a Viedma, lo escucha
y aplaude. Empieza a moverse, a subir y a bajar los deditos, pero con
los ojos empañados.
Hay
que exorcizar la tristeza. "Y se va, ahí, ahí, ahí".
Por Evangelina Himitian, La Nacion, 3 de octubre
de 2004
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Seis
jóvenes caminan por las calles de Carmen de Patagones en
plena madrugada; la ciudad perdió la calma y está
en el centro de la escena
Foto: Alfredo Sánchez/Enviado especial
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Un
nuevo mural adorna la fachada
Los alumnos evocan la tragedia para que quede la memoria
CARMEN
DE PATAGONES (De una enviada especial).- Se juntaron para hablar de la
conmoción que les había producido la tragedia. Y en medio
de la compañía se les prendió la lamparita. Y decidieron
canalizar toda esa bronca y esa necesidad de ser escuchados. Plasmaron
en una pared de la escuela Islas Malvinas un mural que representa la tragedia
y la esperanza que guardan de que haya justicia.
La
idea surgió de los mismos chicos que en 2002 habían pintado
uno de los murales de la escuela en los que se ven soldados con armas
custodiando a un grupo de manifestantes. Son ex alumnos del colegio que
cursaron allí el polimodal especializado en arte.
El
diseño lo hicieron ellos mismos: la flor de la vida, en cuyo centro
hay una mujer embarazada dando a luz. Del vientre le sale una cantidad
de hombres y mujeres, que florecen en los pistilos de la flor.
La
vida y no la muerte
"Esta vez, la figura de los cuerpos simboliza la vida y no la muerte",
cuenta Gisella, de 19 años, una de las chicas que ayer, pincel
en mano, plasmaban el boceto en la pared.
Anteayer
las chicas tuvieron la idea del mural, hablaron con la directora del establecimiento
y les aprobó el proyecto.
Se
quedaron toda la noche haciendo el prediseño.
El
mural también tiene una flor muerta. Un pájaro grande la
toma con el pico y se la lleva.
"La
flor marchita simboliza la tragedia. Y el pájaro es algo bueno
que se lleva lo malo: la justicia, que esperamos que exista", agrega
Marcos González, de 16 años.
El
no es compañero de las chicas pero igual se sumó a la propuesta.
Vestido de negro y con una pulsera de tachas. "Ahora, si te vestís
así, te miran como si fueras un asesino", se lamentó
Marcos, fanático del heavy metal. Junior y Dante eran los otros.
Ayer, de todos modos, el chico era uno más.
La Nacion, 3 de octubre de 2004
Evalúan
modificar la legislación para menores
El ministro de Desarrollo Humano bonaerense, Juan Pablo Cafiero, aseguró
ayer que la provincia avanza en la redacción de una nueva ley de
minoridad que contemple alternativas a la judicialización o internación
como única respuesta del Estado a la problemática de los
adolescentes en conflicto con la ley.
"La
provincia está próxima a modificar la legislación
sobre la problemática adolescente y está evaluando diferentes
alternativas que se aplican en el mundo y que no utilizan a la judicialización
como única respuesta por parte del Estado", sostuvo el funcionario.
Cafiero
formuló declaraciones luego de participar de una jornada de intercambio
internacional de experiencias sobre niñez, adolescencia y familia,
donde expuso el gerente de servicios para la Infancia de Inglaterra, Paul
Nixon.
Según
se informó, el proyecto de ley que evalúa el gobierno provincial
establecerá que la falta de recursos económicos de los menores
no da posibilidad a la intervención de la Justicia.
"En
el texto del proyecto dejamos aclarado expresamente que la sola situación
de falta de recursos o de pobreza de los menores no puede dar lugar de
ninguna manera a la intervención de la Justicia. Con esto, cerramos
la puerta de manera total y definitiva a la judicialización de
la pobreza", dijo Cafiero.
La
iniciativa define como menores a las personas de ambos sexos desde su
concepción hasta alcanzar la mayoría de edad y establece
que el Estado provincial y los municipios garantizarán el ejercicio
de los distintos derechos del menor sin discriminación alguna.
Descentralización
Dispone además que las políticas de minoridad se instrumentarán
descentralizadamente en los 134 distritos bonaerenses, a través
de una concertación articulada de acciones de la provincia, las
comunas, las organizaciones de la comunidad y las de atención específica
a la infancia y a la juventud.
El
proyecto, según anticipó el ministro, crea también
el Consejo Provincial del Niño y el Joven, que funcionará
como un ente autárquico dentro de la cartera social provincial,
además de un Comité Asesor Provincial, que estará
integrado por representantes de la comunidad, del gobierno de la provincia
de Buenos Aires y de entidades representativas de magistrados, funcionarios
y trabajadores relacionados con esta temática.
El
plan fue anunciado durante las jornadas "Propuestas para la Niñez,
Adolescencia y Familia", que se extenderán hasta pasado mañana,
organizadas por la cartera social provincial, junto a Unicef Argentina
y el British Council.
La Nacion, 3 de octubre de 2004
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Toda
la ciudad asistió al velatorio conjunto de los adolescentes
Foto: Alfredo Sánchez
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Brasil cree que se puede revertir la situación
Por Luis Esnal
Corresponsal en Brasil
SAN
PABLO.- La escuela Guanabara no es un lugar cualquiera. A pesar de estar
ubicada en una de las regiones más violentas de Río de Janeiro,
no necesita detector de metales en la puerta, se convirtió casi
en un oasis de paz en medio de un barrio conflictivo y redujo sus niveles
de violencia incluso a niveles inferiores a los de algunas escuelas privadas
brasileñas.
Fue
éste el ejemplo que primero le vino a la cabeza a Jorge Werthein,
el argentino que comanda desde hace casi diez años a la Unesco
de Brasil, mientras conversaba telefónicamente sobre la tragedia
de Carmen de Patagones con el ministro de Educación argentino,
Daniel Filmus. De esa charla nació la idea de instrumentar en la
Argentina el observatorio de violencia en las escuelas, un programa iniciado
hace más de un año en Brasil y que les permitió a
escuelas como la Guanabara entender y tratar los problemas internos de
violencia.
"La
violencia ha penetrado en las escuelas, pero hay que tener cuidado cuando
se simplifica diciendo que la violencia escolar es apenas un reflejo de
la violencia general. La escuela puede fomentar su propia violencia cuando
no permite el diálogo, cuando se maneja con autoritarismo, cuando
no combate el racismo y la discriminación, cuando no está
atenta a la exclusión de los más débiles e, incluso,
cuando se muestra deteriorada y descuidada", ejemplificó Werthein
en diálogo con LA NACION.
El
sociólogo argentino, sobrino de Julio Werthein, presidente de la
Bolsa de Comercio de Buenos Aires, apadrinará el observatorio de
violencia. La estructura del organismo, creado a partir de un convenio
de cooperación entre el Ministerio de Educación argentino,
la Universidad de San Martín y la Unesco-Brasil, será conducida
por un académico todavía no definido.
"La
Argentina está muy avanzada con el programa de mediación
escolar para resolver conflictos, mientras que Brasil está más
avanzado en la apertura de escuelas los fines de semana. La idea es que
aprendamos unos de los otros con ambos programas, que son algunos de los
mejores instrumentos para contener la violencia", comentó
Werthein.
La
Argentina ya cuenta con un programa para mantener abiertas aproximadamente
300 escuelas los fines de semana, ofreciendo actividades de educativas
y de recreación, y el ministro Filmus anunciará la apertura
de otras 200 en los próximos días.
Después del de Brasil, el observatorio argentino será el
segundo de América latina.
La Nacion, 3 de octubre de 2004
Violencia
en la escuela: cómo fue el día de la masacre Los ocho segundos
que cambiaron la historia de Patagones
Es lo que demoró Junior en disparar
Todavía
no hay una versión única de los hechos
Tampoco se sabe cuántos alumnos había dentro del aula
Dicen que el autor de los disparos intentó suicidarse
CARMEN
DE PATAGONES.- Ocho segundos fueron los que demoró Junior en disparar
sobre sus compañeros. En ese tiempo mató a tres e hirió
a otros cinco. A cinco días de la masacre todavía no hay
una versión única sobre los hechos. "Hay contradicciones
y chicos que dicen cosas que, en realidad, escucharon en otro lado y que
no llegaron aún a la causa", dijo el comisario Eduardo Diego,
jefe de la seccional local.
Aún
no se sabe cuántos alumnos había dentro del aula del 1°
B de la escuela Islas Malvinas, cuando, alrededor de las 7.35, Junior
empezó a disparar. "No creo que estuvieran todos dentro del
salón, por el orden en que se encontraron los bancos y por las
mochilas que se sacaron después", opinó el comisario
mayor jefe de la departamental Bahía Blanca, Luis Castro. Otra
fuente de la investigación estimó que "sólo
estaban la mitad de los 29 chicos del curso".
La
verdad se develará mañana, cuando los chicos sean trasladados
a Bahía Blanca para declarar ante la jueza Alicia Georgina Ramallo.
El
fatídico martes Junior llegó a la escuela más temprano
de lo usual. Cintia Sañico, una alumna de 2° B, dijo haberlo
visto entrar cerca de las 7.15. Recordó que llevaba puesto un camperón
verde sobre una remera negra. La chica aseguró que Junior se dirigió
al baño y estuvo allí hasta el momento de la formación.
Un
empleado de la escuela, cuya identidad no fue confirmada, dijo que Junior
le había comentado: "Hoy va a ser un lindo día".
El dato fue reproducido por varios de los compañeros. Pero nadie
sabe si es cierto.
Al
entrar en el salón, Talia Jaime se sentó en el banco de
atrás del que compartían Junior y Dante Pena. La adolescente
contó a LA NACION que al pasar a su lado le preguntó por
la tarea que había que hacer ese día -Junior fue caracterizado
por todas las fuentes consultadas como un chico aplicado, inteligente
y buen alumno-. Cómo única respuesta escuchó: "Ustedes
son todos unos idiotas".
Luego
de dejar su mochila en el banco, Junior dio unos pasos en dirección
al pizarrón, giró y sacó la pistola, que había
sacado del armario de la habitación de sus padres. La sostuvo con
sus dos manos. Algunos chicos lo vieron y se rieron. Creían que
era un arma de juguete, contó Alejandro. Y acotó: "Pienso
que no eligió sus víctimas".
Sin
pronunciar palabra, Junior comenzó a disparar. El barrido fue de
derecha a izquierda. Uno de los primeros impactos dio en Federico Ponce,
que cayó al suelo y murió en el acto.
La
mayoría buscó reparo entre los bancos. Cuando sonó
el tiro número once no quedaba nadie en pie. Algunos habían
huido corriendo, incluso heridos. Alumnos de otros cursos y profesores
habían salido al pasillo para ver qué pasaba. Todo era un
caos.
Junior
también salió al pasillo. Allí tiró, al menos,
una vez más. Cuando quiso seguir, en la bala número 13,
el arma se trabó.
Algunos
chicos dijeron que, en ese momento, amenazó con quitarse la vida.
Sacó el cargador y puso otro que, cuando fue secuestrado, tenía
nueve balas. Gatilló, pero, al parecer, el arma continuaba trabada.
Dante
-que según Talia se había agachado junto a ella- se abalanzó
sobre él, lo abrazó gritándole: "¿Qué
hiciste?", y consiguió que tirara al arma. Otro chico la recogió
y salió corriendo. Se cruzó con Carlos Ruiz, el docente
de derechos humanos que debía hacerse cargo del grupo. El chico
le dio el arma y Ruiz la llevó a secretaría. La puso en
un armario metálico y, al ver que el teléfono no funcionaba,
corrió hacia su coche y se dirigió a la comisaría.
La
directora, Adriana Goicochea, que en el momento de los disparos estaba
en la otra punta del colegio, cruzó el patio interno y al llegar
frente al aula se encontró con Junior arrodillado en el umbral
del salón. No habló con él. Se dirigió hacia
el teléfono de la secretaría y como no andaba fue a la biblioteca,
donde hay otro aparato. Llamó a la policía.
En
menos de dos minutos llegaron varios patrulleros. A los uniformados los
mismos chicos le señalaron quién era Junior, que deambulaba
"como aturdido" hacia la salida. Fue detenido y esposado.
Dentro
del aula yacían sin vida Evangelina Miranda, Federico Ponce y Sandra
Núñez. Pablo Saldías y Rodrigo Torres quedaron en
el piso, malheridos. Nicolás Leonardi, alcanzado por un proyectil
en el hombro izquierdo, corrió para avisar a las autoridades lo
que estaba pasando. En tanto, Natalia Salomón y Cintia Casasola,
ambas heridas, buscaron refugio al final del pasillo, en la biblioteca.
Al
anochecer de aquel mismo día, el aula de la tragedia había
sido pintada y reacondicionada.
Por Pablo Morosi, La Nacion, 3 de octubre de 2004
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Los
bomberos retiraron los cuerpos
Foto: Télam
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Una
voz de alerta en General Roca
Tienen 13 años y acaban de empezar el colegio secundario. Cursan
sus estudios en el CEM 42 de General Roca, localidad rionegrina que se
encuentra a 518 kilómetros de Carmen de Patagones. Apenas se enteraron
de la masacre ocurrida el martes último, hicieron un minuto de
silencio y regresaron a las aulas. Y se les ocurrió una idea: realizar
una encuesta con la pregunta: "Si tuvieras cinco balas, ¿a
quién las destinarías?". Por si no quedaba clara la
consigna, aclaraba: "¿A quién no te bancás?,
¿con quién no querés estar en el curso?". Cuando
la docente entró en el aula los vio elaborando el ranking con los
cinco más votados. "Se nos ocurrió y la hicimos",
contestaron los alumnos cuando les preguntaron por qué lo habían
hecho. Inmediatamente, las autoridades del colegio citaron a los padres
de los chicos. Y se decidió presentar un proyecto para abrir un
espacio de diálogo y contención para los adolescentes. "Esto
fue una voz de alerta", dijo la vicerrectora del colegio Miryam Prieto.
Dos
puntos de sutura para un
docente golpeado por un alumno
LA PLATA, 30 SEP (AIBA) Un docente de una escuela de una localidad de
9 mil habitantes del partido de Zárate denunció haber sido
golpeado por un alumno. Le dieron dos puntos de sutura sobre la ceja y
realizó la denuncia ante la policía, según se supo
hoy. El menor fue suspendido hasta fin de año. (AIBA)
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