EDITORIAL
Reflexiones después de una tragedia
La
tragedia de Carmen de Patagones despertó, o más bien reactualizó,
preguntas que la sociedad se hace sobre sí misma, sobre la vida
de los chicos y el futuro que se está construyendo para ellos.
En algunos casos esas preguntas están relacionadas más o
menos directamente con las particularidades de los crímenes perpetrados
en la escuela. Y, en general están movidas por la angustia que
provoca un drama que golpea inesperadamente en lo más profundo
de la sensibilidad. Especialmente cuando no se encuentran explicaciones
que, si no dan consuelo, proporcionan el alivio de encontrar o imaginar
un sentido para conductas o acontecimientos terribles.
Una
de las primeras evidencias acerca del estado emocional del chico que disparó
sobre sus compañeros es que, a pesar de tener una conducta relativamente
normal y ser un buen estudiante, no encontraba sentido a la vida y, que
vehiculizó una parte de su frustración y rencor con algunos
de sus compañeros a través de la violencia.
La
respuesta del joven fue un caso extremo y de ningún modo habitual
—no se trata de un hecho más en una cadena de crímenes
juveniles— pero su conducta puede inscribirse en el contexto de
las condiciones anímicas o psicológicas que típicamente
atraviesan los adolescentes.
Los
adolescentes sufren cambios que los convierten en más inestables,
más propensos a las crisis y a las emociones fuertes y, por lo
tanto, son más vulnerables ante los estímulos externos provenientes
de sus familias, de sus pares o de la sociedad en general. Este estado
de ánimo suele traducirse en rebeldías y conductas agresivas
contra las personas o las instituciones.
En
estas condiciones, los jóvenes necesitan recibir orientaciones
y pautas de comportamiento, para su bien y el de la sociedad en la que
viven. Pero también requieren una atención especial que
tome en cuenta el particular momento que atraviesan y cuyas características
y manifestaciones no dependen sólo de un proceso biológico
sino del medio familiar y social en que viven. De hecho, los chicos de
la escuela Islas Malvinas, escenario de la tragedia, escribieron en las
paredes de su colegio una leyenda en la cual le piden al cuerpo docente
que aprendan a comprenderlos.
La
tragedia de Carmen de Patagones debe llevar, por lo tanto, a reflexionar
hasta qué punto los chicos están recibiendo la atención
y la comprensión que merecen, necesitan y reclaman en los ámbitos
en los que se desenvuelven, como su familia y su escuela.
Debido
a la evolución de las formas de vida en la sociedad contemporánea,
en la Argentina y en casi todo el mundo, las familias —o muchas
familias— no cumplen como debieran su papel de ámbito de
contención, orientación y ordenamiento de la vida de los
hijos. Como consecuencia, muchos viven con mayores libertades que en el
pasado pero también en mayor soledad, más lejos del diálogo
y la tutela familiar. La situación puede ser particularmente grave
en las familias abrumadas por el trabajo o por la falta del mismo, o donde
la vida y los valores de los mayores han sido degradados por la pobreza.
La
pedagogía moderna tiene en cuenta la situación especial
de los jóvenes y la importancia de proveerlos no sólo de
conocimientos sino de atención para sus problemas personales. Pero
la posibilidad de llevar a cabo ese cuidado depende de la cantidad, calidad,
posibilidad de dedicación de los recursos humanos del sistema educativo.
Las escuelas públicas sostenidas en buena medida por la dedicación
abnegada de los docentes, están seriamente limitadas en sus posibilidades
de asistencia, por falta de presupuesto o por una sobredemanda de atención
originada en una población estudiantil proveniente de hogares disfuncionales.
Como
suele afirmarse en búsqueda de consuelo, una tragedia puede servir
de estímulo para reflexiones y cambios que contribuyan a mejorar
la vida de los individuos y el funcionamiento de la sociedad. Es de esperar
que en este caso así sea.
La
tragedia de Carmen de Patagones conduce a reflexionar sobre las necesidades
de los jóvenes y la atención que reciben en sus familias
y en sus escuelas, estas últimas sobredemandadas por la crisis
de las familias.
Clarin, 3 de octubre de 2004
Conmoción
en Carmen de Patagones
La jueza brinda detalles
sobre las actuaciones
BAHIA BLANCA, 30 SEP (AIBA) La jueza de Menores Alicia Ramallo, que interviene
en el homicidio de los tres alumnos de la Escuela Media N° 2 "Islas
Malvinas", de Carmen de Patagones, dará una conferencia de
prensa hoy, a las 10 de la mañana, en la sede del juzgado de menores
de esta ciudad.
Ramallo no imputará los homicidios al chico, que es menor de edad
y por eso inimputable, pero seguramente recomendará tratamiento
psicológico y restringir su libertad. (AIBA)
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