EL
HORROR EN CARMEN DE PATAGONES: A UNA SEMANA DEL CRIMEN
Hubo dolor y llanto en el regreso al aula de la masacre
Los
compañeros de los chicos asesinados se abrazaron en el hall. Y
fueron abrazados a su vez por sus padres y otros alumnos de la escuela
Islas Malvinas. Fueron 10 minutos de llorar en silencio.
Yo
pasé un rato. Los chicos estaban adentro. Parecían asustados,
con miedo. Es que entrás y vivís todo de nuevo." Juan
Manuel Bab ayer volvió a repetir el camino que une su aula con
aquella en la que hace una semana ocurrió la masacre de Carmen
de Patagones.
La
Escuela Media Nº 2 Islas Malvinas abrió sus puertas a las
nueve de la mañana para el reencuentro. Los chicos de primero B
que sufrieron los disparos de su compañero —Rafael S. de
15 años— y vieron morir a tres de ellos se abrazaron en el
centro del hall principal. Era un grupito de no más de doce. Solos
y apretándose uno contra otro. De a uno, los maestros, los padres
y el resto de los alumnos se unieron a ellos. Estuvieron casi diez minutos
llorando en silencio.
Un
pastor evangelista, y padre de una alumna, dijo una oración. Otro
papá comenzó a rezar el padrenuestro y todos lo siguieron.
Después habló la directora. Invitó a los que querían
pasar a las aulas que lo hagan y pidió colaboración para
seguir todos juntos.
La
mayoría entró. Los que estaban más dispersos eran
de las divisiones que estaban cerca del aula de la masacre. La puerta
estaba abierta. Algunos entraban y miraban. Qué va hacerse con
ese lugar va a ser una decisión que tomen los chicos del colegio,
explicó una de las autoridades. Ayer la primera reacción
fue escribir. Escribieron sus nombres en cada banco. Les desearon fuerza
a los que estaban internados y escribieron los nombres de Federico Ponce,
Evangelina Miranda y Sandra Núñez, los tres chicos asesinados
el martes pasado.
Fue
un reencuentro, contó Juan Manuel (16). En su salón de clases
vecino al de la tragedia decidieron escribir en una cartulina lo que les
pasaba. "Lo que cada uno siente es que el dolor te apabulla. No tengo
miedo a que entre alguien armado y nos mate. Lo que nos mata es el recuerdo."
Vanesa
tiene 17 años y había decidido volver ayer a la escuela.
Se levantó y cuando se puso el guardapolvo blanco cortito, con
tablas adelante y un moño atrás, se largó a llorar.
Dijo que no iba, pero después cambió de opinión.
Llegó a las nueve y diez con su papá, Fausto Beliu.
"Creo
que tendrían que haber dejado pasar más tiempo antes de
volver. No te digo darles vacaciones, pero darles más tiempo. A
ella la dejo que venga porque le faltan dos meses para terminar. Pero
a mi otro hijo que empezaba acá el año que viene no lo mando.
Haré un sacrificio y le pagaré un colegio privado."
Son
muchos padres los que señalan a las autoridades del colegio y a
los profesores por negligencia. "Con esto me enteré que mi
hija tuvo un problema con un chico y que fue citada al gabinete psicopedagógico
y a mí no me avisaron", contó Beliu.
"No
vino nadie de la escuela a darnos el pésame ni tampoco de la Prefectura
y el arma era del padre de Junior que trabajaba como suboficial",
dijo a Clarín, uno de los parientes de los chicos asesinados. Los
familiares de las víctimas insisten en que Junior planeó
todo. Además, Marisa —la mamá de Federico Ponce que
murió en el acto en su aula— contó que su hijo le
había dicho que todo su grupo se estaba sacando muy malas notas.
El en una prueba de Matemática tuvo un tres. Entonces, los padres
pidieron una reunión con los profesores, pero no recibieron respuesta.
Las
reuniones en la escuela con los padres sí comenzaron ayer. En una
cartulina pegada sobre la entrada se informaba los horarios en que fueron
citados según los cursos a los que van sus hijos.
Nicolás
Leonardi también volvió a la escuela. Llegó con el
brazo izquierdo inmovilizado por la herida de bala que le disparó
Rafael S. En la mano derecha tenía un cartel con la foto de Federico
Ponce, uno de sus mejores amigos. Haciendo una maniobra enganchó
la pancarta en el escudo de hierro del frente del colegio. Lo imitó
el tío de Evangelina, la otra nena muerta. Así, las imágenes
de los chicos asesinados empezaron a aparecer por el frente del colegio.
Al rato, alumnos de otras escuelas de Patagones llegaron hasta la vereda.
Hicieron un cordón tomados de la mano.
"Yo
mismo quedé sorprendido por la actitud de los chicos", dijo
Ricardo Curetti, el intendente de la ciudad. "Nos han demostrado
su valentía. El paso que se ha dado hoy es importantísimo".
A
la tarde los chicos dieron muchos pasos más. Marcharon desde el
hospital de Carmen de Patagones donde están internados sus amigos
hasta el colegio.
En
silencio entraron a la escuela. En el hall levantaron los carteles con
las caras de los chicos asesinados en su aula y escucharon la bendición
del cura. "Recién leí una frase pintada —dijo
Emilio Baracich—. Los adolescentes brillan con luz propia. En esta
tarde de luz de primavera, nosotros no queremos confundirnos con las sombras
de la muerte". Después el sacerdote caminó hacia el
aula de primero B. Detrás entraron los adolescentes. Lloraban.
Miraban sus pintadas de la mañana. Alguien había entrado
y escrito otras cosas. Se enojaron. Fueron a buscar agua y detergente
y todos juntos borraron las huellas de los otros.
Clarin, 5 de octubre de 2004
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SIN
CONSUELO. DOS DE LAS ALUMNAS, AYER, EN LA ESCALINATA DE ENTRADA
DEL COLEGIO. NO PUEDEN OLVIDAR.(Foto: Martin Acosta)
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Memoria
Daniel dos Santos
ddossantos@clarin.com
Buena parte de nosotros, los humanos, pasamos la vida entera sin saber,
en realidad, quiénes somos. Por cierto, esto no quiere decir que
no haya algunas certezas que nos acompañan. Una es que la memoria
no es algo fijo, objetivo, sino que está sometida al trabajo de
la conciencia, que moldea los recuerdos, les da sentido y significado.
Otra, que forma parte de la identidad. Sin la memoria seríamos
cosa de un solo día, de una sola cotidianidad. "Me mata el
recuerdo", dijo uno de los chicos que estuvo en el aula de la tragedia,
como si intuyera que cuando llora por sus compañeros muertos también
llora por él mismo.
EL
HORROR EN CARMEN DE PATAGONES: TODAVIA QUEDAN MUCHAS DUDAS SOBRE LO SUCEDIDO
Para el comisario, el agresor hizo disparos a quemarropa
Los
tiros fueron directamente a los cuerpos. Junior disparó trece veces
y no tiró ninguno contra la pared. Apuntó directamente a
los cuerpos", repitió el comisario Eduardo Diego. Y aclaró:
"Hay impactos en la pared, pero muchos atravesaron antes a los chicos."
Ayer,
mientras la Escuela Media Nº 2 Isla Malvinas abría sus puertas,
todavía quedaban muchas dudas sobre cómo fue la mañana
trágica del 28 de septiembre. "Junior tenía tres cargadores
con por lo menos 37 balas y en el salón había 28 chicos.
Mató a tres e hirió a cinco, pero había una bala
para cada uno de ellos. Los que se salvaron fue por milagro", dijo
a Clarín Mariano Miranda, el tío que crió a Evangelina,
una de las nenas que murió, de 15 años.
Aunque
los familiares insisten en que la masacre fue planeada, el comisario Diego
explicó que todavía no se puede saber nada con certeza.
"Son todas versiones que dicen los chicos y algunas se contradicen.
Hay quienes cuentan que les avisó que no vengan, pero no hay nada
seguro. Son todos trascendidos. Hay que entender que muchos están
todavía en estado de shock. En un tiempo, cuando todo se calme
y la jueza pueda tomar declaraciones acompañada de psicólogos,
se podrá reconstruir los hechos".
Las
declaraciones de los chicos de 1º B frente a la Justicia ya comenzaron.
Ayer viajaron tres de ellos hasta el juzgado de Bahía Blanca. Fueron
acompañados por sus padres.
La
jueza de menores Alicia Ramallo dijo que no volvería a hablar sobre
la causa. Junior permaneció todo el fin de semana en la base Ingeniero
White de Prefectura, cercana a esa ciudad (Ver "Silencio...").
Por ser menor de 16 años es inimputable.
A
300 kilómetros de ese lugar los heridos se recuperaban. Al mediodía
fue dada de alta una de las chicas y los otros dos estaban todavía
en terapia intensiva, pero mejorando.
La
subsecretaria de Educación bonaerense, Delia Menéndez, estimó
que casi el 80 por ciento de los alumnos de la escuela habían vuelto
al edificio. También anunció la intención de nombrar
entre 20 y 30 profesionales —psicólogos y asistentes sociales—
para ayudar a las víctimas. Y no descartó terapias grupales
e individuales para ayudar a la recuperación de toda la comunidad
educativa de Carmen de Patagones.
Clarin, 5 de octubre de 2004
EL
HORROR EN CARMEN DE PATAGONES: ORDEN DE LA JUEZA
Silencio alrededor de Junior
La Justicia de Menores impuso un silencio absoluto en torno a Rafael Junior,
el autor de la masacre en Carmen de Patagones. Después de que la
jueza Alicia Ramallo hablara con la prensa el jueves pasado, el hermetismo
fue total. La restricción alcanza tanto a las actuaciones en el
juzgado, como a las condiciones de alojamiento de Rafael en uno de los
calabozos que la Prefectura tiene en el puerto de Ingeniero White.
"Tengo precisas instrucciones de la señora jueza de no revelar
ningún dato sobre su comportamiento aquí" admitió
el titular de la repartición, prefecto Jorge Rodríguez,
a Clarín. El oficial dijo que el chico está tranquilo, no
habla con quienes lo custodian y sólo lee algunas revistas deportivas.
Durante el fin de semana pasó varias horas junto a su padre, que
es suboficial de esa arma, su madre y su hermano. Las reuniones son privadas
y observadas por un custodio.
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EL
AULA, HOY. LOS CHICOS VOLVIERON, ESCRIBIERON LEYENDAS Y COLGARON
POSTERS. (Foto: Martin Acosta)
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