Patagones
- Viedma
Una Comarca campechana y amable
LA
PLATA, 29 SEP (AIBA).- Con la llegada de la primavera comienza a cambiar
el aire de La Comarca Viedma - Carmen de Patagones. El Río Negro
promete y regala un atardecer imperdible, rojo anaranjado y azul celeste
de aire limpio. Y los chicos aprovechan la tarde para el canotaje y la
navegación a vela.
Pero
este septiembre será diferente. Hay un antes y un después
en la vida de La Comarca que entró en la historia por la masacre
en la escuela "Islas Malvinas". Un adolescente de 15 años
vació el cargador de una pistola sobre sus compañeros y
recargó el arma para disparar otras tres veces: tres compañeros
murieron en el aula y otros cinco resultaron heridos.
Como
en casi todo el interior de la Provincia, la gente vive del campo. Han
pasado años difíciles y de endeudamiento por la falta de
riego y la baja calidad de la tierra, pero la zona es inminentemente agrícola
- ganadera.
Atrás
quedó el ímpetu de un puerto interior que, pujante, supo
llevar dinero a la ciudad hasta la década del ´40, cuando
los barcos todavía podían recorrer los 30 kilómetros
desde la desembocadura en el océano Atlántico. Otros transportes,
como el tren y los camiones, relegaron el trabajo portuario a la actualidad:
apenas una lancha de transporte para cruzar el río ida y vuelta,
o dar un paseo turísticos por las aguas azul oscuro.
El
emplazamiento original de La Comarca, el fuerte Del Carmen fundado en
1.779, nació del lado de Patagones, que ahora tiene 30 mil habitantes
frente a los 50 mil de su vecino Viedma, capital provincial y soñada
capital federal en la década del ´80.
De
aquel poblado fundacional del Virreynato del Río de La Plata quedan
las ruinas que lo conmemoran y la iglesia de 119 años, el Banco
Provincia y las construcciones habitacionales de la zona del puerto. Y
el Cerro de la Caballada todavía mira orgulloso a la ciudad que
recuerda el combate en el que expulsó al Brasil invasor, imperialista,
el 7 de Marzo de 1827.
Hoy
la gente vive en una simbiosis que hace a La Comarca y vuelve imposible
pensar un pueblo sin el otro. El río no separa, une. Y la capital
rionegrina aporta trabajo administrativo para los habitantes de una y
otra ciudad.
El
pueblo es tranquilo en ambas márgenes del río. Pero carga
sobre sus espaldas con datos oficiales que lo desnudan: según estadísticas
del consejo del Menor y la Familia de Patagones, dos adolescentes se suicidan
por año en el pueblo de 30 mil habitantes.
"Lo
sensato que podemos hacer los humanos es suicidarnos", escribió
en el banco del colegio, con lápiz negro, el chico que ayer desató
una tragedia dentro de su aula. "Si alguien conoce el sentido de
la vida, por favor escribirlo acá [..............................]",
puso al lado.
Aquel
hijo de La Comarca era reservado, callado, nunca decía nada sobre
su vida. Le decían "Pantriste" y sólo tenía
un amigo, pero cuando alguien establecía un diálogo con
él "era buenísima onda". Dicen que se vestía
de negro, pero los compañeros responden que se exagera: "era
el chico más inocente del curso".
El
pueblo campechano, amable, llora hoy su determinación para disparar
contra sus compañeros, es "culpable" de la masacre y
se lo estigmatiza para que aparezca su "locura". Sandra Muñoz,
Evangelina Miranda y Federico Ponce ya no están; Natalia Salomón,
Rodrigo Torres y Pablo Saldías, luchan por salvar sus vidas en
salas de terapia intensiva; Nicolás Leonardi y Cintia Casasola
llevarán las marcas del plomo para siempre. Es lo único
real. (AIBA) |