LAS
DUDAS SOBRE EL ACUERDO ELECTORAL KIRCHNER—DUHALDE
Chiche y Cristina, ejes de los aprontes para una pelea bonaerense
Los
duhaldistas y los "K" se preparan para confrontar en 2005 en
el distrito Buenos Aires.
La
letra oficial, la que ofrecen fuentes de la Casa Rosada y del PJ bonaerense,
dice que hay un acuerdo electoral entre el presidente Néstor Kirchner
y Eduardo Duhalde para afrontar, juntos, los comicios legislativos del
2005. El silencio de ambos respecto a posibles candidaturas puede abonar
esta tesis. Sin embargo, en las segundas líneas siguen preparando
el terreno como para hacer juegos separados, acaso antagónicos.
Lo
definió muy gráficamente un conocido consultor político,
que suele trabajar en la provincia de Buenos Aires, ante la consulta de
este diario: "Se escuchan voces de paz pero los aprestos son para
ir a la guerra".
El
duelo de las damas, el de Cristina Kirchner y Chiche Duhalde, aparece
como la cara más visibles de esos aprestos bélicos.
Los
transversales han lanzado más de una vez la postulación,
al Senado, de Cristina, cuyo mandato por Santa Cruz vence el año
próximo. Desde aquel polémico anuncio de enero de este año
del subsecretario de la Presidencia, Carlos Kunkel, a un nuevo lanzamiento,
esta semana en La Plata, en boca de dirigentes kirchneristas bonaerenses
que no militan en el justicialismo.
En
el peronismo no son refractarios a la idea de alinearse detrás
de la primera dama. Eso sí, sólo lo aceptan —dicen—si
juega dentro del partido. Los transversales, en cambio, apuestan a un
frente electoral, con o sin el PJ.
Cristina
no ha concurrido ni a un solo encuentro político en el que se insinúe
su candidatura y no lo hará hasta el año que viene.
Tan
cierto es que Kirchner no ha dicho palabra sobre el acuerdo electoral
con Duhalde, como que tampoco desautorizó nunca al grupo de sus
seguidores que se presenta en sociedad descalificando a Duhalde y planteando
la necesidad de erradicar el sistema político —basado en
el clientelismo— que él representa.
Como,
por ejemplo, los diputados Miguel Bonasso, Luis D''Elía y otros
dirigentes sociales y piqueteros, que están armando un espacio
electoral con ambiciones nacionales para poner a disposición de
Kirchner. Ese silencio presidencial es el que hace pensar a los duhaldistas
que el acuerdo entre su jefe y la Rosada no es tan sólido.
Si
bien ahora morigeró sus críticas, una de las más
duras contra el Gobierno es Chiche Duhalde. Nunca se escuchó a
su esposo desmentir alguna de sus filosas apreciaciones.
Puertas
adentro, Chiche no oculta su intención de encabezar la boleta de
senadores del PJ el año próximo y de postularse a la gobernación
en 2007. Tal vez sienta que el kirchnerismo amenaza ese proyecto cuando
plantea un avance en la provincia.
La
verdad es que Chiche y Cristina tienen una relación malísima,
anterior a la célebre pelea de Parque Norte de marzo de este año.
Viene de la época en que los Duhalde ocupaban la Rosada y los Kirchner
se opusieron a una movida legislativa que plantearon los primeros (la
derogación de la ley de subversión económica).
No
es la única Kirchner con la que Chiche está molesta. Alicia,
la ministra de Desarrollo Social y hermana del Presidente, se ha ganado
el odio de la señora de Duhalde. Es que Alicia viene replanteando
la tarea asistencial en el conurbano, trabajo del que Chiche se siente
dueña.
La
hermana de Kirchner hasta empezó a hacer reuniones con mujeres
kirchneristas bonaerenses, casi una reminiscencia de las manzaneras chichistas.
Duhalde
no desconoce que, hoy por hoy, Cristina mide mejor en las encuestas que
su esposa. Pero aún falta un año para la elección
y el Presidente tiene por delante la resolución de varios frentes
de conflicto, como el cierre de la salida del default, el problema de
la inseguridad, etc.
Si
para entonces Kirchner tiene la misma buena estrella, es probable que
Duhalde deba marchar hacia el acuerdo electoral y tal vez resigne la potestad
absoluta del partido. Es probable que actúe como siempre: dejará
que las encuestas decidan sobre qué figura se deposita el futuro
del PJ provincial.
Clarin, 3 de octubre de 2004 |