Cifras
sorprendentes Los partidos aún tienen 7 millones de afiliados
Piden depurar los padrones
Apatía.
Falta de compromiso político. Escasa participación ciudadana.
Todas
las formas de describir el divorcio entre la sociedad y sus dirigentes
estallan ante la contundencia de los números: tres de cada diez
argentinos están afiliados a un partido.
En
el padrón de electores figuran 25.480.440 argentinos, según
datos oficiales. La suma de los padrones de los 38 partidos políticos
nacionales muestra que hay 7.591.843 afiliados, lo que representa un 29,79%
de todos los ciudadanos en condiciones de votar.
Pero
hay hechos más llamativos. En algunos distritos, como Formosa,
el porcentaje de afiliados sobre el total de electores supera el 60 por
ciento. Mientras el PJ exhibe casi cuatro millones de afiliados, el poderoso
Partido Socialdemócrata alemán (país con el doble
de habitantes que la Argentina) reconoce sólo 640.000, cifra similar
a la de los dos partidos mayoritarios de España.
La
UCR, en tanto, cuenta en sus padrones con 2.600.000 nombres, pero su último
candidato presidencial no llegó al medio millón de sufragios.
Partidos con escasa representación electoral, como la Ucedé,
triplican en cantidad de afiliados a los flamantes Recrear o ARI, que
hoy se disputan el liderazgo de la oposición. La explicación
parece clara: "Los padrones partidarios están inflados",
fue la frase que en los últimos días dijeron a LA NACION
dirigentes partidarios, funcionarios del Gobierno, jueces electorales,
miembros de organizaciones no gubernamentales y especialistas académicos.
"Sobre
200.000 afiliados en el distrito, en las últimas dos elecciones
internas vinieron a votar 35.000 personas -se sincera el presidente del
radicalismo porteño, Jorge Casabé-. En nuestro partido,
como en todos, hay que afinar mucho el control porque se están
registrando varios casos de personas que son convocadas por la justicia
electoral y no reconocen la firma en las fichas que llevan su nombre."
Según
la medición del Latinobarómetro 2003, sólo el 8%
de los argentinos confía en sus partidos políticos. El dato
contrasta con la cantidad de afiliados y, más aún, con el
hecho de que los partidos continúan incrementando sus padrones.
De
cara a las elecciones internas de noviembre, el PJ bonaerense terminó
de afiliar días atrás a 700.000 personas (lo que representa
el 50% de su padrón actual). Jorge Landau, apoderado del partido,
reconoce que es algo que "llama la atención, por la apatía
y la falta de participación". Pero aclara que muchas de esas
fichas son en realidad reafiliaciones que, el partido primero y luego
la Justicia, deberán depurar. Literalmente, son cajones llenos
de fichas que los jueces deben verificar una por una, un control que dista
mucho de ser perfecto.
La
Cámara Nacional Electoral logró sólo este año
(el proceso culminará en diciembre próximo) informatizar
los 24 distritos y entrecruzar todos los datos con el padrón general
de electores.
Luego
de esa depuración, el padrón total de afiliados se redujo
en casi un millón y medio de personas. Antes de borrar las dobles
afiliaciones, las personas fallecidas y aquellos que tenían domicilio
en otros distritos, los padrones indicaban que los partidos nacionales
tenían en total 8.993.996 miembros.
Constante
La cifra venía aumentando desde 1983 (cuando hubo una ola de afiliaciones
masivas) y no se frenó en los últimos años, pese
a la crisis de representatividad que se agudizó en diciembre de
2001. Por caso, en el lustro 1998-2003 el padrón de afiliados creció
en más de un millón de personas.
La
depuración del padrón no significa que quienes sí
figuran participen activamente en los partidos. "El único
momento en que hubo un verdadero compromiso ciudadano y la gente buscó
afiliarse fue en el 83 -analiza la investigadora Ana María Mustapic,
de la Universidad Di Tella-. Desde entonces, los padrones no han dejado
de crecer, pese a las crisis. Sólo en los países comunistas
se conocen porcentajes de afiliación tan elevados."
Su
colega Sergio Berensztein apuntó en el mismo sentido: "Los
padrones están inflados y corresponden a una realidad que ya pasó,
cuando había vocación participativa de la ciudadanía
y los partidos tenían prestigio".
Los
partidos, miembros de la Justicia y especialistas coinciden en que uno
de los problemas es la actual legislación, muy proclive a aceptar
como válidas las afiliaciones pero muy engorrosa a la hora de darlas
de baja. Para aceptarlas alcanza con la firma del oficial de afiliación
(muchas veces es un puntero que compite por mostrar mayor poder territorial).
Esa
afiliación seguirá vigente hasta que la persona involucrada
concurra a solicitar su baja a la secretaría electoral de su provincia,
un trámite nada cómodo para quienes no viven en la cabecera
del distrito.
De
esta manera, muchos que se olvidan de su pertenencia partidaria o que
incluso no desean seguir formando parte de esa fuerza (por no mencionar
a quienes no saben que su firma ha sido falsificada) continúan
siendo afiliados "por inercia": salir es bastante más
difícil que entrar.
Intereses
Más allá de los defectos del sistema, no es de extrañar
que muchas veces sean los mismos dirigentes partidarios los que "inflan"
sus padrones.
Las
fuerzas no obtienen ningún incentivo económico ni beneficio
electoral por mostrar padrones más nutridos, pero "el número
de afiliados es un criterio de distribución de cargos en la estructura
de poder", explicó Mustapic.
A
la hora de pelear los lugares en una lista de candidatos, quien acredita
mayor cantidad de fichas ocupa una mejor ubicación. De la misma
manera, al organizar los congresos partidarios, la cantidad de delegados
por provincia o sección electoral se basa en la proporción
de afiliados que aporta ese distrito al partido.
En
los grandes partidos, en especial el PJ, esta característica hace
que los jefes territoriales busquen mostrar padrones nutridos para no
perder poder en la lucha interna.
Por Oliver Galak, La Nacion, 10 de octubre de 2004
Afiliaciones
políticas Los partidos viejos y los nuevos no tienen los mismos
problemas
Unos pretenden depurar sus padrones y otros, ampliarlos
El
PJ y la UCR admiten que sus números están "inflados"
y que urge un sinceramiento
Para Recrear, ARI y CPC, los afiliados son claves en el armado territorial
partidario
A
diferentes realidades partidarias, diferentes necesidades de afiliación.
Esa
es la conclusión que se desprende de las problemáticas que
tienen en la materia las principales agrupaciones políticas y de
las propuestas que elaboran para solucionarlas.
Así,
mientras la UCR y el PJ (con 3.700.000 y 2.600.000 afiliados, respectivamente)
exhiben padrones que no se ajustan a la realidad y buscan las alternativas
menos cruentas para sincerar sus afiliaciones, los partidos nuevos, como
ARI o Recrear, que no llegan a las 40.000 afiliaciones, experimentan la
necesidad jurídica de adhesiones para poder ser convalidados en
los diferentes distritos de país, con miras a un armado nacional.
Centralizar
la información en un sistema nacional de afiliaciones, modificar
las tradicionales "fichas" de afiliación por un sistema
informático moderno y asegurar que los números que engrosan
los padrones no determinen el poder interno o los cargos partidarios en
cada distrito son algunas de las deudas pendientes que reconoce el justicialismo
y que tal vez se aborden en la próxima reunión de congreso
nacional del PJ, si la coyuntura política lo permite, según
sostuvieron a LA NACION fuentes partidarias.
También
en la UCR, con problemas similares a los del PJ, admiten que es imprescindible
sincerar padrones, sobre todo después del fracaso de la Alianza,
cuando miles de militantes abandonaron el partido, sin que esto se tradujera
en una desafiliación acorde con ese número.
En
materia de iniciativas, el radicalismo bonaerense lleva la delantera.
El mes último solicitó a la justicia electoral el cruzamiento
de los datos de sus afiliados con el padrón nacional y los de otras
fuerzas políticas.
La
titular de la UCR en el distrito, la diputada Margarita Stolbizer, espera
así reducir cerca de un 40% la cantidad de afiliados y luego instrumentar
una ratificación individual de cada uno. Además, acaba de
pedir la caducidad de las afiliaciones de quienes fueron postulantes por
otros partidos políticos.
¿Los
motivos para tomar esa medida? En las últimas elecciones internas
abiertas de 2003, de los 56.000 candidatos que se presentaron en la provincia,
11.000 eran afiliados radicales, pero solamente 3000 se postularon por
la UCR. Los demás se presentaron por partidos vecinales y provinciales.
Datos
oficiales
Muy distinta es la situación en los partidos nuevos, que no necesitan
depurar sus padrones, sino lograr en todas las provincias los cuatro afiliados
cada mil electores que la Justicia requiere para aprobar una nueva agrupación,
aunque en los distritos con más de un millón de habitantes
no es necesario exceder los 4000 afiliados.
"Para
Recrear, las afiliaciones fueron una necesidad jurídica, un problema
que ahora estamos superando", contó a LA NACION Clodomiro
Risau, coordinador del armado nacional del partido que lidera Ricardo
López Murphy.
Risau
indicó que ya son 10 las provincias en las que funciona Recrear,
nacido en agosto de 2002, y hay varias más en vías de incorporarse,
por eso mantienen una importante política en materia de afiliaciones.
Desde
la agrupación que preside Mauricio Macri, su primo, Jorge Macri,
integrante de la mesa de armado en la provincia de Buenos Aires, explicó
que tras el reciente lanzamiento del partido en ese distrito ya tienen
referentes en cerca de 60 ciudades bonaerenses, que se encargan de buscar
las afiliaciones necesarias.
"Es
una forma inicial de darle un espacio a la gente que quiere colaborar,
y la hace sentirse parte fundacional del partido", explicó
el dirigente de Compromiso para el Cambio.
Aunque
con las mismas necesidades de organización, ARI, la agrupación
fundada por Elisa Carrió en 2001, optó sin embargo por otra
metodología.
Con
el partido aprobado en 13 distritos, y en trámite en 9 más,
prefieren lograr las afiliaciones estrictamente requeridas por la Justicia
y luego abandonar esa política. "No es para nosotros un tema
central, nuestra relación es con toda la sociedad", señaló
el diputado Adrián Pérez, apoderado partidario.
Laura Capriata, La Nacion, 10 de octubre de 2004
Los
requisitos y los límites que la ley impone a las afiliaciones
Los especialistas coinciden en que la norma resulta flexible
La
ley orgánica de los partidos políticos es flexible a la
hora de aceptar como válidas las afiliaciones partidarias, aunque
no es así cuando se trata de darlas de baja, coinciden los especialistas.
De hecho, para convalidar una afiliación sólo es necesaria
la firma del oficial de afiliación, aunque si el afiliado pretende
desvincularse, deberá concurrir a la secretaría electoral
de su provincia a realizar el trámite.
La
ley en cuestión detalla los requisitos y los alcances de las afiliaciones.
Son los siguientes:
Requisitos
(artículo 23): para afiliarse a un partido se requiere:
a)
Estar domiciliado en el distrito en que se solicite la afiliación;
b)
Comprobar la identidad con la libreta de enrolamiento, libreta cívica
o documento nacional de identidad;
c)
Presentar por cuadruplicado una ficha solicitud que contenga: nombre y
domicilio, matrícula, clase, sexo, estado civil, profesión
u oficio y la firma o impresión digital, cuya autenticidad deberá
ser certificada en forma fehaciente por el funcionario público
competente o por la autoridad partidaria que determinen los organismos
ejecutivos, cuya nómina deberá ser remitida a la justicia
federal con competencia electoral: la afiliación podrá también
ser solicitada por intermedio de la oficina de correos de la localidad
del domicilio, en cuyo caso el jefe de la misma certificará la
autenticidad de la firma o impresión digital.
Las
fichas solicitud serán suministradas sin cargo por el Ministerio
del Interior a los partidos reconocidos o en formación que las
requieran, sin perjuicio de su confección por los mismos y a su
cargo, conforme al modelo realizado por el Ministerio del Interior respetando
medida, calidad del material y demás características.
Prohibiciones
(artículo 24): No pueden ser afiliados:
a)
Los excluidos del padrón electoral, a consecuencia de las disposiciones
legales vigentes;
b)
El personal superior y subalterno de las Fuerzas Armadas de la Nación
en actividad, o en situación de retiro cuando haya sido llamado
a prestar servicios;
c)
El personal superior y subalterno de las fuerzas de seguridad de la Nación
o de las provincias, en actividad o retirados, llamados a prestar servicios;
d)
Los magistrados del Poder Judicial nacional, provincial y tribunales de
faltas municipales.
Aprobación
(artículo 25): la calidad de afiliado se adquirirá a partir
de la resolución de los organismos partidarios competentes que
aprobaren la solicitud respectiva, o automáticamente en el caso
de que el partido no la considerase dentro de los quince (15) días
hábiles de haber sido presentada.
Una
ficha de afiliación se entregará al interesado, otra será
conservada por el partido y las dos restantes se remitirán a la
justicia federal, con competencia electoral salvo lo dispuesto en el artículo
28.
No
podrá haber doble afiliación. La afiliación a un
partido implicará la renuncia automática a toda afiliación
anterior y su extinción. También se extinguirá por
renuncia, expulsión o violación de lo dispuesto en los artículos
21 y 24, debiendo cursarse la comunicación correspondiente al juez
federal con competencia electoral.
Registro
(artículo 26).- El registro de afiliados está constituido
por el ordenamiento actualizado de las fichas de afiliación a que
se refieren los artículos anteriores, el cual será llevado
por los partidos y por la justicia federal con competencia electoral.
Publicidad
(artículo 27).- El padrón partidario será público.
Deberá ser confeccionado por los partidos políticos, o a
su solicitud por la justicia federal. En el primer caso, actualizado y
autenticado, se remitirá al juez federal con competencia electoral
antes de cada elección interna o cuando éste lo requiera.
Facultades
(artículo 28).- Los partidos podrán, ajustándose
a las disposiciones e instrucciones del juzgado, llevar bajo su responsabilidad
el registro de afiliados y el padrón partidario, sin otra participación
de la justicia federal con competencia electoral, que la relativa al derecho
de inspección y fiscalización que se ejercerá por
el juez de oficio o a petición de parte interesada.
Cambios
en el sistema
La
modificación del sistema de afiliaciones, previsto en la ley 23.298,
es cuestión de debate en distintos ámbitos.
En
2002, previo a las elecciones internas abiertas y simultáneas que
finalmente nunca se llevaron a cabo, la Cámara Nacional Electoral
emitió una acordada en la que solicitaba al Gobierno que facilitara
un procedimiento "gratuito" para aquellas personas que quisiesen
realizar observaciones a los padrones de afiliados.
El
tema nunca fue resuelto, pero -según confirmó a LA NACION
un funcionario del Ministerio del Interior- en la retrasada reforma política
que prepara el Gobierno se prevé hacer más sencillo el trámite
de desafiliación, al permitir la certificación de la baja
mediante un telegrama gratuito en las oficinas de correo.
También
en el Congreso descansan algunos proyectos de ley que proponen que el
afiliado deba revalidar su condición periódicamente (cada
5 años, por ejemplo) o cumplir determinados requisitos (como votar
en las elecciones internas) para seguir perteneciendo. En otros países,
incluso se cobra a los afiliados una cuota anual, aunque sea por un valor
simbólico.
Otro
gran problema reside en la organización interna de los partidos
y en su falta de capacidad técnica para centralizar y actualizar
los padrones. Tanto Jorge Landeau (PJ) como Jorge Casabé (UCR)
coincidieron en que se necesita una modificación de las estructuras
para mejorar el control de las afiliaciones.
Con
este propósito, la organización Poder Ciudadano inició
una ronda de consultas con los principales partidos para plantearles,
entre otros, este tema. "Queremos un proceso de sinceramiento",
explicó Laura Alonso, de esa ONG.
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