XXXI
Congreso Argentino de Cardiología: participan 870 disertantes
y 56 invitados extranjeros Dejar de fumar reduce un 32% el riesgo de
muerte cardiovascular
Lo confirma un amplio estudio local
Controlar
el colesterol y la presión arterial reduce ese riesgo un 51%
para los varones y un 36% para las mujeres
La proyección surge de una investigación realizada en
17.000 personas
Poner
bajo control la presión arterial y el colesterol permite reducir
el riesgo de muerte cardiovascular un 51% en los hombres y un 36% en
las mujeres, revela un estudio argentino que involucró a más
de 17.000 personas y cuyos resultados fueron presentados ayer en el
XXXI Congreso Argentino de Cardiología que se realiza en la ciudad
de Buenos Aires.
Dejar
de fumar muestra este trabajo realizado por investigadores de la Universidad
Católica Argentina (UCA), aporta una disminución del 32%
del riesgo de sufrir un evento cardíaco fatal en personas sin
antecedentes de enfermedad cardiovascular.
"Este
estudio nos permite evaluar la importancia del control de los factores
de riesgo cardiovascular en nuestra población", dijo a LA
NACION el doctor Carlos Benjamín Alvarez, decano de la Facultad
de Ciencias de la Salud de la UCA y autor principal del citado trabajo
científico.
En
la Argentina, las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera
causa de muerte.
Restando
puntaje
La recolección de los datos del estudio dirigido por el doctor
Alvarez demandó un año y medio (de junio de 2000 a diciembre
de 2001), durante los cuales dos vehículos recorrieron la ciudad
de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa
Fe. Para obtener información sobre la incidencia de los factores
de riesgo cardiovascular de la población estudiada, los investigadores
se valieron de una encuesta, de una evaluación clínica
y de distintos análisis de laboratorio.
"Toda
esta información tiene una gran importancia porque nunca antes
había se había realizado en la Argentina un estudio de
este tipo con semejante cantidad de gente", dijo Alvarez.
Sin
embargo, la mayor novedad del estudio no reside en el panorama de la
incidencia de los factores de riesgo cardiovascular que bosqueja -que
en la Argentina ya había s ido establecido a través de
estudios más pequeños-, sino en la proyección de
cuáles serían los beneficios de controlarlos.
Para
obtenerla, Alvarez y sus colegas de la Cátedra de Cardiología
de la UCA echaron mano de un estudio realizado en los Estados Unidos
por el doctor Stuart Pocock. Este evaluó durante cinco años
la salud cardiovascular de 48.000 norteamericanos, lo que le permitió
establecer un puntaje para cada factor de riesgo. Así, empleando
la escala de Pocock es posible cuantificar el riesgo de muerte cardiovascular
en un período de cinco años.
Esa
misma escala permite también proyectar cuál es el impacto
sobre el riesgo de muerte cardiovascular que se obtiene al suprimir
esos mismos factores de riesgo.
"A
la población que estudiamos le establecimos un puntaje según
sus factores de riesgo, y luego calculamos cuáles serían
las probabilidades de muerte cardiovascular en los próximos cinco
años -explicó Alvarez-. Finalmente, llegamos a la conclusión
de que si se bajara la presión arterial y el colesterol a niveles
normales, las personas con estos factores de riesgo reducirían
sus chances de muerte cardiovascular entre un 51 y un 36%, según
el sexo."
Para
el cardiólogo argentino, "sería bueno que esta información
no sólo alentara a las personas con factores de riesgo a controlarlos,
sino también que hiciera que los más jóvenes se
empezaran a cuidar desde temprano para evitarlos".
Por Sebastián A. Ríos, La Nacion, 10 de octubre de 2004
Diabetes
y afección coronaria, un dúo cada vez más frecuente
En EE.UU., un tercio de los pacientes coronarios es diabético
Un
tratamiento agresivo de los factores de riesgo reduce a la mitad la
mortalidad por infarto
El cardiólogo norteamericano Spencer King III señaló
la importancia de la prevención
La
obesidad, que en los últimos años ha alcanzado proporciones
epidémicas en todo el planeta, no sólo constituye en sí
misma un importante factor de riesgo cardiovascular, sino que aumenta
las probabilidades de desarrollar uno de los peores enemigos de la salud
vascular: la diabetes, que aumenta cinco veces el riesgo de infarto.
"Hoy,
en los Estados Unidos, un tercio de los pacientes cardíacos tiene
diabetes", afirmó el doctor Spencer King III, jefe de la
Unidad de Cardiología Intervencionista de la American Cardiovascular
Research University, de Atlanta, Estados Unidos, durante su exposición
en el simposio organizado por el Instituto Cardiovascular de Buenos
Aires (ICBA), previo al XXXI Congreso Argentino de Cardiología.
Luego
de su disertación sobre "Enfermedad coronaria en el paciente
diabético", este ex presidente del American College of Cardiology
(una de las dos principales asociaciones de cardiólogos de los
Estados Unidos) dialogó con LA NACION.
-¿Cuál
es hoy el tratamiento de elección para el paciente que sufre
un infarto?
-Históricamente,
la cirugía ha sido la mejor técnica para el paciente diabético,
ya que aporta una revascularización más profunda de las
arterias obstruidas y de mayor duración. Sin embargo, en los
últimos años se han producido varios cambios en el campo
de la cardiología intervencionista, que muestran un intento de
que la angioplastia "alcance" a la cirugía.
-¿Qué
han aportado en ese sentido los stents liberadores de drogas?
-Estos
stents prometen bajar la necesidad de someter a los pacientes a una
nueva intervención, pero todavía no contamos con evidencias
que demuestren que reducen la tasa de mortalidad de igual manera que
lo hacen las cirugías cardíacas.
-¿Cuáles
son, entonces, los criterios para decidir qué tratamiento recibe
un paciente diabético luego de un infarto?
-Son
varios. En los pacientes que tienen sus tres arterias coronarias ocluidas
se tiende a la cirugía; en los que tienen dos, no hay mucha diferencia
entre cirugía y angioplastia. Ahí entran a jugar otros
criterios: si el paciente tiene oclusiones totales se prefiere la cirugía;
si es añoso, se opta por la angioplastia, que tiene menos riesgo
operatorio.
-Y
el tratamiento no quirúrgico (farmacológico), ¿para
quién se reserva?
-Para
los pacientes que tienen pocos síntomas, que pueden ser controlados
fácilmente con medicamentos. Esta opción se emplea en
pacientes con poca isquemia (falta de irrigación del tejido cardíaco).
-En
su disertación se refirió a la importancia de la prevención
en pacientes coronarios...
-Un
reciente estudio danés hecho en pacientes diabéticos con
enfermedad coronaria demostró que una terapia muy agresiva contra
el colesterol, la hipertensión y la formación de coágulos
reduce a la mitad la mortalidad por infarto de miocardio. Pero para
eso es necesario un tratamiento multidisciplinario, que excede al cardiólogo.
La Nacion, 10 de octubre de 2004