Con el fin de la Guerra del Anillo, la paz y la prosperidad regresaron a la Tierra Media.
Pero al mismo tiempo se ordenó que los últimos grandes poderes élficos desaparecieran de
las tierras mortales. Los últimos grandes personajes de esta raza,junto con unos
cuantos escogidos de la Comunidad del Anillo, se embarcaron en las naves élficas y por el
Camino Recto navegaron hacia Occidente, hacia las Tierras Imperecederas.
De esta manera,
la Tercera Edad deja paso a la Cuarta, conocida como la Edad del Dominio de los hombres,
una edad en la que desaparecen las últimas influencias élficas y en la que los grandes
poderes se alejan, más allá de nuestra comprensión.
Desde entonces, las Tierras Imperecederas
se alejan de las esferas de la existencia humana, colocando a dioses y elfos más allá de
nuestro alcance y la física del mundo se adapta a nuestro actual sentido del
tiempo y el espacio, de manera que la Tierra comienza a girar alrededor del Sol.