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OIN
RAZA: Enano. Era hijo de Gróin y nació en 2774 de la Tercera Edad.
Se unió a la Misión de Erebor en 2941. Tras la muerte de Smaug el Dragón y el
restablecimiento del Reino enano bajo la Montaña, Óin se estableció en Erebor
durante un tiempo. En 2989 partió con Balin y Ori en un intento de restablecer
un reino enano en Moria. Allí murió en 2994, víctima del monstruo conocido como
Guardián del Agua.
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OLOG-HAI
RAZA: Es el nombre genérico de una raza de trolls.
En la Tercera Edad del Sol, el Señor de los Anillos, Sauron, quien gobernaba en Mordor, cogió trolls
y a partir de ellos creó otra raza que fue conocida en la Lengua Negra como la de los olog-hai.
Las criaturas de esta raza eran verdaderos trolls por su tamaño y fuerza, pero Sauron hizo que
fueran astutos y no tuvieran miedo a la luz, que era mortal para casi todos los miembros de la
raza de los trolls. Los olog-hai eran terribles en el combate, porque habían sido criados para
ser como animales carroñeros que ansiaban la carne de sus enemigos. Iban protegidos con cotas de
malla duras como piedras y con facilidad alcanzaban el doble de la altura y corpulencia de un hombre.
Llevaban escudos redondos, negros y sin adornos e iban armados con enormes martillos, y poseían
poderosas garras y grandes colmillos. Ante su ataque, pocos eran los guerreros de cualquier raza
capaces de sostener un firme muro de escudos defensivos, y las hojas no benditas por un sortilegio
élfico no podían atravesar sus duras pieles para derramar su impura y negra sangre. A pesar
de ser tan fuertes, los fueron completamente aniquilados al final de la Tercera Edad, pues
eran criaturas dirigidas y animadas por la voluntad de Sauron, el Señor Oscuro. De manera que, cuando
el Anillo Único fue destruido y Sauron pereció, se encontraron de repente sin dirección y sin saber
qué hacer; se limitaron a retroceder y a vagar sin rumbo fijo. Sin dueño a quien seguir, no alzaron
ni un dedo para luchar y así recibieron muerte y desaparecieron para siempre del mundo.
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OLWË
RAZA: Elfo.
Hermano de Elwë, el primer Gran Rey de los teleri.
Ambos guiaron a su pueblo en el Gran Viaje. Pero, en Beleriand, Elwë fue encantado
por Melian la Maia y se quedó para fundar el reino de los elfos grises. Olwë se convirtió
en Gran Rey de los teleri y los condujo primero a Tol Eressëa y por último a Alqualondë.
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LOS ORCOS
En la Primera Edad de las Estrellas, Melkor cometió su mayor blasfemia en lo
más profundo de los pozos de Utumno. Porque fue entonces cuando capturó a muchos miembros de
la recién surgida raza de los elfos y los llevó a sus mazmorras, y con horribles actos de tortura
concibió unas formas de vida terribles y horripilantes. De ellos crió una raza esclava de trasgos,
que eran tan odiosos como hermosos eran los elfos. Fueron los orcos, una muchedumbre creada con
formas desfiguradas por el dolor y el odio. La única alegría de estas criaturas era el sufrimiento
de los demás, porque la sangre que corría por los orcos era negra y fría. Su forma achaparrada era
horrible: encorvados, con las piernas zambas y rechonchos. Tenían los brazos largos y fuertes,
como los simios del sur, y una piel tan oscura como la madera que ha sido carbonizada por el fuego.
Poseían una gran boca con colmillos irregulares de color amarillento, lengua roja y gruesa, nariz
y rostro chatos y anchos. Los ojos eran rajas carmesíes, como estrechas troneras en parrillas
de hierro negro, tras las que ardieran brasas encendidas. Eran grandes guerreros,
porque temían más a su amo que a cualquier enemigo, y quizá la muerte fuera preferible al
tormento de una vida de orco. Eran caníbales y a menudo sus garras afiladas y sus colmillos
babeantes se veían manchados con la amarga carne y la impura sangre negra de los de su propia raza.
Poseían ojos con visión nocturna y habitaban en pozos y túneles inmundos. Su progenie surgía con mayor
rapidez que la de ninguna otra raza de los pozos de reproducción. Al final de la Primera Edad de las
Estrellas ocurrió la Guerra de los Poderes, en la que los Valar fueron a Utumno y la abrieron de par
en par. Ataron a Melkor con una gran cadena y destruyeron a sus siervos de Utumno, y con ellos a casi
todos los orcos. En las edades siguientes ocurrieron las grandes migraciones de los elfos y, aunque
los orcos vivían en las regiones tenebrosas de la Tierra Media, no se mostraron abiertamente, de manera
que las historias élficas no hablan de los orcos hasta la Cuarta Edad de las Estrellas. Para entonces,
los orcos se habían vuelto inquietos. Salieron de Angband vestidos con armaduras de acero y puntiagudos
yelmos de hierro. Llevaban cimitarras, puñales envenenados, flechas y espadas de hoja ancha. Fue así
que, en la Cuarta Edad de las Estrellas, esta raza se atrevió, junto a los lobos y
licántropos, a entrar en la región de Beleriand, donde se encontraba el reino sindarin de Melian
y Thingol. Como entonces los elfos no usaban armas de acero, acudieron a los herreros enanos y
comerciaron para obtener armas de templado acero. Luego masacraron a los orcos o los ahuyentaron.
Pero, cuando Melkor regresó, los orcos volvieron a salir de los pozos de Angband
en pie de guerra. En el valle del río Gelion se enfrentaron a los
elfos grises de Thingol y a los elfos verdes de Denethor, y acabaron diezmados en esta primera
batalla. Se alzó un segundo ejército de orcos que arrasó las regiones occidentales de Beleriand
y asedió las Falas, pero las ciudades de los falathrim resistieron. De manera que el segundo
ejército de los orcos se unió a un tercero y marchó al norte, a Mithrim, para acabar con los
elfos noldorin. Pero los noldor eran mucho más fuertes de lo que jamás hubieran podido imaginar
los orcos en sus pesadillas. Y aunque resultó muerto Fëanor, el rey noldo, el segundo y tercer
ejércitos de Melkor fueron completamente destruidos. Al comenzar la Primera Edad del Sol,
las ambiciones de los orcos se vieron frenadas por la nueva luz del sol. Pero muy pronto,
al abrigo de la oscuridad, los orcos surgieron en otro gran ejército. En la Batalla Gloriosa,
las legiones orcas volvieron a ser aniquiladas. Pero el poder de Melkor creció, porque por
medio de la magia negra crió más miembros de la raza orca, y además dragones, trolls y
licántropos. Cuando creyó estar preparado, aquel poderoso ejército luchó en la Batalla
de la Llama Súbita y los señores elfos fueron derrotados. Fue entonces cuando cayó Tol
Sirion y cuando fueron asolados los reinos de Hithlum, Mithrim, Dor-lómin y Dorthonion.
También se libró la Batalla de las Lágrimas Innumerables y los elfos y los edain
resultaron completamente derrotados. En la Batalla de Tumhalad fue saqueado Nargothrond;
Menegroth fue ocupada en dos ocasiones y las tierras de los elfos grises fueron
devastadas. Por último cayó Gondolin, el Reino Oculto. Así la victoria de Melkor
fue total. Pero el terror de aquella edad terminó por fin. Porque los Valar,
los Maiar, los vanyar y los noldor de Tirion llegaron procedentes de las Tierras
Imperecederas, y se libró la Gran Batalla. En ella fue destruida Angband y toda
Beleriand se hundió en el mar hirviente. Melkor fue arrojado al Vacío para siempre.
Aun así, los orcos sobrevivieron, porque una parte de esta raza permaneció escondida
en sucios cubiles bajo oscuras montañas y colinas. Allí se reprodujeron, y acabaron
acudiendo al general de Melkor, Sauron, quien pasó a ser su nuevo amo. En la Guerra
entre Sauron y los elfos le sirvieron bien, lo mismo que en todas las batallas hasta
la Guerra de la Última Alianza, cuando terminó la Segunda Edad con la caída de
Mordor y de nuevo casi toda la raza orca fue exterminada. Pero, en la Tercera Edad del Sol, los orcos
que permanecieron ocultos en lugares malignos y tenebrosos seguían viviendo. Sin amo al que servir,
se dedicaron a hacer incursiones y tender emboscadas durante muchos siglos hasta que Sauron
reapareció, en la forma de un gran ojo maligno. El poderío de los orcos creció primero en el Bosque
Negro y luego en las Montañas Nubladas. En 1300, los Nazgûl reaparecieron en Mordor y en el reino
de Angmar, en Eriador septentrional, y los orcos acudieron a ellos. Después de seiscientos años de
terror, Angmar cayó, pero surgió el dominio maligno de Minas Morgul en Gondor, y de nuevo en ese
lugar los orcos crecieron en número, durante los siguientes mil años, junto a los del Bosque Negro,
las Montañas Nubladas y Mordor. Entonces Sauron creó una nueva raza de orcos mayores. En el año
2475, estas criaturas, los uruk-hai, salieron de Mordor y saquearon Osgiliath, la ciudad más
grande de Gondor. Estos orcos tenían la estatura de un hombre, los miembros rectos y eran
fuertes. Aunque seguían siendo verdaderos orcos -piel negra, sangre negra, ojos de lince,
boca con colmillos y garras en las manos-, los uruk-hai no temían a la luz del sol. En los
siglos posteriores, los uruk-hai y los orcos menores establecieron alianzas con los
dunlendinos, los balchoth, los Aurigas, los haradrim, los Orientales de Rhûn y los
Corsarios de Umbar. En el año 1980, Moria fue capturada por un poderoso demonio balrog.
Con él estaban los orcos de las Montañas Nubladas, quienes, llenos de desprecio hacia
el pueblo de los enanos, acudieron para habitar en la antigua ciudad de éstos, y mataron
a todo aquel que se acercó al antiguo reino. Pero, en el norte, ésta sería la perdición
de los orcos, porque los enanos se enfurecieron tanto que buscaron la venganza a
cualquier precio. Así fue que entre 2793 y 2799 se libró una guerra de exterminio
que duró siete años y que se llamó la Guerra de los Enanos y los Orcos. En esta
guerra, a pesar de que los enanos pagaron un alto precio, casi todos los orcos
de las Montañas Nubladas acabaron muertos, y en la Puerta del Este de Moria se
libró la terrible Batalla de Azanulbizar, en la que la cabeza del general orco
Azog acabó clavada en una estaca. En el año 2941, tras la muerte del dragón Smaug,
todos los guerreros orcos de Gundabad se dirigieron a Erebor y se libró la Batalla
de los Cinco Ejércitos, a los pies de la Montaña Solitaria. Los orcos estaban mandados
por Bolg del Norte, hijo de Azog, quien deseaba vengarse de los enanos, pero lo único
que consiguió fue su propia muerte y la de todos sus guerreros. En la Guerra del
Anillo, el último gran conflicto de la Tercera Edad del Sol, las legiones orcas
lucharon por doquier. Pero todo se iba a decidir en una última batalla ante la
Puerta Negra. Todas las fuerzas de Mordor se reunieron allí, y a una orden de
Sauron se lanzaron sobre el ejército de los Capitanes del Oeste. Sin embargo,
en ese mismo instante, el Anillo Único de Poder, que mantenía dominado a todo
el mundo tenebroso de Sauron, fue destruido. Los siervos más poderosos de Sauron
fueron consumidos por el fuego, el Señor Oscuro se convirtió en un humo negro
que un viento del oeste disipó, y los orcos perecieron como la paja ante el fuego.
Aunque sobrevivieron algunos, nunca volvieron a alzarse en gran número, sino que
fueron decayendo y pasaron a ser un pequeño pueblo de trasgos que no poseía más
que un atisbo de su antiguo poder maligno.
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ORI
RAZA: Enano.
En 2941 de la Tercera Edad, se embarcó en la Misión
de Erebor, que terminó con la muerte de Smaug el Dragón y el restablecimiento del Reino
enano bajo la Montaña. Ori permaneció en Erebor hasta 2989, cuando partió con Balin y
Óin en un intento de volver a colonizar Khazad-dûm. Allí murió en 2994, en la
Estancia de Mazarbul.
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OROMË
RAZA: Espíritu Vala, llamado "el Cazador". Su hermana es Nessa la Bailarina, y su esposa Vána
la Siempre Joven. Era un Espíritu Ainur que descendió de los Palacios Intemporales
a Arda durante las Edades de la Oscuridad. Le gustaba montar su caballo blanco,
Nahar, y cabalgar por los bosques de la Tierra Media. Su nombre significa
"soplador del cuerno", y el sonido de su cuerno, Valaróma, aterrorizaba a los
servidores de las tinieblas. Fue el primero de los Valar que descubrió a los elfos
y fue él quien los invitó a ir a Eldamar. Los sindar lo llaman Araw y los hombres Béma.
Vivía en los bosques de Oromë, en el sur de Valinor.
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OSSË
RAZA: Espíritu Maia del mar.
Era el Señor de las Olas, con su esposa Uinen, la Dama de las Calmas,
gobernaba el mar de la Tierra Media.
Servía a Ulmo, Señor de todas las Aguas, y era temido
por todos los que navegaban los mares. Los marinos oraban a Uinen para que apaciguara su furia
y calmara su salvaje y tempestuosa alegría. Se hizo amigo de los elfos del mar o
teleri y les enseñó el arte de construir barcos, fue también el que levantó la isla de Númenor
desde el fondo del mar.
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