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ABUELITO
Si
Ud. ya ha cumplido los setenta años, lo mejor que puede es dedicarse a contar
sus hazañas a sus nietitos y no a otra cosa. Ni se le ocurra ir a pedir un
préstamo a un Banco porque aunque ofrezca las mejores garantías, le dirán
que por su edad, ya es imposible.
Aunque
Ud. se encuentre físicamente como el ciclista Remigio Saavedra, que a los
setenta años unió de un tirón Mendoza con Buenos Aires, si saca un seguro
para su automotor, le dirán disimuladamente entre mucho papeleo y letra chica,
que el seguro de vida para Ud. ya es imposible, ya que dada su edad debe estar
cerca del arrastre. Ni pensar en querer sacar un autoahorro, le explicarán
que no puede, porque deben pensar que antes de terminar de pagar las ochocientas
cuotas, ya estará Ud. dialogando con San Pedro o en el infierno con Francesca
da Rímini. Igualmente, si va a la Municipalidad de General Rodríguez a renovar
su registro de conductor, se lo darán solamente por un año, tendrá que pagar
cada vez cuarenta y cinco pesos, sacarse de nuevo las fotos, porque su físico
en un año puede haber experimentado un grave deterioro, amén de realizar todos
los trámites correspondientes, aunque a los setenta Ud. se encuentre igual
que Menem, que a la misma edad anda de novio con Cecilia Bolocco, quien parece
estar muy contenta y satisfecha.
Cuando
vaya a un negocio a comprar algo, le dirán cariñosamente: abuelo, que es como
recordarle que ya es un viejo, salvo que se dirija a mi mecánico Don Mario
Deguiz, quien le dirá: qué tal muchacho! porque hizo un curso de marketing
en los Estados Unidos. No espere tampoco que nadie venga a pedirle consejos
por haber vivido bastante, eso ocurría en los tiempos homéricos, cuando todos
se callaban si hablaba el prudente Néstor, respetando su experiencia y sus
canas. Ahora los consejos los dan por televisión, figuras tan impactantes
como Graciela Alfano y la Pradón. Y si uno quiere escuchar opiniones sesudas
e importantes, se va a Cuba a consultar a Maradona, que para muchos periodistas
es igual que para los antiguos griegos el Oráculo de Delfos. Finalmente, aunque
alguien se atreva a recordar que a los ochenta y dos años, Konrad Adenauer
fue primer ministro de Alemania, no tenga dudas que de haber vivido aquí,
hubiera ido a parar a un geriátrico o lo hubieran mandado a jugar a las bochas
en la canchita que hicieron en Las Malvinas.
Para
terminar, todo lo que aquí se dice no lo tenga en cuenta porque lo escribió
un abuelo...
Por
el Prof. Aníbal C. Cevasco
Quinta
«San Damián», General Rodríguez.
26
de Agosto de 2000
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