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PLANETA RODRIGUEZ (Historias no Oficiales) |
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Las mujeres mueren por él, por su cuerpo de atleta, armonioso y viril, por sus muslos firmes y sólidos como acero, por su piel tersa y pulida que promete mil voluptuosas sensaciones, por la belleza y perfección de su rostro y porque todo él exuda una desbordante e incontenible masculinidad. Por todo esto, las mujeres mueren por él, imaginando de qué potencias escondidas será capaz este vigoroso y soberbio ejemplar que apenas pasa los veinte; ya (que fastidio) casado y padre feliz de dos criaturas, que vive cerca de un campo deportivo dedicándose a trabajos más o menos estables. | |||||||
Es
por él, nada más que por él, que suspiran todas... pero
Ay! nada es perfecto en este mundo, y nadie lo sabe mejor que aquella que un
día lo exhibió como trofeo, cuando lo había logrado y henchida
de orgullo y vanidad sentía con regocijo y deleite los suspiros de las
demás clavándose como afilados puñales... para colmo (de
las demás), su conquista parecía ser insorportablemente fidelísimo,
y aquel dios griego, aquel espléndido semental, seguía pasando
indiferente y ausente ante los soñadores ojos de sus vecinas.
¿Recuerdan
aquella reunión de la que no se sabía qué era lo
que se festejaba, pero en la que todos parecían divertirse? Uno
de ellos era un joven padre de familia y vecino muy conocido de la zona,
con el sí flojo; dispuesto a todo y a todos y que de tanto en tanto,
desaparece. Puede ser una noche, o varios días, depende de cuándo
recobre el sentido. Sin embargo, mantiene correctamente su hogar,
esposa e hijos; quién sabe a qué se debe esta aparente complacencia
de su esposa; quizás a comodidad, pacto mutuo, o quizás
para demostrar-se que su matrimonio no ha fracasado. Sea como fuere, nuestro
feliz hogar de hoy, tiene un matiz distinto. Resulta que él también
resultó tener sus escapadas (después de todo, no era tan
perfecto).
Acción, viernes 5 de marzo de 1999 |
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