UNIVERSIDAD YACAMBÚ

ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA, MENCIÓN ORGANIZACIÓN

TRABAJO FINAL

PROFESOR: CARLOS SÁNCHEZ

 

REALIZADO POR: DORYLIS RODRIGUEZ SIMOSA

C.I.12.429.639

 

LAS NEGOCIACIONES ISRAEL-PALESTINA

 

Aplicar los conocimientos de los "Ingredientes básicos para acuerdos duraderos". Analizar de manera resumida qué problemas han existido durante las negociaciones entre las partes en torno a: satisfacción sustantiva, procesal y psicológica. 

 

El denominado proceso de paz entre Israel y Palestina ha avanzado con numerosos obstáculos. Dos comunidades -una de ellas marcada por la persecución durante siglos- luchan por una misma tierra cargada de símbolos religiosos, históricos y míticos.

El espacio geográfico es limitado, con recursos escasos (especialmente el agua), y situado en una zona geopolítica y económica clave tanto para los Estados locales como para EEUU, Europa y Rusia. Dos guerras entre países árabes e Israel (1948 y 1967), alrededor de 4.5 millones de refugiados palestinos supervivientes y sus descendientes dispersos entre países vecinos y en campos miserables dentro de la misma Palestina, tierras tomadas por los colonos israelíes, años de guerra en la calle, resentimientos mutuos, presos políticos y la disputa por la ciudad de Jerusalén han dificultado casi todos los acuerdos. De lo anterior, se puede identificar la existencia de insatisfacción psicológica y sustantiva.

 

Por otra parte, según investigaciones internacionales, dos tercios de los palestinos viven por debajo de la línea de pobreza y cuentan con menos de dos dólares al día para su sostén. El desempleo se ha triplicado desde el comienzo de la Intifada, a finales de septiembre del año 2000.  A juicio del Banco Mundial, el bloqueo israelí de los territorios palestinos es uno de los principales motivos de la caída económica de los palestinos. Una situación tan alarmante de la población palestina es un caldo de cultivo de la violencia. Con lo antes expuesto, se puede evidenciar la insatisfacción sustantiva, porque las condiciones socio-económicas de ambas partes son totalmente totalmente diferentes.

 

 

 

Se han dado “negociaciones” injustas y desequilibradas que han conducido a acuerdos que no protegen los derechos humanos de los palestinos tal y como ordenan las leyes internacionales. El mayor obstáculo para la paz es la colonización y la opresión israelí ejercida sobre la población Palestina contraviniendo las leyes internacionales y más de 60 resoluciones del consejo de seguridad de la ONU. La mayoría entiende también que el apoyo del gobierno estadounidense a Israel fue decisivo en su evasión de las leyes internacionales (por ejemplo sobre la necesidad de permitir el regreso de los refugiados palestinos a sus hogares y tierras. Esta situación refleja la existencia de insatisfacción procesal.

 

 

Para el gobierno israelí, la Autoridad Nacional Palestina no busca realmente eliminar o por lo menos tomar medidas más concretas contra el terrorismo y los actos violentos contra los civiles israelíes.

 

Desde la firma de los protocolos de Oslo en 1993, la cuestión de la seguridad tanto para el Estado de Israel como para los palestinos se ha convertido en el punto principal de las negociaciones entre ambas partes. Los motivos de la falta de un acuerdo permanente sobre las cuestiones de seguridad entre ambos se deben a  problemas y responsabilidades compartidas.

Los grupos autónomos armados dentro de la población Palestina son numerosos y además reciben apoyo externo de Siria o de Irán, lo que dificulta un control efectivo de la seguridad en la región, aunque los golpes israelíes contra la Autoridad Palestina en la época de Yasser Arafat desarticularon su efectividad.

 

La síntesis antes expuesta, permite identificar que dentro de las negociaciones para lograr un acuerdo de paz, no se ha dando ninguno de los ingredientes básicos para un acuerdo duradero, como lo son: la  satisfacción sustantiva, procesal y psicológica.

 

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El denominado proceso de paz entre Israel y Palestina ha tenido numerosos obstáculos. Las negociaciones han tratado de hacer posible lo casi imposible, por cuanto, han existido miedos de cada parte; en el bando israelí, el miedo es que el Estado de Israel sea abolido en su carácter de Estado judío. En el bando palestino, el miedo es que un Estado Palestino viable nunca llegue a crearse. Así, la cuestión es: ¿puede haber una solución que implique dos Estados, donde ambos sean viables y estén dispuestos a vivir en verdadera paz con el otro? En los intentos de los últimos 20 años por arribar a una solución, hay tres aspectos que han producido la mayor dificultad: las fronteras entre ambos Estados, Jerusalén y el derecho de retorno de los refugiados palestinos. El rostro continuo de la violencia no ha sido el obstáculo para una solución; ha sido la consecuencia de la falta de soluciones. Los israelíes han insistido en que debe terminarse totalmente con la intifada antes de negociar, y que la Autoridad Palestina suprima directamente a quienes la continúen. Los palestinos insisten en que el Estado israelí cese su ocupación de las áreas que en teoría están ya bajo la jurisdicción de la Autoridad Palestina, cese la expansión de los asentamientos y libere a los prisioneros. Ningún bando ha cedido en sus demandas, que en efecto están encaminadas a dar pasos hacia negociaciones reales. La lógica palestino-israelí ha caído en un círculo vicioso en donde cada actor toma medidas supuestamente como respuestas a las acciones del otro. La desconfianza mutua ha profundizando las diferencias.

 

 

Por otro lado, es relevante mencionar el papel del gobierno de los Estados unidos, el cual, se ha concebido como mediador en este conflicto para lograr un acuerdo de paz, tomando en cuenta los términos y condiciones de ambas partes, no obstante, ha estado rodeado de contradicciones, por cuanto, como mediador debe actuar de forma neutral y la política estadounidense hace más de 10  años se expresa a partir de la necesidad de respaldar a Israel en la normalización de sus relaciones con el mundo árabe y musulmán, así como con muchos otros Estados que simpatizan con el drama de los palestinos desposeídos por la conquista israelí. El de los USA es un poder global. Lo que pasa en Israel-Palestina es de un enfoque lateral. Hay muchos factores que inciden en las políticas americanas. El principal de ellos en esta región del planeta, es el control de los mayores recursos energéticos del mundo. La alianza de USA-Israel toma forma dentro de ese contexto.

De hecho, la defensa de EEUU de una "ambigüedad constructiva" ha tenido consecuencias desastrosas para el proceso de paz. Ambas partes en conflicto han asumido erróneamente, en distintos momentos, que los israelíes no hubieran aceptado poner fin a la ocupación o que los palestinos hubiesen estado de acuerdo en renunciar a algunos de sus derechos fundamentales como resultado de acuerdos vagamente apalabrados. Mientras que tal ambigüedad hizo posible a ambas partes firmar acuerdos susceptibles de ser interpretados por ellas de modo opuesto frente a sus audiencias, el tener que llevar a la práctica interpretaciones opuestas han conducido a que prácticamente no se hayan ejecutado en absoluto.

Esta falta de aplicación, combinada con el número siempre en aumento de acuerdos palestino-israelíes fomentados por EEUU, ha sido la causa de que los palestinos se hayan vuelto cada vez más desconfiados respecto a la implicación estadounidense en un proceso que ha producido cierta normalidad a Israel pero ninguna a los palestinos. La falta de confianza en el proceso de paz y la consecuente ausencia de credibilidad en el papel de EEUU como promotor más del proceso que de lo sustantivo que éste contenía ha hecho que sea todavía más difícil asegurar una paz justa.

La voluntad de Israel de seguir ocupando áreas significativas del territorio palestino ha sido vista como una necesidad razonable por la posición de EEUU, igualando moral y legalmente los asentamientos ilegales en los Territorios Ocupados (TTOO) con el derecho palestino de reclamar esos mismos TTOO.

Los negociadores estadounidenses han aceptado la perspectiva internacional israelí relativa a la primacía de las necesidades de seguridad de Israel mientras ignoran cuál ha sido el desarrollo que han tenido los asentamientos ocupados palestinos durante largo tiempo y cuál la mejora en la calidad de vida Palestina. El resultado ha sido que mientras la seguridad de Israel, incluida la seguridad de sus fuerzas de ocupación, ha sido el centro de cada acuerdo, la calidad de vida de los palestinos ha seguido deteriorándose.

 

La importancia de Lograr un acuerdo conceptual  entre palestinos e israelíes es una cuestión de indiscutible relevancia estratégica para todos los Estados de la región, así como para todos los otros Estados que creen tener intereses en Oriente Medio. Ha sido obvio, que la importancia de una paz justa y duradera ha sido eclipsada por la necesidad de un acuerdo conceptual  que permitiese ganar en breve plazo tiempo político a los involucrados y, después, se negocien los detalles.

 

 ¿Qué le aconsejaría a cada parte, en el espíritu de la Negociación Colaborativa, sobre el modo de conducirse en estas negociaciones para poder llegar a un acuerdo final que tenga en cuenta los intereses mutuos y evite llegar a un conflicto de graves consecuencias?

 

 

No es nada realista que en los conflictos prolongados ambas partes exijan que el otro se desarme significativamente. Nunca harán esto antes de llegar a una conciliación. Pero un arreglo requiere que los líderes de cada parte del conflicto sean lo suficientemente fuertes como para atraer a la vasta mayoría de sus simpatizantes en el momento de hacer compromisos dolorosos. Esto fue lo que hizo posible el arreglo en Sudáfrica. Mandela y el Congreso Nacional Africano pudieron asegurar que la gente que representaban aceptara los acuerdos a los que arribaron. Y De Klerk y el Partido Nacional realmente aseguraron que la población blanca y las fuerzas armadas aceptaran tales medidas. De ahí que, aconsejaría a las partes aplicar el compromiso negociado como una de las estrategias para la solución del conflicto, es decir, se comparten las pérdidas y ganancias; el progreso requiere concesiones de todas partes. Las concesiones mutuas entre palestinos e israelíes deben ser lo suficientemente claras para eliminar las suspicacias.¿Cuál es un acuerdo justo? Lo más cerca que se puede llegar a una fórmula general es que el acuerdo debe ser aceptado si es el mejor posible y puede conducir a algo mejor.

En todo caso es erróneo ofrecer esperanzas que no se concretarán a personas que sufren en la miseria y en la opresión. En cambio, deben realizarse esfuerzos constructivos para mitigar su sufrimiento y encarar los problemas que tienen en el mundo real.

Cuando las armas y la violencia de los discursos enmarcan toda la atmósfera es necesario recordar que el Proceso de Paz se asienta sobre unos principios claros y  el diálogo como medio de solución. Las partes deberían recordar y reiterar estos principios antes de que sea demasiado tarde. Y es que el debate de las verdades y las mentiras refleja una falta de confianza entre las partes que sólo la reiteración de los principios puede permitir recuperar.

 

Es verdad que toda solución sólo se alcanzará cuando las dos partes decidan asumir sus propias responsabilidades históricas y se comprometan a tomar decisiones difíciles. A ellas les corresponde la máxima responsabilidad.