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Hay
fiesta en el Majestic: La Argentina de 1929 se celebra a si misma. Valentino
impone el tango en Nueva York y Gardel en Europa y hasta aqui llegan Albert
Einstein, Humberto de Saboya y Eduardo de Windsor; consagrados cantantes liricos
ansiosos por lucirse en el celebre Teatro Colon; centenares de miles de inmigrantes
convencidos de haber arribado a una tierra maravillosa. Buenos Aires, como
orgulloso mascaron de proa de un incontenible trasatlantico se afana en transformarse
y despojarse rapidamente del vestido de "Gran Aldea" colonial: palacios
franceses, parques y jardines, fachadas y cupulas art-deco y magnificas avenidas
envanecian a los argentinos
Nunca
mas sera tan rica, tan opulenta y con tan y promisorio futuro... en fin, tan
respetada
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