PLANIFICACION

SECCION "A

 

TRABAJO 2

Rosalinda Dominguez

 

Mentalidad y doctrina estratégica. El análisis estratégico: Los enfoques tradicionales. Pensamiento estratégico y competitivo. Estrategias competitivas

 

Doctrina

  1. Enseñanza que se da a una persona sobre una materia determinada.
     
  2. Ciencia, sabiduría
     
  3. Conjunto de creencias defendidas por un grupo: la doctrina liberal.

Mentalidad

Cultura y modo de pensar que caracteriza a una persona, a un pueblo, a una generación, etc.

Arte de planear y dirigir las operaciones bélicas o militares

Técnica y conjunto de actividades destinadas a conseguir un objetivo

 

Mentalidad y Doctrina Estratégica:

La combinación de los conceptos anteriormente descritos han sido empleados por grandes organizaciones, a través de la historia para obtener objetivos y/o beneficios en los ámbitos políticos, sociales y económicos.

Doctrinas y Análisis Estratégicos en el mundo:

La Estrategia Europea de Seguridad

Fue precisamente en medio de la crisis de Irak, cuando en la reunión informal de Castelorizo (Rodas), el 3 de mayo de 2003, los ministros de Asuntos Exteriores de la UE encomendaron al Alto Representante para la Política Exterior y Seguridad Común, Javier Solana, la elaboración de una estrategia global en el ámbito de la PESD. Seis meses después, se aprobaba la versión definitiva del llamado “Documento Solana”, que hace una descripción del contexto de seguridad en los comienzos del siglo XXI, analizando los desafíos mundiales y describiendo las principales amenazas a las que deberá enfrentarse Europa en los próximos años. Entre las características del nuevo contexto de seguridad se cita la vinculación de los aspectos internos y externos de la seguridad, lo que obliga a un tratamiento integral de la misma. Por otra parte, continúa el documento, los efectos perniciosos de la globalización –intervención de grupos no estatales en los asuntos internacionales, grado de dependencia de Europa que aumenta su vulnerabilidad, y sentimiento de frustración y de injusticia en lugares del mundo menos favorecidos– es otra de las notas distintivas de la era en que nos hallamos. Respecto a las amenazas, se citan como más probables el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva, los conflictos regionales, la descomposición de Estados y la delincuencia organizada. Esta definición de amenazas es esencial para desarrollar una estrategia que pueda dar respuesta a los desafíos a la seguridad del continente y coincide parcialmente con los “riesgos principales para nuestra seguridad” establecidos por la Revisión Estratégica de la Defensa (RED)[11]. La coincidencia es plena respecto a los dos primeros riesgos: terrorismo y proliferación de armas de destrucción masiva. Sin embargo, la RED admite que la configuración de nuestro territorio nacional, que incluye las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, y sus islas y peñones al Norte de África, puede ser fuente de mayores riesgos para nuestra propia integridad. Este aspecto está, sin embargo, indirectamente tratado en el “Documento Solana”, pues al fijar como uno de los objetivos estratégicos de la UE la creación de seguridad en los países vecinos, lo hace pensando en aumentar y estrechar las relaciones de cooperación, entre otros, con nuestros vecinos del Magreb.

El debate sobre los principios estratégicos

Cuando el 11 de septiembre de 2001, tras haberse estrellado dos aviones contra las Torres Gemelas en Nueva York, el vuelo 77 de American Airlines fue estrellado igualmente contra el Pentágono, temblaron no sólo los cimientos del edificio que alberga al departamento de Defensa de los EEUU, sino también los fundamentos doctrinales y los principios estratégicos de la mayoría de las naciones del mundo occidental. Hasta ese día, era el principio estratégico de la disuasión el que había presidido las relaciones de seguridad entre Estados durante los últimos cincuenta años. Podría argumentarse que mucho tiempo antes los Estados ya se esforzaban en convencer a sus potenciales enemigos que los posibles beneficios que pudieran obtener de una agresión armada no compensarían en modo alguno las terribles pérdidas a que daría lugar la reacción posterior. Sin embargo, fue con la escalada nuclear producida durante la Guerra Fría cuando la disuasión alcanzó su apogeo como principio estratégico. Lo que se llamó la “destrucción mutua asegurada”[12] garantizaba que un ataque nuclear iniciado por cualquiera de los dos contendientes –EEUU o la URSS– dejaría a la nación agredida con suficiente capacidad de respuesta para devolver un golpe tan terrible que acabaría con el contrario. Este auténtico equilibrio del terror fue, ante todo, un modo de impedir la confrontación directa entre las superpotencias, que se limitaron a enfrentarse a través de actores interpuestos. No obstante, la disuasión precisa de un enemigo claro, definido y delimitado, que se pueda identificar y localizar. Los Estados, que en su estructura clásica cuentan con un territorio, una población y un poder constituido, eran el objeto perfecto de este principio estratégico. La aparición el 11-S de los denominados actores no estatales, en forma de difusas redes terroristas, sin estructuras definidas ni territorios concretos, apoyados en la clandestinidad o en Estados en descomposición, cambia el escenario estratégico, pues ya no hay Estado sobre el que descargar la reacción. A partir de ese momento y durante gran parte del año 2002, en todos los países occidentales se trata de buscar una solución al problema planteado y la alternativa vislumbrada pasa por sustituir el principio estratégico de la disuasión –que seguirá siendo útil en la mayoría de los casos– por el principio de la prevención. Se trata de anticiparse a la amenaza, impidiendo que ésta llegue a formarse. Según lo expresó el propio Presidente Bush “la guerra contra el terror no se ganará permaneciendo a la defensiva. Hemos de llevar la batalla hasta el enemigo, interrumpiendo sus planes y combatiéndole antes de que las peores amenazas lleguen a formarse”[13]. Pocos meses después, el mismo Bush firmaba la Estrategia de Seguridad Nacional, que daba forma a esta nueva doctrina estratégica. Dicho documento prevé emplear en casos concretos –guerra contra el terrorismo y contra Estados hostiles en posesión de armas de destrucción masiva– las acciones preventivas con la finalidad de contrarrestar las amenazas inminentes. Esta doctrina fue ampliamente criticada, pues se entendía que se trataba de una estrategia de oportunidad. No buscaba únicamente dar respuesta a los atentados del 11 de septiembre, sino que al mismo tiempo respaldaba una posible intervención militar en Irak. El debate se desplazó entonces de los principios estratégicos al caso concreto que representaba Irak, centrándose la discusión en aspectos inherentes al Derecho Internacional y no en la búsqueda de posibles soluciones. Hay que mencionar que no era únicamente EEUU quien proponía el principio de la prevención para determinados casos, sino que en la mayoría de los centros de pensamiento estratégico occidentales se pensaba que podía ser una opción válida, si bien se apuntaban las dificultades de su aplicación práctica y su difícil encaje en la legalidad internacional vigente. Por ello, entre la comunidad estratégica europea, admitiendo como válido el principio de la prevención, su materialización no quedaba confiada al instrumento militar más que en casos extremos. La misma Estrategia Europea de Seguridad, elaborada en plena discusión transatlántica sobre el conflicto de Irak, menciona la “intervención preventiva” para “evitar que se planteen problemas más graves en el futuro”, si bien parece acorde al acervo comunitario que antes de emplear fuerzas militares se agoten todas las demás opciones.

El debate sobre los principios estratégicos es especialmente importante, pues de él se derivan consecuencias como las capacidades de defensa necesarias o el grado de disponibilidad de las fuerzas militares. No obstante, los conceptos estratégicos pierden relevancia si su aplicación práctica no resulta satisfactoria y esa es la enseñanza que podría desprenderse de la posguerra iraquí.

De todo lo anterior, no cabe deducir que el principio estratégico de la prevención no sea aplicable a determinados supuestos, sino que no se trata de una solución universal y que hay que ser muy cuidadoso en su puesta en práctica. Seguramente es de esta cuestión de donde se derivan los desencuentros entre las estrategias de los EEUU y de la UE, que no coinciden en las causas y condicionantes que justifican una acción preventiva, sobre todo en el ámbito militar. En todo caso, el que una doctrina de seguridad admita como opción este principio estratégico, aunque posteriormente no lo lleve a la práctica, ya supone una cierta dosis de disuasión ante potenciales adversarios.

La percepción desde España

Enmarcada en un planteamiento de seguridad, tanto europeo como nacional, España debe realizar una política de defensa con los condicionantes inherentes a nuestra posición geoestratégica, a nuestra realidad socioeconómica, a nuestros vínculos culturales e históricos y a nuestras pretensiones futuras. Es evidente que por geografía –lo único que permanece constante en palabras de Bismarck–, España tiene una clara proyección mediterránea y de frontera con los países de su ribera Sur. Ello tiene unas evidentes implicaciones estratégicas. Si a ello se suma la posición del Archipiélago Canario y de los territorios extra-peninsulares en el Norte de África, comprenderemos que seamos los primeros interesados en conocer los problemas, las realidades y las ambiciones de nuestros vecinos del Magreb y de conseguir que la UE sienta como propias nuestras naturales inquietudes.

Igualmente, es evidente que España tiene, por motivos históricos y culturales, una clara vocación: la transatlántica. Por una parte, Iberoamérica mantiene unos lazos indelebles con nosotros por encima de desavenencias coyunturales y que en el momento presente se manifiestan, entre otros relevantes aspectos, en las institucionalizadas relaciones que suponen las periódicas cumbres iberoamericanas, en el importante volumen de inversiones de nuestras empresas y en nuestra habitual participación como mediador en muchos de los conflictos que se producen en esta región. Por otra parte, Norteamérica constituye el vínculo transatlántico de la defensa colectiva europea, y EEUU, como primera potencia mundial, tiene la llave que posibilita la solución a muchos de los problemas españoles y europeos. A cualquier país le interesa tener unas relaciones privilegiadas con los EEUU, por ser un valor en sí mismo y por la ascendencia que ello supone ante otros miembros de la Comunidad Internacional.

En España, el debate sobre los principios estratégicos a aplicar en los comienzos de este siglo XXI apenas traspasó los umbrales de la pequeña comunidad estratégica, si bien el anterior presidente del Gobierno adoptó públicamente una posición de respaldo a las tesis norteamericanas, admitiendo no sólo como posible, sino como una obligación de todo responsable político la previsión y preparación, en su caso, de lo que denominó acciones anticipatorios. Tras las elecciones del pasado mes de marzo ha habido un cambio sustancial en la orientación política del nuevo gobierno y aunque todavía no se han producido manifestaciones oficiales al respecto, parece obvio que dicha tesis se encuentra alejada de la nueva posición. Por otra parte, los terribles atentados del 11 de marzo en Madrid pudieron presagiar un posible desplazamiento del centro de gravedad de la lucha antiterrorista –nos referimos al terrorismo internacional del campo de la seguridad al de la defensa. Así pudo intuirse tras los primeros planes de alerta y protección de objetivos activados por el gobierno en funciones, pero con el asentimiento del Partido Socialista, en los que se contemplaba una masiva participación de las FFAA. Sin embargo, una vez recobrada la normalidad, parece que la lucha antiterrorista permanece donde estaba: bajo responsabilidad directa del Ministro del Interior y de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Este debate no se circunscribe al ámbito nacional, sino que encuentra su reflejo en la dimensión europea de la seguridad y la defensa.

En todo caso, la Revisión Estratégica de la Defensa, que fue aprobada por el gobierno anterior a comienzos del año 2003, pero que contó con un amplio respaldo parlamentario y que fue elaborada contando con la activa participación de diversos sectores sociales, continua siendo válida al menos en su parte primera o de planteamiento general, con una descripción clara sobre los intereses nacionales y los riesgos para la seguridad y que pretende ser guía para la política de defensa española a medio plazo. Posteriormente, en julio del año 2003, el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) aprobó la Estrategia Militar Española, que representa la visión del JEMAD, desde una perspectiva militar, de cómo van a cumplir las FFAA españolas las misiones reflejadas en la RED. Ambos documentos, Revisión Estratégica y Estrategia Militar, no contradicen a la Estrategia Europea de Seguridad y mantienen en esencia su vigencia, pese a que ambos fueron elaborados bajo la influencia del incidente de Perejil y antes de los atentados del 11 de marzo.

 

Posibles ampliaciones de Unión Europea

En el ámbito de la seguridad y defensa –como en otros muchos–, es la posible incorporación de Turquía a la UE lo que representa un mayor desafío. Situada geográficamente en el continente asiático, Turquía une a su tamaño –el país más grande de Europa con la población de mayor dinamismo demográfico, su posición de indudable valor geoestratégico. Tiene fronteras con Siria, Irak, Irán, Armenia y Georgia.

Otro aspecto significativo de la ampliación lo constituye el acercamiento a las fuentes de recursos energéticos, tan importantes para la economía europea y tan estrechamente vinculadas con las causas de muchos conflictos. La ampliación al Este nos acerca a las mayores reservas mundiales de gas y petróleo: Rusia, el Cáucaso y Oriente Medio. Europa se verá favorecida y no dudará en emprender la construcción de nuevos corredores energéticos para satisfacer su creciente demanda. Ello beneficiará indudablemente a España, que mantiene una arriesgada dependencia del gas argelino.

En definitiva, las previsibles ampliaciones de la UE, aunque introducen nuevos riesgos, parecen traer consigo más aspectos positivos que negativos a la seguridad y la defensa de España. Para ello, no obstante, es imprescindible que la Unión salga reforzada en su conjunto, resultando finalmente más poderosa, más influyente, más respetada y, en consecuencia, más segura.

El debate de las capacidades militares

Siempre que se menciona la posibilidad de que la UE desarrolle una PESD propia y autónoma, surge el debate de las capacidades militares, o mejor dicho: de su carencia. Una respuesta que se escucha con frecuencia –sobre todo en el nivel político– es que todo se reduce a una cuestión de voluntad política, dándose lo demás por añadidura. Sin embargo, esta premisa resulta incierta a la luz de la experiencia. La adquisición de capacidades concretas no es un proceso sencillo ni rápido. No se trata únicamente de costes, sino de programación, de tiempos y de la conjugación de intereses industriales contrapuestos y de percepciones nacionales diferentes. Por otra parte, el debate de las capacidades se ha centrado durante muchos años en la Alianza Atlántica y en la comparación entre los EEUU y el denominado “pilar europeo de la OTAN”. La creciente divergencia entre los esfuerzos en defensa a ambos lados del Atlántico ha sido fuente de tensión permanente y motivo de reproche continuado por parte de Washington.

Helsinki Headline Goal 2003

En el Consejo Europeo de Helsinki (diciembre de 1999) se estableció el denominado Helsinki Headline Goal, que buscaba iniciar un proceso de desarrollo de obtención de capacidades militares para limitar las graves carencias de los países europeos en este campo y dentro de unos plazos determinados (1999-2003). Se preveía la constitución de una Fuerza de entre 50.000 y 60.000 efectivos, con los correspondientes apoyos logísticos y de combate, así como aéreos y navales, capaz de desplegar en cualquier lugar del mundo en sesenta días, para operar en el ámbito de las misiones Petersbergdurante un año.

Redefinición del Objetivo de Helsinki para 2010

Si se pretende alcanzar una autonomía estratégica, las capacidades que se precisa obtener o mejorar son las siguientes:

Respecto a las fuerzas de los países miembros, éstas deben ser proyectables, rápidamente desplegables y sostenibles en escenarios lejanos. Asimismo, han de ser capaces de operar con un amplio espectro de actores, tanto civiles como militares, especialmente en el ámbito de la ONU y de la OTAN. Para ello, el Objetivo 2010 establece un calendario de hitos y acciones a conseguir, definiendo responsabilidades y asignando cometidos.

La última iniciativa: los grupos de combate

Nuevamente ha sido un impulso franco-británico el que ha permitido desarrollar un nuevo concepto para el despliegue rápido de “grupos de combate”. Se trata de crear unidades multinacionales tácticas de 1.500 efectivos, con los necesarios apoyos, para poder intervenir en el menor tiempo posible y en cualquier escenario, como primera respuesta europea a una petición de Naciones Unidas para afrontar una crisis. El nuevo concepto vincula el proceso cuantitativo iniciado en 1999 con la calidad pretendida tras la redefinición del Objetivo Helsinki para 2010. Alemania no ha tardado en respaldar la iniciativa y el Estado Mayor de la UE ha asumido la propuesta y se encuentra trabajando sobre ella. Se prevé que España pueda comprometerse a aportar hasta dos de estos “grupos de combate”, de un total de quince previstos, antes del final del año 2007. Ello permitiría disponer, sin grandes esfuerzos, de dos unidades interoperables con cualquiera de nuestros aliados y capaz de desplegar rápidamente en cualquier lugar del mundo. Nuevas fórmulas: especializar y aunar recursos

Sin embargo, actualmente no hay una sola nación europea que pueda permitirse el disponer de todas las capacidades necesarias para afrontar con éxito cualquier conflicto. Esta vulnerabilidad se acentuará en el futuro debido principalmente al incremento de los costes de los sistemas de armas más avanzados.

 

 

 

 

El significado de la Guerra

 

Hay por lo menos cuatro tipos de guerras que tienen importancia global. Las primeras y más significativas en términos de la presente y futura configuración de las relaciones interestatales, son las guerras imperialistas - como las invasiones estadounidenses de Yugoslavia, Afganistán e Irak, que han conducido a la imposición forzada de gobierno colonial directo o indirecto, al establecimiento de bases militares y a la apropiación de recursos estratégicos, rutas terrestres y/o agua.

El segundo tipo de guerra son los "conflictos étnico-separatistas" como la toma albanesa del yugoslavo Kosovo, o la toma Kurda del norte de Irak. El tercer tipo es el de las guerras "coloniales-territoriales", mejor ejemplificado por la expulsión israelí de los Palestinos, la apropiación arbitraria de tierra y de recursos, su denegación de autogobierno y el asentamiento de judíos en tierra Palestina tomada por medio de la fuerza armada.

El cuarto tipo de guerras el de las "guerras regionales", localizadas principalmente en África y en Asia, donde los regímenes agresivos invaden países vecinos, sobre todo los colindantes -que normalmente contienen metales preciosos- Esto es lo que ocurre en Sudáfrica, donde Ruanda ha ocupado una importante zona del Zaire Oriental.

Aunque cada una de estas guerras tiene sus especificidades; surge la pregunta acerca de si estas guerras están vinculadas a los proyectos de construcción imperial de EE.UU., la Unión Europea (UE) u otros poderes imperiales emergentes. La respuesta es compleja y depende del nivel de análisis al que el problema se someta. Muchos de estos conflictos son anteriores a los esfuerzos actuales de construcción imperial estadounidense; en muchos casos, las élites locales visualizan la guerra como una fuente de enriquecimiento de clase, personal o nacional. Podemos especular con que los conflictos de este tipo continuarán en un futuro (distante), en un periodo "post imperial", cuando los sátrapas locales intenten hacerse con los ‘fragmentos’ de un imperio mundial en declive.

Esto ha debilitado a los estados árabes opuestos a la construcción imperial norteamericana a la vez que ha provocado una mayor resistencia popular de masas. La influencia ideológica y el poder político y financiero de las organizaciones e individuos pro israelíes de dentro y fuera del gobierno han reforzado el ala más belicosa y militarista de los constructores del imperio estadounidense, sobre todo en Oriente Medio, a menudo por cuenta de corporaciones multinacionales americanas que buscan entrar en acuerdos con regímenes locales.

En las condiciones en que la construcción imperial estadounidense y europea está siendo conducida por una doctrina de guerras permanentes, hay pocas guerras, si es que hay alguna, regionales, locales o separatistas que sean puramente locales - tanto en sus causas o como en sus consecuencias.

II: Fuerza Motriz de la Guerra: Colaboración inter-imperial y Competición.

La clave del acelerado ritmo de construcción imperial durante la última década son los "espacios abiertos" resultantes de la caída de los estados colectivistas (URSS, Europa Oriental y Asia) y sus dependencias extranjeras y aliados en África y en otras partes. EEUU y la UE incorporaron con éxito estos países ‘ex-colectivistas’ a su esfera de dominación; militar, económica y culturalmente. Europa ganó el control sobre recursos estratégicos, mano de obra experimentada barata e importantes industrias, incorporando a estos países, como subordinados, dentro de la Unión Europea.

EEUU logró ventajas económicas similares pero también estableció bases militares y reclutó a fuerzas mercenarias militares para sus invasiones imperiales (en Yugoslavia, Afganistán e Irak) así como apoyos políticos en las Naciones Unidas. Washington respaldó la ilegal toma de poder de Yeltsin y así proveyó apoyo a su régimen corrupto, destructivo, oligárquico que literalmente destrozó la economía y la sociedad rusa.

En el transcurso del apoyo a Yeltsin, el sistema financiero estadounidense recibió centenares de miles de millones de dólares en transferencias ilegales efectuadas por los oligarcas apoyados por EEUU. Europa y EEUU se asociaron a los oligarcas para el pillaje de los recursos petrolíferos y del gas de Rusia. EEUU consiguió la supremacía militar mundial y procedió a construir un "un arco de cerco" alrededor del debilitado estado ruso, por medio de sus nuevos estados clientelares incorporados a la OTAN. Desde los Estados Bálticos a través de Europa Central y Oriental hasta los Balcanes y desde el Cáucaso hasta Asia Central y del Sur, Washington ha establecido ejércitos locales y bases militares bajo mando estadounidense.

Europa, concentrándose en la dominación económica, penetró estas mismas regiones, apoyándose en la ayuda y financiación de sus multinacionales y a la corrupción de los nuevos políticos capitalistas. La conquista conjunta ‘cooperativa’ de la UE y EEUU de Europa del Este, los Balcanes y los países Bálticos se basó en "decisiones compartidas y reparto del botín de conquista".

Esta redivisión del mundo entre EEUU y la UE se acabó, sin embargo, con la oleada de guerras imperiales más recientes, que empieza con las invasiones estadounidenses de Afganistán e Irak.

El conflicto EEUU-UE sobre Irak ilustra la competición inter imperialista por la redivisión de la riqueza del mundo y las neocolonias. Los estados imperiales de la UE, confiando en sus instrumentos económicos principalmente - bancos, corporaciones multinacionales, comercio patrocinado por el estado y acuerdos de inversión - estuvieron desafiando los intentos estadounidenses del establecimiento de supremacía regional y mundial y la subordinación de Europa a través del monopolio de los recursos energéticos.

En Irán, Irak, Libia, Rusia, el Cáucaso y América Latina, las multinacionales petroleras y gasísticas de la UE habían conseguido suministros energéticos a largo plazo a través de inversiones directas o acuerdos de estado a estado. Los arquitectos del poder global estadounidense decidieron socavar la tensa competición económica de la UE apoyándose en la "ventaja comparativa" del poder militar de Washington - para lanzar la invasión de Irak unilateralmente, monopolizar la riqueza petrolera de Irak y prepararse para futuras guerras por el petróleo en Oriente Medio (Irán y otros) y en otras partes (Venezuela).

La doctrina de guerra permanente de Washington estaba en oposición estratégica a la doctrina de la UE del "imperialismo económico" e intervención militar selectiva y limitada. A pesar de las significativas diferencias sobre Oriente Medio, tanto la UE como EEUU todavía hallan espacio para la cooperación en la imposición de esferas de influencia conjunta en varios países y regiones, a saber, Afganistán, Haití y África. La cooperación y el conflicto entre los grandes poderes imperiales por redividir el mundo en esferas de colonización, dominación e influencia son la clave para entender el significado de la guerra a finales del siglo XX y en el nuevo milenio. III. Erosión e Inversión de la Memoria Histórica.

La reemergencia de guerras coloniales y gobernación colonial en el siglo XXI y el crecimiento de los movimientos de liberación nacionales y la resistencia anticolonial reflejan la erosión de la memoria histórica en los países imperiales, entre los intelectuales occidentales así como entre sectores de las masas (sobre todo en EEUU) y de las elites.

Carter financió y respaldó una serie de movimientos y regímenes terroristas subrogados en Centroamérica (Nicaragua, África del Sur y Afganistán) que permitieron a Washington continuar su exigencia en la edificación del imperio. En tercer lugar Carter provocó una importante confrontación con Irán al proporcionar asilo al depuesto y despreciado Shah; que llevó a la toma de la embajada norteamericana. Carter usó el incidente para invertir el declive del gasto militar. En cuarto lugar, la administración Carter, con apoyo financiero de Arabia Saudita y logístico de Pakistán reclutó y armó a decenas de miles de fundamentalistas islámicos para que unieran fuerzas con terratenientes, señores de la guerra y mullahs indígenas Afganos, para un ataque al régimen afgano, secular, reformista y pro soviético.

El propósito del régimen de Carter fue provocar la ayuda militar soviética a gran escala al asediado régimen Afgano, como pretexto para relanzar una "Segunda Guerra Fría" y acelerar la remilitarización del imperio estadounidense. A través de movimientos de propaganda y del compromiso militar indirecto, Carter empezó el proceso gradual de ganar adherentes a la guerra imperial y erosionar además la poderosa "memoria histórica" opuesta a la guerra.

 

Intriga y estrategia

Como reiteré al principio del capítulo anterior, mi perspectiva de larga data es que la estrategia competente para las naciones civilizadas siempre ha sido otra manera de llamar lo que definí antes como cultura. Así fue para la doctrina de guerra justa de san Agustín, y para ese Moisés Mendelssohn que diseñó el programa de educación militar que produjo a ese alemán ejemplar, Gerhard Scharnhorst.

O, para plantear lo mismo desde la perspectiva de la ciencia de la monadología de Leibniz y la geometría física diferencial riemanniana, los rasgos esenciales de la estrategia no han de encontrarse en medio de las fantasías de torre de marfil proyectadas sobre un pizarrón, sobre una mesa, o en el cajón de arena del patio de juego del niño; más bien, como en la elaboración de los grandes descubrimientos físicos de la ciencia física, y en los rasgos de la geometría física específica de ese dominio, la esencia de la historia es la naturaleza cognoscitiva del individuo humano, a través de la cual ha de introducirse la acción de cambio benéfico.

Por tanto, el hecho de que el programa humanista clásico que estableció los cimientos de lo que llegó a ser el estado mayor militar alemán fue el que diseñó Moisés Mendelssohn, a petición de Wilhelm Graf Schaumburg-Lippe, no sólo es una de las más deliciosas ironías en la historia militar moderna, sino que es la lección singular más importante sobre la manera de pensar de modo estratégico. Recalco eso aquí, para dejar claro, en contraste, la mezcla inherente de la combinación de maldad, demencia e inclinación a la autoderrota, propia de las doctrinas estratégicas de los círculos depravados de Harvard, como Elliott, Brzezinski, Huntington, Kissinger, y sus cómplices militares profesionales en las fuerzas armadas de los EU e Israel.

Tal y como resumí el razonamiento al comienzo del capítulo anterior de este informe, las nociones competentes de estrategia deben tener como premisa, en principio, la diferencia esencial que hay entre la geometría física de las acciones del hombre, por un lado, y el dominio de la acción característica de la bestia, por el otro. Esto quiere decir que, como el Fedón de Mendelssohn, cualquier doctrina estratégica verdaderamente científica, como todas y cada unas de las grandes renovaciones de la cultura clásica en el arte y la ciencia, presupone una apreciación moderna de la definición socrática que hace Platón de la inmortalidad del alma humana individual perfectamente soberana. La cuestión así planteada es: ¿por qué causa verdaderamente inmortal entregará un hombre su vida por otros? Contrario a la utópica "negación de la negación" del inmoral Emanuel Kant, de la guerra como "paz perpetua", o la noción de paz como guerra perpetua del perverso Huntington, no hay ninguna otra causa digna de arriesgar la vida de una persona justamente, salvo el interés más esencial de su alma inmortal. Con esa motivación, un buen hombre pudiera obrar maravillas, ¡y con frecuencia lo hizo!

O, para decirlo con otras palabras, el individuo mortal no tiene un interés duradero en la vida, excepto el de usar el medio, el talento, de esa vida mortal, para responder al interés esencial de su alma inmortal. Dado que todos moriremos tarde o temprano, ¿en qué consiste nuestro autointerés continuo eficiente cuando eso hubiere sucedido? ¿Qué debe hacerse de nuestra vida, como aporte nuestro a la continua mejora del futuro, una vez muramos? ¿Qué será lo importante para nosotros entonces? Así pues, podrán morir soldados jóvenes y valientes, mientras que soldados viejos, como el presidente Charles de Gaulle, sobreviven para servir al vivir más. ¿En qué contribuye nuestra vida, como algo en nuestro interior que viva después de nosotros, a mejorar el bien común de todo el pueblo de nuestra nación, y el bienestar general de toda la humanidad?

Tal es el principio de estrategia que debe gobernar al Estado, así como a todo individuo moral que forme parte de esa sociedad.

La característica del progreso en el desarrollo y el entendimiento de la estrategia militar de las culturas europeas modernas, desde Leonardo da Vinci y Nicolás Maquiavelo, hasta las innovaciones revolucionarias de adalides tales como Lazare Carnot y Scharnhorst, es un reflejo típico del surgimiento de la forma moderna del concepto humanista clásico de progreso científico per se, y también de estrategia. El origen de esta aplicación de la ciencia, y de las formas modernas de composición artística clásica humanista, al arte de gobernar en general, y a la práctica militar en particular, constituye la conformación del Estado nacional soberano en su forma moderna. Este es un Estado que presupone el principio supremo de alentar el bienestar general de todos los miembros de la presente y las futuras generaciones. Ese es el principio esencial de la cultura europea moderna en general, y por ende, de la estrategia moderna competente, y de la doctrina y la práctica militar en particular.

Las cuestiones de estrategia ubicadas de ese modo, las han abordado ya, en buen grado, los mejores especialistas clásicos de muchas maneras provechosas, algunas excelentes. Sin embargo, como ilustraré ahora, mis descubrimientos originales en la ciencia económica me permiten ir mucho más a fondo al meollo de la cuestión, algo que ha eludido a las exposiciones anteriores. En lo que ha de insistirse aquí, es que las cuestiones de estrategia deben abordarse desde la misma óptica que el fomento de esas facultades productivas físicas del trabajo per cápita, mediante las inversiones a largo plazo en ciencia y tecnología que aumentan la capacidad de un pueblo en términos de densidad relativa potencial de población.

Así pues, las mejoras en la práctica social que ocurren como resultado de elevar la calidad de vida de los miembros de la sociedad, le proveen a esa sociedad una clase de potencial estratégico relativamente superior, tanto en lo moral como en lo práctico, al de cualquier forma de sociedad oligárquica.

Los adversarios internos y externos de nuestra república estadounidense, basan sus ideas del poder en su inclinación moralmente depravada a admirar la imagen guerrera de alguna bestia poderosa. Por tanto, en su intento de perfeccionar su propia bestialidad, tienden a pasar por alto las lecciones que pueden desprendenderse del ejemplo del tigre poderoso atrapado en la fosa cavada por el hombre, o derribado por una lluvia de flechas hechas por el hombre, o a tiros disparados por rifles hechos por el hombre. No es la fuerza muscular, ni la "venganza de los ñoños académicos" de las fundaciones Smith-Richardson, Olin, o Mellon-Scaife, sino más bien, la fuerza de la cognición, lo que al final prevalecerá.

Así pues, el rey Luis XI de Francia flanqueó a una poderosa combinación de sus adversarios. De ese modo, Enrique VII de Inglaterra inició una mejora revolucionaria de la cultura y el poder de esa nación. La estrategia se enfoca en inducir al adversario de la civilización a pelear en un campo físico-económico desarrollado para que sea, de manera inherente, una alternativa ventajosa para las formas más nobles de sociedad. La victoria duradera se asegura convenciendo al contrincante potencial a que prefiera el beneficio justo, para él, de tu victoria, a la ruina de ambos por una guerra injusta. Aquí está la clave de la fatalidad que aguarda a la memoria y a los lacayos del agrarista de Nashville, Elliot, en lo esencial un romántico fascista.

El general MacArthur ganó la guerra del Pacífico más rápido, mejor, y a un costo mucho menor de lo que sus críticos pudieran haberlo hecho, sin un bombardeo nuclear innecesario, sino más bien evitando batallas innecesarias al concentrar su fuerza, en la medida de lo posible, contra la vulnerabilidad estratégica esencial de la nación isleña del Japón. De no haberse arrojado las bombas, es probable que hubiera sido necesario continuar el eficaz bloqueo contra el Japón por unas semanas más, para forzar a los recalcitrantes comandantes militares japoneses a aceptar el plan de rendición del emperador, pero no se hubieran perdido vidas estadounidenses en un asalto totalmente innecesario, y el fin de la guerra hubiese sido más grato para el pueblo de Japón y para nosotros.

De ese modo, Carnot utilizó de varias maneras la superioridad inherente de una Francia liberada del legado de la Fronde, de Francia como la principal nación científica del mundo de la época, una Francia cuyos agricultores habían sido recién liberados del feudalismo, para convertir la amenaza del desmembramiento de Francia en una derrota general para todos los numerosos ejércitos invasores, supuestamente conquistadores, de esos años. Así, los amigos de Federico Schiller, utilizaron sus estudios sobre las guerras religiosas de los Habsburgo de 1511–1648, para mostrarle a Rusia y a sus aliados prusianos cómo tenderle una trampa fatal al supuestamente invencible "Gran Ejército" del emperador Napoleón.

El enemigo típico a derrotar por la causa de la creación y defensa de la institución del Estado nacional soberano moderno, fueron y siguen siendo esas tradiciones oligárquicas heredadas de la cultura de tales formas perversas de sociedad como el antiguo Imperio Romano. Esto incluye las tradiciones románticas propias de ese imperio, como las que encontramos aún hoy, en las doctrinas y políticas culturales, judiciales y militares contemporáneas de inclinación fascista, tales como las de los golems harvardianos de Elliot.

Las armas esenciales a emplear al servicio de esta noble causa, son las armas de la cognición, el arma decisiva de cambio universal y fundamental, como definió Platón el principio de cambio. El rasgo característico de la mayoría de las guerras justas modernas, en siete siglos de civilización europea moderna, ha sido el empleo de los descubrimientos de principio físico universal, tanto los llamados principios físicos como los artísticos clásicos, para permitirle a los Estados nacionales soberanos hacer esos cambios con los cuales flanquear las capacidades de los imperios y otras formas de poder oligárquico. El potencial de combate del individuo y la unidad yace, en última instancia, no en su potencial muscular, sino —como en el mejor entrenamiento militar alemán orientado a la Auftragstaktik, en la tradición de Scharnhorst— en sus aptitudes cognoscitivas, desarrolladas para improvisar nuevas alternativas de flanqueo y acciones semejantes ante los más o menos inevitables, pero ineludiblemente inesperados desafíos.

La revolución en el arte de la guerra que ocurrió en Francia en 1792–1794, bajo la conducción militar del soldado y científico Lazare Carnot con la ayuda de sus colaboradores de la Ecole Polytechnique, también representa esa revolución en el arte de la guerra que continuaron los círculos de los humanistas clásicos alemanes Scharnhorst, Federico Schiller y Guillermo von Humboldt, contra el fascista Napoleón Bonaparte.[1] Típica de esta gran revolución en las armas, fue la sustitución de la conducción de los oligarcas tradicionales a caballo, o pastoreando una infantería aglomerada, por ciudadanos soldados como el científico ingeniero Carnot, y el artillero Scharnhorst, entrenado este último en el humanismo clásico. Si hacemos a un lado los dudosos y aparentemente interminables caprichos de Jomini, podemos considerar que las reformas de West Point bajo Sylvanus Thayer, representan un continuación de las enseñanzas derivadas de las reformas de Carnot, Scharnhorst, etc., en el desarrollo de la tradición americana posterior a 1815.

Lincoln ganó más que la guerra de 1861–1865 contra la Confederación, con el auxilio de la influencia del más grande economista del mundo de entonces, Henry C. Carey. El genio de Carey puso en juego la superioridad moral intrínseca del sistema agroindustrial de la Unión, contra la inferioridad moral y económica per cápita intrínseca del sistema esclavista. De manera similar, la insensatez de suyo condenada al fracaso del "choque de civilizaciones" geopolítico de Brzezinski, radica en el hecho de que las fuerzas sociales que desplegaría su estrategia, dependen del desplome de la sociedad a nivel mundial, a un estado muy inferior al actual en lo que atañe a costumbres y economía. La victoria de su causa malvada sería la perdición común de toda la humanidad; con tales desenlaces, no hay victorias.

Sí, la guerra con frecuencia es dura, no obstante lo sofisticado de los mejores desempeños de los comandantes y las fuerzas que despliegan. Las más crueles batallas deben librarse porque son decisivas para el desenlace del conflicto como un todo; lo correcto es elegirlas como complemento para evitar, o minimizar, otros enfrentamientos en la medida de lo posible. Hoy día, debe recordársele a nuestros planificadores un principio que antes se tenía por sentado: el objetivo apropiado es dominar el campo de batalla y al adversario, no su extinción, no la mayor proporción de muertos.

 

Pensamiento Estratégico

 

Dado el interés que ha despertado entre la audiencia de Gestión 21 el tema de la estrategia y teniendo en preparación el material sobre elección de una estrategia por parte de una actividad, proporcionamos primero este artículo que realiza una introducción al pensamiento estratégico, clave para comenzar a integrar la planificación estratégica con éxito en nuestra iniciativa. El Pensamiento estratégico suele ser un concepto a priori muy ajeno al día a día de la pequeña empresa o el profesional que, la mayor parte de sus muchas horas de trabajo, apenas tiene tiempo para echar balones fuera y cumplir su trabajo cotidiano y no suele siquiera pensar en una planificación estratégica de su actividad. Pero esta concepción es un craso error y muchas veces la ausencia de planificación es lo que nos lleva a esas situaciones, este artículo pretende introducir al pensamiento estratégico y mostrar cómo no es algo ajeno al día a día ni patrimonio de gurús de los negocios.

Suenan muy ajenos los ecos de la estrategia para muchos esforzados emprendedores que bastante tienen con hacerse un hueco o mantenerse en liza, como para ponerse a debatir sobre estrategias, creatividad o pensamiento estratégico. Pero he aquí que nos encontramos con el primer error y, multitud de veces, esta es la causa que lleva precisamente a la generación de dinámicas que hacen que, durante el desarrollo cotidiano de la actividad, se sucedan los días en los que uno está ocupado tapando agujeros o realizando tareas para que no se nos desmonte toda la maquinaria sobre la que está conformada nuestra empresa.

Precisamente la posesión de una estrategia, de un plan más o menos detallado, acorde a unos objetivos y una filosofía nos permitirá anticipar los problemas y resolverlos incluso antes de que ocurran. La gran mayoría de Pymes, Profesionales o nuevas iniciativas adolecen de dicha planificación estratégica y renuncian a conocer más acerca del pensamiento estratégico, palabras que suenan casi a fórmula alquímica en posesión de unos pocos gurús que, al final, parece que elucubran acerca de lo divino y se olvidan de lo real y material con lo que hay que lidiar cada día.

No es este el espacio para reivindicar la estrategia en la empresa, sea cual sea su actividad y dimensión, aspecto que no nos cansamos de repetir, ni de orientar sobre como comenzar a realizar una planificación estratégica, sino comentar y desvelar claves acerca del pensamiento estratégico, de la manera estratégica de dirigir, que no es patrimonio de Napoleón o Bill Gates.

Al contrario, el pensamiento estratégico es una de las herramientas más útiles que todo emprendedor o profesional podría cultivar, es una inversión de valor incalculable, principalmente porque el pensamiento estratégico tiene que ver con la consecución de unos objetivos y la resolución de sus problemas inherentes, dentro de un marco contextual concreto. Es decir, es una herramienta para conseguir lo que queremos, de la mejor forma y venciendo las dificultades.

El pensamiento estratégico ha estado siempre muy ligado al ámbito militar y es aquí donde más se ha desarrollado, sin embargo el mundo de la empresa ha estado muy vinculado también al pensamiento estratégico, incluso intercambiando fuentes, conocimientos e inspiración, pues, en el fondo, la esencia de las cosas es la misma, hay un objetivo final, ya sea ganar una guerra o establecerse en un mercado y hay una serie de formas de hacerlo, la estrategia intenta dilucidar la mejor de todas ellas para un caso concreto.

Poseer pues un pensamiento estratégico es tener una llave para abrir la puerta que queremos y cultivarlo es mucho más sencillo de lo que pueda parecer.

No es algo de genios, es un resultado del trabajo y el sentido común, por ello vamos a dar una serie de claves para poder implementar un pensamiento estratégico a lo que hacemos y aumentar las posibilidades de tener éxito con eso que hacemos, como a continuación se muestra, el pensamiento estratégico se basa, esencialmente, en el conocimiento y el análisis.

Paso 1: Conócete a ti mismo.

No hay mayor verdad ni axioma que más repitamos, muchas veces nos encontramos con cuestionarios acerca de la personalidad o las capacidades emprendedoras de las personas de una empresa y en un 90% mucha gente las obvia con desdén. Es muy cierto que muchas de ellas son verdaderas obviedades, pero no hay nada más oculto que lo obvio. Debemos saber cuáles son nuestras capacidades personales y cuáles nuestros puntos débiles, eso nos servirá, entre otras muchas cosas, para saber cuando debemos delegar, para formar equipos de personas equilibrados, para compensar esas debilidades y que no puedan ser aprovechadas por competidores etc etc.

Por Internet circulan cantidad de cuestionarios al respecto, a veces, rellenar alguno y meditar las conclusiones puede descubrirnos algún flanco por cubrir o alguna cualidad por explotar, pero lo que sí es cierto es que el tiempo no será perdido.

El resultado final debe ser conocer nuestros propios puntos fuertes y débiles, así como los de nuestro equipo si lo tenemos.

Paso 2: Conoce tu empresa:

Conocer los puntos débiles y fuertes de tu empresa hará que sepas qué opciones van a ser correctas y cuáles son más susceptibles de fracasar. Analiza su producción, su distribución, sus finanzas y cualquier parte de su estructura o funcionamiento que te parezca importante, debes conocerla bien, saber si dos meses de tesorería escasa la van a ahogar o si es la distribución a tiempo o el servicio nuestro punto fuerte, el cual deberemos desarrollar e inculcar en la mente de nuestros clientes.

El resultado final debe ser poseer un análisis interno, principalmente realizado en las empresas a través de la metodología F.O.D.A. (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) y que se basa en algo tan sencillo y complicado a la vez como reflexionar, analizar y plasmar por escrito dichos elementos en un papel. Esto ayudará enormemente a la ejecución de esta tarea, tras la cual aflorarán una serie de puntos destacados sobre los que seguramente se podrá trabajar para optimizar la empresa. Principalmente a la hora de, como ya se ha nombrado, explotar fortalezas y cubrir debilidades.

Paso 3: Conoce el terreno:

Siguiendo el símil militar no es lo mismo una batalla en el mar que una emboscada en las montañas, de manera que si conoces el terreno te podrás preparar adecuadamente y no aparecerás con tus botas de montaña para cruzar el océano.

Esta analogía trata de hacer ver que el pensamiento estratégico tiene siempre en cuenta y trata de conocer lo más posible el contexto en el que se mueve nuestra actividad, es decir, el mercado y los que los componen, los clientes.

Teniendo en cuenta que dichos clientes son como la savia que da vida a nuestra empresa, este debe ser un elemento conocido hasta la extenuación, o de lo contrario correremos el riesgo de levantarnos un día y ver que ya no están ahí. Así pues para pensar estratégicamente debemos planificar nuestras acciones de acuerdo al "terreno" donde se van a desarrollar, es como el decorado de una obra, aunque en este caso interactua, de manera primordial, con lo que hagamos en él, por ello debe estar todo ligado a la hora de desarrollar nuestros planes y no obviarlo si no queremos tropezar con piedras que ni siquiera vimos que estaban ahí.

Para conocer el terreno es necesario analizar a los clientes, sus gustos, sus motivaciones, en especial aquellas por las cuales se deciden a comprar un producto o contratar un servicio. Si encontramos esa clave tendremos la ventaja primordial, pues sabremos qué ofrecerles para conseguir que nos compren a nosotros. Igualmente deberemos analizar el mercado, si está en auge o declive, qué triunfa y que no. Si la situación económica, social y legal es adecuada o nos hace tener algún handicap etc.

El resultado final debe ser un análisis externo, a través del cual conocer todas estas características, investigar las que no sabemos pero puedan ser esenciales y tenerlo por escrito como elemento de referencia a la hora de desarrollar nuestra estrategia.

Otro consejo útil es no ensanchar demasiado nuestra línea de frente. Es decir, debemos concentrarnos en un segmento, el más adecuado para nuestro negocio, pues si somos demasiado dispersos nunca conseguiremos un efecto sensible. El viejo refrán "el que mucho abarca, poco aprieta", se convierte aquí en una premisa a tener muy en cuenta.

Paso 4: Conoce a tu competencia:

Salir al mercado es como una partida de ajedrez, no juegas tú solo y por tanto lo que hagas será contestado por aquellos que, como tú, intentan abrirse un hueco en el mercado. De esta manera no podemos estar sólo atentos a nuestros movimientos sino a las posibles reacciones que pueda haber por parte de nuestros competidores.

Para poder "jugar" con garantía debemos conocer lo más posible a nuestros adversarios, sus puntos fuertes y débiles, quienes son, cuanto facturan, quienes son sus clientes, etc. A esto se le llama hacer un análisis de la competencia y disponer de uno debe ser el resultado final. Normalmente nos centraremos en aquellos que son nuestra competencia más directa y observaremos sus reacciones, intentando explotar sus puntos débiles.

A la hora de pensar estratégicamente éste se puede convertir en uno de los puntos más importantes, ya que es un factor a vencer que es dinámico, es decir que no es un escollo similar a subir una montaña, que permanece igual, con las dificultades fijas, sino que reacciona y es inteligente.

Paso 5: Explotar los puntos fuertes:

El pensamiento estratégico, a la hora de diseñar acciones y tácticas tiene en cuenta los puntos fuertes (de la empresa, de uno mismo etc) y los explota, ya que, probablemente resolveremos mejor un problema, o encontraremos antes la solución a través de un camino que utilice nuestros puntos fuertes.

Dichos puntos fuertes se "contextualizan", es decir se analizan teniendo en cuenta el contexto externo, la competencia etc. y se busca la mejor manera de utilizarlos teniendo en cuenta como les afectan estos elementos del contexto.

Igualmente, los puntos fuertes de la competencia son analizados y a la hora de trazar un camino e implementar una estrategia se intenta buscar una vía que evite la confrontación con dichos puntos fuertes.

Paso 6: Cubrir los puntos débiles:

Igual que los puntos fuertes deben ser explotados, los débiles deben ser cubiertos o enmendados. Los puntos débiles de nuestra empresa o actividad (incluyéndonos a nosotros) debemos conocerlos nosotros y nadie más y debemos ser autocríticos, reconocerlos y poner los medios para enmendarlos.

Debemos pensar que nuestra competencia, a la hora de implementar su estrategia, utilizará el mismo esquema de pensamiento que nosotros y buscará una vía por donde explotar nuestros puntos débiles. Por ello es importante que trabajemos para enmendarlos.

Paso 7: Preparar la estrategia:

El análisis concienzudo de todos los elementos anteriores nos dará múltiples pistas sobre la estrategia que debemos emplear (de hecho muchas veces el simple análisis ya nos dice, casi a gritos, lo que NO debemos hacer en nuestras estrategias). Nuestras acciones deben ser pensadas teniendo en cuenta TODOS los elementos anteriores, no podemos pensar en acciones que obvien elementos tan importantes como la competencia o el mercado, o que precisen de nuestros puntos más débiles para llevarse a cabo con éxito (por ejemplo, si somos una pequeña empresa cuyo punto débil es la estructura financiera, es de locos embarcarse en una estrategia basada en la guerra de precios)

Las acciones, a su vez, deben tener un objetivo claro, y este debe estar inspirado por la idea de maximizar la satisfacción del cliente cuando cubramos sus necesidades. Esa es la verdad más inmutable del mundo empresarial, si es nuestra guía, estaremos en el buen camino.

En este artículo hemos querido poner de manifiesto las características esenciales para adoptar lo que se llama un "pensamiento estratégico", es decir lo que debemos tener en cuenta a la hora de formular objetivos, acciones, tácticas etc. A la hora de ponernos a trabajar para conseguir un objetivo (y eso es lo que pretendemos en nuestras actividades, conseguir un objetivo) el pensamiento estratégico es una herramienta valiosísima, no importa el tamaño de la empresa o su actividad, si se está recién empezado o si ya se lleva años en esto, adquirir un razonamiento estratégico a la hora de determinar nuestras actividades otorga una dimensión a nuestra empresa de la que muchas, desgraciadamente carecen, lo cual lo convierte en una ventaja para nosotros.

El pensamiento estratégico sirve para resolver problemas, para intentar "ganar batallas" y es una herramienta al alcance de todos. Su aplicación en el mundo de la empresa puede llegar a marcar una palpable diferencia. Si sigues estos pasos en tu esquema de pensamiento, la formulación o elección de una estrategia, que trataremos en futuros artículos, será mucho más clara y mucho más efectiva.

 Adjetivar a un pensamiento como estratégico implica al menos intuir la existencia de otras formas de pensamiento. En efecto, esta división no sólo es posible, sino absolutamente necesaria de hacerla, pues las formas de pensar deben adecuarse a las necesidades temporales en que ese pensamiento debe aplicarse.

En un escenario signado por el cambio y la transformación, las formas de pensar tradicionales basadas en la repetición histórica, infiriendo que lo que va a ocurrir es más de lo mismo, caen abruptamente ante nuevas realidades (...) si pretendemos pensar tradicionalmente para encarar las nuevas situaciones, atípicas, graves pues se refieren a lo social, requieren de creatividad, innovación, imaginación, reflexión original y, además de todo ello hacerlo de una manera continua, produciendo aprendizaje de los resultados alcanzados y capitalizando experiencia de situaciones y escenarios análogos.

Ello no implica que el pensamiento estratégico per se constituya una sofisticación de altísima racionalidad y razonamiento analítico, sino un pensamiento interactivo que desarrolla la inteligencia a través de su práctica y que autoproduce conocimientos para incrementar la capacidad de generar alternativas viables para definir objetivos y transformarlos en resultados.

La influencia del pensamiento estratégico en la sociedad contemporánea ha sido de una magnitud tal que permitió crear modelos adaptativos (blandos) para suministrar un ordenamiento que al menos posea una lógica básica que nos permita manejarnos adecuadamente para enfrentar situaciones ambiguas y complejas. De allí que, dentro del pensamiento estratégico, se prioriza el análisis de cada uno de los componentes que conforman una situación, para potenciar las capacidades de razonamiento acerca de cada uno y volverlos a reestructurar con una óptica más ventajosa.

Los fenómenos del mundo real, léase las situaciones a resolver, no siempre siguen una tendencia lineal, más bien escasamente pueden analizarse linealmente, por lo tanto, descomponer una situación en sus elementos y volverlos a ensamblar constituye un ejercicio que resulta la especialidad más destacada de un órgano vital: el cerebro humano.

De allí que el pensamiento estratégico contrasta fuertemente con el pensamiento convencional cuya metodología de razonamiento se basa en la linealidad y la repetición, pensamiento automatizado, de respuesta previsible, que aplica una norma permanente ante situaciones similares, contrastando con la intuición pura, que de alguna manera es un atributo positivo y necesario en términos del ideario del pensamiento estratégico.

En el pensamiento estratégico se combinan elementos múltiples y complejos pero, quizás, uno de los aspectos más importantes es que puede ser aprendido, o sea que invirtiendo en conocimiento podemos transformar pensamiento tradicional en pensamiento estratégico.

La multiplicidad de elementos sustantivos despejan azar, golpes de suerte, casualidades exitosas cambiando el horizonte hacia una renovación del pensamiento asentado en valores que responden a una lógica con mayores posibilidades de transformar objetivos en resultados.

 

Estrategias Competitivas

1. ¿En qué consiste la formulación de una estrategia competitiva?

Esencialmente, la definición de una estrategia competitiva consiste en desarrollar una amplia fórmula de cómo la empresa va a competir, cuáles deben ser sus objetivos y que políticas serán necesarias para alcanzar tales objetivos.
La estrategia competitiva es una combinación de los fines (metas) por los cuales se está esforzando la empresa y los medios (políticas) con las cuales está buscando llegar a ellos.
Esquematizaremos el contexto en el cual se Formula la Estrategia Competitiva:
El Proceso para la Formulación de una Estrategia Competitiva es el siguiente:

  1. ¿En qué Sector del Mercado se encuentra posicionada actualmente la competencia?
    1. Identificación.

¿Cuál es la estrategia actual implícita o explícita?

    1. Suposiciones implícitas:

¿Qué suposiciones respecto a la posición relativa de la empresa, fuerzas y debilidades, competidores y tendencia del sector industrial deben hacerse para que tenga sentido la estrategia actual?

  1. ¿Qué está sucediendo en el entorno?
    1. Análisis de la industria

¿Cuáles son los factores clave para el éxito competitivo y las oportunidades y amenazas de importancia en el sector?

    1. Análisis del competidor

¿Cuáles son las capacidades y limitaciones de la competencia existente y potencial, y sus acciones futuras probables?

    1. Análisis Social

¿Qué factores gubernamentales, sociales y políticos presentarán oportunidades o amenazas?

    1. Fuerzas y Debilidades

Dado un análisis del sector y de la competencia. ¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles de la empresa, con relación a los competidores presentes y futuros?

  1. ¿Qué es lo que debería estar haciendo la Empresa?
    1. Análisis de los supuestos y de la estrategia.

¿Cómo encajan los supuestos en la estrategia presente con relación al análisis precedente?

    1. Alternativas estratégicas

¿Cuáles son las alternativas estratégicas factibles, dado el análisis anterior (¿es actual la estrategia?)?

    1. Elección Estratégica

¿Cuál alternativa se relaciona mejor con la posición de la compañía ante las oportunidades y peligros externos.

2. Señale y explique cuales son las cinco fuerzas competitivas

  1. Nuevos Ingresos
  2. Amenaza de sustitución
  3. Poder negociador de los compradores
  4. Poder negociador de los proveedores
  5. Rivalidad entre los actuales competidores
  1. Amenaza de ingreso:

La formulación de nuevas empresas aportan capacidad adicional, el deseo de obtener una participación en el mercado y con frecuencia recursos sustanciales. Esto puede obligar a bajar los precios o inflar los costos de los fabricantes existentes, reduciendo la rentabilidad.
La amenaza de ingreso en un sector depende de las Barreras para el ingreso que estén presentes, aunadas a la reacción de los competidores existentes que debe esperar el que ingresa.

  1. Amenaza de sustituto:

También pueden enfrentarse a distintos niveles de exposición con la competencia de productos sustitutos si se abarcan productos diferentes dentro de la línea de productos, sirven a clientes distintos, operan a diferentes niveles de calidad o de refinanciamiento tecnológico, tienen disímiles posiciones de costo, etc. Tales diferencias pueden hacerlos más o menos vulnerables a los sustitutos, aun cuando todos los grupos estratégicos se encuentren en el mismo sector.
En consecuencia, debemos de evaluar la posición relativa de cada grupo estratégico contra productos sustitutos.

  1. Poder de negociación de los compradores.

Los compradores compiten forzando a la baja de precios, negociando por una calidad superior o más servicios y haciendo que los competidores compitan entre ellos. El poder de cada uno de los grupos importantes de compradores, depende de varias características de su situación de mercado y de la importancia relativa de sus compras al sector en comparación con el total de ventas. Un grupo de compradores es poderoso si concurren las siguientes circunstancias:

o                                            Está concentrado o compra grandes volúmenes con relación a las ventas del proveedor.

o                                            Los productos que se compran son estándar o no diferenciados

o                                            Se enfrenta con costos bajos por cambiar de proveedor

o                                            Devenga bajas utilidades.

o                                            El producto no es importante para la calidad de los productos o servicios del comprador

o                                            El comprador tiene información total

  1. Poder negociador con los proveedores.

Los proveedores pueden ejercer poder de negociación sobre los que participan en un sector amenazando con elevar los precios o reducir la calidad de los productos o servicios. Los proveedores poderosos pueden así exprimir los beneficios de un sector incapaz de repercutir los aumentos de costos con sus propios precios.
Las condiciones que determinan el poder de los proveedores no sólo están sujetas a cambio, sino a menudo fuera del control de la empresa. Sin embargo, como con el poder de los compradores, la empresa puede en ocasiones mejorar su situación mediante la estrategia. Puede intensificar su amenaza de integración hacia atrás, puede buscar la eliminación de los costos de cambio de proveedor, etc.

  1. Rivalidad entre los competidores existentes.

Esto da origen a manipular su posición. –utilizando tácticas como la competencia en precios, batallas publicitarias, introducción de nuevos productos e incrementos en el servicio al cliente o de la garantía. La rivalidad se presente porque uno o más de los competidores sienten la presión o ven la oportunidad de mejorar su posición. En la mayor parte de los sectores, los movimientos competitivos de una empresa tienen efectos observables sobre sus competidores y así se pueden incitar las represalias o los esfuerzos para contrarrestar el movimiento. Es decir, las empresas son mutuamente dependientes.
La rivalidad intensa es el resultado de diferentes factores estructurales que interactúan.:

o                                            Gran número de competidores

o                                            Competidores igualmente equilibrados

o                                            Crecimiento lento en el sector.

o                                            Costos fijos elevados

o                                            Falta de diferenciación

o                                            Costos cambiantes

o                                            Incrementos importantes de la capacidad

o                                            Competidores diversos.

o                                            Intereses estratégicos elevados

o                                            Fuertes barreras de salida.

3. Realice un cuadro sinóptico donde muestre cuales son las barreras contra la entrada de la competencia y las composiciones de cada una de estas.

Existen seis factores que actúan como barreras para el ingreso de la competencia:

o                                            Economías de escala: Reducción de los costos unitarios en tanto que aumenta el volumen absoluto.

o                                            Diferenciación del producto: Las empresas establecidas tienen identificación de marca y lealtad entre los clientes, lo cual se deriva de la publicidad del pasado, servicio al cliente, diferencias del producto o sencillamente por ser el primero en el sector.

o                                            Requisitos de capital: La necesidad de invertir grandes recursos financieros para competir crea una barrera de ingreso, en particular si se requiere el capital para publicidad riesgosa o agresiva e irrecuperable, o en investigación y desarrollo. El capital puede ser necesario no sólo para las instalaciones de producción sino también para cosas como crédito al cliente, inventarios o para cubrir las pérdidas iniciales.

o                                            Costos cambiantes: Los costos que tiene que hacer el comprador al cambiar de un proveedor a otro. Pueden incluir los costos de reentrenamiento del empleado, de nuevo equipo auxiliar, el tiempo para probar y calificar una nueva fuente, necesidad de ayuda técnica y el rediseño del producto.

o                                            Acceso a los canales de distribución. La nueva empresa debe persuadir a los canales de que acepten su producto mediante reducción de precios, asignaciones para publicidad compartida y similares, lo cual reduce las utilidades. Cuanto más limitados sean los canales de mayoreo o menudeo para un producto, es obvio que será más difícil el ingreso al sector industrial

4. ¿Qué es una estrategia competitiva genérica?

Consiste en emprender acciones ofensivas o defensivas para crear una posición defendible en un sector, para enfrentarse con éxito a las cinco fuerzas competitivas y obtener así un rendimiento superior sobre la inversión para la empresa. Las empresas han descubierto muchos métodos distintos para este fin y la mejor estrategia para una empresa dada es, en última instancia una construcción única que refleja sus circunstancias particulares. Sin embargo, a un nivel amplio, podemos identificar tres estrategias genéricas, internamente consistentes para crear dicha posición defendible a largo plazo y sobresalir por encima de los competidores en el sector.
En ocasiones la empresa puede seguir con éxito más de una estrategia como su objetivo principal, aunque rara vez esto es posible.
La implantación efectiva de estas estrategias genéricas por lo general requieren de un compromiso total y del apoyo con todos los elementos organizacionales que estarían diluidos si existe más de un objetivo primario. Las estrategias genéricas son tácticas para superar el desempeño de los competidores en un sector; en algunas estructuras significará que todas las empresas pueden obtener elevados rendimientos, en tanto que otras, el éxito al implantar una de las estrategias genéricas puede ser lo estrictamente necesario para obtener rendimientos aceptables en un sentido absoluto.

5. Explique brevemente en que consisten las tres estrategias genéricas.

Al enfrentarse a las cinco fuerzas competitivas, hay tres estrategias genéricas de éxito potencial para desempeñarse mejor que otras empresas en un sector determinado:

  1. Liderazgo general en costos
  2. Diferenciación
  3. Enfoque o alta segmentación
  1. Liderazgo total en costos

Consiste en lograr el liderazgo total en costos en un sector industrial mediante un conjunto de políticas orientadas a este objetivo básico. El liderazgo en costos requiere de la construcción agresiva de instalaciones capaces de producir grandes volúmenes en forma eficiente, de vigoroso empeño en la reducción de costos basados en la experiencia, de rígidos controles de costo y de los gastos indirectos, evitar las cuentas marginales, y la minimización de los costos tales como Investigación y desarrollo, servicio, fuerza de ventas, publicidad, etc. Esto requiere de una fuerte atención administrativa al control de costos para alcanzar estos fines. El bajo costo con calidad, el servicio y otras áreas no pueden ser ignoradas.
Teniendo una posición de costos bajos, se logra que la empresa obtenga rendimientos mayores al promedio en su sector industrial, a pesar de la presencia de una intensa competencia.

  1. Diferenciación.

Consiste en crear algo que sea percibido en el mercado como único. Los métodos para la diferenciación pueden tomar muchas formas: diseño de imagen o marca; en tecnología, características muy particulares, en servicio al cliente, cadena de distribución o en otras dimensiones.
Debe subrayarse que la estrategia de diferenciación no permite que la empresa ignore los costos, sino más bien estos no son el objetivo estratégico primordial.
La diferenciación, es una estrategia viable para devengar rendimientos mayores al promedio, ya que crea una posición defendible para enfrentarse a las cinco fuerzas competitivas, aunque en una forma distinta al liderazgo en costos. La diferenciación proporciona un aislamiento contra la rivalidad competitiva. También aumenta utilidades, lo que evita la necesidad de una posición de costo bajo.
La diferenciación produce márgenes mas elevados para tratar con el poder del proveedor y claramente mitiga el poder del comprador, ya que los compradores carecen de alternativas comparables y por lo tanto son menos sensibles al precio.

  1. Enfoque o alta segmentación:

Consiste en enfocarse sobre un grupo de compradores en particular, en un segmento de la línea del producto o en un mercado geográfico; igual que la diferenciación, el enfoque puede tomar varias formas.
Está construida para servir muy bien a un objetivo en particular y cada política funcional está formulada teniendo esto en mente.
Aun cuando la estrategia de enfoque no logra el bajo costo o la diferenciación, desde la perspectiva del mercado en su totalidad, alcanza una o ambas de estas posiciones frente al objetivo de su mercado limitado.

 

 

INFOGRAFIA

http://mayeuticaeducativa.idoneos.com/index.php/353811

http://www.gestion21.com/art0012.htm 

http://www.larouchepub.com/spanish/lhl_articles/2002/brzezinski_2da.html

http://www.alia2.net/article4214.html

http://www.cesim.cl/p3_otras_publicaciones/site/pags/20020610163515.html

 

 

 

 

(Principal)