
Licenciatura de Información y
Documentación
Materia: Deontología
Silvana Di Silvestre
Trabajo 2

Éticos y morales de la familia
Introduccion:
La falta de conocimiento de los VALORES DE VIDA, ha hecho que el hombre se encuentre solamente en un estudio superficial de las cosas materiales externas y desperdicia lo más valioso que esta en la parte interna de la vida, es decir, nuestros VALORES DE VIDA, porque esto los tenemos desde que tenemos vida. Si no cultivamos los VALORES en nuestra vida, como consecuencia de esto, nos pasamos complaciendo nuestros sentidos, manipulando las cosas materiales y entreteniéndonos con razonamientos mentales que pueden ser monótonos, relativos, superficiales e inconsistentes. Por esta razón, no debemos dejar de lado lo más importante que es preocuparnos por nuestra alma, que es fuente de la MORAL Y ETICA.
La mala calidad general de la vida y la creciente violencia en todos los niveles derivan, en gran parte, de una amplia crisis de valores que afecta a los fundamentos de la ética. Los mapas al uso ya no sirven y la brújula ya no encuentra su Norte.
Vivir es experimentar valores eticos y morales, vivimos en un mundo pleno de esos valores. Y, por supuesto, uno de los ámbitos fundamentales donde los valores eticos y morales tienen su asiento es la familia. Cada día se hace más evidente que los valores hunden sus raíces en el suelo del hogar. Las demás instituciones educativas – escuelas, iglesias, etc .- sólo ayudan a consolidarlos y definirlos. De allí la importancia de reflexionar sobre la dimensión ética y moral de la familia, tema fundamental, desde cualquier perspectiva, para el futuro de la humanidad y la transformación social deseada.
El presente trabajo dara respuestas a las siguientes interrogantes:
La familia como valor
La familia como factor instituyente de valores eticos y morales
La familia como mediadora de influencias eticas y morales
Objetivo
Conocer el papel fundamental de la familia, y su capacidad formadora de valores eticos y morales
Desarrollo teórico
Los valores constituyen un complejo y multifacético fenómeno que guarda relación con todas las esferas de la vida humana. Están vinculados, determinantemente, con el mundo social, con la historia, con la subjetividad de las personas, con las instituciones. Por eso preocupa más el que hoy continuamente se esté hablando de una crisis de valores, asociándola casi siempre a una crisis de la familia.
Los cambios en la familia se insertan dentro de determinados cambios globales de la sociedad. Estamos viviendo en un mundo muy dinámico, matizado por el tránsito hacia la Post-modernidad. Y esta transición representa un cambio en la interpretación de los valores. Muchos de los valores vinculados a la Modernidad comienzan a entrar en crisis. Ya no existe la misma confianza en la razón, en el progreso, en la ciencia, en la técnica. Se instaura cierta psicología de desesperanza; pierden fuerza las utopías, los sueños en un cambio progresivo, en la posibilidad de alcanzar una sociedad más justa. Estos fenómenos globales, de una u otra forma, llegan a la psicología de la familia, poniendo en entredicho algunos de sus valores eticos y morales tradicionales.
Si la sociedad está dictando un modo de vivir y un modo de hacer no basado en la solidaridad, no dirigido a la construcción de un futuro social, sino enfilado hacia la búsqueda de salidas individualistas, eso, traducido al mundo de valores subjetivos, significa que cada cual debe atender a lo propio, a lo personal, a lo egoísta y no a lo social, ni a lo colectivamente constructivo. Este tipo de psicología tiende a repercutir en las relaciones intra-familiares.
La familia está inserta en un mundo social y a pesar de que es más estable en comparación con otros ámbitos de la sociedad, es también dinámica y sus cambios en alguna medida reflejan y reproducen las variaciones que tienen lugar a un nivel social general.
Se genera así una agudización de las contradicciones intra-familiares. No debemos olvidar que la familia es la sede fundamental de las contradicciones entre generaciones (padre-hijo) y géneros (hombre-mujer). Como sectores sociales diferentes, cada uno de ellos tiene su propia interpretación de los procesos de cambio que ocurren. Como resultado, se produce en el seno familiar la confrontación entre diferentes sistemas subjetivos de valores eticos y morales.
La familia como valor :
- La familia posee una significación positiva para la sociedad y en tal sentido es ella misma un valor.
- Como forma primaria de organización, es el primer grupo de referencia para cualquier ser humano. Y lo ha sido siempre: hubo familia antes de existir clases sociales, antes de que aparecieran las naciones, antes de que se concibiera siquiera cualquier otro tipo de vínculo humano. Está inserta en los más disímiles ámbitos de cualquier sociedad, como el más inmediato y primario medio de socialización del ser humano. Eso le otorga un valor especial dentro del sistema de relaciones sociales.
- Las primeras orientaciones de valor de etica y moral que recibe el niño son las vinculadas a su propia sobrevivencia, a lo que es imprescindible para garantizarla, a lo que puede constituir un peligro que la amenace. Las primeras nociones sobre lo que se puede y no se puede o lo que se debe y no se debe tienen el propósito fundamental de garantizar la supervivencia de ese pequeño y frágil ser humano.
- Debido a la fuerte presencia que tiene la familia en la educación más temprana del niño, su papel es extraordinariamente importante en la configuración del mundo de valores de esa conciencia en formación. La función que en tal sentido juega la familia es en realidad insustituible. De ahí la importancia de que esa educación primera sea lo más adecuada posible. Siempre presentará muchas más dificultades reeducar que educar. Sin embargo, en muchas ocasiones los padres no tienen plena conciencia de la gran responsabilidad que recae sobre ellos en lo atinente a la educación valorativa de sus hijos o, simplemente, no están lo suficientemente preparados para asumirla. No pocas veces muestran más preocupación por los aspectos formales de la educación que por el contenido de la misma.
- Por supuesto, aunque los valores eticos y morales adquiridos en el seno familiar son los de mayor arraigo, eso no significa que necesariamente marquen con un sello fatalista y predeterminado toda la evolución de la personalidad en lo que a los valores se refiere. En el transcurso de su vida, el individuo se inserta en otros grupos humanos y de todos ellos recibe determinados influjos valorativos. La propia realidad social cambiante también condiciona variaciones en su mundo subjetivo de valores.
- Pero, lo que es más importante, el propio individuo no está sometido a dictados valorativos eticos y morales externos, sino que es capaz de asumir actitudes personales, propias, creativas, diferenciadas. No es casual entonces que en determinado momento del desarrollo de la personalidad el individuo comience a cuestionarse los valores eticos y morales arraigados desde el seno familiar. El resultado de este cuestionamiento puede ser la asunción de esos mismos valores, ya ahora plenamente concientizados, racionalizados y lógicamente entendidos, o puede ser la renuncia parcial o total a aquellos.
La familia como factor instituyente de valores eticos y morales
- La familia, como forma de organización humana relativamente autónoma y variada, es capaz de conformar ciertas normas que regulan el comportamiento de sus miembros y que se basan en valores que, por una u otra vía, se convierten en dominantes en su radio de acción. La institucionalización de valores eticos y morales es un proceso que se da no sólo al nivel global de la sociedad, sino también al nivel de grupos, como puede ser una escuela o una universidad, e incluso en una comunidad humana tan pequeña como la familia. La familia convierte en normas, ciertos valores eticos y morales que son los que operan a su nivel, regulan las relaciones intra-familiares y proyectan una determinada actitud hacia el mundo extra-familiar.
- La acción instituyente de valores eticos y morales, se produce sobre todo a través de una relación afectiva y no tanto por medio de una argumentación racional; por eso, es muchas veces más dependiente de su práctica cotidiana que de su discurso retórico. En la familia funcionan normas que no están escritas y ni siquiera dichas, pero que todos sus miembros conocen porque se han convertido en costumbres.
La familia presenta un marco de intimidad tal que favorece las actitudes más abiertas y francas de sus miembros. Es el medio más favorable para que el individuo se exprese tal como es, con menos inhibiciones, menos sujeto a normas exteriores que tal vez en otros contextos cumple, pero que no ha interiorizado y hecho suyas, aunque las comprenda y promueva como valores necesarios. En este sentido resulta más importante el ejemplo, la cotidianeidad, con todos los valores eticos y morales inmersos dentro de la conducta misma, que la retórica discursiva acerca de lo que se debe ser o no ser. Poco útil resultaría el gran "sermón axiológico" que un padre dirija a sus hijos, si al rato hace totalmente lo contrario y realiza una práctica que no es entendible desde el punto de vista de la lógica valorativa que estuvo tratando de explicar.
La familia como mediadora de influencias eticas y morales
- Los valores eticos y morales que la familia instituye tienen diferentes fuentes. Muchos de ellos no son originarios del propio seno familiar, sino procedentes de otros ámbitos. Debido precisamente a la alta presencia que tiene la familia en la formación de los sistemas subjetivos de valores en las primeras etapas de la formación de la personalidad, se constituye en uno de los mediadores fundamentales de todas las influencias valorativas. En este sentido, la familia actúa como especie de intermediario en relación con los factores de naturaleza valorativa que trasladan su influjo hasta cada uno de sus miembros desde la vida, la comunidad, otras instancias educativas, los medios masivos de comunicación, la iglesia, el discurso político, las leyes, los preceptos morales vigentes en la sociedad y también, a través de las tradiciones, desde las generaciones precedentes.
- Por eso puede afirmarse que la familia es una especie de termómetro social que reproduce y refleja en qué situación se encuentra la sociedad, por dónde anda, en qué etapa se encuentra.
- Pero la crisis de valores eticos y morales es en realidad un fenómeno universal, expresado hoy especialmente en el postmodernismo el cual, al intentar captar el espíritu predominante de la época, adopta una actitud nihilista y de cuestionamiento absoluto hacia todos los valores eticos y morales tradicionales, incluidos los asociados a determinados preceptos religiosos. Paralelamente se produce una crisis paradigmática sobre cuál debe ser el modelo de ser humano y el modelo de sociedad a que se aspira, lo que a su vez hace difícil elaborar un proyecto de vida axiológicamente valioso y encontrar una finalidad al accionar humano que esté más allá del inmediatismo mercantil. Al inculcarse cierta desesperanza y pérdida de fe sobre la posibilidad de una sociedad mejor y más justa, se debilita la posibilidad de que el individuo inserte un proyecto individual de vida dentro de cambios sociales axiológicamente positivos. Esta situación estimula el egoísmo, la búsqueda de salidas estrictamente individuales y la disposición a encontrarlas a cualquier precio.
- Es éste un problema universal, aunque en cada lugar tiene sus expresiones concretas en dependencia de las características específicas. Esta situación se acompaña de un proceso de estandarización y banalización de la cultura, que tiende cada vez más a transnacionalizarse, lo cual no significa que se enriquezca con los aportes culturales de todos los pueblos sino que se produce preponderantemente en determinados centros mundiales de poder y se irradia por todo el planeta mostrando una imagen simplificada de supuestos valores universales e incitando hacia un modo de vida que, además de superfluo, no está al alcance real de la mayor parte de la humanidad.
- Esta coyuntura social que atravesamos a escala global necesariamente se refleja en la familia y ha estado muy asociada a la divinización del mercado, como "vara mágica" que debe venir a resolver todos y cada uno de los problemas humanos. Cuando el mercado se instaura socialmente como valor supremo, el individuo comienza a ser portador de una ética del tener y no de una ética del ser . El ser humano importa más por lo que tiene que por lo que es. Esta cultura, asociada al consumo, a la competencia, al promocionismo de los más diversos artículos, a la comercialización al infinito de todo, está constantemente dictando al individuo un mismo mensaje: ten, ten, ten todavía más . No es una cultura que promueva un determinado tipo de ser , axiológicamente valioso, sino que constantemente diluye el ser mismo en el tener .
Conclusión
- Precisamente por este lugar tan significativo que ocupa la familia en la formación de valores en las nuevas generaciones, resulta de vital importancia potenciarla como grupo humano. La familia representa un marco insustituible para fortalecer lo moral y los más altos valores éticos, religiosos y humanistas en el mundo de hoy.
- No ha de tomarse a la familia como chivo expiatorio de todos los problemas que existen en la sociedad y que necesitan un enfrentamiento particular. No debe olvidarse que la familia no existe en abstracto, sino en un contexto social determinado que favorece u obstaculiza la labor formativa de la propia familia. La incidencia de la familia sobre los niños y jóvenes tiene sus límites y estos últimos no deben ser olvidados.
- Pero, al mismo tiempo, la familia puede ser un importante antídoto a la cultura de la racionalidad instrumental, donde todo -incluso los otros seres humanos- es asumido con mentalidad de cálculo, a través de la relación costo-beneficio, como medio o instrumento para fines mercantilistas o lucrativos. Por las relaciones esencialmente afectivas y humanitarias que le son consustanciales y naturales, la familia puede convertirse en el germen, el embrión, de relaciones comunitarias cada vez más amplias, donde al ser humano se le asuma no como medio, sino como fin y valor más alto.
- De lo que se trata, entonces, es, no de mercantilizar las relaciones familiares, sino de familiarizar las relaciones sociales, de extender los vínculos de afecto, naturales a toda familia, hacia la sociedad, como prototipo o deber ser de cualquier relación humana. Para lograr el tan anhelado -y hoy más necesario que nunca- mundo nuevo, centrado en lo humano mismo, habrá que trabajar entonces -aunque no sea por supuesto lo único que haya que hacer- sobre el perfeccionamiento de la familia y la recuperación de sus tareas fundamentales: taller de vida y escuela de valores eticos y morales
Infografia:
http://www.claudiogutierrez.com/Introduccion_a_la_etica.html
http://html.rincondelvago.com/etica-y-moral-en-la-empresa.html
http://www.mercaba.org/FICHAS/Familia/la_nueva_frontera_etica_de_la_fa.htm
http://www.oocities.org/Athens/Acropolis/5132/etica98.html
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=016
http://www.mercaba.org/Delgado/Edu-Fam/etica_matrimonio_familia1.htm
http://www.monografias.com/trabajos16/moral-constitucion-peru/moral-constitucion-peru.shtml
http://www.oei.org.co/oeivirt/rie08a05.htm
http://www.es-asi.com.ar/EticaMoral
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