Es
en este punto que comienza a aumentar el número de operarios, que
llega a quince. Las mejoras en la producción con la aplicación de
nuevas inversiones y el mejoramiento de la tecnología, rindieron
a corto y largo plazo el merecido fruto.
Dn.
Antonino no solo enseñó a sus hijos las obligaciones del trabajo,
sino a manejar ese trabajo con eficiencia e inteligencia. La premisa
era la honestidad con los clientes y proveedores, simple receta
aplicada desde sus comienzos.
Hacia
fines de la década del cuarenta y principios de la siguiente, la
fábrica progresa a ritmo constante. Siempre teniendo como base la
elaboración de ricotta y muzzarella, van incorporándose nuevos métodos
y técnicas que exige la época a toda empresa que, como La Serenísima,
se va abriendo paso hacia un futuro seguro y promisorio.
Comienza
de esta manera el control de la leche para mejorar su calidad, otra
constante de esta empresa. Se realizan los primeros análisis para
comprobar el tenor graso y acidez, a la vez que se va mejorando
la entrega del producto por los tamberos. Como dato ilustrativo,
cabe mencionar que ya por el año 1952, La Serenísima proveía el
60% de la demanda de muzzarella de aquel entonces, alcanzando un
promedio entre 15000 y 16000 kilos semanales de venta., motivada
por el auge de la instalación de pizzerías en la Capital Federal.
En
esa época, La Tarantella, fábrica instalada en la localidad de Tristán
Suárez, propiedad de Salvador de Maio -otro connacional de don Antonino
también de Piano di Sorrento- abastecía el 60% de la demanda de
ricotta.
LA
MUERTE DE UN PADRE
Ya La Serenísima se aprestaba a convertirse en una empresa de dimensiones
cuando falleció el 11 de enero de 1952 en General Rodríguez su fundador,
don Antonio Mastellone, aquel entusiasta joven que había dedicado
treinta años al país y un cuarto de siglo a esta tierra de su vida
y trabajo.
Si
existió un consuelo a su temprana desaparición fue la convicción
de dejar continuada su obra en su familia y la seguridad y tranquilidad
de que sus enseñanzas y ejemplos continuarían en los espíritus de
sus descendientes.
Un
profundo dolor conmovió entonces al entorno familiar, sin embargo,
doña Teresa, ayudada tanto en el trabajo como en la aflicción por
la fuerza y cariño de la familia se convirtió en el pilar de referencia
de ésta; sus hermanas, en especial doña María y su cuñado De Blasio
fueron factores determinantes moral y económicamente para continuar
con la obra emprendida. Fue de esta manera que la dirección recayó
por decisión de ella en el hijo primogénito, Pascual, cargo asumido
apenas fallecido su padre, siendo acompañado de sus hermanos.
A
sus hijas, doña Teresa prefirió preservarlas del duro y sacrificado
trabajo de la fábrica y con la decisión de mantener la sociedad
familiar con sus cuatro hijos varones, doña Teresa aseguraba así
la vigencia de los principio rectores que junto a su esposo fijaron
para la empresa desde sus comienzos. |
LA
TRANSFORMACION
Hasta
1959, las principales fuentes de trabajo en General Rodríguez eran
el Hospital Vicente López y Planes y el Sanatorio Sommer, prácticamente
no existían industrias y el comercio en gran medida estaba dirigido
al campo. tampoco había bancos y escuelas secundarias, muchos vecinos
debían viajar hasta Buenos Aires en busca de trabajo o estudio.
El crecimiento poblacional y económico-comercial de General Rodríguez
era por entonces vegetativo. Coincidiendo con la determinación de
volcarse a la pasteurización de la leche fluída para adecuarse a
la reglamentación de consumo, decretada en 1958 por el ingeniero
Florit, intendente municipal de Buenos Aires; comienza el decaimiento
de la Cooperativa de tamberos local bajo la dirección de don Juan
Aphecarena uno de sus principales artífices, como así también la
caída progresiva y permanente en la producción industrial de la
fábrica de ricotta y mozzarella "La Massera" hasta su cierre definitivo.
Entre
1958 y 1962 General Rodríguez cuenta con uno de sus gobiernos constitucionales
más progresistas de su historia, con las asunciones de Donato De
Laurenti como intendente municipal y de Manuel Somoza como senador
Provincial. Durante ese período General Rodríguez fue declarada
ciudad, se habilitó el Banco Provincia y se amplio la actividad
del Banco del Oeste; se licitaron los desagues de la Av. Bernardo
de Irigoyen y se amplió el edificio municipal, ambas obras finalizadas
durante la gestión del Dr. Vicente Colobraro; se terminó con el
matadero municipal, obra iniciada por Camilo Nogueira como así también
el fin de las obras en el colegio Martín Rodríguez y de la Biblioteca
Bartolomé Mitre, se realizaron obras de pavimentación y se comenzó
la construcción de varios edificios escolares.
El
crecimiento de La Serenísima, fue, desde principios de la década
del '60 constante demandando cada vez mayor mano de obra; esto coadyuvó
a toda una reactivación económica en el Partido, el flujo masivo
de viajeros y empleados vinculados a la empresa, la multiplicación
del parque automotor (autos y camiones); nuevas construcciones,
radicación de nuevos habitantes y profesionales generaron un dinamismo
nunca visto, de esta manera, se habilitaron dos clínicas, surgieron
supermercados, talleres, comercios y fábricas en mayor o menor medida
vinculadas a la fábrica. Esta etapa de expansión quedó reflejada
en la etapa que va desde 1960 hasta 1982 donde se registró un crecimiento
que rozaba el 20% anual acumulativo. La Serenísima, como dijimos,
se convirtió en el eje central de esta ciudad en torno del cual
giró gran parte de su actividad económica.
LA
INCERTIDUMBRE
En
su edición del 10 de agosto de 1990, Acción, el periódico de General
Rodríguez, informaba a sus lectores la realización de la convocatoria
efectuada por la empresa en estos términos «El jueves 9 y el
viernes 10 de esta semana se define el resultado final de la Convocatoria
de Acreedores promovida por Mastellone Hnos. el día 20 de junio
de 1989, fundamental decisión empresaria, determinada a preservar
la continuidad de la fuente laboral, seriamente comprometida en
el aspecto financiero debido a la hiperinflación que asolaba al
país en aquellos momentos y que estaba provocando un desfasaje económico
que de no tomar ese recaudo llevaba a la firma a la quiebra»
se aguardaban en el gimnasio de Obras Sanitarias a más de 4600 acreedores
convocados.
Su presidente cumplía el 7 de agosto 60 años de vida. En tanto,
todo un pueblo aguardaba expectante; finalmente en su edición del
17 de agosto Acción informaba el acuerdo logrado en estos términos
«Inédito acuerdo con sus acreedores; por primera vez desde que
las obligaciones negociables salieron a plaza, una emisión de ellas
se destina a cancelar un concurso de acreedores. En el presente
caso, la cifra asciende a un total aproximado a los 45 millones
de dólares. 2736 acreedores presentes en la asamblea aprobaron el
acuerdo propuesto por la empresa.
El
98% de los presentes y el 89% del pasivo prestaron su acuerdo. Convocados
por el juez nacional a cargo del concurso, Carlos Alberto Villar,
quien presidió la reunión, concurrieron 2736 acreedores representando
casi la totalidad del capital adeudado, en una de las mayores asambleas
de este tipo en los últimos años en el país. Representado por los
abogados del estudio Bunge, Juan C. MacDonell, Gabriel Jacobo, Daniel
Smith Sánchez y Eduardo Luchia Puig, el presidente de La Serenísima,
Pascual Mastellone, formuló a los presentes una propuesta de pago
del monto adeudado (unos 45 millones de dólares para los acreedores
quirografários) que fue discutida y sometida a votación. Otros 15
millones de la misma moneda serán negociados con los acreedores
privilegiados en otra instancia.
Unos
2697 acreedores, con una participación del 89,82% sobre el pasivo
negociado, aceptaron la propuesta, con lo que, y luego del visto
bueno del síndico, que consideró cancelada la totalidad de la deuda
quirografaria con la entrega de las obligaciones, quedó firme».
LA
ENERGIA
Superada
esta crítica etapa, La Serenísima, a pesar de la frecuentemente
errática política económica argentina se aprestaría
no solo a confirmar su liderazgo y sólidez empresaria, sino
a apostar a un vigoroso crecimiento más allá de las
fronteras del país. Nuevas sociedades, nuevos productos e
innovaciones tecnológicas, confluirían para dar comienzo
de un período de excepcional expansión.
|