EL
PRESIDENTE DE FEDERACION AGRARIA ASEGURO QUE LA COMISION DE ENLACE
COMPARTE SU POSTURA
“El
conflicto todavía no terminó”
Eduardo Buzzi reconoció que los productores más chicos
se perjudicaron con la derogación de la resolución
125 que él festejó. Afirma que la solución
es bajarles aún más las retenciones a los que facturan
hasta tres millones de pesos.
Por Fernando Krakowiak
Eduardo
Buzzi fue uno de los líderes de la protesta agraria y el
que en los últimos días remarcó con más
énfasis que el conflicto no terminó, pese a haber
celebrado el rechazo del Senado al proyecto oficial como si se hubiera
ganado un Mundial de Fútbol. En diálogo con PáginaI12,
el presidente de Federación Agraria reconoció que
la derogación de la Resolución 125 perjudicó
a los productores más chicos, pero afirma que fue un paso
necesario porque lo que se requiere es bajarles las retenciones
no sólo a los pequeños chacareros sino a los que facturan
hasta tres millones de pesos por año. Además, aseguró
que “es un disparate desalentar la producción sojera”
y que los cortes de ruta fueron “el instrumento que teníamos
a mano para protestar”.
–Los
chacareros que producen hasta 300 toneladas van a pagar más
retenciones ahora que las que hubiesen tenido que afrontar si el
Senado aprobaba la Resolución 125, ¿por qué
festejaron su derogación?
–Ese
sería un buen cuestionamiento si creyéramos que el
único segmento que hay que atender es el que produce hasta
300 toneladas. Es cierto que son los más chicos y los más
vulnerables, pero hay una gran confusión respecto de lo que
se entiende por pequeña y mediana burguesía agraria.
La Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa considera
que una pyme es aquella que factura hasta tres millones de pesos
por año y un productor de 300 toneladas factura 300 mil pesos.
Por eso dije que el proyecto oficial se quedaba a mitad de camino.
Se podría haber ido más allá porque hay recursos
para hacerlo. Cuando se elaboró el presupuesto nacional se
habían previsto alícuotas inferiores al 35 por ciento
y cotizaciones internacionales más bajas. Además hay
serias anormalidades en el comercio exterior que favorecen a las
multinacionales y le restan recursos al productor. Yo no me hago
cargo de la acusación que dice que los pequeños productores
están peor porque Federación Agraria jugó con
los grandes.
–Puede
ser que los recursos estén disponibles, ¿pero por
qué el Estado debería subsidiar a empresarios que
producen hasta 3000 toneladas en un país con tanta pobreza?
–Si
nos comparás con la gente que tiene hambre seguro que no,
pero hay que mirar la cuestión global. El sistema de retenciones
va a permitir recaudar 14.000 millones de dólares, cuando
el año pasado estuvo en 6700 millones. Si invirtieran 2000
millones de dólares para tener una política diferenciada
para los pequeños y medianos productores de todos modos quedarían
12.000 millones de dólares.
–¿Pero
por qué los productores que facturan hasta tres millones
de pesos tienen que ser beneficiados con esos 2000 millones de dólares?
–Yo
también podría cuestionar los subsidios al servicio
de transporte de pasajeros. El tema de cómo se usan los recursos
es un debate interminable. Nosotros creemos que el país debe
definir a la pequeña y mediana burguesía agraria como
un actor central porque invierte y genera empleo.
–Desde
ese punto de vista cualquier gran empresa podría justificar
un pedido de mayores beneficios diciendo que si ganan más
va a derramar más.
–No
estamos planteando la teoría del derrame sino una definición
estratégica de país. La agricultura argentina avanza
hacia un escenario donde 3000 grandes empresas van a terminar produciendo
100 millones de toneladas. Nosotros decimos que hacen falta 150
mil productores haciendo esas 100 millones de toneladas. Eso tiene
más territorialidad y va a generar más empleo. Además,
creemos que al mismo tiempo se puede otorgar un beneficio universal
de 100 pesos a los menores de 18 años para atenuar la pobreza.
–Defienden
al productor, pero fundamentalmente al productor sojero.
–No
es así. En reiteradas oportunidades dijimos que hay que crear
condiciones para que el productor reemplace la soja por actividades
con más valor agregado, pero mientras tanto hay que defender
la actividad principal.
–La
defensa de la diversidad es sólo discursiva, porque la renta
extraordinaria de la soja que defienden es el mayor obstáculo
para el desarrollo de otras producciones.
–Es
cierto que otras producciones como la leche, la carne y el cerdo,
deben generar la misma rentabilidad de la soja para no ser desplazadas,
pero también es cierto que en política lechera, por
ejemplo, se han cometido todos los errores posibles. Lo más
lógico sería que la industria, los productores y el
Estado aporten los fondos para subsidiar sólo seis productos
esenciales de la canasta láctea. Eso equivale al 30 por ciento
de la leche que se produce en el país.
–Propone
elevar aún más la rentabilidad de otras producciones
en lugar de bajar las ganancias de la soja, pero de ese modo el
Estado termina otorgando beneficios adicionales a sectores que no
los necesitan.
–No
te ofendas, pero ese criterio es el de Guillermo Moreno.
–Pero
el criterio que usted contrapone evidencia que el productor sojero
no quiere abandonar su actividad.
–Si
le otorgan la posibilidad de pasarse a una actividad con mayor rentabilidad
se va a pasar porque no es idiota, pero para lograr eso no es necesario
dinamitar la soja. Lo curioso es que se opta por los facilismos.
Es un disparate desalentar la producción sojera cuando su
colocación en los mercados mundiales no tiene límites.
El punto es cómo hacemos una política lechera con
instrumentos virtuosos y con subsidios direccionados para sostener
los precios de seis productos de la canasta básica y no 16,
como le propuso Moreno a la Presidenta, lo cual significa subsidiar
el 55 por ciento de la producción a La Serenísima
y a SanCor.
Se
pueden subsidiar seis rubros de estricto consumo popular como leche,
quesos, yogur, manteca y leche en polvo. Después si alguien
quiere comprar un queso raro tendrá que pagarlo a un valor
distinto.
–Para
usted el conflicto sigue, pero varios dirigentes del campo dijeron
luego de la derogación de la 125 que llegó la hora
de ponerse a producir, dando a entender que el conflicto terminó.
–El
conflicto no terminó. Yo hablé con Mario Llambías
esta tarde (por ayer) y estuvimos de acuerdo en que la segmentación
de las retenciones es una prioridad. Además queda pendiente
la solución de los lecheros y ganaderos. Para ellos el conflicto
tampoco terminó. No me extraña que el Gobierno quiera
meter el tema agropecuario en el freezer, pero la mesa de enlace
se debe hacer cargo, y se va a hacer cargo, de la diversidad de
problemas del sector agropecuario. De eso no tengas ninguna duda.
Decir lo contrario significaría que los sojeros hemos usado
vilmente a los productores lecheros o ganaderos que aún no
han tenido respuesta.
–¿Usted
reivindica el nivel de virulencia que supuso cortar las rutas durante
100 días para conseguir la derogación de la 125?
–Esa
virulencia no fue sólo por una resolución, fue por
un conjunto de problemas no resueltos y por los niveles de agresión
y de descalificación que sufrimos los productores de parte
del Gobierno.
–El
gobierno de Menem también agredió a numerosos sectores
productivos y ninguno llegó al extremo al que llegaron ustedes.
–Andá
a mirar los archivos. Salvo en 1995, cuando el 50 por ciento le
dio el respaldo a Menem y por dos años metimos violín
en bolsa porque la sociedad lo había votado, en el resto
de la década hubo conflictividad agropecuaria y cortes de
ruta. A lo mejor no en los niveles actuales, pero nosotros hicimos
muchas protestas.
–Hubo
cortes de ustedes y de otros sectores, pero ninguno llegó
al extremo de poner en riesgo el abastecimiento de las ciudades.
–Las
condiciones de aquel tiempo fueron de menos virulencia, pero igualmente
firmes. Federación Agraria tiene la conciencia muy tranquila
por haber confrontado con la etapa menemista.
–Pero
la metodología que utilizaron ahora es muy cuestionable.
–Fue
el instrumento que tuvimos a mano, pero eso no quiere decir que
vayamos a hacer lo mismo de aquí en adelante. Fue algo que
llegó a desbordarnos a todos. La gente tenía un nivel
de bronca muy importante, cada vez que hablaba un funcionario amontonaba
más gente en la ruta. No justifico la metodología,
pero la entiendo.
www.pagina12.com.ar,
Lunes, 21 de Julio de 2008
El
gobierno distribuyó compensaciones por más de 74 M/$
a industrias lácteas
Los mayores pagos fueron para Mastellone Hnos con 32,9 M/$ y SanCor
con 24,2 M/$. También se asignaron partidas a Williner, Milkaut
y Manfrey. Hasta el momento las usinas recibieron aportes oficiales
por 473,5 M/$ (23% del total de los fondos repartidos por la Oncca).
El
gobierno nacional asignó hoy 74,1 millones de pesos (M/$)
a industrias lácteas. Los mayores pagos fueron para Mastellone
Hnos con 32,9 M/$ y SanCor con 24,2 M/$.
Hasta
la fecha Mastellone Hnos recibió aportes oficiales por un
total de 166,6 M/$ (8,1% del total de los fondos distribuidos al
sector agroindustrial por la Oncca) y SanCor por 129,8 M/$ (6,3%
del total de los fondos).
Además,
hoy la Oncca distribuyó compensaciones a Williner por 6,96
M/$, a Milkaut por 6,69 M/$ y a Manfrey por 3,38
Por
otra parte, 48 productores porcinos recibieron hoy aportes por 2,14
M/$. En este caso, los mayores pagos fueron para General Ganadera
del Centro por $ 355.402 y Eporpam por $ 309.299.
En
tanto, 87 productores trigueros recibieron compensaciones por 1,20
M/$, las cuales fueron tramitadas por Molinos Cañuelas, Molinos
Asunción, Molino San Martín, Ucal Unión de
Coop. Agrícolas Algodoneras Ltda y Molinos Arrecifes.
Hasta
el momento, la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario
distribuyó compensaciones al sector agroalimentario por un
total de 2058,6 M/$, de los cuales 24,8% se asignó a molinos
harineros; 23,0% a usinas lácteas; 19,5% a frigoríficos
avícolas; y 13,7% a industrias aceiteras.
www.infocampo.com.ar, 18-07-2008 |