Inversiones.
Fue el regalo que Fernando de la Rúa les pidió
a los empresarios para el 2001. Fue durante una reunión,
que se extendió por dos horas en la Rosada, con 16 directivos
de empresas de distintos sectores. El Presidente interrumpió
su descanso en Chapadmalal para asistir. Tuvo una razón
de peso.
Después
del blindaje por casi 40.000 millones de dólares acordado
con organismos y bancos internacionales para garantizar la solvencia
de la economía argentina, el Gobierno cree que las inversiones
serán el motor de la reactivación. Y espera las
primeras señales de recuperación para el primer
trimestre de este año. Ese es un plazo importante para
que se cumpla la pauta de crecimiento del 2001. Ayer el ministro
de Economía, José Luis Machinea, lo calculó
en el 4 o 4,5%, a pesar de que en la carta al FMI se calculó
en 2,5%.
Los
hombres de negocios que participaron de la reunión en
la que también estuvo el jefe de Gabinete, Chrystian
Colombo prefirieron no arriesgar pronósticos. Es
que comparten con el oficialismo la idea de que sin inversiones
no habría reactivación y esperan señales
del Gobierno para destrabarlas en los próximos 90 días.
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De
la Rúa con los empresarios. Detrás, Mastellone, Elztain
y Bengolea |
Listado
En
el encuentro estuvieron Jorge Aguado (Grupo Socma), Sergio Einaudi
(Techint), Enrique Pescarmona (IMPSA), Eduardo Elztain (IRSA),
Oscar Vicente (Perez Companc), Arturo Acevedo (Acindar), José
Cartellone (Grupo Cartellone), Abel Ayerza (Banco Galicia),
José Giai (Arcor), Julio César Saguier (La Nación),
Alejandro Roemmers (Laboratorio Roemmers), Alejandro Bengolea
(Loma Negra), Oreste Manrique (SanCor), Javier Madanes Quintanilla
(Aluar), Pascual Mastellone (Mastellone
Hnos.) y Natalio Wende (Aeropuertos 2000). Entre todos
dan empleo a 102.800 personas.
Para
asistir, varios empresarios interrumpieron sus vacaciones y
otros recurrieron a los jets que el Grupo Macri puso a disposición.
El encuentro se organizó en 72 horas, cuando el Presidente
le pidió a Aguado (en un encuentro por el Correo) que
se ocupara de la convocatoria entre los privados. El empresario
lo hizo a toda marcha. Tanto que esa reunión no estaba
pautada en la agenda presidencial y De la Rúa tuvo que
adelantar la hora de su regreso para recibir a sus invitados.
Uno
por uno, los hombres de negocios le explicaron al Presidente
cuáles creen que son las principales trabas para activar
los desembolsos que hoy están frenados. Más allá
de los reclamos particulares, hubo un denominador común
en los pedidos de todos los hombres de negocios: las empresas
están preocupadas por los cambios en las reglas de juego
que implicará la reforma impositiva que quiere poner
en marcha el Gobierno. Si bien estos cambios implicarían
una rebaja en la carga tributaria, según la promesa oficial,
los privados temen que se demore su ejecución.
Además,
a los privados que una parte del blindaje pueda ser utilizado
para impulsar una baja en las tasas de interés que los
bancos les cobran a las empresas.
Incluso,
algunos empresarios le habrían sugerido al Presidente
que podrían acercar sugerencias para que el paquete esté
listo en marzo. Así, suponen que las inversiones se destrabarían
en el segundo trimestre de este año. Ante el asombro
de los privados, desde el Gobierno no se habría comprometido
ninguna fecha concreta para los retoques tributarios.
Fue
entonces cuando, tono diplomático mediante, los privados
aprovecharon la indecisión sobre esa fecha para insistir
con un reclamo que guardan en carpeta desde el último
año: que pase menos tiempo entre los anuncios de nuevas
medidas y la concreción de las mismas.
Con
todo, la reunión tuvo un "saldo positivo",
se encargaron de precisar Vicente y Aguado, frente a las cámaras
al salir del encuentro. Y también para el Gobierno, ya
que esos empresarios apoyaron los últimos decretos (desregulación
de obras sociales, plan de infraestructura) firmados por el
Presidente el viernes.