"Nos
duele en el alma, pero no nos quedaba otro camino" confesó
ayer a Clarín Pascual Mastellone. A juzgar por sus últimos
movimientos y los que tiene en mente, el hombre más poderoso
de la industria lechera está dando un paso al costado.
Justo
cuando otro poderoso, Gregorio Pérez Companc, emergido del
mundo petrolero, avanzó varios casilleros en ese sector. (A
principios de1999 compró La Paulina por 124 millones de pesos).
Mastellone, dueño de La Serenísima que debe hasta el 2008
unos 300 millones de dólares, optó esta vez por venderla en
partes antes de endeudarse de nuevo para ponerse a punto y
enfrentar a la competencia.
Así
se desprenderá de un 30% de la cadena de distribución de La
Serenísima a manos de la francesa Danone y permitirá que un
fondo de inversión crezca hasta el 33% en lo que hasta ahora
era impenetrable: su negocio de leche fluída.
Así
cosechará unos 120 millones de dólares, que se suman a los
que 100 millones que le ingresaron el último viernes por la
venta del 40% de la fábrica de yogures y postres, también
a los franceses. La plata ya tiene destino: terminará a todo
vapor dos plantas y un depósito ultramoderno.
De
paso, actualizarán los centros de distribución de Mar del
Plata, Córdoba y Mendoza. "Salir al mercado de capitales
era una posibilidad pero primero los sorprendió el tequila,
luego la crisis asiática y ahora la brasileña", comentaron
en un banco que los sigue de cerca. Para Danone, que también
es dueña de Bagley y del agua Villa del Sur, la compra de
los postres y yogures es sólo el primer paso.
Su
recorrido sigue con la próxima adquisición del otro 9% de
esa firma hacia mediados de año. Y se completa con la participación
del 30% de la distribuidora de La Serenísima. Por lo
que trascendió desembolsarán unos 60 millones de dólares.
"Es una manera de asegurarnos que nuestros productos lleguen.
Hasta ahora teníamos un acuerdo de distribución por 5 años
que vencía dentro de dos y que logramos extender por otros
dos años. Pero preferimos ser socios de La Serenísima en un
tema clave como la distribución de los productos", señalaron.
El
punto culminante de la estrategia de Mastellone, según revelaron
en un fondo de inversión, es concentrarse en lo que supo hacer
desde el principio, la leche fluída, de menor valor agregado
que los postres y yogures. Y buscará avanzar en quesos para
perforar el liderazgo de su competidora SanCor, con el 20%
de un mercado donde se disputan la tajad miles de pequeñas
firmas.
Eso
explica la construcción por parte de Mastellone de dos plantas
de soberbio tamaño: una en General Rodríguez, la otra en Trenque
Lauquen, que se dedicará sólo a quesos. El proceso de venta
de La Serenísima acaba con la incorporación hasta el
33% en su sector de leche fluída del fondo Dallpoint Investment.
El
fondo nuclea a otros inversores y está dirigido por Carlos
Agote, ex representante del banco estadounidense Manufacturers
Hannover Trust. Dallpoint, que ya tiene un 13% pagará entre
60 y 70 millones por el 20% que le falta. La Serenísima
facturó unos 700 millones en 1998 y espera llegar a los 800
millones este año empujada por los quesos. Sus ganancias son
casi nulas.
Lo
curioso es que estas ventas parciales de la compañía marchan
velozmente en medio de la incertidumbre por la crisis brasileña,
que tiene a la industria láctea argentina prácticamente en
vilo: el 80% de sus exportaciones van a Brasil. A Mastellone,
dueño de Leitesol, en el corazón de San Pablo, lo guía la
prudencia: opta por sentarse a esperar para ver cuánto aumentan
los precios que quedaron descolocados frente a la devaluación
del real que en dos semanas acumula un 33%. Mientras tanto,
acelera desde Brasil embarques a México.
-¿Está poniendo a punto el resto de sus empresas para venderlas
después?, se insistió ante Mastellone. -Por lo
menos hasta dentro de 5 años los hermanos Mastellone conservaremos
el 67% del control de la compañía.
«La
devaluación en Brasil les hizo pasar un mal trago a
las empresas lácteas argentinas, pero en La Serenísima
tienen una buena noticia para matizar la preocupación:
sobre el final del '98 consiguieron bajar el promedio
de la leche cruda a menos de 100.000 bacterias por mililitro,
un nivel de calidad entre los más importantes del mundo
en esta materia. La pureza de esta leche es de diez
veces superior a la media nacional»
Revista
Noticias, 23 de enero de 1999 |